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Perspectiva

El capitalismo y la crisis global de refugiados

De acuerdo a las Naciones Unidas, hoy en el mundo hay más refugiados que en cualquier otro momento de la historia humana.

A finales del 2014, casi 60 millones de personas habían sido desplazadas a la fuerza. Esto es casi tres veces el número registrado tan sólo hace una década. A escala global, una de cada 122 personas en este mundo es ahora o un refugiado, un desplazado interno o se encuentra buscando asilo. Una mayoría (51 por ciento) de los refugiados de este planeta tienen menos de 18 años.

Millones de personas se han quedado sin hogar y arrojadas a una pobreza absoluta como resultado de guerras apoyadas por el imperialismo en Afganistán, Irak, Siria y Libia. La crisis de refugiados más grande existe en Siria, en dónde el número de los que huyen a otros países excede cuatro millones. Aquellos que pueden buscan refugio en Europa. Lo que involucra a menudo un peligroso cruce del Mar Mediterráneo, un viaje que ya le ha costado las vidas de miles de hombres, mujeres y niños.

Tan sólo esta semana, los cadáveres de 49 migrantes fueron descubiertos dentro la bodega de un bote de pesca; habían muerto por la inhalación de humo. Esto se suma al total de más de 2,300 que han perecido en el mar hasta este año.

Frontex, la agencia de fronteras de la Unión Europea, ha reportado que 107.500 migrantes fueron detectados en las fronteras este último mes. Esto es el triple de personas que en julio de 2014.

Miles de refugiados y buscadores de asilo –la gran mayoría huye de las zonas de guerra de Siria, Afganistán e Irak— intentan llegar a Europa a través de sus naciones del sur, Grecia, Italia y España. Desde enero, un total de 160,000 refugiados y migrantes han llegado a varias islas griegas, más de 20,000 sólo en la segunda semana de agosto. Más de 100,000 han sido rescatados y traídos a Italia este año.

Esto es sólo una pequeña parte de aquellos que intentan escapar de terribles condiciones en sus países de origen. Millones de refugiados de Siria, por ejemplo, sobreviven en masivos campamentos de refugiados en Jordania y Turquía que tienen tamaños de ciudad. Los refugiados que intentan el viaje a Europa son los que han logrado reunir el dinero suficiente para pagar a uno de los traficantes de personas que operan los barcos.

Este pequeño porcentaje de los refugiados mundiales es tratado como una amenaza existencial por la clase gobernante en Europa. Refugiados y migrantes son rutinariamente denunciados y pintados de criminales, responsables por todos los males de la ciudad, por gobiernos y partidos políticos de toda clase.

Defiriéndose al relativamente pequeño grupo de 5,000 migrantes que viven en terribles condiciones en el puerto de Calais, el Secretario de Relaciones Extranjeras del Reino Unido Phillip Hammond declaró: "Europa no puede protegerse a sí misma y preservar su estándar de vida e infraestructura social si es que tiene que absorber millones de migrantes de África".

Esta semana la canciller alemana Angela Merkel advirtió en una entrevista de televisión que la llegada de miles de refugiados a las costas del continente "preocuparía mucho a Europa, mucho más que el problema de Grecia y la estabilidad del euro".

En la misma Grecia, el tratamiento brutal de refugiados por el gobierno de seudoizquierda de Syriza confirmaría, si es que aún fuera necesario, su carácter de clase, procapitalista y antiobrero.

Una prensa histérica hace eco y magnifica la furia derechista que emana de los círculos oficiales hasta convertirlo en un torrente de odio cada vez más abierto contra los refugiados y solicitantes de asilo. Bandas derechistas y fascistas, alentados por esta atmósfera pútrida, han intensificado sus ataques contra los refugiados y solicitantes de asilo. En Alemania, por ejemplo, más de 200 incidentes, incluidos los ataques incendiarios contra las casas de los migrantes, se han reportado este año.

