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Manifiesto del Partido Socialista por la Igualdad (Sri Lanka) para las elecciones generales del 2015

El Partido Socialista por la Igualdad (PSI), la sección en Sri Lanka del Comité Internacional de la Cuarta Internacional (CICI), llama a los obreros, jóvenes, trabajadores rurales y a intelectuales para que apoyen nuestra campaña para las elecciones generales del 17 de Agosto en Sri Lanka.

El PSI está postulando a 43 candidatos, en tres distritos electorales: Colombo, Jaffna y Nuwara Eliya. La tres listas están encabezadas por miembros veteranos del liderazgo del PSI -Vilani Peiris, Paramu Thirugnanasampanthar y M. Thevarajah- e incluye a trabajadores, jóvenes y pensionistas, todos los cuales tienen un historial con principios en la lucha por el internacionalismo socialista.

El PSI postula en oposición al Partido Nacional Unido (PNU), el Partido de la Libertad de Sri Lanka (PLS) y cualquier otra tendencia política, que de una u otra manera, se alinea con los dos principales partidos burgueses. Nuestro partido es el único que representa los intereses de la clase trabajadora.

El principal propósito de la campaña del PSI no es conseguir votos, sino educar y movilizar a los trabajadores y jóvenes en oposición a la guerra y los ataques a los derechos democráticos y los estándares de vida. Nuestra perspectiva es liderar a la clase trabajadora, en alianza con las masas oprimidas, en una lucha revolucionaria para abolir al capitalismo y establecer una República Socialista de Sri Lanka y Eelam como parte de la lucha por el socialismo a través del Sur de Asia e internacionalmente.

Una elección de mentiras y engaño

En esta elección, el toda la clase política y de los medios de difusión participa de una conspiración contra la clase trabajadora. El PSI es el único partido que le dice a los trabajadores la verdad: que la crisis cada vez más profunda del capitalismo global -que se desató en el 2008- está avivando las tensiones geopolíticas y acelerando el impulso hacia la guerra y la contrarrevolución social en cada país.

Lejos de estar excluido de estas tormentas globales, Sri Lanka es altamente vulnerable a las tendencias de recesión internacionales, la caída de los precios de recursos primarios y la inestabilidad financiera. El PNU y el PLS, junto con sus aliados, afirman sin pudor que si fuesen elegidos como gobernantes establecerían la democracia, la justicia y el bienestar económico para la población.

Al contrario, estos partidos están comprometidos a llevar a cabo los dictados del Fondo Monetario Internacional (FMI): recortes drásticos al gasto público, nuevas privatizaciones y el contante descenso de los estándares de vida para aumentar las ganancias de las corporaciones globales. Las devastadores medidas de austeridad que han sido impuestas a la clase trabajadora griega son una advertencia a los trabajadores en todas partes de que el capital financiero internacional no tolerará oposición a sus demandas.

Profundos cambios a las condiciones de vida no pueden ser llevadas democráticamente. Tanto el PNU como el PLS tienen un largo historial de usar medidas brutales y de estado policíaco contra sus rivales políticos y en contra de la clase trabajadora. Ambos están atascados en el racismo síngales y tienen responsabilidad en la guerra comunal de 25 años que costó cientos de miles de vidas. Cualquier partido que forme el próximo gobierno, no dudará en usar a las fuerzas de seguridad para intentar reprimir la resistencia de los trabajadores y jóvenes a los ataques cada vez mayores de sus derechos democráticos y sociales.

El impulso hacia la guerra

Debido a su posición estratégica en la encrucijada de las rutas marítimas del Océano Índico, Sri Lanka se ha vuelto un punto focal de las duras rivalidades geopolíticas. Estas surgieron a la superficie en las elecciones presidenciales de enero. En una operación de cambio de régimen orquestada con mucha antelación, Washington conspiró con el ex presidente Chandrika Kumaratunga y el líder del PNU Ranil Wickremesinghe para derrotar a Mahinda Rajapakse e instalar a Maithripala Sirisena como presidente.

EE.UU. se opuso a Rajapakse no por sus métodos antidemocráticos de gobierno, ni por las atrocidades de las que su gobierno fue responsable en sus ofensivas militares contra el grupo separatista Tigres de Liberación del Eelam Tamil (TLET). En vez de ello, Washington estaba profundamente opuesto a los lazos económicos y políticos que su gobierno había forjado con China.

