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Candidato socialista John Christopher Burton reprocha el ataque de los Republicanos y Demócratas contra el Programa para la Compensación de Trabajadores de California

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John Christopher Burton, abogado por los derechos civiles en el estado de California, acaba de anunciar la siguiente declaración el 13 de septiembre. Burton, postulado como candidato independiente para gobernador en las elecciones que tienen el fin de destituir al gobernador actual, Gray Davis, es partidario del Partido Socialista por la Igualdad, que respalda su candidatura.

Me opongo rotundamente al proyecto de ley que reduce los beneficios del programa para la compensación de trabajadores adoptado por los Demócratas y Republicanos en la cámara legislativa de California. Dicho proyecto fue firmado y adoptado como ley por el gobernador Gray Davis el 12 de septiembre. En realidad, esta nueva ley es una declaración de guerra clasista contra la clase obrera; miles de trabajadores en California ahora sufrirán aún más. Esta ley se ha adoptado porque los grandes negocios han exigido varios cambios: una mano de obra más barata y mayores ganancias para mantener a los ejecutivos principales con sus salarios anuales en los millones de dólares.

La adopción de esta ley una vez más muestra que, a pesar de las diferencias, los Partidos Republicano y Demócrata sirven los intereses de las grandes empresas. Aún cuando la pugna entre ambos por la gubernadoría es amarga, si sus amos empresariales exigen que el peso de la crisis económica caiga sobre los hombros de la clase obrera, los representantes de los dos partidos principales no pierden el menor tiempo en lograr la unidad.

Estas reducciones de los beneficios de los trabajadores—por los cuales la clase gobernante empresarial, los medios de prensa y los candidatos Republicanos han estado chillando—se han convertido en realidad sólo porque Davis y los Demócratas han brindado su apoyo. Desenmascaran de un tiro la hipocresía de Davis, del vicegobernador Cruz Bustamante, y de los candidatos Republicanos Arnold Schwarzenegger y Tom McClintock. Todos quienes sostienen que en realidad defienden los intereses del pueblo de California.

Hacia fines del mes pasado, Costco, mercado minorista, y Boeing—enorme empresa aeroespacial—amenazaron con mudar sus instalaciones fuera del estado a menos que se redujeran las primas del seguro médico que se pagan mediante el programa de compensación para trabajadores. Por eso los políticos de ambos partidos corrían frenéticamente de una sesión legislativa a otra, a las reuniones de los comités y a los encuentros privados con los cabilderos [a favor de las empresas] para empujar la “reforma” antes que la cámara legislativa levantara sesión el viernes por cuatro meses.

Esta adopción del proyecto de ley, tan extraordinariamente rápida, es diferente en lo extremo a la lentitud con que el gobierno actuó durante la crisis energética y presupuestaria y con que los dos partidos se dirigen a los problemas sociales crónicos: el desmoronamiento de las escuelas; la escasez de seguro médico; la vivienda a precios astronómicos; y el transporte público inadecuado. Todos son problemas cotidianos para millones de residentes del estado.

La adopción del proyecto de ley sobre la compensación para trabajadores justifica la advertencia de mi campaña: que los resultados de las elecciones especiales no importan para nada, se quede Davis como gobernador o lo reemplazan Bustamante o Schwarzenegger, pues el peso de la crisis presupuestaria del estado será aún más bestial para la clase obrera.

Entre los adversarios más vociferantes de la ley NO se encuentran ni los Demócratas disidentes, ni los sindicatos; ambos le han brindado su apoyo tácito. Los peores enemigos se encuentran entre aquellos sectores empresariales que opinan que las reducciones son demasiado limitadas y que los beneficios para los trabajadores todavía cuestan muy caro. La reacción de los Demócratas ha sido asegurarles que la medida es solamente “el pago inicial”. Han prometido reducciones adicionales luego que pasen las elecciones para la destitución, que tendrán lugar el 7 de octubre.

La nueva ley impondrá restricciones a decenas de miles de trabajadores, que se accidentan o se enferman durante las labores de sus empleos, para obtener la atención médica y la rehabilitación que necesitan. Y otros tantos miles ya no podrán recibir ningún beneficio. Todos los sectores de la clase obrera de California se verán afectados: los oficinistas que se lesionan debido a pautas de movimiento repetidas; los trabajadores de fábrica forzados a trabajar con maquinaria peligrosa o que son expuestos a la toxicidad de substancias peligrosas; trabajadores agrícolas o de construcción, quienes sufren daños físicos y dolencias debido a que no se cumplen al pie de la letra las leyes que rigen la seguridad en el empleo.

