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Israel intensifica guerra contra palestinos

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El régimen de Ariel Sharon en Israel—muy seguro de sí mismo porque cuenta con el apoyo incondicional de Washington—ha intensificado sus ataques militares contra los civiles palestinos que viven en la Franja de Gaza y en Transjordania. Las acciones de Israel, que ha ocupado ambas regiones ilegalmente desde 1967, muestran su desprecio hacia las diversas convenciones internacionales sobre los derechos humanos; la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas; y las restricciones impuestas por el "Mapa del Camino" hacia paz para el Oriente Medio negociado por Estados Unidos.

Pero lejos de desmantelar la "cerca de seguridad" que ha erigido en Transjordania, el gobierno de Sharon ha jurado seguir construyéndola. Y también ha anunciado que seguirá la expansión de las colonias sionistas.

Como siempre, la prensa mundial apenas reportó—y mucho menos condenó—estas noticias.

El 20 de octubre, el ejército israelí lanzó una serie de bombardeos aéreos contra la Franja de Gaza que resultaron en la muerte de por lo menos 11 personas. Otras 100, en su mayoría civil, sufrieron heridas. Buques de guerra que portan helicópteros pusieron en sus miras a un vehículo manejado por un miembro de HAMAS y a un edificio que, según Israel, era una planta de HAMAS para fabricar armas.

Los bombardeos aéreos fueron una reacción a ataques insignificantes que los palestinos habían lanzado contra un pueblo israelí próximo de la Franja de Gaza. Tuvieron lugar a los pocos días de Israel llevar a cabo el peor ataque en tres años contra las vidas, hogares y tierras de los palestinos en el campamento de Rafah, ubicado en la Franja.

El 27 de octubre, el periódico Guardian publicó un artículo del corresponsal, Chris McGreal, que dejó bien claro que el ataque contra Farah había sido tan violento y destructivo que la ONU lo catalogó de castigo "desproporcionado".

McGreal explica que, durante las dos últimas semanas, las Fuerzas para la Defensa de Israel (FDI) habían montado lo que se ha llegado a conocer como la "Acción Canal de Raíces", cuyo objetivo se supone es descubrir y destruir docenas de túneles que, sostiene Israel, se usan para transportar armas, inclusive cohetes teledirigidos, a grupos terroristas.

La operación, que incluye 65 tanques de guerra, vehículos blindados y tractores niveladores, dejó muertos a 18 palestinos, inclusive tres niños y más de 120 heridos. McGreal escribe: "Sólo se descubrieron tres túneles. No encontraron armas. Pero en el proceso, los militares destruyeron o arrasaron con cohetes a casi 200 hogares y dejaron a casi 1,700 personas en las calles. El ejército luego afirmó que nada de eso había sucedido, que sólo diez hogares habían sido aplastados. Luego reenvió los tractores para enterrar toda evidencia que los hogares habían existido".

McGreal nota que los palestinos han dejado muertos a tres soldados y un colonizador en Rafah desde el comienzo de la Intifada, pero que la FDI ha acabado con las vidas de 280 palestinos.

La represalia israelí y las bajas fueron tan desproporcionadas al daño causado por las armas primitivas de los palestinos que hasta miembros de la coalición derechista de Sharon presentaron objeciones al suceso, pero no renunciaron del gobierno.

La BBC reportó que el Ministro del Interior israelí, Avraham Poraz, del Partido Shinui, había expresado que "No deberíamos llevar a cabo estas matanzas en masa para pegarle a dos o tres terroristas". Otro miembro del gabinete y militante del mismo partido, Yosef Paritsky, quien es ministro de la infraestructura, le instó a Israel que se disculpara y compensara a las víctimas. Dijo: "No estamos en guerra contra la población palestina".

Pero Paritsky se engaña sí mismo con este tipo de comentario. Es miembro de un gobierno que ha estado en guerra continua contra los palestinos; guerra que incluye asesinatos políticos, las matanzas de civiles, los castigos colectivos, la destrucción de hogares y deportaciones. Toques de queda y bloqueos de carreteras han hecho casi imposible que la gente pueda viajar a sus empleos, escuelas y hospitales, y han llevado a la mayoría de la población al borde de la inanición.

"¿Se puede concebir que uno de nuestros simpatizantes haya decidido que toda la sociedad palestina es el blanco [de nuestros ataques]?" escribe Alex Fishman en el Yediot Aharonot.

El Doctor Shamuel Bar, asesor militar israelí, evidentemente piensa que ese es el caso. Le ha declarado al periódico Jerusalem Post que los ataques aéreos tenían el fin de crear "un infierno en vivo" para los palestinos y fomentar la rebelión contra los luchadores islámicos. Sin embargo, las acciones de Israel, lejos de lograr que los palestinos se pusieran en contra del Movimiento de Resistencia Islámica, sólo han tenido un resultado: la influencia de HAMAS ha aumentado un 60% desde que comenzara la Intifada tres años atrás.