La operación de cambio de régimen en Sri Lanka forma parte del "pivote hacia Asia": una estrategia integral que tiene como objetivo minar a Pekín diplomáticamente por toda Asia y asegurar la continua dominación económica estadounidense y de cercar militarmente a China. Washington ha inflamado peligrosamente disputas territoriales en los Mares del Sudeste y Este Chinos, colocando a la región entera al borde del desastre. Un accidente o mal cálculo por cualquier bando podría hundir a Asia y al mundo en un catastrófico conflicto entre potencias nucleares.

Cada país está siendo arrastrado a esta vorágine geopolítica. EE.UU. ha alentado a Vietnam, a las Filipinas y a Japón de que tomen una posición más agresiva en sus disputas marítimas con China, mientras que Australia está siendo transformada en una plataforma para fuerzas militares estadounidenses. Bajo el Primer Ministro Narendra Modi, India está fortaleciendo sus lazos militares con EE.UU., acciones que sólo conseguirán inflamar tensiones con Pakistán. En cuanto a Sri Lanka, Washington desea volverlo en un puesto estratégico del Océano Índico como parte de los planes de guerra de Estados Unidos de cortar los suministros chinos de energía y materias primas en vía al Medio Oriente y África.

El impulso hacia la guerra es el producto de las contradicciones irresolubles del capitalismo: entre una economía mundial y un obsoleto sistema de naciones-estados; y entre una producción social y la propiedad privada de los medios de producción. Como respuesta ante la crisis económica global y su propio declive histórico, el imperialismo estadounidense está recurriendo a medios militares para mantener su hegemonía mundial.

La guerra es inevitable sin la intervención revolucionaria de la clase trabajadora para la abolición del sistema capitalista, la causa fundamental de las rivalidades nacionales y el conflicto militar. La campaña electoral del PSI es parte integral de la lucha política ejercida por el CICI y sus secciones para unir a la clase trabajadora de todos los países en un movimiento internacional antiguerra para detener el descenso hacia una tercera guerra mundial.

La crisis política en Colombo

Estas tensiones geopolíticas han intensificado profundas divisiones en la política extranjera dentro de la élite gobernante de Sri Lanka. El gobierno liderado por el PNU en minoría apoyado por el Presidente Sirisena y dirigido por el Primer Ministro Wickremesinge ha girado bruscamente hacia Washington, como enfatiza la visita del Secretario de Estado de EE.UU. John Kerry a Colombo en mayo pasado. Este cambio ha sido apoyado por aquellas facciones de la clase gobernante que temen las repercusiones económicas y diplomáticas si Washington es enfurecido por la orientación del gobierno hacia Pekín.

Sin embargo, en los últimos siete meses pasados, la hostilidad pública hacia Sirisena y el gobierno del PNU se ha endurecido, a medida que una promesa electoral tras otra ha sida rota y los estándares de vida continúan su deterioro. Como resultado, Rajapakse se ha envalentonado a participar en las elecciones generales y ha dado un intento de retornar al poder como primer ministro. Él es apoyado por grupos del gran capital que lucraron con los importantes proyectos de inversiones chinas, algunas de los cuales han sido paralizadas por la PNU.

La batalla política entre Rajapakse y Sirisena por el control PLS está destrozando este viejo partido de la burguesía. Rajapakse aviva el chauvinismo antitamil al jactarse de que derrotó al TLTE y acusa al PNU de amenazar la unidad y seguridad de la isla. Aunque cauteloso en sus críticas a EE.UU. y sus aliados, él ha hecho su oferta a los votantes al declarar que reestablecerá proyectos chinos, impulsará a la economía y otorgará empleos y mejores estándares de vida.

Después de haber diseñado el derrocamiento de Rajapakse, EE.UU. no tolerará su retorno como primer ministro, ni la restauración de lazos cercanos con Pekín. Washington no tendrá escrúpulos en asegurar que fracase la postulación al poder de Rajapakse. Sirisena ya ha declarado que no apuntará a Rajapakse como primer ministro, incluso si el PLS ganase una mayoría. Semejante acción sería inconstitucional y sólo podría ser forzada con el apoyo del ejército y del estado.

