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La guerra de Yugoslavia intensifica las tensiones políticas en España

El gobierno derechista español se ha unido con entusiasmo al presente bombardeo de la OTAN contra Yugoslavia.

España ha enviado hasta ahora a Yugoslavia seis cazas F-18 y ha puesto a disposición de la OTAN un KC-130 Hércules de reabastecimiento en vuelo, manejados por un total de 180 militares. Otro avión C-212 está estacionado en la base de Vicenza en Italia. Otros dos F-18 y un Hércules están estacionados en las based de Torrejón y Zaragoza y han sido puestos a la disposición de la Alianza. España también contribuye la fragata Victoria y el petrolero Marqués de la Ensenada a la flota de la OTAN para el Mediterráneo y la fragata Estremadura a la flota europea. La primera acción militar de los F-18 fue bombardear depósitos de combustible en el aeropuerto de Podgorica (Montenegro) y refugios militares cerca de Belgrado.

Hay ya 1,100 militares españoles en Bosnia-Herzagovina y otros 400 soldados han sido enviados a Albania, acompañados por un buque de guerra anfibio. El servicio militar aún opera en España.

El gobierno español de José María Aznar ha autorizado a EE UU el despliegue de hasta 40 aviones KC-135 en la base de Morón de la Frontera (Sevilla). La autorización se extiende a sobrevuelos, escalas y descansos de tripulaciones en Torrejón (cerca de Madrid) y Rota (Cádiz).

El mes pasado la mayoría de los grupos parlamentarios españoles dieron su total apoyo al gobierno y al Secretario General de la OTAN, Javier Solana, en la decisión de bombardear a Yugoslavia. Esto fue ratificado en el pleno del Congreso el 15 de abril. Los partidos que votaron a favor fueron: el Partido Popular (PP) de Aznar, el Partido Socialista (PSOE), Convergencia I Unió (CiU-regionalista catalán), Coalición Canaria (regionalista canario) y Nueva Izquierda (una excisión del PSOE), así como otros partidos más pequeños. La única excepción fue Izquierda Unida (IU) y Bloque Nacionalista Galego, quienes votaron en contra. Los dos tienen muy pequeño número de diputados.

El gobierno español está dirigido por el partido de derechas, Partido Popular, en coalición con los nacionalista vascos y catalanes. Tomó el poder en 1996 como resultado directo de la política pro-capitalista y contra-obrera llevada a cabo por el gobierno del PSOE, bajo el liderazgo de Felipe Gonzalez, durante los catorce años anteriores.

La postura belicosa del actual gobierno está completamente endosada por el PSOE, pero, ¿cómo podía ser de otro modo? Dos de sus dirigentes principales están involucrados directamente en la preparación y conducta de la guerra, con el total apoyo de su partido.

Javier Solana es el Secretario General de la OTAN y Felipe Gonzalez el mediador especial de la Unión Europea y la OSCE (Organización de Seguridad y Co-operación en Europa) para Yugoslavia. Los dos se unieron al PSOE en 1964. En la primera parte de la década de los 80, cuando estaban en la oposición, tomaron parte en innumerables manifestaciones en contra de que España se hiciera miembro de la OTAN y reclamando el desmantelamiento de las bases americanas en España. Una vez que el PSOE formó gobierno en 1982, abandonaron este principio y cinco años más tarde ratificaron el ingreso de España en la OTAN. Hoy, Solana puede jactarse de ser el hombre que “apretó el botón rojo” en el primer ataque contra un país soberano en los 50 años de existencia de la OTAN

Izquierda Unida es una amalgama de grupos de izquierda, regionalistas y radicales bajo la dirección del Partido Comunista. Es el único partido que está firmemente contra el bombardeo. IU pidió al Ministro de Defensa que ordenara el inmediato regreso de los pilotos españoles, a quienes instó a declararse objetores de conciencia. Su oposición contra la OTAN está basada, sin embargo, en una defensa sin crítica del nacionalismo serbio.

Existen grandes divisiones dentro de Izquierda Unida. Las federaciones de Madrid, Asturias y Valencia han criticado el apoyo del grupo a Milosevic. Julián Fernández, el diputado de Navarra, atacó la posición oficial de la organización, declarando: “Se puede censurar la actuación de la OTAN, pero debemos dejar claro que el responsable de la situación es la acción criminal de Milosovic. Ahora debería intervenir la ONU y dar una salida civilizada.”

Los nacionalistas vascos y catalanes del PNV y CiU también apoyan el ataque a Serbia por sus propias razones. Utilizan la terrible situación de los albanokosovares para fomentar sus propias aspiraciones regionalistas y separatistas. El presidente de la Generalitat (el gobierno autónomo catalán), Jordi Pujol, pronunció un discurso en Semana Santa que él mismo calificó de “sermón, más que discurso político”, en el que puso a Milosovic al par con el dictador español Franco. Pujol comparó el éxodo de Kosovo con el que sufrieron los españoles bajo Franco hace 60 años, durante la guerra civil. Con la mirada fija en los conflictos separatistas que se avecinan en España, Pujol declaró que la tragedia de Kosovo era un “genocidio”. Esto es “porque se pretende destruir a un pueblo por el simple hecho de serlo, por su lengua, por una etnia, un genocidio que va unido a la expulsión y a los asesinatos sistemáticos”. Pujol dijo que Cataluña también había sufrido un intento de genocidio - no étnico pero cultural - durante la dictadura del General Franco.

La ayuda a los albaneses de Kosovo mediante la intervención militar contra posiciones serbias era “inevitable”, según Pujol, porque “se trata del respeto a las personas, a su identidad, a tener su propia nación, a la justicia y a la libertad”. Por añadidura dijo: “Siempre se ha dicho que si los países democráticos hubiesen parado los pies a Hitler cuando se anexionó Austria y Checoslovaquia habrían evitado la II Guerra Mundial.”

Los nacionalistas vascos del PNV estuvieron ausentes del debate en el Congreso pero su apoyo for la guerra y el nacionalismo es bien conocido. En estos momentos están en medio de un altercado legal y constitucional con el gobierno como resultado de su oferta a los miembros del PKK (Partido de los Trabajadores del Kurdistán) para que utilicen el parlamento autónomo vasco como centro de sus reuniones, concentraciones y congresos.

Tensiones regionalistas dominan la política española hoy. La “nación de las autonomías” que fue creada en 1978 para reemplazar la dictadura de Franco se está desmoronando.

Hay 17 regiones autonómicas en España, con poblaciones mixtas de todas partes del país, algunas de las cuales ya empiezan a ser objeto de discriminación. Los distintos dirigentes regionalistas observan atentamente los acontecimientos en el País Vasco y en Cataluña para ver qué ventajas pueden obtener para sí mismos.

El alto el fuego anunciado por ETA (el ala armada de los separatistas vascos) en Julio no ha conducido a una solución pacífica del problema vasco. Los nacionalistas vascos conducen su lucha bajo la bandera de “autodeterminación” y en eso se basa su apoyo por las acciones de la OTAN en Yugoslavia, las cuales se realizan bajo el camuflage de “defender el derecho de Kosovo a la autodeterminación”.