English

Revientan mitos acerca de la política de Estados Unidos con elecciones de California para sacar al gobernador de su cargo

Utilice esta versión para imprimir | Envíe esta conexión por el email | Email el autor

El 13 de agosto, las oficinas del Ministro de Estado de California anunciaron que 135 candidatos habían sido certificados para participar en la lista de candidatos para las elecciones del 5 de octubre; elecciones que decidirán si el gobernador actual del estado, Gray Davis, será retirado de su cargo. El voto también determinará quien ha de reemplazarlo.

Los medios de difusión han reaccionado como de costumbre a la extraordinaria cantidad de candidatos en estas elecciones, en las que han de participar todas las regiones del estado. Se refieren a la cantidad de candidatos como una farsa burlesca. Un titular editorial del periódico Los Angeles Times proclama "Un circo sin soluciones". Otros diarios han contribuido con descripciones similares: "Demencia en la costa oeste", "El circo de California no tiene nada de chiste", "El carnaval de California".

Las cadenas de televisión se han concentrado casi exclusivamente en la fama del candidato Republicano, Arnold Schwarzenegger, al mismo tiempo que enfocan, casi del mismo modo, la presencia en la lista de candidatos de un ex actor de televisión famoso cuando niño, una actriz de películas pornográficas, un comediante, etc. Otros han ferozmente criticado al gobierno del estado por determinar el orden de los nombres en la lista de candidatos de acuerdo a una lotería en orden alfabético. De acuerdo a este plan, los nombres de los políticos Republicanos y Demócratas de mayor renombre estarán inscritos de modo que no tengan ninguna ventaja sobre los candidatos independientes o de otros partidos.

Lo que estos guardianes de la democracia al estilo estadounidense encuentran verdaderamente espantoso es que esta gran cantidad de ciudadanos comunes, que reflejan una amplia gama de diversos puntos de vista políticos, han tomado la responsabilidad de participar en el proceso político. También reconocen que las elecciones para retirar al gobernador han tomado su rumbo propio, lo cual representa un fuerte golpe a ciertos mitos que han contribuido a fortalecer el sistema político de Estados Unidos.

El primer mito es una ficción: que el monopolio político de los partidos Republicano y Demócrata refleja los verdaderos sentimientos políticos del pueblo. El segundo es que el dominio que ejerce la reaccionaria extrema derecha sobre la política se basa en el apoyo popular.

Estas elecciones para "destronar" el gobernador surgió como idea de la derecha Republicana en el estado principal de la nación. Esta facción se valió de una ley, aprobada hace casi cien años, para retirar a gobernadores culpables de malversaciones o fechorías. Pero esta vez la derecha ha manipulado la ley para lograr fines anti democráticos muy hostiles al espíritu de la letra. El objetivo es en realidad muy transparente: revocar los resultados de las elecciones y poner en práctica un programa social reaccionario que no cuenta con el apoyo popular.

El político multimillonario que financió esta campaña para retirar al gobernador, Darrel Issa, diputado ante la asamblea del estado de California, trató de explotar la crisis económica de California para apoderarse de la cámara legislativa para sí mismo o para algún otro representante de esas fuerzas que desean anular todas las restricciones legales y políticas a la acumulación de la riqueza personal y a las ganancias de las empresas.

La campaña para estas elecciones surgió de los conflictos que se han desatado en la clase gobernante. Pero, para molestia de sus organizadores, la maniobra electoral ha abierto las puertas de la participación a sectores de la población mucho más amplios de lo que se había anticipado. Ha permitido que se postulen candidatos que por lo normal serían excluidos del acceso a la lista de candidatos por los absurdos estatutos electorales anti democráticos de California.

En California, las leyes que rigen el proceso electoral exigen que partidos e individuos que desean como candidatos en las elecciones generales del estado presenten firmas de votantes registrados equivalentes al 10% de los votantes que participaron en las últimas elecciones generales. Actualmente, esta cifra llega a 750,000 firmas.

Ninguno de los candidatos de los dos partidos principales podría reunir semejantes requisitos si se basaran en el verdadero apoyo popular del que gozan. Para los candidatos independientes o de otros partidos, que no cuentan con millones de dólares para montar sus campañas electorales, o que no cuentan con fortunas personales que pueden darse el lujo de gastar, estos requisitos tienen una consecuencia: cerrar acceso a la lista de candidatos.

Los requisitos para aparecer en la lista de candidatos de estas elecciones, tal como lo estipula la ley de 1911, están muy lejos de ser nefastas.

A pesar del lloriqueo de la pensa acerca de la proliferación de candidatos— 50 Demócratas, 42 Republicanos, 32 independientes y 11 de varios otros partidos, inclusive los Verdes {Greens], el Partido de Paz y Libertad [Peace and Freedom Party] y los Libertarians [Partido del Libre Albedrío]—California se ha convertido en el único lugar de Estados Unidos donde la alineación electoral comienza a reflejar el pensamiento político de la población en general. La gama de candidatos es una muestra mucho más representante de la población que la que han mostrado todas las elecciones de los Estados Unidos que vienen a la memoria.

¿Cuáles son las normas políticas que este "circo" ha descombabulado? La repugnancia que la población siente hacia el sistema político en existencia se refleja en las encuestas. Estados Unidos cuenta con la mayor abstención electoral en el mundo entero. El control absoluto que los dos partidos principales tienen sobre la vida política del país ha acostumbrado al pueblo de los Estados Unidos a esperar pocas alternativas—o ninguna—en las urnas electorales.