Si Rajapakse ganase, el escenario está siendo preparado para una campaña feroz, apoyada por Washington y sus aliados, de denuncias al resultado electoral y de exigir su renuncia. Otra "revolución de color" apoyada por EE.UU. está siendo fabricada. Una gran variedad de formaciones de clase media -que incluye a organizaciones no-gubernamentales, grupos liberales, académicos- está cerrando filas detrás del PNU y su llamado Frente Nacional Unido para el buen Gobierno, de la misma manera que hicieron con Sirisena en Enero.

Al oponerse a las maquinaciones de EE.UU. y sus aliados políticos en Colombo, el PSI no da ningún apoyo de cualquier tipo a Rajapakse, quién fuese responsable por los crímenes de guerra del ejército que costaron las vidas de miles de civiles y las graves violaciones de derechos democráticos, incluyendo el uso de fuerzas de seguridad para reprimir la resistencia de los trabajadores y la juventud a las medidas de austeridad de su gobierno. Insistimos que la clase trabajadora sólo puede defender sus derechos sociales y democráticos por medio de una movilización independiente de todas las facciones de la clase gobernante en la lucha por un programa socialista e internacionalista.

Las organizaciones de la pseudo-izquierda

El papel más pérfido está siendo desempeñado por las organizaciones de la pseudo-izquierda -el Partido Nava Sama Samaja (PNSS), el Partido Socialista Unido (PSU) y el Partido Socialista de Vanguardia (PSV)- quienes trabajaron como los partidarios de la "revolución democrática" en enero y denunciaron al gobierno de Rajapakse como una "dictadura fascista". Directa o indirectamente, todos ellos están apoyando al PNU en la actual campaña electoral.

La integración de la pseudo-izquierda dentro de la clase política de Colombo ha sido personificado por la nominación del líder del PNSS Wickremabahu Karunaratne al máximo órgano consultivo -el Consejo Nacional Ejecutivo- en dónde sin pudor alguno ejerce el papel de su principal propagandista. Sus interminables llamados por la continuación de la "revolución democrática" de Enero busca otorgar una coloración progresiva a figuras antiobreras como Sirisena y Wickremesinghe y de establecer las bases para una revolución de color contra Rajapakse.

El hecho de que el PNSS, el PSU y el PSV mantengan al gobierno de Syriza en Grecia como un modelo para Sri Lanka es una advertencia a los trabajadores y la juventud. En cuestión de pocos meses, Syriza abandonó por completo sus promesas antiausteridad, ignoró el abrumador voto por el "no" del pueblo griego el 5 de julio e impuso las draconianas medidas de austeridad de la Unión Europea. Al apoyar al PNU, la pseudo-izquierda de Sri Lanka está preparando su propia traición de la clase trabajadora.

El PNU es el partido más viejo de la burguesía de Sri Lanka, impregnado del comunalismo síngales y los crímenes contra la clase trabajadora. Fue responsable de lanzar la guerra civil en 1983 con un pogrom antitamil por toda la isla, en el que cientos murieron. A finales de los 1980, el gobierno del PNU soltó escuadrones de la muerte organizados por el ejército contra su aliado de facto, el chauvinista síngales Janatha Vimukthi Peramuna (JVP), y masacró a un estimado de 60.000 jóvenes cingaleses rurales. Desde enero, ya ha usado a fuerzas de seguridad contra trabajadores de la salud en huelga y estudiantes e protestas, y ha dado su apoyo a la victimización de trabajadores de plantaciones.

El JVP, formado sobre la base del guerrillerismo castrista, ya desde hace mucho ha dejado las armas a cambio de puestos parlamentarios y se ha integrado por completo dentro de la clase política de Colombo. Luego de haber apoyado a la elección de Rajapakse en el 2005, ahora cierra filas por detrás del PNU. El JVP apoyó la elección de Sirisena en enero y también está representado en el Consejo Ejecutivo Nacional. Aunque postulan sus propios candidatos en esta elección, los líderes del JVP están dirigiendo su propaganda contra el PLS, mientras que permanecen acríticos del PNU.

Una crisis económica y social cada vez peor

El PSI advierte que cualquier conformación política del próximo gobierno buscará imponer el peso de la crisis económica cada vez más profunda sobre las espaldas de la clase trabajadora.