Las críticas han sido tan recias que ejército ha tomado la rara acción de presentarle al público una videocinta. Ésta presuntamente muestra que los militares israelíes no lanzaron ningún cohete contra la poblada zona, sino contra un carro guiado por un "grupo de terroristas" que iban por una tranquila carretera. El carro explotó, y dos miembros que iban dentro murieron quemados. También murió un hombre que iba cerca en otro carro. Pero la cinta no explica por qué semejante asesinato político causó la muerte de tantos circunstantes.

El Primer Ministro Ariel Sharon ha rechazado la petición del Primer Ministro palestino, Ahmed Qurei, para un cese de fuego, el cual le pondría fin no sólo a los ataques perpetrados por los palestinos, sino también a las redadas israelíes. Más bien ha exigido que la Autoridad Palestina, cuya infraestructura ha sido totalmente destruida por el ejército israelí, desarme y desbande a los militantes con tal de prevenir todo ataque contra Israel. Las exigencias de Sharon para que se cumpla este castigo, aún cuando fuera posible, resultaría en nada menos que una guerra civil.

El 22 de octubre, el ejército israelí mató a balazos a tres palestinos "sospechosos" de ser militantes. Uno fue muerto en Qalqilya y los otros dos en incidentes diferentes en Hebrón, pueblo palestino donde existe una colonia sionista de 400 personas que ha provocado a los habitantes de la población incontables veces. 1,500 tropas israelíes la protegen.

Hubo otro incidente cuyo objetivo aparentemente fue provocar a los palestinos a tomar otras medidas terroristas y luego usar estas acciones como excusa para desterrarlos forzosamente de los territorios ocupados. Tropas israelíes mataron a balazos a un anciano palestino cerca de Elei Sinaí, colonia en el norte de la Franja de Gaza.

El ejército primero trató de explicar que trataba de entrar a la colonia, pero luego un vocero del ejército admitió que conocía al anciano y que éste en realidad no presentaba ningún peligro. Horas después, hombres palestinos armados mataron a tres soldados israelíes—dos hombres y una mujer—en un ataque contra Netzarim, en la zona central de la Franja. Las fuerzas de seguridad siguieron la pista de los atracadores y pronto mataron a uno de ellos, Samir Fouda, militante de HAMAS proveniente Jabaliya, campamento de refugiados en Gaza.

Y en otra curiosa infracción de las leyes internacionales, tropas israelíes llevaron a cabo una redada a dos hospitales en Transjordania y arrestaron a dos personas sospechosas de ser militantes palestinos. Durante la madrugada del 25 de julio, tropas israelíes llegaron en sus jeeps, entraron alborotadamente en el hospital anglicano de Nablus, derribando puertas a patadas mientras iban de cuarto en cuarto hasta encontrar a Khaled Hamid, miembro de HAMAS que recibía tratamientos médicos en la unidad de cuidados intensivos del hospital. El Dr. Annan Abdel Hak le dijo a la Prensa Asociada: "Le expliqué a los soldados lo crítico de su condición, pero de todos modos le quitaron todas las máquinas".

Según un vocero del ejército israelí, Hamid había recibido serias heridas cuando una bomba que llevaba explotó prematuramente.

El 21 de octubre, la Asamblea General de la ONU adoptó una resolución condenando la cerca que Israel ha construido alrededor de grandes zonas de Transjordania, violando a grandes porciones del territorio palestino, aislando a los palestinos a vivir en condiciones aún más escuálidas y efectivamente formando una nueva frontera entre Israel y Transjordania. Al norte de Jerusalén, la cerca incluirá a miles de palestinos que no tienen permiso para permanecer en la ciudad. En el sur, separará a miles de palestinos de sus familias, lugares de trabajo y escuelas. Otros serán completamente separados de la ciudad, lo cual pondrá en peligro su ciudadanía en Jerusalén y el derecho a tener acceso a ella. Por consiguiente, la cerca es otra medida para hacer las vidas de los palestinos tan imposible que muchos voluntariamente abandonarán a Jerusalén y el lado israelí de la cerca, lo que en realidad es, si hay que darle su verdadero nombre, una "limpieza étnica".