Los Demócratas, igual que los Republicanos, han perfeccionado un sistema de elecciones preliminares [en las que se escogen los candidatos de cada partido que van a postularse para las elecciones finales] y recaudamiento de fondos que garantiza que los candidatos de cada partido reflejen los intereses de sectores pequeños y privilegiados que dominan todas las fases vitales del público de Estados Unidos. La enorme cantidad de dinero que se gasta para campañas en la prensa para desorientar la opinión pública, a la vez que estrangulan todo debate serio, aseguran que a la vasta mayoría del pueblo no se le permita expresar sus verdaderos deseos en el proceso político del país.

Todo esto tiene un objetivo: defender el dominio de las fuerzas de la extrema derecha y mantener la ilusión que éstas gozan de amplio apoyo popular.

Los primeros días de la campaña electoral actual de California ya han hecho añicos a este mito. Una encuesta llevada a cabo por CNN/USA Today, publicado el 11 de agosto, muestra que los dos candidatos que se identifican con ala derecha del Partido Republicano de California—el financiero multimillonario Bill Simon y el senador [de la cámara legislativa del estado] Tom McClintock—sólo cuentan con el respaldo del 4% de los que han declarado que van a votar en las elecciones; es decir, un poco más que los que están a favor de Larry Flint, dueño de la revista Hustler.

Simon, candidato Republicano derrotado por Davis el noviembre pasado, y McClintock son verdaderos representantes de la facción política que no sólo controla el Partido Republicano de California y sus comités en la legislatura del estado, sino que también juega un papel estelar en la formulación de la política del gobierno de Bush. Sin embargo, el apoyo que gozan es insignificante.

Por lo general se admite que el Republicano favorito del momento, Arnold, Schwazenegger, habría tenido poca oportunidad de ser el representante del Partido Republicano si se hubieran celebrado elecciones preliminares para seleccionar un candidato. Aunque el actor multimillonario por lo general respalda la política económica anti obrera del gobierno de Bush, sus opiniones en cuanto a cuestiones como el aborto, el control de las armas de fuego y los derechos de los homosexuales—así también como su declaración pública contra el intento de someter a Clinton a juicio político—lo han convertido en veneno para la base derechista del partido.

¿Cómo se explica, pues, la influencia penetrante que tiene este elemento derechista en la política de Estados Unidos? ¿Cómo se explica lo que en Estados Unidos quiere hacerse pasar por debate político? La respuesta no ha de encontrarse en los sentimientos del pueblo estadounidense, sino en una mezcla de otros factores. Entre los primeros es la inmensa influencia que enormes cantidades de dinero ejercen sobre la política.

El segundo factor es el Partido Demócrata, que ya casi ni se molesta en presentarse cono adversario de los Republicanos. El Partido Demócrata es intrínsecamente incapaz de hacerle resistencia a la derecha Republicana, pues ha repudiado los últimos vestigios del reformismo social y, más evidente aún, se ha adaptado al programa político de los Republicanos. Su trayectoria rumbo a la derecha ha sido determinada, a fin de cuentas, por su servilismo a la misma oligarquía financiera que controla a su partido rival, siervo de los grandes negocios.

El tercer factor es el papel de la prensa estadounidense, enorme maquinaria propagandista que se basa en la mentira, en el envenenamiento ideológico que sistemáticamente excluye la expresión de puntos de vista, hasta aquellos que son vagamente liberales o progresistas. Y si el punto de vista s socialista, ni pensarlo. Esta maquinaria también es controlada por las empresas gigantes.

Y por fin tenemos el factor de los sindicatos oficiales. La AFL-CIO [organización "sombrilla" de muchos sindicatos obreros] y sus ramas afiliadas sistemáticamente han traicionado a la clase obrera y, a través de su alianza con el Partido Demócrata, ha bloqueado todo esfuerzo por establecer un movimiento político independiente de las masas trabajadoras. Esta organización es principalmente responsable por el colapso del movimiento obrero de los Estados Unidos, lo cual, a su vez le ha abierto campo a la extrema derecha para que ésta sega con su programa anti obrero.

El sarcasmo y hostilidad de la prensa hacia el "circo" de California oculta un gran temor: que las tensiones socioeconómicas que yacen bajo la superficie de la sociedad del país—tensiones tan asiduamente ocultadas durante la trayectoria normal de las elecciones estadounidenses—están saliendo a la luz y quebrando el viejo sistema basado en dos partidos, no solamente en California, sino en todo el país.

El Partido Socialista por la Igualdad (PSI)[Socialist Equality Party: SEP] luchará políticamente en California exactamente para que ese sea el resultado. La campaña del PSI rechaza el esfuerzo por sacar al gobernador de su cargo, pues es una maniobra reaccionaria de la extrema derecha del Partido Republicano.

Pero al oponernos a este esfuerzo de la derecha, el PSI no le brinda ningún apoyo ni a Davis ni a los Demócratas. Respalda la candidatura de John Christopher Burton, abogado partidario de los derechos civiles y socialista, quien participa en la lista de candidatos como independiente. El Sr. Burton lucha para presentar y fomentar el programa y la política del Partido Socialista por la Igualdad.

Al hacer campaña para lograr apoyo a la candidatura del Sr. Burton, el PSI luchará para revelar los peligros a que se enfrenta el pueblo trabajador de California y del país; para establecer la situación que engendre un movimiento político de la clase obrera verdaderamente independiente que presente una solución democrática y socialista a la crisis del capitalismo.