Se espera que la nueva ley le ahorre EE.UU.$5,000 millones al presupuesto anual de EE.UU.$29,000 millones en gastos para la compensación de trabajadores. Estos ahorros se obtendrán a través de una mezcla de reducciones a los reembolsos que reciben los farmacéuticos y las organizaciones que prestan atención médica; de reducciones directas a los beneficios que los trabajadores reciben; y por medio del establecimiento de nuevos criterios para determinar si los trabajadores reúnen los requisitos para recibir dichos beneficios:

* Los honorarios que se le pagan a los médicos y las clínicas de atención ambulatoria serán reducidos a nivel de Medicare [seguro médico federal]. Los facturas farmacéuticas también serán reducidas a nivel de Medi-Cal [seguro médico de California]. Resultado: muchas organizaciones que brindan atención médica, para no hablar de los farmacéuticos, rehusarán sus servicios a los beneficiarios del programa para la compensación de trabajadores, o los forzarán a pagar de sus bolsillos los diferenciales de precio.

* Las consultas de los trabajadores con los quiroprácticos y clínicas para la terapia física—tratamientos que pueden continuar siempre que sean beneficiosos—serán limitadas a 24. Como toda restricción arbitraria, esta “reforma” es especialmente dura para los trabajadores que han sufrido daños físicos graves, quienes a veces necesitan meses y años de terapia para aliviar el dolor y las incapacidades que resultan de los daños físicos que sufren minetras trabajan. Los que han quedado gravemente incapacitados para regresar a sus empleos ya no tendrán ningún acceso a los programas para la rehabilitación vocacional, que serán eliminados y reemplazados por un sistema de comprobantes mucho más restrictivo.

* Los reglamentos pertinentes a la frecuencia con que los trabajadores pueden exigir beneficios y al tipo de tratamiento asequible también serán más estrictos. Los patronos tendrán un año entero, en vez de treinta días, para oponerse a los reclamos de los obreros. Además, los patronos tendrán el derecho a obligar a los trabajadores a obtener una segunda opinión sobre las dolencias pertinentes a la columna vertebral.

Si a los políticos y a la prensa se le pudiera creer, llegaríamos a la conclusión que el sistema de compensación para trabajadores se ha convertido en un nido de trabajadores codiciosos que se aprovechan de un programa cuya generosidad exede la experiencia humana. Pero la verdad es que el sistema actual ni siquiera puede satisfacer las necesidades de muchos obreros que se han lastimado o quedado incapacitados. Según un estudio reciente de las Oficinas del Programa para la Compensación de Trabajadores, 40% de los trabajadores que han sufrido daños físicos nunca han recibido beneficios del programa. Y a la gran mayoría de los que sí llegan a recibir beneficios, se les paga mucho menos de lo que recibe una persona que sufre daños físicos durante horas de ocio debido a una negligencia, digamos, por ejemplo, un accidente automovilístico.

La palabra clave para atacar a los beneficios de la compensación para trabajadores es el “fraude”. No cabe duda: el sistema es un nido de víboras que viven del fraude, pero no por parte de los trabajadores. Las compañías de seguro médico y las clínicas y las empresas farmacéuticas todos inflan los precios, cobran más de lo necesario, niegan reclamos ilegalmente y roban billones de dólares al sistema. Son ellos los que merecen ser sancionados por las leyes, no los trabajadores, que son víctimas de métodos tan faltos de escrúpulos.

Pero hay otra consigna bajo la cual también a estos beneficios se les puede agredir: la necesidad de “salvar los empleos” y evitar que las empresas se muden a otros estados. Esta vieja excusa siempre se usa para justificar nuevas concesiones a los intereses empresariales y nuevos ataques contra la clase trabajadora. ¡Es como si el gobierno le pagara a ladrones para que no allanen las moradas y no se roben los bienes!

