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Pueblos europeos se oponen a la visita de Bush, pero los líderes se postran ante él

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Este artículo originalmente apareció en nuestro sitio en inglés el 29 de junio.

El gobierno irlandés se vio obligado a imponer condiciones similares a las de ley marcial al presidente George Bush y todo su entorno pisar tierra en el aeropuerto de Shannon, Irlanda, el 25 de junio pasado para asistir a una reunión cumbre entre la Unión Europea y los EE.UU.

El Castillo de Dromoland en el Condado de Clare se transformó en una fortaleza militar rodeada por más de 6,000 tropas, fuertemente acorazadas, quienes custodiaban el lugar y trataban de mantener a raya a miles de protestantes, en lo que podrá ser considerado como la mayor actividad de seguridad en la historia irlandesa.

Bush, su esposa Laura, el secretario de relaciones exteriores Colin Powell y la consejera de seguridad nacional, Condoleezza Rice, se alejaron rápidamente en un Cadillac blindado, mientras tiradores emboscados vigilaban a la comitiva desde los tejados de edificios del aeropuerto y helicópteros volaban sobre la zona.

Alrededor de 700 miembros del Servicio Secreto personal del presidente de EE.UU. custodiaban a Bush. El gobierno irlandés de Bertie Ahern había otorgado autorización para abrir fuego si éstos sospechaban que ellos o el presidente corrían riesgo.

La policía y el ejército cubrieron todas las rutas que llevaban al Aeropuerto Shannon y "Dromoland Castle". Cuatro naves patrullaban el Río Shannon y su estuario. Se desplegaron unidades de desinfección especial y equipos de desactivación de bombas. Los vecinos de la zona fueron obligados a llevar pases para ingresar a sus domicilios particulares y lugares de trabajo.

Se emplearon tanques escorpión. El líder principal y defensor de la paz, comandante retirado de escuadrilla, Edward Horgan, se quejó, afirmando que "estos tanques son completamente inadecuados para ejercer control sobre la muchedumbre. Su único blanco son la gente. Se han usado solamente una vez para controlar multitudes en el mundo, yo creo, y eso fue en Indonesia, dónde mataron a centenares de personas en la provincia de Aceh".

En total alrededor de 18 kilómetros (11 millas) de ruta cerca de Dromoland permanecieron cerrados hasta la partida de Bush el 26 junio por la tarde, por sólo 18 horas de visita presidencial.

Policías equipados con cañones de agua también se encontraban allí a la espera de enfrentamientos. Al otro lado de las barricadas y policías y cordones del ejército, se encontraban los manifestantes, quienes habían viajado toda la noche desde todos los rincones de Irlanda.

Esa tarde, entre 30,000 y 40,000 personas se habían manifestado en la ciudad capital de Dublín. Asimismo, en Sligo, Tralee, Waterford y Galway se habían llevado a cabo manifestaciones más pequeñas. Al dejar Irlanda para partir a la cumbre de la OTAN en Ankara, Turquía, la acogida pública de Bush fue llanamente hostil. Se trasladó desde el aeropuerto de Esenboga al Hilton en un automóvil acorazado, rodeado de centenares de policías y de un cordón policiaco paramilitar a lo largo de los 34-kilómetros (21 millas) de ruta.

Se llevó a cabo una serie de manifestaciones y explosiones de bomba antes de su llegada. Una de estas manifestaciones, realizada el jueves 24 de junio, dejó como saldo tres personas heridas en las cercanías del hotel Hilton. Una explosión en un autobús en Estambul mató a cuatro personas e hirió a 14.

El sábado, el 26 de junio, la policía turca disparó gas lacrimógeno a más de 150 manifestantes izquierdistas quienes habían lanzado piedras y utilizado ramitas para intentar estropear una barricada policíaca durante una manifestación que precedió la llegada de Bush.

Ese mismo día, cuatro funcionarios fueron heridos en enfrentamientos entre 5,000 manifestantes anti estadounidenses y policías anti-disturbios. La policía bloqueó docenas de caminos en el centro de Ankara, y los residentes se vieron obligados a quitar sus automóviles allí estacionados.

El contraste entre la obvia hostilidad de los europeos hacia Bush, y el apoyo limitado que éste recibió por parte de los líderes de la Unión, fue más que desolador.

En la cumbre H de Dromoland, Bush había logrado el respaldo de la EU para que la OTAN entrenase fuerzas de seguridad del régimen títere estadounidense en Irak. Este punto era crucial para Bush, pues 19 de los 25 miembros del EU son también miembros de la OTAN y Bush espera que desempeñen un papel militar en Irak.

EE.UU. y la EU emitieron una declaración conjunta, acordando respaldar el requerimiento de Irak para que la OTAN envíe ayuda militar y apoye el entrenamiento de fuerzas de seguridad iraquíes y para que se reduzca su deuda internacional, la cual se considera llega a $120 mil millones. La oposición, encabezada por Francia y Alemania con relación a estas medidas, evitó el acuerdo para apoyar el papel militar de la OTAN en suelo Iraquí. No obstante, Francia y Alemania resolvieron entrenar tropas.

La EU respaldó a la Casa Blanca en su intento de suavizar las tensiones con Irán y expresó preocupación por el programa nuclear de Irán, insistiendo que éste debe cumplir con sus obligaciones internacionales y no crear armas nucleares.

