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Candidato socialista John Christopher Burton responde al discurso de Bush sobre Irak: “¡Paro a la masacre en Irak y al saqueo de los Estados Unidos! ¡Por el retiro inmediato de las tropas estadounidenses de Irak!”

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John Christopher Burton, abogado partidario de los derechos civiles en Los Ángeles quien se ha postulado como candidato independiente en las elecciones para la destitución del gobernador del estado, hizo la siguiente declaración el 8 de septiembre. El Partido Socialista por la Igualdad respalda a Burton, militante de la política partido.

Por medio de esta respuesta al discurso del presidente Bush la semana pasada, una vez más llamo al pueblo trabajador de California a que se aproveche de estas elecciones para la destitución para darle un golpe mortal al gobierno de Bush y a su política de guerra, represión y reacción social. Las exigencias de Bush para desperdiciar US$87,000 millones adicionales para la ocupación de Afganistán e Irak deberían erradicar toda duda que la resolución de la crisis en California requiere una lucha contra la guerra en Irak y el acuerdo derechista entre los Republicanos y los Demócratas que la impulsaron.

Esta cifra es más de lo que el gobierno federal ha de gastar en la educación escolar este año y doble de lo que gastará en la construcción y reparo de carreteras y el transporte público. Estos billones son adicionales a los US$79,000 que el Congreso de Estados Unidos aprobara el último abril para llevar a cabo la guerra en Irak. Esta enorme cantidad de dinero—cuyo objetivo es reprimir["liberar"] al pueblo iraquí, robarle ["desarrollar"] sus recursos petrolíferos y obsequiarle contratos en cientos de millones de dólares a los peces gordos socios de Bush y el vicepresidente Cheney ["la reconstrucción de Irak"]—hundirá al gobierno federal aún más en la bancarrota. El déficit del presupuesto llegará a más de medio $trillón.

No hay nada que muestre de manera más enfática que los déficits presupuestarios en California y en docenas de otros estados expresan una crisis mucho más amplia y profunda a nivel nacional y mundial.

¿Todavía cabe duda alguna acerca de quien va a pagar por esta aventura criminal en Irak? El catálogo de mentiras de Bush el domingo por la noche expresó algo que ha quedado bien claro: no habrá fin al sacrificio de recursos y vidas de los iraquíes y los estadounidenses. El pueblo de Estados Unidos, inclusive el de California, ha de pagar la factura contraída por los planes imperialistas de la clase gobernante con el deterioro adicional de sus escuelas, la atención médica, la vivienda y los servicios públicos básicos, inclusive los acueductos y sistemas de alcantarilla, la electricidad y las carreteras.

¡Hay que ponerle paro a la agresión en el extranjero y al saqueo de la economía en el interior del país! Como punto central de mi campaña durante estas elecciones gubernatoriales para destituir al gobernador, exijo que Estados Unidos retire, de inmediato y sin ninguna condición, todas sus tropas de Afganistán, Irak y todo el Oriente Medio.

Ni el gobernador Davis ni los llamados candidatos "principales" que quieren reemplazarlo—inclusive el candidato del Partido Verde, Peter Camejo, y la independiente, Arianna Huffington—han dirigido su palabra a la continua masacre en Irak. Durante el transcurso del foro de los candidatos, televisado el 3 de septiembre, ni uno solo de ellos mencionó el tema de Irak, lo cual obedece la línea de los Republicanos y los Demócratas, así como también de sus críticos liberales, de promover la ilusión que la crisis de California es básicamente un problema local. Pero el hecho es que la crisis del estado expresa, de manera concentrada, la crisis del capitalismo de Estados Unidos y del mundo entero.

En sí, la explosión del militarismo es una de las expresiones más perniciosas de la incompatibilidad fundamental que existe entre las necesidades de la sociedad y un sistema económico cuyo objetivo es la acumulación de las fortunas personales y las ganancias de las empresas. Es un hecho verídico que los medios de prensa y el orden político quieren tapar.

El Partido Demócrata es cómplice total de la invasión y la ocupación colonial de Irak. No importa cuantas críticas ciertos Demócratas hagan a las tácticas de Bush, el Partido Demócrata le regalará a Bush todos los votos necesarios para adoptar este nuevo proyecto de ley para financiar la guerra. Justamente como lo hizo cuando inicialmente autorizó al presidente a lanzar la guerra y aprobó los US$79,000 millones para los gastos rqueridos.

Todo esto será justificado con frases resucitadas de la época de Vietnam: "estrategias para la salida", y que no se puede permitir "invadir y salir huyendo".

El 8 de septiembre, en un editorial acerca del discurso de Bush, el Los Angeles Times presentó el guión fundamental para todos los que defienden al imperialismo estadounidense y se encuentran alarmados por el pantano de Irak.

Escribe el periódico: "El presidente ha dicho que está determinado a que Estados Unidos no saldrá huyendo. Y la verdad es que esta nación tienen la obligación moral de terminar lo que empezó y devolverle a los iraquíes su país. Quizás sea en ese entonces que se puedan usar los dólares de los contribuyentes [de impuestos] que sueñan con la construcción de nuevas escuelas, carreteras y clínicas para la atención médica, no sólo en Irak, sino también en Estados Unidos".

El pueblo trabajador tienen que rechazar con desprecio palabras tan hipócritas. La única "obligación moral" de Estados Unidos es ponerle paro al estupro de Irak y salir del país. ¿Quién, en primer lugar, le pidió a Estados Unidos que invadiera al país? Cierto que no fueron los iraquíes, quienes en cientos de miles se han manifestado en las calles para exigir que Estados Unidos salga. Tampoco fueron los soldados estadounidenses, que cada día que pasa se sienten engañados y explotados y no desean otra cosa que regresar a sus hogares. Y tampoco fueron las masas del pueblo estadounidense, con quien en ningún momento se consultó; más bien fueron inundadas por un mar sin fondo de mentiras que justificaron esta guerra ilícita. El pueblo no considera que las escuelas de buena calidad, las carreteras y las clínicas para la atención médica son un "sueño" distante. Consideran que tienen el derecho a gozar de todas estas cosas, que son básicas a la vida civilizada.

Para asegurar que estas necesidades sean satisfechas, para defender los derechos democráticos y ponerle paro a la guerra, la clase trabajadora tiene que romper con los partidos de las grandes empresas y formar su propio partido—el Partido Socialista por la Igualdad[PSI]—para luchar por el poder y por una reestructuración revolucionaria de la economía.