Las relativas altas tasas oficiales de crecimiento económico presentan una falsa imagen. La economía ha sido sostenida por gastos de infraestructura en carreteras, edificios y hoteles de gran altura y especulación parasitaria en la propiedad y en el mercado de acciones, el cual inevitablemente colapsará. Una crisis del balance de pagos se asoma a medida que caen las exportaciones de té y vestidos.

Luego de que el FMI rechazase otorgar un nuevo préstamo de $4 mil millones y demandase recortes de gasto más profundos, el gobierno fue obligado a retornar a préstamos más caros, agravando su deuda extranjera. El ministro de finanzas declaró en mayo que el gasto del gobierno por la el servicio a la deuda era "extremadamente alto" y consumía el 95,4 por ciento de los ingresos. También en mayo, el ex presidente Kumaratunga advirtió que el gobierno estaba al borde de la bancarrota y no podría pagar los salarios del sector público.

En la campaña electoral, el PLS y el PNU ambos se jactan de que, durante su tiempo en el poder, presidieron sobre un alto crecimiento económico. En realidad, ambos partidos llevaron a cabo la agenda de reestructuración del FMI que elevó las ganancias de pocos adinerados a expensas del resto de la población.

Oficialmente, la pobreza ha sido reducida a 6,7 por ciento de la población. Pero si el nivel de pobreza es elevado del nivel de hambruna de $1 a $2 por día, 23 por ciento viven en la pobreza. La mitad de la fuerza laboral de la población es forzada a trabajar en empleos temporales y casuales mal pagados, además de que sus sueldos no coinciden con los precios de comida y otros elementos básicos que están rápidamente en aumento. Investigadores del Instituto de Estudios Políticos recientemente presentaron datos que muestran que un cuarto de la población está mal nutrida.

Un pequeño estrato adinerado vive en casas de lujo, conduce carros de último modelo y no piensa dos veces en gastar en una sola comida la cantidad de dinero con la que las familias pobres sobreviven por un mes. De acuerdo a cifras recientes, el 20 por ciento de hogares más ricos reciben 53,5 por ciento de los ingresos totales, mientras que el 20 por ciento más pobre sólo 4,4 por ciento.

Lo que está siendo preparado tan pronto como acaben las elecciones ha sido ya demostrado en Grecia, en donde el capital financiero europeo e internacional ha insistido en que se desmantelen servicios básicos: cuidado a la salud, la educación, las pensiones y los pagos a la asistencia social. El próximo gobierno de Sri Lanka no dudará en usar al aparato estatal-policíaco -que fue construido durante la guerra civil de la isla- contra la clase trabajadora. La actual victimización de los trabajadores de las plantaciones de té en Deeside e Ingestre por su campaña por un aumento de sueldo debe hacer sonar la alarma para los trabajadores en todas partes.

Un programa socialista revolucionario para la clase trabajadora

El PSI insiste que la clase trabajadora no puede defender sus derechos democráticos y sociales sin establecer su independencia política de todas las facciones de la burguesía -tanto el PNU como el PLS- y de sus aliados, derivados y apologistas de la pseudo-izquierda. Sólo un movimiento unificado de trabajadores puede guiar a las masas oprimidas en una lucha revolucionaria hacia el poder y el establecimiento de un gobierno de trabajadores y campesinos que implementará políticas socialistas.

El PSI hace un llamado a los trabajadores y jóvenes de que rechacen todas las formas de nacionalismo y comunalismo; tanto el chauvinismo síngales del PNU, el PLS, el JVP y sus aliados, y el separatismo tamil de los diversos partidos burgueses tamiles, como la Alianza Nacional Tamil (ANT). Si bien el PNU y el PLS son directamente los responsables por un cuarto de siglo de guerra civil asesina, la política comunal del TLTE ha probado ser un desastroso callejón sin salida para el pueblo tamil.

El TLTE no representaba a los trabajadores y oprimidos tamiles, sino a su corrupta élite tamil. A medida que el ejército de Sri Lanka intensificaba su ofensiva en el 2009, el TLTE fue incapaz de hacer un llamado de clase a los trabajadores y campesinos tamiles -quienes fuesen alienados por sus métodos represivos de gobernar- ni qué hablar de un llamado más grande a la clase trabajadora en el resto de la isla, en India y por todo el mundo. En vez de ello, fue reducido a inútiles llamados a la "comunidad internacional", esto es, a los EE.UU., India y la UE, quienes apoyaban a Colombo y su guerra criminal. La derrota del TLTE fue principalmente el resultado de su política, no de su falta de medios militares.