Ambos bloques acordaron compartir datos y cooperar para combatir el terrorismo y la propagación de armas para la destrucción en masa. Asimismo, se comprometieron a compartir el sistema de navegación satelista de la EU, Galileo, con el Sistema de Posicionamiento Global Estadounidense (GPS.)

El único indicio de crítica se dejo entrever de forma solapada. No se hizo mención al ejército estadounidense ni a la prisión de Abu Ghraib. El último comunicado oficial de la cumbre de Dromoland simplemente declaró, "es imperante respetar íntegramente las Convenciones de Ginebra".

En una conferencia de prensa con Bush, Ahern y el primero ministro Tony Blair, un periodista preguntó por qué Bush era tan impopular en Europa. Ante esto, el primer mandatario estadounidense, evidentemente enfadado, respondió: "Debo confesar que las únicas elecciones que me preocupan son los que se van a efectuar a principios de noviembre de este año [refiriéndose a las elecciones presidenciales de su país]".

En relación a los abusos cometidos por las tropas estadounidenses, continuó: "Escuche, yo me preocupo por la imagen de nuestro país...". Y agregó que "en lo que se refiere a mi prestigio y estatus personal, mi trabajo es hacer mi trabajo. Voy a establecer una visión y voy dirigir y que las cosas caigan donde caigan".

Bush declaró que las diferencias entre EE.UU. y los líderes europeos sobre Irak habían finalizado, y que compartían "intereses y metas para ayudar a los Iraquíes."

Manifestó haber sido cuestionado por el presidente Mary McAleese de Irlanda y por Ahern con referencia al escándalo de la prisión Abu Ghraib y al tratamiento de prisioneros en Guantánamo Bay. En alusión a Abu Ghraib, manifestó que había expresado a ambos que "los incidentes que sucedieron en la prisión me dejaron enfermo. Los actos perpetrados por estas tropas no reflejan lo que pensamos y causaron daños."

Ahern inmediatamente acudió a la defensa de Bush, quien se mostraba evidentemente sacudido por las circunstancias. Con desdén increíble, afirmó: "Estas cosas sucedieron desgraciadamente. Ojalá que no hubiera sido así, pero suceden, y eso es lo importante".

Bush pudo así dejar Irlanda con razonable satisfacción. Además debe haberse sentido complacido por la confirmación al cargo de Presidente de la Comisión Europea, del primer ministro portugués, José Manuel Durao Barroso. Barasso fue confirmado en su cargo luego de que Bretaña bloqueara al candidato favorito de Francia y Alemania, Guy Verhofstadt, primer ministro belga, quien había encolerizado al Reino Unido y a Estados Unidos por organizar una mini cumbre entre Alemania y Francia sobre la defensa de Europa cuyos fines eran establecer una oposición a la guerra en Irak.

Barroso, un admirador de la política económica de Margaret Thatcher, apoyó a EE.UU. y a Gran Bretaña en cuanto a Irak y fue anfitrión de una reunión, previa al inicio de las hostilidades en Irak, entre Bush, Blair y el depuesto primero ministro español José María Aznar en las islas Azores.

Sin embargo, aquellos que afirman que las diferencias entre EE.UU. y Europa son cosa del pasado sólo expresan los pensamientos ilusorios de Bush. El primer mandatario estadounidense no consiguió todo lo que se propuso de la EU. Francia y Alemania han mantenido su negativa de enviar tropas a Irak, e incluso los aliados europeos más fieles de EE.UU. que han enviado tropas insisten en la necesidad de encontrar una estrategia para lograr la salida de EE.UU. del territorio Irakí. Ningún país quiere arriesgar su futuro en Irak con una situación que empeora día a día. Ahora y por consiguiente, EE.UU. se vio obligado a aceptar la propuesta de entrenar tropas Iraquíes.

Del mismo modo, el acuerdo para compatibilizar el sistema Galileo de la EU con el GPS estadounidense puso término a una contienda transatlántica. El Pentágono se había opuesto a una propuesta que concebía un sistema europeo independiente, porque temía que la estructura de la frecuencia exigida por Bruselas podría impedir que comandantes estadounidenses degradarán datos de navegación de todos, a excepción de los de sus propias fuerzas en el lugar de combate.

Pero el cambio en los parámetros técnicos permitirá a ambas partes bloquear eficazmente la señal de la otra en una zona, tal como un campo de batalla, sin desconectar el sistema en su totalidad . El sistema Galileo no solo ha ganado el respaldo chino para proseguir con su tecnología. Impulsado por el convenio con la EU también le concede la capacidad de inutilizar el sistema estadounidense si así decidiera hacerlo.

Una de las razones que motivaron al gobierno de adelantar la fecha del hipotético traslado de la soberanía de Irak a ayer, junio 28—dos días antes de lo planeado— responde a la necesidad de éste y de Blair de consolidar su influencia contra las voces de oposición en París y Berlín al declarar que la soberanía iraquí es ahora una realidad concreta que tiene que ser respaldada absolutamente por Europa y las otras potencias de la OTAN.

El beneplácito de la EU en Dromoland sólo habrá alentado a EE.UU. a continuar ejerciendo presión para cristalizar sus planes. Es más, más allá de los desacuerdos tácticos entre EE.UU. y la EU, el gobierno de Bush puede por lo menos sentirse inequívocamente seguro que ninguno de los poderes europeos está listo para contemplar la posibilidad de una derrota estadounidense en Irak.