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Mercados mundiales se reestabilizan pero persisten los riesgos

Este artículo apareció en nuestro sitio en su inglés original el 24 de junio de 2006.

Durante la semana pasada, los mercados monetarios se han reestabilizado luego de una abrupta baja, pero persisten las tensiones en todo el sistema financiero internacional debido a varios factores: el aumento de las tasas de inflación; las condiciones monetarias “limitadas”; la posibilidad de una recesión económica; y las dificultades que ahora empiezan a aparecer en la economía china.

En una entrevista esta semana, Rodrigo de Rato, director general del Fondo Monetario Internacional, repitió advertencias anteriores que los riesgos de una recesión en la economía mundial habían empeorado.

El FMI todavía dice que habrá un crecimiento de 5% durante el 2006, puntualizó de Rato, pero la reciente turbulencia del mercado ha sido resultado de las incertidumbres, que significan que “mayores riesgos en las predicciones del futuro económico”.

A principios de este mes, de Rato declaró al Club Nacional de la Prensa en Australia que los desbalances entre Estados Unidos y el resto del mundo, sobretodo el déficit en la balanza de pagos de Estados Unidos, “eran insostenibles” y podían resultar en un “ajuste desordenado” si no se reducían.

Los últimos datos provenientes de Estados Unidos muestran que el déficit en la cuenta corriente disminuyó a una taza anual de $835 mil millones durante los tres primeros meses del año; reducción que representa un 6.5%, o sea, $58 mil millones en comparación a los tres meses anteriores. Aunque el resultado refleja el impacto de la caída del dólar—una de las medidas favorecidas por el FMI y otras instituciones financieras—todavía fue la segunda peor de la historia. Y se teme que el déficit va a aumentar de nuevo debido al impacto de la subida en precio del petróleo.

La próxima semana las miras de todos los mercados financieros se enfocan sobre el mercado abierto del Banco Federal de Reservas Estados Unidos, que se reúne para decidir el aumento o no de las tasas de interés. Aunque por lo general todo el mundo está de acuerdo con que las tasas van aumentar otro 0.25%, la cuestión primordial será si la declaración que acompaña al aumento da indicios de mayors aumentos en el futuro. Y s teme que si los aumentos son muy severos la recesión podría ocurrir.

Esta semana, en un informe de la publicación Anderson Forecast, de la Universidad de California en Los Ángeles, los economistas advirtieron que Estados Unidos pronto podría experimentar una combinación de aumento de la inflación, debido a la subida de los precios del petróleo, y una desacelaración de la economía, causada por la caída del mercado de bienes raíces. David Schulman, economista principal del Anderson Forecast, describió al Banco Central como si éste estuviera encerrado entre cuatro paredes. “Por primera vez en varios años”, alega Schulman, “el Banco Central pronto se verá cara a cara con una inflación y la debilitación del crecimiento económico, como si fuera una combinación de entancamiento e inflación de poca influencia”.

Internacionalmente, continún los ajustes de condiciones monetarias limitadas, con el Banco Central Europeo (BCE) dejando bien claro que que va a aumentar las tasas aunque semejante medida tenga un impacto adverso sobre el desarrollo económico. El BCE ha aumentado los costos de los préstamos tres veces desde el diciembre pasado al 2.75% y se predice que este año verá otro aumento de 0.5%.

En otra señal de mayores aumentos, Jean-Claude Trichet, presidente del BCE, le informó al comité del Parlamento Europeo que el banco no estaba “satisfecho con lo que observaba en cuanto a la inflación en nuestra propia región” y que “continuaría haciendo todo lo necesario para contrarrestar los peligros inflacionarios y anclar las expectativas inflacionarias”. Esta fue una clara advertencia a los mercados financieros de que las tasas van a aumentar aún más.

La restricción del crédito se ha extendido a China, donde el banco central planea controlar un auge en las inversiones y en las propiedades sin provocar una crisis. Esta semana el banco anunció que iba a aumentar en un 0.5% a 0.8% del coeficiente de liquidez para prestamistas comerciales. La medida se dio menos de ocho meses después que el banco aumentara las tasas de interés en un 0.27% a finales de abril.

Datos monetarios muestran los motivos para las medidas del banco. Los abastecimientos de dinero de China a finales de mayo eran un 19.1% mayores que el año anterior; o sea, 3% más altos que el objetivo del banco central. Préstamos para los primeros cinco meses del año fueron casi tres cuartos de los objetivos del banco para el año entero. Durante el mismo período de cinco meses, las inversiones en activos fijos en zonas urbanas aumentó 30.3% en comparación al año anterior.

El banco declaró que las medidas que había tomado eran “adicionales para frenar el aumento excesivo de los préstamos”, controlar “el rápido aumento de las inversiones”, “fortalecer el control de la liquidez en el sistema bancario”; y “continuar guiando a los bancos comerciales para que mantengan el ritmo y la extensión de sus préstamos de largo y mediano alcance a un nivel razonable”. Afirmó su compromiso con una política que fomente “la estabilidad en los mercados financieros y la estabilidad económica en general”.

Pero que semejante programa tenga éxito es otra cuestión. Stephen Roach, que por largo tiempo ha sido observador de China y economista principal de Morgan Stanley, ha expresado dudas sobre si estas útimas medidas serían suficientes, principalmente porque que la economía China ha crecido tan rápido.

Hizo notar que durante el período 200-2005, las inversiones fijas de los chinos aumentaron de aproximadamente $400 millones a $1.1.billones, taza de aumento que “opaca todo lo que el mundo ha presenciado durante los últimos años”. El tamaño de la economía china — 35% mayor que en 2004, cuando se tomaron medidas similares para frenarla — sugiere que “los encargados de la política china tienen que hacer más si han de lograr el éxito en restringir los excesos de su economía recalentada”.

Si las autoridades chinas “aprietan” demasiado, sin embargo, corren el riesgo de causar el desplome de empresas tambaleantes que dependen de la disponibilidad del crédito barato. La agencia calificadora de crédito Fitch calcula que las instituciones prestamistas chinas — los cuatro bancos estatales, los bancos comerciales municipales y las cooperativas rurales — poseen, en conjunto, un total de $206 mil millones en préstamos sin interés, así como también $270 mil millones en otros préstamos incobrables. Un colapso de la burbuja inversionista tendría enormes consecuencias sociales puesto que millones de trabajadores quedarían desempleados.

En un comentario reciente acerca de China, el instituto Stratfor enfatizó lo siguiente: “Lo que hay que comprender es que la China ahora se mueve de problema económico a uno socio político. El problema financiero es tan sólo síntoma; el problema fundamental es que una tremenda irracionalidad ha sido incrustrada en la economía china. Las empresas que no son económicamernte viables continúan funcionando por medio de transfusions de dinero en efectivo...Parte de ese dienero proviene de préstamos, parte de exportaciones cuyos precios, desde el punto de vista de la economía, no se pueden sostener...Si las tasas de interés aumentaran y los préstamos adquirieran mayor disciplina, muchas de las empresas chinas fracasarían”.

Hasta ahora el banco central ha podido mantener el “boom” y prevenir los terremotos sociales y políticos que un desplome económico causaría. No obstante, fue una cosa mantener esta curso bajo el régimen de dinero fácil que prevaleció durante los últimos cinco años. Es otra mantener el equilibrio económico a medida que las condiciones financieras empiezan a “apretarse” a nivel internacional.