La resolución exige que Israel "le ponga paro y desbarate la cerca en el Territorio Ocupado de Palestina. También deja claro que era "una barrera en contravención de las disposiciones pertinentes a las leyes internacionales". Pero las potencias europeas se han postrado ante la presión de Estados Unidos y rehusado apoyar las exigencias árabes que el caso sea referido al Tribunal Internacional de la Justicia en La Haya para que haga un dictamen legal. Pero las resoluciones de la Asamblea General de ninguna manera son semejantes a las del Consejo de Seguridad. La ley no dicta que hay que cumplirlas.

La resolución fue adoptada por voto abrumador, pero Estados Unidos se unió a Israel junto con Micronesia y las Islas Marshall, pequeñísimas entidades nacionales presuntamente independientes pero en realidad dominadas por EE.UU. Washington ahora le ha dado la luz verde a Israel para que ésta siga adelante no importa que a la población palestina haya que desterrarla, que le embauquen sus tierras, y que todavía siga siendo víctima de la guerra. Pero si Israel no obedece la resolución en un mes, ésta muere, pues el secretario general de la ONU, Kofi Annan, no ha presentado ninguna otra sugerencia para acciones adicionales.

Aunque el Presidente Bush haya dicho anteriormente este año que la cerca presentaba un "problema", ahora el gobierno Republicano ha indicado que ningún crimen contra la humanidad o cualquier infracción de las convenciones internacionales es tan significante que no se puede aceptar.

Ariel Sharon, en su discurso a la primera sesión del Knesset luego de su receso, se comprometió a completar la cerca durante los próximos doce meses. Ehud Olmertm, primer ministro alterno, reaccionó a la resolución de la ONU por la radio: "Seguiremos construyendo la cerca y seguiremos velando por la seguridad de los ciudadanos israelitas".

En otra acción cuyo objetivo es la consolidación de la posición de Israel en Transjordania y provocar la hostilidad de los palestinos, el ministro de la vivienda de Israel pidió y aceptó ofertas formales de empresas privadas para la construcción de 300 viviendas nuevas en Karnei Shomron, colonia en el norte de Transjordania, y en Givat Ze'ev, en el norte de Jerusalén. Esto sigue el anuncio, hecho a principios de mes, que se iban a construir 600 viviendas nuevas en colonias ubicadas en Transjordania. Según la organización "Paz Ahora", más de 1,500 semejantes invitaciones a semejantes ofertas han sido publicados este mismo año.

No solamente es ilícito, bajo las convenciones internacionales, expropiar y construir sobre territorios ocupados, sino que se supone que esta tierra ha de entregársele a los palestinos para que establezcan su propio estado. Bush ha pedido que se ‘congelen' las colonias porque "no ayudan en nada", pero es evidente que Israel piensa que esta objeción no es nada seria. Y además, Washington ya tiene bastante preocupaciones con Irak y las elecciones del 2004, lo cual Israel considera como carta blanca para hacer lo que le plazca.

A las 2:30 a.m. del 26 de octubre, el régimen de Sharon cometió otra atrocidad.

Tropas israelíes obligaron a más de 2,000 palestinos residentes de Al-Zahara en Gaza a levantarse de sus camas y sacarlos afuera para que presenciaran la destrucción, en una sola enorme explosión, de tres edificios de 13 plantas cada uno e innumerables apartamentos cercanos. La acción dejó por lo menos a 1,000 personas sin hogar. Varios edificios estaban siendo construidos bajo la supervisión de la Seguridad Preventiva Palestina, fuerza de seguridad principal a cargo de mantener a los militantes palestinos en línea.

Las autoridades israelíes sostienen que los militantes usaban las torres de los edificios como puestos de observación. Cierta fuente del gobierno, con años de servicio, declaró que los planes para demoler los edificios se habían hecho 11 meses atrás, pero que se habían demorado para permitirle a la AP a que encontrara la manera de evitar que los militantes los usara.

Saeb Erekat, negociador principal de los palestinos, catalogó a la demolición como "crimen de guerra" y dijo que más de 140 apartamentos habían sido destruidos. Terje Roed-Larsen, representante de la ONU, también expresó que "deploraba enormemente" las demoliciones. "La destrucción de la propiedad como medida punitiva es una clara infracción de los reglamentos que rigen el derecho internacional", puntualizó. "Estas acciones también son contraproducentes para las muy reales preocupaciones de Israel en cuanto a su seguridad, pues causan la ira y la desesperación de los palestinos".

Luego esa misma mañana, tropas israelíes mataron a balazos a un palestino cerca de la cuadra donde se ubica la colonia de Gush Katif. Un hospital en la Ciudad de Gaza informó que el joven, de diecisiete amos de edad, había muerto de heridas sufridas durante la redada que tropas israelíes habían llevado a cabo el miércoles pasado en Gaza. También reportó que otro hombre había muerto a causa de heridas sufridas en la ciudad de Nabus, ubicada en Transjordania.