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Perspectiva

Detona la crisis griega

Ahora que las autoridades financieras de la Unión Europea decidieron cancelar el supuesto rescate griego y limitar el respaldo a sus bancos, Grecia está al borde del precipicio de un colapso económico y financiero. Llega a la etapa final, luego de un lustro de ataques que han instituido medidas de austeridad extremas, que han destripado la economía.

Después que la Unión Europea anunció el fin del programa de rescate, el Banco Central Europeo dijo que mantendría (sin aumentar) un fondo (que ya se acaba) de liquidez de emergencia para la banca griega. En cara a un posible colapso del sistema bancario, el gobierno en Atenas impuso controles de capitales y cerró los bancos por una semana.

La propuesta de la “troika” (Unión Europea, Banco Central Europeo, y el Fondo Monetario Internacional) para una Grecia en agonía, es una exigencia que Grecia se suicide económica y socialmente.

Exige nuevos y serios recortes en las pensiones, aumentos en el impuesto a las ventas, que reducirían profundamente la capacidad de compra de los trabajadores, y la privatización de la infraestructura portuaria, energética y de transporte. Wolfgang Münchau, del periódico financiero londinense Financial Times señalo que todo esto es una “versión económica del infierno de Dante”, y que “causará la destrucción de la estructura económica griega”.

Al imponer este infierno, las élites políticas y de las casas de finanzas han dejado en claro que nada las detendrá de barrer con todas las normas y principios de la democracia para imponer una dictadura del capital. El proletariado debe hacer un balance político de las amargas experiencias de los últimos cinco meses para actualizar una lucha propia e independiente en esta guerra de vida o muerte.

Los acontecimientos han expuesto el fraudulento reclamo de SYRIZA que la lucha por el socialismo y por la clase obrera en el poder no es algo realista. Son las medidas que propone SYRIZA las que han perdido credibilidad.

Durante cinco meses SYRIZA no hizo nada para proteger a la clase trabajadora griega del ataque de la clase de poder. Rechazó imponer controles a la fuga de capitales, por más que la oligarquía griega enviaba su dinero a cuentas bancarias en otros países, sumas que a su vez derivaban de las medidas de ajustes decretadas por los que atormentan a Grecia.

Sólo ahora impone SYRIZA controles que lo único que harán es impedir que trabajadores griegos saquen su propio dinero del banco para alimentar a sus familias.

SYRIZA no anticipó nada.

Los intereses de sectores de la clase media alta son el ancla de sus perspectiva política. Toda su estrategia deriva de la leve esperanza de persuadir a algún sector burgués a acudir a la ayuda de Grecia y aceptar modificaciones al programa de austeridad.

Antes que nada, SYRIZA rechaza la movilización independiente del proletariado sobre un programa socialista y revolucionario. Cumple con las exigencias de pauperizar la clase obrera griega, con la esperanza de medidas paliativas para que la población se trague el ajuste.

Esa línea política es congruente con el llamado al referéndum del cinco de julio, sobre si aceptar, o no, las más recientes exigencias de la Unión Europea. El gobierno que dirige SYRIZA opta por una cínica maniobra política. Se lava las manos de la responsabilidad política de aceptar otra sarta de bárbaros recortes, poniéndola sobre el pueblo griego.

En verdad, desde que fue elegido, el gobierno griego ya tiene una clara orden de rechazar las exigencias austeras. Su plataforma política antes de las elecciones parecía responder a la profunda inquina popular contra las imposiciones de la banca europea. Empero, una vez en el poder, SYRIZA afirmó su compromiso con el rescate financiero y su deseo de negociar con las instituciones europeas.

No se sabe bien que decidirá el referéndum. Las instituciones europeas señalan que si Grecia no paga como le corresponde este martes, todo el acuerdo se cancela. SYRIZA por su parte no explica que pasará si el voto es NO. No ha dado ninguna señal de si cambiará su política de quedarse en la eurozona y firmar un acuerdo con los acreedores.

A pesar de todo, SYRIZA aún tiene la esperanza de algún arreglo. En el transcurso del domingo pasado, en medio de preocupación sobre las consecuencias en los mercados europeos de la línea dura alemana, hubo sugerencias de que hay que encontrar una salida. El presidente Obama, preocupado por las consecuencias financieras y geopolíticas de la crisis griega, le dio una llamada telefónica a la canciller Alemana Angela Merkel, para discutir la necesidad de que “Grecia continúe sus reformas y crezca en el entorno del la eurozona”.

De su lado, las instituciones europeas tienen un naipe en reserva: La posibilidad de un cambio de gobierno. Un comentario el domingo apareció en El Financial Times discutiendo esa posibilidad. “George Papandréu [Yorgos Papandréu] intentó algo similar en el 2011, cuando ocupaba el cargo de primer ministro. El duro acuerdo de rescate sobrevivió, y el señor Papandréu perdió su empleo”. No cabe duda que los generales griegos están en discusiones secretas en que consideran la posibilidad de intervenir directamente con fuerzas militares y reprimir manifestaciones populares con violencia. SYRIZA le ha fertilizado el campo a esa opción con su apoyo a la policía y las fuerzas armadas contra la clase obrera.

Es muy peligrosa la situación que encara la clase trabajadora. En juego está el futuro del proletariado griego y europeo. Sometiendo a SYRIZA, la banca europea envía un mensaje que balotajes populares como las elecciones de enero a favor de SYRIZA, para nada tienen que ver con las medidas que se llevan a cabo. Grecia se ha convertido en un ejemplo de que no se tolerará ningún rechazo a medidas de austeridad.

El World Socialist Web Site apela a todos los obreros a votar NO. Hay que repudiar las exigencias de la Unión Europea de más austeridad. A la misma vez, hay que entender tolo lo que conlleva ese voto.

La troika, en representación de los capitales mundiales, le ha declarado la guerra económica a Grecia. La clase trabajadora necesita responder con su propio programa, enraizado en la lucha revolucionaria contra el sistema capitalista.

La clase obrera no se puede defender sin entablar batalla inmediata contra la conspiración de las clases de poder griega e internacional. Urge tomar el poder y formar un gobierno obrero que tome posesión de los bancos y de las industrias estratégicas, y se apodere de las contadurías y las fortunas de los oligarcas.

Antes que nada, el proletariado griego debe luchar por el apoyo, y por manifestaciones de protesta, de los obreros para movilizar el profundo repudio que existe contra la austeridad en toda la clase obrera europea. Si la Unión Europea logra hacer un ejemplo de Grecia, no tardará en implantar las mismas bárbaras medidas contra todo el proletariado europeo. La victoria contra esos ataques necesita de la movilización política en una lucha revolucionaria por el socialismo, de la clase trabajadora en toda Europa, al igual que en Grecia.

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