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Director de Cine y teatro Mike Nichols muere a los 83 años de edad

Este artículo apareció en inglés el 22 de noviembre del 2014 [Traducción de Marya Luna]

El director de cine y de teatro estadounidense Mike Nichols murió el miércoles a los 83 años de edad. Sus películas más notables incluyen ¿ Quién teme a Virginia Woolf? [Who’s Afraid of Virginia Woolf?, 1966], El graduado [The Graduate 1967], Trampa 22 [Catch-22, 1970], Conocimiento carnal [Carnal Knowledge, 1971], Silkwood (1983), Armas de mujer [Working Girl, 1988] y Colores primarios [Primary Colors, 1998]. También dirigió Ángeles en Estados Unidos [Angels in America,2003] de Tony Kushner como una mini-serie para HBO [el canal de televisión de cable].

Mike Nichols en la década de 1970

Nichols dirigió producciones de Broadway para un grupo diverso de escritores, entre ellos Neil Simon, David Rabe, Trevor Griffiths, Tom Stoppard, Ariel Dorfman y Harold Pinter, así como resurgimientos de obras de Oscar Wilde, Anton Chéjov, Clifford Odets, Lillian Hellman y Arthur Miller.

Nichols, cuya carrera abarcó cinco décadas, fue sin duda una persona con dones artísticos, conocido por su agudo ingenio y su urbanidad, así como por su gran habilidad para dirigir a los actores. Si parece haber una desproporción entre los auténticos talentos de Nichols, así como los de los innumerables artistas y figuras creativas con quien se asociaba, como también con la totalidad de su obra final, eso debe hablar sobre todo, acerca de algunos de los problemas sociales e ideológicos del período de posguerra.

Nacido Mikhail Igor Peschkowsky en Berlín en 1931, Nichols llegó a Estados Unidos. con su hermano menor en 1939, pocos meses después de que su padre, un médico ruso-judío había huido de los nazis y dos años antes que su madre.

El abuelo materno de Nichols fue Gustav Landauer, el destacado dirigente anarquista alemán asesinado en mayo de 1919 por fuerzas protofascistas tras el colapso de la efímera República Soviética de Baviera. Su abuela materna, Hedwig Lachmann, fue poeta y traductora. Su versión en alemán de la obra de Oscar Wilde, Salomé, fue la base para el libreto en un acto de ópera del mismo nombre de Richard Strauss. Ella también tradujo obras de Edgar Allan Poe y Honoré de Balzac, entre otras.

A través de su madre, Nichols también era pariente lejano de Albert Einstein.

En la Universidad de Chicago en la década de 1950, Nichols se involucró en actividades teatrales como actor y director. Durante este tiempo, conoció a Elaine May y se unió a un espectáculo de revista cabaret, los Jugadores de Compas (precursor de Second City [Segunda Ciudad]), del que May también era miembro. El dúo comenzó a hacer comedia de improvisación, y finalmente en 1958, formaron un acto de comedia, Nichols y May, que tuvo un éxito considerable por varios años.

Elaine May y Mike Nichols

Los diálogos improvisados de la pareja, que se realizaban en los clubes, en la televisión y en los discos, eran muy divertidas y mordaces, y todavía vale la pena verlos (algunos de ellos son accesibles en el Internet). Aun se recuerda a May como la operadora telefónica inútil que con sus retrasos y torpezas totalmente frustra a Nichols, quien ha utilizado su última moneda de diez centavos para hacer esa llamada.

En su espectáculo, el dúo llegó a hacer bromas del negocio de las funerarias en "Funeral de $65". También bromeó acerca de Wernher von Braun, una figura destacada en el desarrollo de la tecnología de cohetes bajo el régimen nazi y más tarde prominente en el programa espacial y el cohete de Estados Unidos (von Braun demandó a Nichols y May para que quitaran su nombre del espectáculo). Hacían también bromas acerca del negocio de la publicidad y acerca de la obsesión de los medios de comunicación (¡aun en esos tiempos!) con celebridades y trivialidades, y trataban acerca de todo tipo de cosas absurdas de la vida estadounidense de finales de la década de 1950. Hasta bromeaban acerca de relaciones entre madres e hijos, de citas amorosas de adolescentes y de numerosos traumas de la vida diaria.

El mejor y más agudo momento del dúo comediante, sin embargo, puede muy bien haber sido en 1959 durante la entrega de premios Emmys, dedicada a la “excelencia en televisión”. Con una cara totalmente seria, la joven de 27 años de edad, May, inmediatamente después de la aparición del vicepresidente Richard Nixon, por increíble que parezca, hizo notar su gran orgullo en la presentación de un premio especial.