El ANT, que sirve como el ala parlamentaria del TLTE, desde el 2009 ha buscado negociar con la élite política de Colombo la realización de una posición privilegiada para las élites tamiles. Luego de conseguir el control del Consejo Provincial del Norte, se ha adaptado a la ocupación militar en curso de Jaffna e intenta transformar a la provincia en una plataforma de mano de obra barata para los inversionistas. Ha hecho poco o casi nada para solucionar la falta de empleos, servicios y albergues. En esta elección, aunque postula sus propios candidatos, el ANT da un apoyo tácito al PNU y deja claro de que trabajará con Washington.

El PSI es el único partido que lucha para unir a todos los trabajadores -cingaleses, tamiles y musulmanes- sobre la base de una perspectiva socialista internacional. El PSI, y su antecesor, la Liga Comunista Revolucionaria (LCR), se opuso de manera consistente a la guerra comunal realizada por sucesivos gobiernos de Colombo y exigió el retiro inmediato e incondicional de las tropas del norte y este de la isla. Nuestra perspectiva está encarnada en la lucha por una República Socialista de Sri Lanka y Eelam como parte de una unión de repúblicas socialistas de Asia del Sur e internacionalmente.

El programa del PSI está basado en la Teoría de la Revolución Permanente de León Trotsky, cuya certeza ha sido gráficamente demostrada por la completa inhabilidad de la burguesía de Sri Lanka de satisfacer cualquiera de las aspiraciones de la clase trabajadora de derechos democráticos y estándares de vida. Sólo la clase trabajadora, movilizando a las masas rurales por detrás, puede llevar a cabo las irresolutas tareas democráticas como parte de su lucha por el socialismo.

El PSI y sus candidatos luchan por las siguientes políticas en esta campaña electoral:

*Exigimos el desmantelamiento por completo del aparato de seguridad y la abolición de todas las leyes antidemocráticas, represivas y que formen parte de la constitución comunal. Una nueva constitución debe ser elaborada mediante una asamblea constituyente democráticamente elegida.

*Para asegurar empleos para jóvenes desempleados, proponemos la expansión de oportunidades de empleo mediante la reducción de la semana laborable a 30 horas, sin ninguna perdida de paga. Un programa masivo de empleos públicos debe ser lanzado para crear empleos bien pagados que satisfagan la urgente necesidad de viviendas, escuelas, hospitales públicos y carreteras.

*El sistema de mano de obra contratada, que ha sido usado para minar los pagos y condiciones de la clase trabajadora en conjunto, debe ser abolido. Todos los trabajadores deben tener el derecho a empleos seguros y bien pagados. El pago debe ser inmediatamente elevado a un salario digno y ajustado a la inflación.

El PSI hace un llamado para que miles de millones de rupias sean gastados para expandir la educación pública y el cuidado a la salud para que servicios gratuitos y de alta calidad sean disponibles para todos. Las viviendas públicas deben ser ampliamente incrementadas para otorgar alojamientos decentes a tasas accesibles.

*Abogamos por la asignación de tierras estatales a todos los agricultores sin tierra, sin importar su etnicidad. Las deudas de todos los agricultores y pescadores pobres deben ser canceladas inmediatamente y reemplazadas con crédito barato, asesoramiento técnico y otras formas de asistencia. Se deben garantizar los precios de sus productos para asegurarles un estándar de vida decente.

Estas políticas no son compatibles con la dominación económica de las grandes corporaciones y bancos, los cuales deben ser nacionalizados bajo el control democrático del pueblo trabajador. Préstamos extranjeros deben ser repudiados. La sociedad en conjunto debe ser reorganizada de arriba a abajo de acorde a planteamientos socialistas para satisfacer las necesidades de la mayoría, no las ganancias de una élite súper adinerada.

Hacemos un llamado a los trabajadores, a los pobres rurales, a los jóvenes e intelectuales para que apoyen nuestra campaña. Se unan a nuestros equipos de campaña, atiendan nuestros encuentros y donen con dinero a nuestro fondo de elecciones. Vote por el PSI en Colombo, Jaffna y Nuwara Eliya. Ante todo, llamamos a que estudien nuestro programa y perspectiva política, y solicites su adhesión al PSI para construirlo como el partido revolucionario de la clase trabajadora.

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