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Miles se manifiestan contra la masacre de estudiantes mexicanos

El ocho de octubre miles marcharon en Ciudad México y otras ciudades de esa nación para protestar contra la desaparición y asesinato de maestros estudiantes de una escuela normal rural en Ayotzinapa, Guerrero, un estado en el sur de México.

Cincuenta y siete maestros estudiantes (normalistas) de escuela de Ayotzinapa desaparecieron el 26 de septiembre durante un enfrentamiento con la policía de la ciudad de Iguala. Seis fueron muertos a tiros y veinticinco quedaron heridos. De los que fueron raptados, 43 siguen desaparecidos. Más de veinte cadáveres, calcinados y descuartizados fueron encontrados en fosas cercanas hace unos días.

Los normalistas eran parte de un grupo de cien estudiantes en ruta a Iguala para protestar contra los recortes del presupuesto de su institución.

La masacre y la desapariciones revelan la complicidad del gobierno de Guerrero (Partido de la Revolución Democrática, PRD) y las pandillas de traficantes de drogas que existen en ese estado. También revelan similares vínculos (basados en la corrupción) en todo México. También han detonado una explosión de nacional de rabia que atenta contra la estabilidad del gobierno del presidente Enrique Peña Nieto (Partido Revolucionario Institucional, PRI).

En Ciudad México en la tarde de miércoles ocho de octubre hubo una gigantesca manifestación. Jóvenes y obreros marcharon entre la estatua al Ángel de la Independencia a la histórica plaza central (el Zócalo) de esta ciudad. La marcha impidió el movimiento de transito en el centro. Muchos se unieron a la marcha cuando pasaba. Otros aplaudieron su apoyo.

La consigna de la marcha fue #todos somos Ayotzinapa. Familiares de los desaparecidos marchaban al frente. Hubo un fuerte contingente de estudiantes de normalistas de Ayotzinapa. Muchas mantas tenían fotos de los desaparecidos. Otros carteles repudiaban a los narcogobiernos de Guerrero y de la Ciudad de México.

En contraste a la sobria atmósfera del la marcha hubo gritos de “¿Por qué nos matan, somos la esperanza de Latinoamérica?” Otro grito exigía la renuncia de Ángel Aguirre Rivero, el gobernador de Guerrero. “Ni el PRI, ni el PAN, ni el PRD” gritaban muchos.

El rechazo de todos los partidos políticos que componen los gobiernos federal y del estados de Guerrero salió a la luz cuando el patriarca del PRD, Cuauhtemoc Cárdenas trató de subirse a la tarima de discursos. Manifestantes lo abuchearon y apedrearon. Cárdenas tuvo que fugarse; la multitud gritaba “gobierno asesino” y “traidor”.

El alcalde de Iguala y el gobernador de Guerrero, ambos son del PRD. Ese es un partido que cuenta con el apoyo de sectores de la seudoizquierda. Se ha integrado a la máquina estatal en todos los niveles y colabora en las medidas de libre empresa del Pacto Por México. En Guerrero, como en otras partes el PRD es íntimo con los narcocarteles.

Hubo enormes manifestaciones en el sur de México:

  • En Chipancingo, Guerrero, más de cincuenta mil maestros marcharon con estudiantes y obreros en un enorme repudio al gobierno del estado, a su complicidad con y el crimen y su intento de taparlo. También hubo marchas en Acapulco y otras localidades de Guerrero
  • En Oaxaca, cuatro columnas de manifestantes se encontraron en el Zócalo de esa ciudad. Los maestros de Oaxaca han dicho que el 15 de octubre próximo harán una caravana de sus automóviles hacia Ayotzinapa. Dos de los normalistas heridos y uno de los desaparecidos son de Oaxaca. Además de la marcha de protesta, manifestantes pusieron barricadas en caminos y calles. Piqueteros forzaron el cierre de la distribuidora de combustibles de PEMEX en Santa María El Tule. En Salinas Cruz, Oaxaca, cinco mil maestros marcharon e impidieron acceso a una refinería y al puerto de Salinas Cruz.
  • En San Cristobal, Chiapas, veinte mil partidarios del Ejército Zapatista marcharon en silencio.
  • En Morelia, Michoacán, más de mil maestros y normalistas se manifestaron, poniendo barricadas in los caminos que van al puerto.

