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Política anti inmigrante mata proyecto de ley "reformista" en el Senado

El volante que sigue puede conseguirse en formato PDF en inglés y español para descargar y ser distríbuido en las manifestaciones en defensa de los derechos de los inmigrantes que tendrán lugar el lunes, 10 de abril, en muchas ciudades de Estados Unidos.

El fracaso del Senado en adoptar un proyecto de ley sobre la inmigración ha sido resultado del amargo y reaccionario debate sobre hasta que punto los inmigrantes indocumentados deberían ser criminalizados por haber entrado al país.

El proyecto de ley era esencialmente una repetición de la legislación aprobada durante el gobierno Republicano del Presidente Ronald Reagan. No obstante, dado toda una serie de propuestas represivas, la medida reciente fue mucho más reaccionaria.

Qué el Senado haya fracasado en adoptar una reforma tan mínuscula luego de las manifestaciones por millones que exigieron la justicia para los trabajadores inmigrantes refleja lo distante que está el sistema basado en dos partidos de los intereses de las masas trabajadoras y también nos da una idea de la enorme distancia que este sistema ha viajado hacia la derecha durante los últimos 20 años.

La legislación tenía como objetivo la construcción de un puente para unir dos riveras opuestas: por un lado, permitirle a los dos partidos la manera de fomentar los sentimientos anti inmigrantes y, por otro, evitar que millones de votantes, quienes son inmigrantes recientes o están relacionados con otros a través de lazos familiares y personales, los rechazen durante los comicios del próximo noviembre.

El proyecto de ley incluía medidas para militarizar las 2000 millas de frontera entre México y Estados Unidos y doblar la cantidad de patrulleros fronterizos.

Esa parte de la ley que habría afectado a los 12 millones de inmigrantes indocumentados ya en el país los habría dividido en tres categorías de acuerdo a cuanto tiempo han vivido en el país. A aquellos que han residido en país por más de cinco años y pueden comprobarlo se les permitiría solicitar residencia permanente luego de trabajar — sin interrupción — seis años adicionales. También se les requiriría pagar una multa de $2000 y cumplir con otros requisitos.

La próxima categoría incluiría aquellos que han residido en Estados Unidos entre dos y cinco años. Tendrían que salir de Estados Unidos y solicitar una visa de trabajo temporaria. La última categoría, que se calcula entre uno y dos millones de trabajadores indocumentados que entraron al país luego del 1ro. de enero, 2004, estarían sujetos a la deportación inmediata.

Si el Senado hubiese adoptado este proyecto de ley, éste tendría que haber sido reconciliado con el aprobabo por la Cámara de Representantes que es más cruel aún. Éste exigía que tanto a los inmigrantes indocumentados como a toda persona y organización que los auxilie se les acusara de criminales. Este fue el reaccionario proyecto de ley que provocó las enormes manifestaciones, marchas y paros escolares recientes, así como también el día nacional de manifestaciones convocado para el 10 de abril.

Pero hasta la versión de la ley debatida en el Senado, que se supone sea más benévola, es otra pesadilla, pues no sólo ofrece la posibilidad de someter a millones de trabajadores inmigrantes a la deportación y a negarles empleo, sino también a desbaratar familias y a crear una nueva y enorme maquinaria estatal para reprimirlos.

La clase gobernante de Estados Unidos y los dos partidos que representan sus intereses - los Demócratas y los Republicanos - no tienen ni el interés ni la capacidad para resolver, de manera democrática y socialmente progresista, los problemas que han surgido de la inmigración hacia Estados Unidos.

Por una parte, quieren asegurarle a las grandes empresas la fuente de mano de obra barata que ofrecen los inmigrantes forzados a abandonar sus propios países debido a las condiciones desesperantes creadas por el capitalismo globalizado. Y al mismo tiempo quieren usar a los trabajadores inmigrantes como chivos expiatorios para desviar la cólera del pueblo estadounidense hacia la creciente desigualdad social y la escasez de buenos empleos.

El pueblo trabajador tiene que oponerse a ambas estrategias reaccionarias con su propia política independiente basada en la lucha por la unidad de la clase obrera y la demanda por los derechos democráticos y de ciudadanía para los trabajadores indocumentados. En contra de las empresas multinacionales, que pueden moverse libremente a través de las fronteras nacionales mientras encierran a los trabajadores dentro de sus límites, hay que exigir que a los trabajadores se les permita la libertad de vivir y trabajar en el país que deseen.

Sólo se puede luchar por esta política si quebramos totalmente con los Partidos Demócrata y Republicano y formamos un nuevo movimiento político independiente de la clase obrera basado en un programa socialista y una perspectiva internacionalista que una las luchas de los trabajadores en Estados Unidos con los trabajadores en todos los rincones del mundo.

Este es el programa y la perspectiva por los cuales sólo lucha el Partido Socialista por la Igualdad (PSI) y el World Socialist Web Site. Le instamos a todos los que desean luchar para defender los derechos de los trabajadores inmigrantes que se unan a la campaña para colocar a los candidatos del PSI en los padrones electorales de los comicios del 2006 y así llevar este programa al público más amplio posible.