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El socialismo y la lucha contra la guerra imperialista

Declaración del Comité Internacional de la Cuarta Internacional

1. Cien años después del estallido de la Primera Guerra Mundial y 75 años después del inicio de la Segunda Guerra Mundial, el sistema imperialista una vez más amenaza a la humanidad con una catástrofe.

2. El desmoronamiento del capitalismo global que estalló en 2008 ha acelerado enormemente la ambición depredadora de las potencias imperialistas por una nueva división y redivisión del mundo. Ya, en las dos décadas transcurridas desde la disolución de la Unión Soviética, las principales potencias imperialistas han ocasionado la destrucción y la muerte para millones de personas en guerras en Los Balcanes, Oriente Medio, Asia Central y África. Una y otra vez han demostrado su indiferencia ante el sufrimiento humano. Ahora se ha llegado a una etapa cualitativamente nueva en la crisis del imperialismo -una en la que las grandes potencias están arriesgando una conflagración nuclear.

3. El peligro de una nueva guerra mundial surge de las contradicciones fundamentales del sistema capitalista -entre el desarrollo de una economía global y su división en estados-naciones antagónicos, en los que se arraiga la propiedad privada de los medios de producción. Esto encuentra su expresión más aguda en el giro del imperialismo estadounidense hacia el dominio del continente euroasiático, principalmente de todas esas áreas de las que fue excluido durante décadas por las revoluciones rusa y china. En occidente, los EE. UU., aliado con Alemania, ha orquestado un golpe de estado fascista con el propósito de controlar Ucrania. Pero sus ambiciones no se detienen ahí. Su objetivo final consiste en desmembrar la Federación Rusa, reduciéndola a una serie de semi-colonias y abrir el camino para el saqueo de sus vastos recursos naturales. En el oriente, la finalidad de la política del gobierno de Obama en Asia tiene como objetivo rodear a China y transformarla en una semi-colonia. Desea asegurar su dominio sobre la mano de obra barata china, que es una de las principales fuentes globales de la plusvalía extraída de la clase trabajadora, y que es la sangre vital de la economía capitalista.

4. En la actualidad, Washington está llevando a cabo estos objetivos con la colaboración de las otras grandes potencias imperialistas. Sin embargo, no hay ninguna coincidencia permanente de intereses entre ellos. El imperialismo alemán, que luchó dos guerras con los EE.UU. en el siglo 20, está reactivando sus ambiciones imperiales. Habiendo asegurado su posición dominante en Europa occidental, ahora busca convertirse en una potencia mundial. Asimismo, en Asia, Japón está remilitarizándose para lograr sus propias ambiciones de largo plazo por la hegemonía regional. Para legitimar estos cambios, se están realizando esfuerzos sistemáticos para encubrir los monstruosos crímenes de los nazis y del ejército imperial japonés en los años 1930 y 1940.

5. Todas las potencias imperialistas -incluyendo a Gran Bretaña, Francia, Canadá y Australia- participan en esta lucha por esferas de influencia. Cada área del globo es una fuente de graves conflictos: no sólo las antiguas colonias y semi-colonias en el Oriente Medio, África y Asia, sino también el Ártico, la Antártida e incluso el espacio exterior y el ciberespacio. Estos conflictos, a su vez, favorecen las tensiones que provocan tendencias separatistas, y conflíctos étnicos y comunales.

6. Los regímenes de Rusia y China no constituyen un contrapeso a la campaña de guerra imperialista. Ambos representan oligarquías criminales que surgieron de la restauración del capitalismo, llevada a cabo por las burocracias estalinistas, y sólo buscan defender sus intereses. No sólo son políticamente responsables de los terribles peligros que enfrentan actualmente las masas rusas y chinas, pero el nacionalismo que azuzan sirve para dividir a la clase trabajadora.

7. Má que posible, es inevitable otra carnicería imperialista a menos que la clase trabajadora internacional intervenga armada de un programa marxista revolucionario. Las dos guerras mundiales del siglo XX surgieron de la contradicción entre la economía mundial y el obsoleto sistema de estados naciones. Cada una de las potencias imperialistas intentó resolver esa contradicción mediante la búsqueda de la hegemonía mundial. La globalización de la producción en los tres últimos decenios, que ha resultado en un nuevo salto cualitativo en la integración de la economía mundial, ha intensificado las contradicciones fundamentales del capitalismo a un nuevo punto crítico.

8. La colisión de los intereses imperialistas y los de los estados nacionales expresa la imposibilidad, bajo el capitalismo, de organizar una economía integrada a nivel mundial sobre una base racional, garantizando así el desarrollo armonioso de las fuerzas productivas. Sin embargo, las mismas contradicciones que impulsan al borde del colapso al imperialismo, son el estímulo objetivo de la revolución social. La globalización de la producción ha producido un enorme crecimiento de la clase trabajadora. Sólo esta fuerza social, que no debe lealtad a ninguna nación, es capaz de poner fin al sistema de ganancias, que es la causa fundamental de la guerra.

9. Todos los grandes problemas que enfrenta la clase trabajadora -el crecimiento de la desigualdad social, el empleo de formas autoritarias de gobierno- son componentes inseparables de esta lucha. No puede haber una lucha por el socialismo sin una lucha contra la guerra y no puede haber lucha contra la guerra sin una lucha por el socialismo. La clase trabajadora debe oponerse a la guerra imperialista, poniéndose en este proceso a la cabeza de la juventud y las masas oprimidas, sobre la base de un programa socialista: la lucha para tomar el poder político, expropiar a los bancos y las grandes corporaciones y comenzar la tarea de construir una federación mundial de estados obreros.

10. El Comité Internacional de la Cuarta Internacional (CICI) pone la lucha contra la guerra al centro de su trabajo político. Debe convertirse en el núcleo internacional de la oposición revolucionaria a la reaparición de la violencia imperialista y el militarismo. No hay otra organización que aspira llevar a cabo esta tarea. Innumerables expacifistas, liberales, verdes y anarquistas han tomado lugar en las trincheras de la campaña de guerra imperialista ondulando el fraudulento pabellón de los derechos humanos. Del mismo modo, las tendencias seudoizquierdistas, tales como los pablistas y los capitalistas de estado se alinearon detrás de la agresión de EE.UU. contra Rusia y China, condenando "el mecánico seudoantimperialismo" de los que se oponen a esta campaña.

11. La construcción de la IV Internacional, bajo la dirección del Comité Internacional, es la cuestión estratégica central. Es la única de unificar el proletariado a nivel internacional. El rally a través de la web del Día del Trabajador celebrado el 4 de mayo, con la participación de personas de 92 países, reveló el creciente apoyo a la perspectiva revolucionaria del CICI y el potencial para su desarrollo como el partido mundial de la revolución socialista. La tarea del CICI es ahora crear secciones en otros países y zonas del mundo.

Adoptado por el Comité Internacional de la Cuarta Internacional el 9 de junio de 2014.

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