"Se dirán muchas cosas aquí esta noche", dijo con seriedad, "acerca de excelencia". Y continuó, "Y a todas las personas creativas, a las artísticas y a aquellas con habilidades especiales, serán reconocidas y recompensadas. Pero ¿y qué pasará con los demás en esta industria? [Risas] En serio, hay hombres en la industria que van año tras año, en silencio, modestamente produciendo basura". Con más risas y aplausos, continuó para anunciar un premio, "para el hombre que ha sido elegido como el más mediocre de la industria".

Enseguida aparece Nichols, como productor de televisión de ficción, con entusiasmo se adelanta a aceptar el honor y a explicar cómo había llegado a este punto destacable en su carrera. Se había resistido a hacer algo bueno, a pesar de una gran cantidad de tentación. "Y estoy muy orgulloso que ustedes estén mostrando su fe en mí al unirse a mi único ideal: hacer dinero". Luego pasó a explicar la forma en que felizmente como se había arrastrado frente a todos los patrocinadores corporativos, como había ignorado todo tipo de talento, y generalmente como había hecho todo lo posible "por no ofender a nadie en el mundo".

El estilo de comedia irónica de Nichols y May, muchas veces mordaz, le hablaba a la atmósfera intelectual que surgía en los Estados Unidos después de la histeria anticomunista patrocinada oficialmente e identificada con el macartismo (McCarthyism), incluyendo a aquellos en la lista negra de la industria del entretenimiento. Hicieron posible, una vez más, hacer frente a ciertas cuestiones en público, a menudo de una manera satírica.

En un interesante comentario, el novelista y ensayista Edmund White, en una de sus autobiografías Dentro de una perla: Mis años en París (Inside a Pearl: My Years in Paris), describe la vida cultural en Nueva York a finales de 1950 y a principios de 1960 de la siguiente manera: "Toda persona que conocí era partidaria del Partido Demócrata, posiblemente socialista, muy de vez en cuando comunista. A todos les encantaba hacer comentarios irónicos o punzantes sobre el ‘complejo militar industrial’ de poder en los Estados Unidos. Nuestros humoristas eran Mike Nichols y Elaine May, Mort Sahl, Jules Feiffer, Lenny Bruce, personas que se satirizaban sí mismos y a su clase como absurdos, judíos e intelectuales pretenciosos de Nueva York, y que ridiculizaban a Estados Unidos como un gigante destructivo e ignorante, un mastodonte instigador de guerras".

Hicieron posible abordar ciertas cuestiones, pero de ninguna manera todas. Debido a circunstancias en gran medida fuera de su control, Nichols, May y los otros escritores satíricos, sin importar que tan mordaces podían ser acerca de las características específicas de la vida estadounidense, y al igual que la gran mayoría de los artistas e intelectuales de Estados Unidos en ese tiempo, estaban esclavizados a las supuestas ideologías que existían, con la misma naturalidad como la de respirar.

Sus determinadas ideologías esbozaban un cierto liberalismo anticomunista de Guerra Fría, a la vez que deploraban la brutalidad del senador Joseph McCarthy y al Comité de Actividades Antiestadounidenses (HUAC), acompañados con insinuaciones que los sustentaba la identificación del socialismo con la Unión Soviética y los partidos estalinistas; una complacencia social, basada en la riqueza del capitalismo estadounidense y sus propias posiciones relativamente privilegiadas; una obediencia obligatoria y ritual a la grandeza de la "democracia estadounidense", y hasta un nivel u otro, una adaptación a la regresión cultural asociada a los traumas (fascistas, estalinistas) de mediados de siglo y a la disminución del movimiento de trabajadores.

Al final, en mi opinión, estas limitaciones intelectuales ayudan a explicar por qué alguien tan talentoso como Nichols estuvo tan mal preparado y desorientado por las turbulencias de la década de 1970 y después, al centro de la cual estaba la decadencia histórica del capitalismo estadounidense y de los cambios globales asociados; en gran medida fue incapaz de traducir las realidades contemporáneas a imágenes verdaderamente significativas.

En 1986, el director le dijo al Washington Post: "Creo que tal vez mi tema es las relaciones entre hombres y mujeres, en torno a una cama." ¿Parece adecuada la comparación a nuestros tiempos difíciles y volátiles? En un momento determinado, Nichols parecía encontrarse en medio del océano. No es asombroso entonces saber que consideró suicidarse en la década de 1980.

