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Perspectiva

¡Defienda a los trabajadores griegos! ¡Opóngase a los dictados de Schäuble y Merkel!

El Partido Socialista de la Igualdad (Partei für Soziale Gleichheit, PSG) denuncia el acuerdo impuesto a Grecia por la canciller alemana Angela Merkel y el Ministro de Finanzas Wolfgang Schäuble, elaborado el domingo 12 de julio en la cumbre del eurogrupo. Llamamos a los trabajadores en Alemania y en toda Europa a que declaren su solidaridad con los trabajadores en Grecia y organicen una resistencia de masa a la política del gobierno alemán.

Las nuevas medidas de austeridad –a las que el gobierno del primer ministro Alexis Tsipras capituló la mañana del lunes— van más allá de las medidas que la población griega rechazó, por una amplia mayoría, en el referendo mantenido tan sólo una semana antes. Para millones de griegos, la implementación de estas medidas significará pobreza, desempleo, enfermedades e incluso muerte. Grecia será transformada en un protectorado de facto de Alemania y los intereses financieros más poderosos de Europa.

La troika (la Unión Europea, el Banco Central Europeo y el Fondo Monetario Internacional) está retornando a Atenas para dictar la política gubernamental. El rol del parlamento será reducido al de aprobar las medidas de austeridad y firmar automáticamente los recortes de presupuesto. La propiedad estatal valorizada en €50.000 millones será transferida a un fondo para que luego sea vendida al mejor postor; una acción modelada en el Treuhandanstalt (agencia de confianza) establecida en 1990 para liquidar la propiedad estatal en Alemania Oriental.

El acuerdo significa una carta blanca para la despiadada explotación y saqueo de la clase trabajadora griega.

Aún comentaristas del establishment no han podido pasar por alto el carácter antidemocrático del acuerdo. En el Financial Times Wolfgang Münchau acusó a los acreedores de Grecia de regresar a las "luchas nacionalistas de poder del siglo XIX y comienzos del XX en Europa" y de transformar a la eurozona en un sistema "gestionado bajo los intereses de Alemania" y "mantenido unido por la amenaza de destitución absoluta para aquellos que desafíen al orden prevaleciente".

Paul Krugman en el New York Times acusó al eurogrupo de poseer "un completo espíritu de venganza; de destruir por completo la soberanía nacional y alguna esperanza de alivio".

Las brutales acciones de Schäuble y Merkel traen a la memoria el capítulo más oscuro de la historia alemana. Menos de setenta y cinco años han pasado desde que el Wehrmacht de Hitler ocupase Grecia, estableciese un brutal régimen de terror y saqueara sin piedad al país. La imposición de altos costos de ocupación, la exportación de prácticamente todos los bienes industriales de Grecia y el robo de maquinaria y vehículos condujeron a una hambruna que cobró las vidas de cientos de miles de personas.

El Wehrmacht respondió a la resistencia de los luchadores partisanos masacrando habitantes de numerosas villas, incluyendo Distomo, Lingiades y Kommeno. Por lo menos 30.000 civiles cayeron víctimas de estas represalias. 8.000 judíos fueron deportados y asesinados y la comunidad judía en Salónica, una de las más viejas en el mundo, fue totalmente aniquilada. Ninguna de las víctimas fue compensada hasta hoy y prácticamente ninguno de los perpetradores fue procesado.

Schäuble y Merkel están ahora caminando sobre las huellas de sus predecesores. La clase gobernante alemana está vomitando toda la basura no digerida del pasado. Su arrogancia sugiere que se ven a sí mismos, una vez más, como la raza maestra europea.

Los políticos están apoyados por una prensa sin escrúpulos, para la cual ningún cliché o prejuicio es demasiado mezquino para ser lanzado al pueblo griego. La prensa difunde propaganda y hace todo lo que puede en su poder para confundir y engañar al público.

El gobierno también depende de historiadores como Jörg Baberowski de la Universidad Humboldt, quién falsifica la historia para trivializar los crímenes alemanes de la Segunda Guerra Mundial. También es apoyado por economistas que declaran que el empobrecimiento de la clase trabajadora griega es una necesidad histórica, y científicos políticos como Herfried Münkler, quién formula argumentos políticos para la hegemonía alemana en Europa.

Todos los partidos en el parlamento alemán apoyan al gobierno. El presidente de la Social Democracia (SPD) Sigmar Gabriel es el líder en este aspecto, sobrepasando las políticas derechistas de Schäuble y Merkel.

Todos ellos están convencidos de que la historia ha sido olvidada. Pero se están engañando. La clase trabajadora de Grecia, Alemania y Europa no pueden y no podrán permitir que se repitan los históricos crímenes de Alemania.

El gobierno alemán busca dos objetivos con sus agresivas acciones en Grecia. Intenta dar un ejemplo para intimidar toda resistencia a su programa de austeridad en Europa y Alemania. Y busca fortalecer su dominio hegemónico de Europa.