Más al norte ocurrieron protestas en Zacatecas (en la más antigua escuela normal del país) y en Guanajuato, donde dos mil estudiantes marcharon en los predios del Festival Cervantino Internacional, demandando justicia por las desapariciones y muertes de los normalistas.

También hubo protestas en Argentina, Inglaterra, Alemania, España y Estados Unidos.

La masacre y desaparición de los normalistas fue uno entre muchos incidentes contra estudiantes y educadores en Guerrero, Oaxaca y otros lugares. Estudiantes rurales, muchos de familias pobres son tratados como si fueran guerrilleros o terroristas. Unos días antes de la masacre, policías federales atacaron a estudiantes manifestantes en esa misma zona, obligándolos a retirarse. Este enero de este año dos estudiantes fueron atropellados. En mayo 2013, la policía estatal de Guerrero atacó a estudiantes de Ayotzinapa que estaban colectando dinero para un festival. Detuvo y les dio una grave paliza a veintiséis.

En diciembre del 2011, tres estudiantes fueron muertos cuando 150 normalistas demandaban reunirse con el gobernador. Dos estudiantes murieron de balazos a la cabeza.

En diciembre del 2007 la policía federal ataco a normalistas de Ayotzinapa que ocupaban una casilla de peaje en una carretera, demandando más fondos para su colegio.

Ninguno de los oficiales estatales o federales fue sancionado nunca por esos actos salvajes contra los normalistas de Guerrero. Cuando ocurrió la matanza del 2011, el gobernador defendió la represión y asesinatos para “asegurar los derechos de todos.”

Tanto Aguirre como el presidente del país, Enrique Peña Nieto ahora tratan desesperadamente de manejar la situación. El jueves, después de no haber hecho nada en seis días, el gobernador de pronto ordenó una búsqueda casa por casa de los desaparecidos y ofreció una recompensa por información sobre donde estaban.

El lunes siete de octubre, Aguirre, quien había rechazado pedidos de su renuncia, se encargó que policías federales desarmaran y reemplazaran a la policía de Iguala, mientras se investiga. El jueves, Peña Nieto, tratando de controlar el daño hecho, prometió investigar las desapariciones y masacres hasta sus últimas consecuencias.

Peña Nieto dijo que la represión y al crimen eran “inhumanos”, pero él mismo a sido desenmascarado por estar conectado con la gente que ordenó y llevó a cabo este crimen.

Hay más: fuerzas federales de seguridad han estado envueltas en otras matanzas y carnicerías atroces contra el pueblo mexicano. Recientemente ocho soldados fueron detenidos por la masacre en 22 jóvenes en junio en la ciudad de Tlatlaya, Estado de México. Inicialmente el ejército dijo que los jóvenes habían muerto en una batalla con una narcopandilla. Luego salió evidencia de testigos que el ejército había detenido vivos a los jóvenes y luego los había ejecutados a sangre fría.

Hasta ahora, los dos oficiales más envueltos en la masacre de Guerrero no han sido detenidos. El alcalde de Iguala, José Luis Abarca, dice haber estado en un baile durante el ataque. Abarca tiene un fuero de inmunidad por ser alcalde, a pesar de sus bien conocidos vínculos con organizaciones criminales. El gobernador Aguirre ahora dice que le pedirá al Congreso que le quite la inmunidad a Abarca, quien se ha fugado, y se desconoce donde está. También ha huido Felipe Flores, el personaje encargado de la operación policial del 26 de octubre.

Las autoridades han detenido a 26 policías y cuatro miembros de la banda criminal de narco Guerreros Unidos, quienes supuestamente han admitido ser cómplices de los asesinatos con la policía municipal.

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