¿Quién teme a Virginia Woolf?

De cualquier modo, a instigación de Elaine May (aparentemente ella se dio cuenca que el dúo ya había llegado lo más lejos posible), Nichols y May se separaron durante la etapa más alta de su popularidad en 1961. Nichols comenzó a dirigir en el teatro, disfrutando de un gran éxito comercial con obras de poca importancia de Simon y otros de 1963 a 1966. La compañía Warner Brothers luego le ofreció la oportunidad de dirigir la versión cinematográfica de ¿Quién teme a Virginia Woolf?, de Edward Albee, con Richard Burton y Elizabeth Taylor, que era la pareja de artistas más ampliamente cubierta, y así es como la carrera de Nichols en el cine comenzó.

La película se centra en la lucha entre un frustrado profesor (asociado) de historia en una universidad de Nueva Inglaterra, George (Burton), su amargada y alcohólica esposa, Martha (Taylor), la hija del presidente de la universidad, reciben a un nuevo instructor en la universidad (George Segal) y su esposa (Sandy Dennis). George y Martha se atormentan mutuamente y enredan a la otra pareja en sus batallas durante el transcurso de la noche.

La obra de Albee, comentó el crítico Andrew Sarris, "tocó un nervio sociológico" sobre el tratamiento del medio académico y de la clase media existente, con sus serias insatisfacciones. La actuación de Burton, en particular, sobresale con su "encanto electrizante" (Sarris de nuevo). "George" y "Martha" seguramente sugieren un significado más amplio, refiriéndose como lo hacen, a los nombres del primer presidente de los Estados Unidos, George Washington y su esposa. La imagen de los pequeños suburbios que muestran, la vida burguesa estadounidense representada no era muy bonita.

El graduado

La próxima película de Nichols, El graduado [The Graduate], lo hizo alcanzar un triunfo popular crítico y que tal vez nunca más pudo lograr de nuevo. En resumen, la película, basada en una novela de 1963 por Charles Webb, se centra en Benjamin Braddock (Dustin Hoffman), recién graduado de la universidad, que se deja seducir por una mujer mayor, la señora Robinson (Anne Bancroft), la esposa de socio del bufete legal de su padre, mas termina enamorándose de la hija de la mujer, Elaine (Katharine Ross).

A la película de Nichols, junto con Bonnie y Clyde de Arthur Penn, que salieron el mismo año, se les atribuye representar el cambio de formato del "viejo" al "Nuevo Hollywood", lo que sea que eso quiera decir. En todo caso, con su relativa holgura moral y flexibilidad, y burlándose de diversos valores institucionales del establecimiento, El graduado ayudó a registrar un cambio del estado de ánimo básicamente asociado con el creciente radicalismo entre las secciones de la juventud, en particular.

Hoffman, con la actuación que creó su carrera, y Bancroft (un intérprete terriblemente infravalorada a lo largo de su carrera) tuvieron actuaciones muy conmovedoras y convincentes; y Ross estuvo muy bien también. El estilo ecléctico de Nichols parece menos irritante hoy de lo que parecía entonces; lo más probable es que por lo menos fue un intento de crear un estilo diferente en lugar de la insipidez casi universal que nos encontramos hoy en día en Hollywood. Sus imitaciones de Fellini, Antonioni, Bergman y ciertos escritores-directores franceses indican un conocimiento de algo que está fuera de los límites inmediatos de la industria en el sur de California.

En el desenlace de la película, Elaine termina casándose con el "hombre equivocado" antes de finalmente escaparse con Benjamin a bordo de un autobús local. Sarris elogió la interrupción del cliché del "suspenso de la persecución al altar" como "un triunfo de las personas contra los actos legales", y en general elogió "la cruel belleza de esta historia de amor".

En su Cine estadounidense, publicada en 1968, sin embargo, el crítico fue bastante duro con Nichols, ofreciendo este comentario, el cual es frecuentemente citado:

"Todo lo que Mike Nichols ha tocado en el escenario y la pantalla se ha convertido en oro, si no en gloria... La sospecha persistió en círculos vergonzosamente escépticos que Nichols era más bien un táctico que un estratega y que ganó todas las batallas y perdió todas las guerras porque era incapaz de la locura divina de una declaración personal. Ningún director estadounidense desde Orson Welles había comenzado con una explosión tal, pero Welles había seguido su propio camino, y eso hizo toda la diferencia. Nichols parece demasiado astuto como para salirse de la carretera principal. El suyo es el cine y el teatro de la complicidad. Y el cliente siempre tiene la razón, excepto en la visión a largo plazo de la eternidad".