Al darse la crisis financiera del 2008, el gobierno decidió que Alemania no podía mantener su dominio mediante compromisos y asistencia financiera. Alemania tenía que volverse, en las palabras de Münkler, en "patrón" de Europa en vez de ser su "tesorero". A comienzos de año, altos funcionarios gubernamentales exigieron que Alemania asuma un rol en Europa y en el mundo de acorde a su actual influencia.

Esta nueva política de actuar como gran potencia fue puesta a prueba por primera vez en Ucrania, en donde el gobierno alemán apoyó al golpe de estado pro Occidente que ha llevado al país a una guerra civil y conducido a la OTÁN al borde de una confrontación militar con Rusia, que posee armas nucleares. Estas misma política se sigue realizando en Atenas, en dónde lo que está ocurriendo equivale a un golpe de estado civil.

El rostro de la Unión Europea ha sido transformado en este proceso. Se vuelve cada vez más claro que la UE no es un mecanismo para la coexistencia pacífica de los pueblos europeos, sino en realidad un instrumento para el predominio de las potencias imperialistas más poderosas y la despiadada explotación de la clase trabajadora. Las masas ven a la UE con una mezcla de disgusto y odio.

Mientras Alemania use más abiertamente a la UE para obtener la posición de potencia mundial, más intensos se vuelven los conflictos nacionales dentro de la misma Europa; ante todo, entre Alemania y Francia. Antes de la cumbre del domingo, hubo un duro intercambio entre Berlín y Paris, ya que éste último, por consideraciones políticas domésticas, favorecía un curso más conciliatorio hacia Grecia. El gobierno francés eventualmente se sometió a las órdenes de Alemania porque teme la amenaza de su propia clase trabajadora mucho más que la hegemonía alemana. Estas tensiones, no obstante, se encenderán otra vez, así también como el actual conflicto entre EE.UU. y Alemania por el control de Europa.

Es la misión de la clase trabajadora en Alemania y en toda Europa el oponerse a estas peligrosas acciones, que amenazan en sumergir a la clase trabajadora en una terrible pobreza, y al continente, una vez más, en guerras y dictaduras. Para este fin, es vital aprehender las lecciones de los eventos en Grecia y el papel que Syriza jugó.

Es difícil encontrar en la historia un ejemplo similar a la cobarde y vergonzosa traición llevada a cabo en los días pasados por Tsipras y su gobierno. Luego de haber sido elegidos en enero prometiendo un fin a la austeridad, el partido de Tsipras realizó concesión tras concesión a Berlín y Bruselas.

Finalmente, organizó un referendo, esperando que una mayoría favoreciera las medidas de austeridad apoyadas por la UE. Confrontado, en vez de ello, una aplastante mayoría contra la austeridad, capituló por completo ante el diktat alemán en cuestión de una semana. Incluso un gobierno burgués de derecha no habría llegado tan lejos.

Esta rendición confirma la evaluación del PSG de que Syriza no es un partido de izquierda, y ciertamente no es socialista, sino una organización de pseudoizquierda que representa a adinerados y egoístas estratos de la clase media preocupados ante todo con su propio bienestar. No tienen nada excepto desprecio por la clase trabajadora, a la que temen. Su capitulación es grano para el molino de extremistas de derecha como Amanecer Dorado, quienes, desde un punto de vista reaccionario y nacionalista plantean una oposición más determinada a los dictados de Bruselas y Berlín que la supuestamente "izquierdista" Syriza.

Lo que es cierto para Syriza aplica, también, para sus copensadores internacionales entre los cuales se encuentra el Partido Izquierdista en Alemania y Podemos en España.

El Partido de Izquierda tiene una enorme responsabilidad por el destino de Grecia. En Febrero, votó por el "programa de ayuda" para Grecia, incluyendo las medidas de austeridad incluidas en ella. Critica de manera ocasional las políticas del gobierno alemán, para mantener un fragmento de credibilidad, pero no ha hecho absolutamente nada para apoyar a los trabajadores griegos.

Rehusaron organizar ni una sola manifestación en su defensa. Si el Partido Izquierdista asume el poder en Berlín, seguirá el mismo camino que Syriza. Esto ya ha sido demostrado por su historial en poder a nivel estatal.

El Partido Izquierdista trabaja de manera cercana con los sindicatos, los cuales han ayudado al gobierno alemán cancelando y traicionando las huelgas de conductores de trenes y trabajadores postales y de guardería, empleados de hospitales y otros profesionales.

La clase trabajadora de Alemania debe salir a la defensa de sus hermanos y hermanas de clase en Grecia. El PSG hace el siguiente llamado a todos los trabajadores involucrados en luchas sociales, a todos los jóvenes y a la completa población trabajadora: ¡Apoyen a los trabajadores griegos! ¡Organicen huelgas de solidaridad contra los dictados de Schäuble y Merkel! ¡Rompan con el Partido Izquierdista y el SPD y organícense independientemente!

La cuestión fundamental radica en la necesidad de construir un liderazgo revolucionario en Grecia, Alemania y por todo el continente europeo. Únanse al PSG, la sección alemana del Comité Internacional de la Cuarta Internacional, y construyan secciones del CICI por toda Europa que luche por la unidad de la clase trabajadora europea y el establecimiento de los Estados Socialistas Unidos de Europa.

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