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Perspectiva

Kerry en Riad: Una reunión de los criminales de guerra

John Kerry, Secretario de Estado estadounidense se reunió con Adel al-Jubeir, su par saudí, en Riad, capital de Arabia Saudita, el jueves ocho de mayo para darle un espaldarazo estadounidense a la monarquía por dos meses de brutal guerra contra Yemen, la nación más pobre del mundo árabe.

La familia real de Arabia Saudita merecía laudos, dijo, por "intentar una solución pacífica al anunciar un alto de fuego y una pausa humanitaria a su bombardeo contra Yemen.

Kerry usó la palabra "intentar" deliberadamente. Mientras hablaba, aviones de guerra saudíes bombardeaban casas, escuelas y hospitales yemeníes, convirtiéndolos en escombros, hubo al menos siete ataques aéreos el jueves contra la ciudad portuaria de Hudaydah y cinco contra Sa’ada la capital de la provincia Noroccidental, bastión de los rebeldes Houthi de Yemen movimiento que el régimen saudí ha decidido aplastar.

Poco antes, barcos de guerra saudíes dispararon cohetes contra la ciudad de Hajjah, golpeando el Hospital Maydi. Más de 100 ataques aéreos en otras zonas del país mataron a decenas, incluyendo a mujeres y niños.

Ni Kerry ni Jubeir dijeron cuando comenzaría la "pausa humanitaria" de cinco días. Tampoco produjeron información específica de este cese de fuego. Jubeir sugirió que todo depende de que los rebeldes Houthi bajen las armas.

Esta no es la primera vez que el régimen saudí anuncia el fin a la masacre que desató en Yemen. El 21 de abril, después de casi un mes de bombas dijo que habían acabado los bombardeos, apodados Operación Tormenta Decisiva, y una nueva etapa comenzaría centrada en una solución política del conflicto yemení. Sin embargo, los ataques aéreos se intensificaron.

Las Naciones Unidas calcula que han muerto mil cuatrocientas personas. Miles mas han resultado heridos, la inmensa mayoría son civiles no combatientes. Trescientos mil han tenido que huir de sus hogares. Las bombas han demolido por lo menos treinta escuelas; la violencia que ha dejado a casi dos millones de niños sin la posibilidad de instrucción.

Se estima que unas veinte millones de personas, el ochenta por ciento de la población del país, están pasando hambre como resultado del bloqueo naval de la coalición que dirige Arabia Saudita, en combinación con los continuos ataques aéreos que han destruido pistas de aterrizaje en los aeropuertos.

Hablando en Djibouti, en camino a Arabia Saudita, Kerry actuó como si la potencia imperialista que él representa es sólo una empresa humanitaria más. Declaró que Washington estaba "profundamente preocupado por la crisis humanitaria que se está desarrollando en Yemen", e instó a "todos los bandos”, cualquiera sean, “respetar los derechos humanos y precaverse en proteger a civiles de la línea de fuego."

¡No engaña a nadie el Secretario de Estado! Washington no es un espectador benevolente al margen de esta carnicería.

Desde que comenzó la guerra, la Casa Blanca y el Pentágono han respaldado a Arabia Saudita a capa y espada enviando armas, inclusive mortales bombas antipersonas, prohibidas por la gran mayoría de las naciones del mundo dado su efecto mortífero contra civiles. Estados Unidos estableció un centro de mando en Riad para proveerle información a la Fuerza Aérea de Arabia. Ha enviado aviones tanques (Stratotankers KC-135) que surten con combustible a los aviones de combate saudíes, para que los ataques aéreos continúen sin cesar.

El año pasado, Arabia Saudita gastó ochenta mil millones de dólares en armas,. Es el cuarto mayor comprador de armas en el mundo. El gobierno de Obama ahora se alista para vender más a otras monarquías petroleras del Golfo Pérsico, incluso sistemas de armas de gran potencia.

El presidente de Estados Unidos tiene programada una reunión en su retiro de Campo David la semana que viene con los miembros aristocráticos del Consejo de Cooperación del Golfo. Les ofrecerá un avanzado sistema de defensa de cohetes balísticos y poderosísimas bombas.

La agencia de prensa CNN informa que un alto funcionario estadounidense afirmó que "el objetivo del presidente es la construcción de una infraestructura de defensa para la región del Golfo, que también incluya la seguridad marítima, la seguridad fronteriza y la lucha contra el terrorismo."

O sea que el gobierno de Obama está solidificando aún más su dependencia en la monarquía saudí para mejor reinar sobre esta región del Medio Oriente, estratégicamente vital y rica en petróleo. A pesar de que Estados Unidos y las otras grandes potencias negociaron un acuerdo con Irán sobre su programa nuclear, Washington está preparando a Arabia Saudita y a los otros reaccionarios estados del Golfo para una posible guerra contra Irán.

La decapitación en la víspera de la visita de Kerry de cinco inmigrantes, dos de Yemen y tres de Sudán, Eritrea y Chad, revela la naturaleza del régimen saudí. Un ciudadano de Arabia Saudita fue decapitado al día siguiente, cuando el avión de Kerry aterrizaba en ese reino del desierto. Después de estas espeluznantes ejecuciones públicas, los cadáveres decapitados de las víctimas fueron colgados de helicópteros para que estén a vista de todos las atrocidades del gobierno.

El eje de Estados Unidos y las naciones árabes del Golfo desmiente todos los pretextos que usa el imperialismo norteamericano para justificar décadas de guerras que han costado la vida de más de un millón en el Medio Oriente, comenzando con el embuste de la lucha por la "democracia" y mentira de la guerra "guerra al terror".

A pesar de que continua el bombardeo contra ciudades yemeníes, la Fuerza Aérea de Arabia, con la bendición de Washington, esta semana suministraba con armas a las huestes de Al Qaeda en Yemen, un movimiento que el gobierno de Obama había representado previamente como la principal amenaza terrorista. Al Qaeda en Yemen es transformado en patriota yemení (rabiosamente sectaria e inspirada por el islamismo oficial “wahabi” de la monarquía saudí, que también anima a movimientos similares, desde Estado Islámico a Boko Haram) simplemente por ser la enemiga principal de los rebeldes Houthi.

Al igual que en Irak, Libia y Siria, el papel de Washington en la guerra de Yemen no se basa en los derechos humanos, en el apoyo a la democracia o en la hostilidad al terrorismo. Se trata de compensar el declive económico del capitalismo estadounidense y por medios militares hacer cumplir los intereses rapaces del imperialismo norteamericano,. Se prepara en este proceso la matanza de cantidades ilimitadas de personas para arrastrar a los pueblos de Oriente Medio, los Estados Unidos y de todo el planeta hacia una tercera guerra mundial.

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