La dificultad de este veredicto, a pesar de que sin duda habla de problemas reales en la carrera de Nichols, es que reduce las diferencias entre Welles y Nichols a un defecto moral o individual de Nichols, poniendo todas las demás cuestiones a un lado—de su negativa a tomar el camino del sacrificio personal por el arte verdaderamente independiente.

La cuestión clave, sin embargo, es el fuerte contraste de las circunstancias históricas y culturales que formaron las de sensibilidades los dos directores: en el caso de Welles, las secuelas de la Revolución Rusa y los años explosivos de la Gran Depresión, cuando millones de personas en Estados Unidos llegaron conscientemente a odiar a las grandes empresas y a Wall Street y buscaban alternativas en muchos frentes, políticos y artísticos; en el caso de Nichols, la Primera Guerra Mundial y la Guerra Fría que le siguió, caracterizado en Estados Unidos por el estancamiento intelectual, el conformismo y el oportunismo; en general, la desacreditación del socialismo y del pensamiento izquierdista, la constricción de la vida artística y las posibilidades de drama.

El siguiente gran proyecto de Nichols, Trampa 22 [Catch -22], basado en la novela de Joseph Heller sobre la Segunda Guerra Mundial, fue un fracaso artístico y de taquilla, de la que su reputación nunca se recuperó del todo. La versión cinematográfica del irreverente pero emotivo libro, aunque siempre con un gran elenco y presupuesto, parecía plana, desarticulada y genuinamente carente de energía antiguerra, antimilitar. Otra película que salió el mismo año, MASH, dirigida por Robert Altman, capturó más la imaginación del público y de sus sentimientos cada vez más en oposición contra la guerra de Vietnam.

Escrita por el dibujante y humorista Jules Feiffer, la película Conocimiento carnal [Carnal Knowledge] de Nichols es una mirada a la disminución emocional y sexual de dos amigos de la universidad en el curso de 25 años, desde 1940 hasta la década de 1970. Jack Nicholson, como el mujeriego cuya incapacidad para crear cualquier tipo de intimidad se convierte en impotencia, y Ann-Margret, como su desafortunada esposa por un tiempo, son memorables en una obra en general de mal gusto y misántropa. El día del delfín [The Day of the Dolphin 1973], una película ciencia-ficción política de suspenso, y La fortuna [The Fortune 1975], una comedia medio chiflada, no muy divertida, ambientada en la década de 1920, son obras generalmente olvidables, excepto por de la dirección de Nichols de un grupo de actores talentosos.

En Silkwood, Nichols honorablemente llevó a la pantalla la historia de Karen Silkwood, la denunciante de energía nuclear en la planta de plutonio, Kerr-McGee. Meryl Streep hizo el rol de Silkwood, quien murió en un sospechoso accidente de auto en 1974 mientras investigaba varias irregularidades de la compañía, Este fue un trabajo honesto y sincero.

Las películas Acidez [Heartburn, 1986]; Desventuras de un recluta inocente / Los apuros de un recluta [(España / Perú), Biloxi Blues, 1988]; Armas de mujer; Postales desde el filo / Recuerdos de Hollywood [(España / México y Argentina), Postcards from the Edge, 1990]; Una segunda oportunidad / La fuerza de la verdad / A propósito de Henry [(Argentina / Chile y Colombia / España), Regarding Henry, 1991] y Lobo [Wolf, 1994] son esfuerzos de menor importancia, la mejor de las cuales señala una consternación liberal no muy entusiasta en los estragos de los años de los presidentes Reagan y Bush (su sucesor). A su manera, sin embargo , Armas de mujer es en realidad una adaptación a los ethos de la época y es la primera de las numerosas películas que transportan el mismo tema general. Esta es la historia de una heroína de la clase obrera (Melanie Griffith) que avanza desde el grupo secretarial de la compañía a la suite ejecutiva, "triunfando" individualmente, dejando atrás a toda la gente de su barrio y a todas las demás secretarias.

