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Perspectiva

Advertencias de una carrera armamentista mundial preceden cumbre de seguridad nuclear

El jueves 31 de marzo, los líderes de los Estados Unidos, China, Gran Bretaña, Francia, Italia, India y más de 50 otros países se juntan en la reunión cumbre de seguridad nuclear en Washington. Este evento bienal sin duda se dedicará a dar declaraciones, en gran medida sin sentido, sobre la cooperación internacional en respuesta a la reciente ola de ataques terroristas en Europa.

Entre bastidores, los informes publicados por agencias de inteligencia y grupos de expertos, mencionados raramente en la prensa nacional, cuentan una historia diferente, una captada por la decisión de Rusia de no enviar representantes a la cumbre.

Un estudio publicado este año por el Centro de Evaluaciones Estratégicas y Presupuestarias se titula "Reconsiderando el Armagedón: planificación de escenarios en la segunda era nuclear."

El grupo privado de expertos en inteligencia, Stratfor, afirma que el mundo está en medio de una "nueva carrera armamentista," en la cual las grandes potencias mundiales, lideradas por los Estados Unidos, trabajan agresivamente para modernizar y ampliar sus armas convencionales y nucleares.

En el 2010, el presidente estadounidense Barack Obama prometió "no desarrollar nuevas ojivas nucleares ni perseguir nuevas misiones militares ni nuevas capacidades." Tal como hizo con sus otras promesas, también incumplió este compromiso. La Casa Blanca ha iniciado un programa de un billón de dólares para modernizar el arsenal nuclear estadounidense. El programa renovará las cabezas nucleares existentes al soldarlas a misiles guiados y creará ajustes para facilitar su uso en el campo de batalla en tándem con armas convencionales.

Dos ex altos funcionarios del Departamento de Defensa recientemente escribieron un informe para la Unión de Científicos Preocupados (Union of Concerned Scientists, UCS) que advierte que los planes de la Casa Blanca "serán vistos por muchos como una violación al compromiso de la administración de no desarrollar ni desplegar nuevas armas nucleares."

En enero, el Departamento de Defensa anunció que seguirá adelante con sus planes de reemplazar sus submarinos nucleares de clase Ohio con un diseño completamente nuevo para el año 2021. Cada uno de los catorce submarinos balísticos de la Marina estadounidense representa la quinta fuerza militar más poderosa del mundo. Cada submarino lleva consigo 24 misiles Trident II. Cada misil lleva ocho ojivas con una fuerza explosiva hasta 36 veces más que el de la bomba "Little Boy" que mató a decenas de miles de personas en 1945 en Hiroshima.

Más aún, la Marina de Estados Unidos considera que su poderío es inadecuado. Cada submarino nuevo, de los cuales habrá 12, costará entre $6 mil millones y $8 mil millones, comparado con $2 mil millones de los de la clase Ohio. Esta estimación no incluye los gastos de investigación y desarrollo, las de las casi 200 ojivas nucleares dentro del submarino ni los costos de operación.

Se estima que cada uno de estos submarinos costará de 5 a 10 veces más que la construcción de un hospital de enseñanza grande, con capacidad de atender a miles de personas todos los años.

El desarrollo espectacular del arsenal nuclear de los Estados Unidos es parte de una modernización mayor de sus fuerzas armadas, incluyendo la expansión del programa de aviones de caza F-35, cuyo costo estimado se ha disparado, según las últimas cifras, a $1,12 billones.

La Fuerza Aérea estadounidense se ha quejado de no poseer un avión de caza furtivo de nueva generación capaz de transportar armas nucleares de alto rendimiento explosivo. El resultado ha sido la orden de compra del último bombardero estadounidense, el Northrop Grumman B-21, de los cuales planea comprar 100, a un precio de 500 millones de dólares cada uno.

La nueva generación de armas —que incluye rayos de energía dirigidos, cañones de riel y misiles hipersónicos— ya se encuentra en pruebas de campo y es probable que entre en producción durante la próxima década. Stratfor escribió que "conforme se calienta la competencia entre Rusia, China y los Estados Unidos para ser el primero en implementar" armas de nueva generación, "cada uno se volverá más vulnerable ante los ataques de los demás. Si aumentan las tensiones, también lo hará el riesgo de ataques preventivos entre viejos rivales."

Numerosos informes han advertido que el desarrollo de armas no nucleares de precisión guiada, armas hipersónicas, entre otras, de nueva generación, junto con la miniaturización de ojivas nucleares y el desarrollo de sistemas de vectores nucleares de precisión guiada, ha significado la ruptura de la barrera "cortafuegos" entre la guerra convencional y la nuclear. Consecuentemente, los estrategas estadounidenses, en particular, calculan cada vez más la posibilidad si una guerra nuclear podría ser “ganable".

Junto con los cambios geopolíticos y los avances en las capacidades tecnológicas, el ejército de Estados Unidos y sus grupos de expertos asociados están cambiando sus doctrinas y terminología.

El mundo ha entrado en la "segunda era nuclear", en palabras del autor Paul Bracken. Estados Unidos debe estar preparado para "luchar esta misma noche," como lo planteó el Almirante Harry B. Harris cuando se convirtió en jefe de la flota del Pacífico. El investigador Michael Carl Haas ya ha escrito sobre la "Segunda Guerra del Pacífico", entre Estados Unidos y China, donde "se tendrían que esperar, con obviedad, pérdidas dolorosas —en naves y aeronaves, de marinos y aviadores— que probablemente se acumularían rápidamente, en ambos lados."

Es un hecho bien conocido que el estallido de la Primera Guerra Mundial fue precedido por una carrera de armas entre Alemania, Gran Bretaña y otras potencias imperialistas por construir los acorazados más novedosos y grandes, conocidos como dreadnoughts, junto con la expansión de sus fuerzas militares tradicionales. Entre 1908 y 1913, los gastos militares de las potencias europeas aumentaron en un 50 por ciento

Nadie debería creer que la actual carrera de armamentos tendrá consecuencias diferentes. Estas armas, que absorben una parte sustancial de la riqueza del mundo, están destinadas a ser utilizadas. Por primera vez, existe la posibilidad de una guerra mundial entre combatientes con armas nucleares, cuyo uso se busca hacer más probable con modificaciones a las reglas de enfrentamiento.

La humanidad se encuentra en una situación peligrosa. El imperialismo está dirigiendo a la sociedad a una catástrofe que sólo se puede evitar por medios revolucionarios.

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