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España: comisión confirma conspiración de engaño para justificar guerra contra Irak

La versión original en inglés de este artículo apareció en nuestro sitio por primera vez el 29 de diciembre, 2004.

La comisión a cargo de la investigación de las bombas terroristas que estallaron en uno de los trenes de Madrid el 11 de marzo—incidente en que murieron 191 personas y otros 1,700 fueron heridos—ha recibido información que comprueba la existencia de una conspiración de mentiras para justificar la guerra en Irak y engañar al pueblo español.

La evidencia salió a la luz del día cuando el actual Primer Ministro de España actual, José Luis Rodríguez Zapatero, prestó testimonio ante la comisión de investigación del Congreso que investigaba el ataque terrorista. Los alegatos que Zapatero confirmó aparecieron originalmente en el periódico El País el 13 de diciembre: el ex gobierno del Partido Popular (PP), bajo la presidencia de José María Aznar, había ordenado la destrucción de documentos de ordenadora referentes al período clave entre el bombardeo de los trenes en Madrid y las elecciones generales tres días después; elecciones en que ese gobierno fue derrotado por el Partido Socialista Obrero Español (PSOE). El País reportó que a una empresa experta en ordenadoras se le pagó $12,000 para borrar dichos récords, inclusive las copias respaldadoras de los documentos en cuenta.

Zapatero confirmó las acusaciones durante una de las fases interrogatorias de la investigación: "No había un sólo papel, ni un sólo dato en soporte informático; absolutamente nada en el Gabinete de la Presidencia porque se produjo un borrado masivo de todo"

Añadió que de "notas que pudieron recibirse, reuniones que se celebraron, actas o decisiones, no hay del 11 al 14 de marzo nada en el Gabinete de la Presidencia del Gobierno".

Desde ese entonces se ha revelado que el personal de las oficinas del gabinete de Aznar sí que borró todos los récords referentes a los ocho años de su gobierno. Según el New York Times, un funcionario español declaró que todos los archivos en cientos de ordenadoras en las oficinas presidenciales en el Palacio Moncloa habían sido totalmente destruídos. "No quedó ni un solo archivo. Nada. Cero", puntualizó el funcionario.

La destrucción de los archivos se supo sólo porque la comisión había pedido anteriormente las minutas de las reuniones crisis del gabinete de Aznar que tomaron lugar el mismo día del bombardeo. Funcionarios del gobierno de Zapatero no pudieron encontrar ni dichos archivos ni ningún otro documento durante ese período, inclusive referentes a conversaciones de Aznar con los jefes de la prensa española y ciertos diplómatas extranjeros, a los informes que recibió o a las órdenes que dió. Todo esto significa que ni una sola de las declaraciones que Aznar hizo anteriormente a la comisión durante este mes se puede comprobar o desmentir. Hasta ahora no se pueden comprobar ninguna de estas declaraciones, sean referentes a las reuniones de emergencia de su gobierno o a las medidas que se tomaran luego de las explosiones terroristas.

A la única conclusión que se puede llegar es que Aznar y su gobierno no sólo mintieron acerca de lo que sabían acerca de los perpetrantes del delito en Madrid, sino que sistemáticamente mintieron acerca de la guerra ilegal en Irak y, para esconder la verdad, se apuraron para destruir todos los documentos luego de ser sorpresivamente derrotados por el PSOE el 14 de marzo.

El voto de las elecciones reveló que el puieblo sentía una intensa y amplia hostilidad hacia la guerra y la mentiras del gobierno acerca de ella, sobretodo las declaraciones sin base de Aznar culpando al grupo separatista basco, ETA, de la atrocidad que sacudió a Madrid. El PP quería echarle la culpa a ETA porque Aznar, con toda razón, temía que revelaciones de un vínculo con Al Qaida se convertirían en el foco de la enorme oposición al apoyo que su gobierno le había brindado a la guerra en Irak. Segun las últimas encuestas de opinión pública, el 90% del pueblo español se oponen a la guerra y millones ya se habían manifestado contra ella en el 2003.

Durante una de las reuniones de la Comisión, Zapatero confirmó el testimonio previo de las instituciones oficiales de la policía y el espionaje: que a pocas horas del ataque terrorusta funcionarios del gobierno habían concluído que los "únicos responsables" de las explosiones en Madrid eran terroristas islámicos y no la ETA. En primer lugar, una cinta con versos del Corán había sido encontrada en un vehículo tipo van cerca de la estación de donde los trenes iniciaron su trayectoria. Luego se descubrió que el explosivo usado para fabricar las bombas había sido Goma-2, no Titadinio, que el ETA favorece.

Zapatero explicó que esta información era prueba contundente. Añadió que desde ese momento ETA dejó de ser investigada.