Durante este tiempo también, Nichols se casó con Diane Sawyer (la de la desagradable "sinceridad con la mano en el mentón"), presentadora de noticias de la televisión y coanfitriona a largo plazo de la cadena ABC “Buenos Días Estados Unidos” ["Good Morning America"]. Sawyer, una de las personificaciones de una “total mediocridad" y peor aun (de hecho, una propagandista promilitar, proguerra) en la televisión contemporánea, a principios de su carrera había sido miembro del personal de la Casa blanca de Nixon y llevaba una relación directa con el propio presidente. En esa unión, por desgracia, se ve una cierta ironía, un cierre del círculo en la evolución personal y moral de Nichols.

La película Colores primarios de Nichols, basada en una novela en clave del periodista Joe Klein sobre la primera campaña presidencial de Bill Clinton en 1992 (con un guión escrito por Elaine May), fue lanzada en medio de la crisis del segundo mandato de Clinton, en torno a su relación con Mónica Lewinsky. La película, con John Travolta y Emma Thompson como su esposa y la candidata presidencial del Partido Demócrata, es un cuadro muy poco favorecedor de la política y los políticos estadounidenses que, con ciertos límites, sí golpea .

En el World Socialist Web Site, comentamos acerca de ¿De qué planeta vienes? [What Planet Are You From?, 2000], con Gary Shandling, una comedia de ciencia ficción, y señalamos que "hay algunos momentos divertidos en la película, pero no muchos. Como con tantas películas contemporáneas que buscan ser comercializables, ¿De qué planeta vienes?, por falta de alternativas, hace que uno termine en el territorio más conformista y complaciente: la santidad del matrimonio, la familia, el hogar, etc."

La misantropía dominó en Llevados por el deseo [Closer, 2004], una película que, argumentamos, comunica un "profundo cinismo". La película transmite el sentimiento de que “’las personas son sucias, no vale la pena mover ni un sólo dedo por ellas...’ Como la humanidad no tiene remedio, de acuerdo con esta lógica, uno es libre de hacer o decir cualquier cosa, con la conciencia tranquila".

La guerra de Charlie Wilson [Charlie Wilson’s War, 2007] del director cuenta la historia del congresista estadounidense que se atribuyó a sí mismo el programa que organizó y apoyó a los muyahidines afganos en su lucha con el ejército soviético en Afganistán, y por tanto, también puede reclamar una cierta responsabilidad por los eventos del 9/11 y todo lo que ha venido después de eso. Hemos sostenido que la película estaba saturada de anticomunismo y que defendió "el derecho de la democracia" estadounidense de intervenir donde quiera que le dé la gana, en cualquier parte del mundo. Los momentos divertidos, relativamente menores, son como la crema de chocolate que disfraza un pastel envenenado".

Nichols, junto con el resto de lo que pasa como la intelectualidad de Estados Unidos, sin duda se había desplazado en general hacia la derecha. Pero sería un error el analizar esas cuestiones de una manera completamente unilateral. La dirección que tomó en la película Ángeles en Estados Unidos de Tony Kushner, que tiene una mirada mordaz a los anticomunistas, cazadores de brujas y a la persecución de los Rosenberg, indicó una preocupación permanente en grandes y trágicos asuntos históricos.

En la versión cinematográfica de 1997 (dirigida por David Hare) de la obra de Wallace Shawn, El doliente designado [The Designated Mourner], ambientada en un país sin nombre bajo una dictadura policiaca-militar que aprisiona a todos los oponentes sospechosos de "subversión", Nichols tuvo una actuación extraordinaria como Jack, un profesor de Inglés y el narrador principal. A pesar de su profesión liberal, Jack generalmente simpatiza con el gobierno y es hostil a cualquier oposición. Ve como su rival intelectual, un poeta respetado, es asesinado, y como su esposa es arrastrada a su detención, mas no mueve un dedo. Es un escalofriante retrato, en el que Nichols nos revela algo de su pasado de oposición social y de su ira.

Del mismo modo, Nichols elogió mucho la obra del dramaturgo socialista Trevor Griffiths: Estos son los tiempos: Una vida de Thomas Paine [These are the Times: A Life of Thomas Paine, 2005], un guion que no se filmó. Nichols comentó, "Paine [un héroe de la Revolución Americana] es un hombre de una especie que no veremos de nuevo, por decirlo sencillamente, y también lo es Griffiths".

Así que, aun cuando uno siente la necesidad de criticar los fracasos artísticos de Nichols, el principal énfasis debe de estar en las circunstancias ideológicas y culturales, en general desfavorables, que enfrentaron los artistas en la década de 1950 y después. Fue un individuo talentoso arrastrado por fuertes corrientes, que bien pudieron haberlo llevado a lugares a los que no quería visitar.

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