Los musulmanes, en particular, encaran la ponzoña de ese veneno. Esta semana, el gobierno de Eslovaquia, que se espera va a acoger a 200 refugiados sirios, como parte de un plan de reubicación de la UE, afirmó que sólo aceptaría refugiados cristianos.

Lo que se presenta como un "problema de migración" es en realidad un problema de dominio imperialista y del sistema capitalista. Hay dos causas fundamentales para la masiva crisis de refugiados.

La primera es el creciente número de las guerras predatorias que conducen las potencias imperialistas y sus agentes. Efectivamente, Estados Unidos, apoyado por sus aliados, está metido en un estado guerra perpetua desde 1991 que ha desplazado poblaciones enteras y destruido sociedades enteras.

El segundo factor importante es el control y la destrucción económica del planeta por los principales estados capitalistas que ha sumido a miles de millones de personas en la pobreza extrema.

Las potencias europeas tratan de aislarse de los resultados de la carnicería que han forjado a través de la creación de una "Europa fortaleza". En su cumbre de emergencia de junio, de los refugiados, la UE se lavó las manos en la cara de la creciente repulsión público en la muerte de miles de personas en el Mediterráneo. Se negaron a establecer las cuotas para los países a tomar en el creciente número de refugiados desesperados, acordando reubicar a sólo 40.000 refugiados ya en Italia y Grecia.

Las potencias europeas tratan de aislarse de los resultados de la carnicería que han forjado a través de la creación de una "Fortaleza Europa". En la cumbre de emergencia por los refugiados en junio, la UE se lavó las manos ante la creciente repulsión público por la muerte de miles de personas en el Mediterráneo. Se negaron a establecer las cuotas para que los países tomaran el creciente número de desesperados refugiados, acordando reubicar a sólo 40.000 refugiados que ya se encuentran en Italia y Grecia.

En vez de ello, todos los esfuerzos se concentran en el fortalecimiento de los controles fronterizos. La frontera sureña de Hungría marca el borde de la zona Schengen de la UE de viajes sin pasaporte. El gobierno de derecha del país está construyendo una valla masiva a lo largo de su frontera de 109 millas con Serbia. Esta semana un portavoz del primer ministro declaró que la cerca sería "defendida" por miles de policías contra migrantes "cada vez más agresivos".

Nuevas vallas fronterizas fortificadas de varios metros, con kilómetros de longitud, se han construido y fortalecido por Grecia, Bulgaria, España, por el Reino Unido en el puerto del canal del túnel de Calais, y por otros países.

En este entorno en que la economía global está más estrechamente interconectada y más compleja que nunca antes en la historia, el sistema capitalista, basado en la obsoleta división del planeta en rivales naciones estados y en la propiedad privada de los medios de producción, está creando el infierno sobre la tierra.

En el programa fundacional de la Cuarta Internacional, el gran revolucionario León Trotsky escribió en la víspera de la Segunda Guerra Mundial: "Antes de agotar, o ahogar en sangre a la humanidad, el capitalismo envenena la atmósfera mundial con los vapores deletéreos del odio nacional y racial".

Estas palabras son tan aptas hoy como lo fueron entonces.

Como ocurre con todos los grandes problemas que enfrenta la humanidad, la única solución racional que puede prevenir que decenas y cientos de millones más se conviertan en refugiados es la unificación de la gente trabajadora a nivel internacional en la lucha por la reorganización socialista de la vida económica. El socialismo, una sociedad basada en el cumplimiento de las necesidades humanas, no del lucro, que usa racionalmente y desarrolla los recursos abundantes de la tierra para proporcionar una vida digna de ser vivida para todos.

Al cumplir este objetivo y con toda su fuerza colectiva, la clase obrera debe defender inquebrantablemente los derechos democráticos de los refugiados y los migrantes al asilo y a su derecho a vivir donde quieran.

La clase obrera internacional, la única fuerza revolucionaria en el planeta, debe movilizarse para poner fin a los horrores del imperialismo y el sistema capitalista. Esta tarea requiere la construcción del Comité Internacional de la Cuarta Internacional, el movimiento mundial trotskista.

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