La premisa tácita del clamor por “salvar los empleos” es la subordinación total de las necesidades humanas y del bienestar social a las ganancias de las empresas, resultado de lo cual es la disminución perenne de los niveles de vida de las familias trabajadoras. La insinuación es que los trabajadores no tienen intereses propios, ninguna necesidad verdadera, o que de alguna manera sean independientes o contradigan los requisitos de los patronos para incrementar sus ganancias. En otras palabras, ¡”lo que es bueno para el amo es bueno para el esclavo”!

¡No cabe duda que las siguientes medidas crearían un ambiente más propicio para “salvar los empleos” en California: las reducciones de los salarios, la aceleración de la mano de obra; la destrucción de las condiciones de trabajo y de los reglamentos que vigilan la salud y la seguridad durante horas laborales; la abolición de la jornada en ocho horas; la anulación de los reglamentos que rigen el empleo de menores; y la eliminación de las restricciones a las prácticas que arruinan el medio ambiente!

Y si en California se ponen en práctica las reducciones a la compensación de trabajadores para restringir los gastos de los negocios, ¿qué va a parar a otros estados, como Arizona, Nuevo México, Texas o cualquier otro, de seguir la corriente y poner en marcha otra vuelta de reducciones a los beneficios de los trabajadores?

Promover los intereses de los trabajadores como si fueran iguales a los de los grandes negocios significa el desastre para la clase obrera; desastre que los burócratas de los sindicatos promueven debido a su alianza con el Partido Demócrata. El objetivo fundamental de mi campaña es presentarle al pueblo trabajador una estrategia fundamental nueva y diferente: la unificación de la clase obrera sin tomar en cuenta las fronteras estatales y nacinales en una lucha política contra la oligarquía empresarial y ambos partidos que funcionan como voceros para defender y expandir los derechos y las normas de vida de los trabajadores.

Ello significa que hay que rechazar el sistema económico y luchar por un programa socialista dedicado a satisfacer las necesidades de la humanidad y a la realización de la igualdad social, no a la acumulación de las ganancias empresariales, ni a la riqueza personal de un puñado de negocios y de individuos.

Basándome en ello, propongo los siguientes pasos para reformar el programa para la compensación de trabajadores:

* Protección para la salud y la seguridad.

Hacer cumplir rigurosamente los reglamentos y leyes que protegen

a los trabajadores contra los daños físicos y las enfermedades;

Fortalecer todas las disposiciones pertinentes a la salud y la seguridad para reducir los daños físicos que ocurren en los lugares de trabajo y reducir, al menor nivel posible, la exposición de los trabajadores a substancias tóxicas;

Permitir que los trabajadores rehúsen trabajar en situaciones peligrosas;

y entablar demandas civiles y penales (siempre que sea posible) en los tribunales de justicia contra todo patrón culpable de infringir gravemente los reglamentos que protegen la salud y la seguridad

* Eliminar el fraude quitándole las ganancias privadas a los servicios de atención médica. Establecer un sistema, manejado por el gobierno, para ofrecer atención médica y de salud para todos.

Transformar en empresas públicas bajo el control democrático del pueblo trabajador a las grandes compañías de seguros, las grandes empresas a cargo de la atención médica y de la salud y a los grandes monopolios farmaceúticos;

Construir nuevas instalaciones para la rehabilitación y el tratamiento de la salud; capacitar a nuevos trabajadores en el campo de la salud para satisfacer las necesidades de los trabajadores que han sufrido daños físicos o quedado incapacitados;

Pagar a los trabajadores que sufren daños físicos sus salarios completos hasta que puedan regresar a sus empleos.

Llamo a todo el pueblo trabajador de California a que llegue a las conclusiones debidas que este ataque de los dos grandes partidos burgueses—Republicano y Demócrata—han lanzado contra vuestras normas de vida. Voten “NO!” a la propuesta de la destitución del gobernador para estas elecciones venideras. Rechacen la campaña de la extrema derecha para anular los resultados de las elecciones que tuvieron lugar el noviembre del año pasado. Y voten por mí, John Christopher Burton, en estas elecciones para reemplazar al gobernador y así darle un golpe mortal a los dos partidos de los grandes negocios y de tal modo adelantar la lucha por la independencia política de la clase obrera. Lean y estudien la declaración sobre las elecciones que el Partido Socialista por la Igualdad (PSI) ha publicado [en inglés y español], y decidan unirse al PSI para establecerlo como el partido socialista de las masas trabajadoras.