Los terroristas también emitieron una videocinta la víspera de las elecciones, añadió Zapatero, en la que se puntualizaba que el ataque había sido unavenganza de Al Qaida contra España por ésta haber enviado tropas a Irak y a Afganistán. Zapatero también acusó al gobierno de Aznar de tender una enorme red de engaños al acusar a ETA de los ataques y de sembrar aún más la confusión al seguir repitiendo esas acusaciones.

A las pocas horas de las explosiones, a medida que la evidencia más y más señalaba a Al Qaida, amplias masas del pueblo español quedaron convencidos que el apoyo de Aznar a la invasión de Irak por Estados Unidos había convertido a España en un blanco de los terroristas y culparon al gobierno de conducir una política que terminó en la trágica pérdida de vidas en Madrid.

Durante la víspera de las elecciones, las manifestaciones iracundas contra el PP se intensificaron; aproximadamente 5,000 personas se reunieron en las afueras de su sede en Madrid, gritando "¡Nuestros muertos, vuestra guerra!"En la ciudad vasca de Bilbao , 8000 personas se manifestaron. Se regó el rumor que el PP estaba considerando cancelar las elecciones y que planeaba un golpe de estado. Hasta hoy día el PP asevera que fue víctima de una purga izquierdista y rehusa aceptar los resultados de las elecciones.

Los acontecimientos de marzo amenazaron al capitalismo español con una de sus peores crisis desde la muerte del General Franco y la "transición a la democracia". Era imprescindible neutralizar al movimiento de las masas y reestabilizar las relaciones políticas. Esta misión cayó sobre los hombros del PSOE, el cual ha llegado al poder sobre las espaldas del movimiento contra la guerra, pero cuyo objetivo principal era quebrarle la columna vertebral a ese movimiento, dominarlo y, si fuese posible, religitimar al PP.

Luego de ser elegido, Zapataro inmediatamente obedeció las exigencias del pueblo español y retiró las tropas españolas. Le declaró a la Comisión que había retirado las tropas de Irak porque siempre había llamado a esa guerra ilegal y porque la mayoría de los ciudadanos la habían rechazado retumbantemente. También dijo que las críticas al retiro de las tropas como apaciguamiento a los terroristas y referencias al pueblo español como "cobarde" eran bestiales e inaceptables.

Sin embargo, la exigencia principal del movimiento contra la guerra había sido el enjuiciamiento de Aznar y el PP por perpetrar crímenes de guerrea. Pero Zapatero le extendió la mano a sus contrincantes derrotados y amistosamente ofreció colaborar con ellos en "los asuntos del estado". Formó la comisión no para desenmascarar los delitos de Aznar, sino para investigar el presunto colapso del sistema de comunicación entre las diferentes ramas de la policía y los servicios de espionaje que permitió a los terroristas colarse por la maya de protección.

Zapatero ha declarado que su gobierno no tiene ninguna intención de hacerse responsable por la destrucció de los documentos gubernamentales. Añadió que el PP dabería olvidarse sus parcialidades políticas y unirse a un pacto entre varios partidos políticos contra el terrorismo internacional; pacto ante el cual todo tiene que sacrificarse y que debería ser modelo para Europa y el resto del mundo.

Zapatero continuó expresando que su gobierno desea crear, presentar y apoyar un pacto importante contra el terrorismo internacional con las fuerzas políticas representadas en el parlamento; acuerdo muy similar al Pacto Anti Terrorista del 2000 contra el ETA que el PSOE había propuesto anteriormnente y que el gobierno de Aznar haía aceptado y puesto en práctica. Presuntamente, el objetivo del pacto era la supresión de ETA, pero en realidad permitió la supresión de las libertades civiles y expandió los poderes policiales.

El País reporta que Zapatero piensa que el PP ha estado sufriendo de cierta "frustración política" durante las últimas semanas con raíces en la aparición de Aznar ante la Comisión; en la acusación del Ministro de Relaciones Exteriores, Moratino, que Aznar había apoyado el atentado de un golpe de estado en Venezuela; y en la decisión del PSOE de reformar la Ley Judiciaria. Añadió que todo había sido un explosión fevril que pronto pasaría.

Zapatero justificó la menospreciación de la importancia que tiene un clima político que va en camino a la polarización cuando dijo que la transición de un gobierno a las manos de la oposición es muy difícil para un partido que ha gobernado por largo tiempo.

Por otra parte, Aznar y sus compinches han participado en una conspiración criminal para destruir archivos oficiales relacionados con el peor escándalo de la reciente historia española—la "guerra contra el terrorismo" y la invasión de Irak—que mucho se parece a los métodos de los años fascistas de Franco. Y a todos ellos, hasta ahora, se les ha permitido escaparse.