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Dos candidatos de la derecha pasan a segunda vuelta en las elecciones presidenciales de Perú

Keiko Fujimori, hija del encarcelado ex presidente Alberto Fujimori (1990-2000), obtuvo el mayor número de votos en la primera vuelta de las elecciones presidenciales de Perú, realizada el 10 de abril, con 39,81 por ciento de los votos emitidos. Su partido, Fuerza Popular (FP), también ganó un poco más de la mitad de los escaños en el Congreso.

El segundo lugar fue para Pedro Pablo Kuczynski (PPK) de Peruanos por el Kambio. Kuczynski, un millonario de derecha que tiene doble nacionalidad peruana-estadounidense, ganó 20,99 por ciento de los votos. En tercer lugar quedó Verónika Mendoza del seudoizquierdista Frente Amplio con el 18,84 por ciento.

Los votos nulos y en blanco sumaron 20,25 por ciento.

La elección marcó la debacle de los viejos partidos dominantes de la burguesía peruana. Alan García (dos veces presidente en 1985-1990 y 2006-2011), candidato de una alianza entre el APRA y el Partido Popular Cristiano (PPC), obtuvo sólo 5,85 por ciento de los votos; Alfredo Barnechea de Acción Popular (su líder fundador Fernando Belaunde fue presidente en dos ocasiones en los años 1960 y 1980) obtuvo el 6,97 por ciento. El peor resultado fue reservado para el partido Perú Posible del ex presidente Alejandro Toledo (2001-2006), cuya candidatura obtuvo un mero 1,31 por ciento de los votos.

Ha llegado a su fin el auge de los mercados emergentes, que el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial habían promocionado como punto brillante para el capitalismo mundial después de la crisis financiera del 2008. Perú y gran parte de América Latina entran ahora en un período de recesión. Por lo tanto caen los índices de aprobación; paralelamente aumentan las acusaciones de corrupción y demandas para destituir a los presidentes de Brasil, Argentina, Venezuela, Bolivia y Chile.

Este fenómeno también afecta a los políticos peruanos. Nadine Heredia, esposa del presidente Ollanta Humala, es investigada por lavado de dinero y corrupción; se la sospecha de tener vínculos con el enorme escándalo de Petrobrás en Brasil. El Partido Nacionalista del Perú de Humala tuvo que retirar su candidato presidencial por temor a una abrumadora desaprobación le acarrearía menos del 5 por ciento de los votos, que es el requesito para ser registrado como partido político.

Tanto Alejandro Toledo de Perú Posible y Alan García del APRA están bajo escrutinio por corrupción. El ex presidente Alberto Fujimori, padre de la principal candidata está cumpliendo una condena de 25 años por su papel en las matanzas de Barrios Altos y La Cantuta en la década de 1990.

La hostilidad a la candidatura de Fujimori y al historial de su padre de represiones sangrientas se dejó ver en la víspera de las elecciones con una protesta contra Fujimori que movilizó a decenas de miles de personas en Lima, la capital del país.

Por su parte, la clase empresarial peruana celebró los primeros resultados de las elecciones con unalza en las acciones en la Bolsa de Valores de Lima (BVL). Christian Laub, presidente de la BVL, declaró a Reuters: "Sin duda, la noticia de la elección y que las dos opciones son pro mercados libres han impulsado el mercado de valores". El diario económico Gestión informó que los empresarios respiraron "un suspiro de alivio" al ver que dos candidatos pro libre empresa pasaban a la segunda vuelta.

El Índice General de la BVL recuperó 8,61 por ciento en un día, su mayor ganancia porcentual desde el 4 de noviembre de 2008. Notablemente, la gran empresa minera Volcán registró un aumento del 46,21 por ciento en el valor de sus acciones el lunes después de las elecciones.

El voto por Keiko Fujimori, una figura totalmente de derecha, derivó en cierta medida de los programas sociales populistas y mínimos para los pobres establecidos por el padre de ella durante la década de 1990, cuando obedientemente imponía reformas neoliberales dictadas por el FMI y conducía una sangrienta guerra de contrainsurgencia contra Sendero Luminoso, el grupo guerrillero maoísta.

El fracaso del APRA y de la vieja izquierda peruana de la década de 1980, dominada por el estalinista Partido Comunista del Perú, permitió a Alberto Fujimori dedicarse a realizar gestos populistas que le hicieron ganar un grado de apoyo entre las capas más pobres de la sociedad peruana; su hija Keiko ha sido capaz de continuar aprovechándose de éstas y de la no existencia de un partido político que represente verdaderamente a la clase obrera y que luche por sus intereses.

Veronika Mendoza y su Frente Amplio (Frente Amplio) no representan dicho partido. Mendoza, que tiene doble nacionalidad peruana-francesa y fue educada en la Sorbona, comenzó a trabajar en comités de apoyo al Partido Nacionalista del Perú de Humala a mediados de la década del 2000. En el 2009, fue secretaria de prensa del grupo juvenil de ese partido y se convirtió en portavoz de su comisión de mujeres al año siguiente.

Mendoza fue elegida para el Congreso en 2011 como parte de la alianza “Gana Perú” que llevó a Humala a la presidencia. Los temores en los círculos gobernantes de Perú y de Washington de que la retórica de campaña de Humala sobre "inclusión social" amenazaría las ganancias del capital peruano y transnacional se disiparon rápidamente cuando el nuevo presidente subordinó su política a los intereses de los bancos y las grandes corporaciones mineras, poco después de subir al poder.

Después de la elección de Humala en 2011, Mendoza jugó un papel prominente representando a la alianza “Gana Perú” en el congreso nacional.

Mendoza Rompe con “Gana Perú” tras la represión del gobierno en el 2012 de las manifestaciones antimineras contra la expansión, por la empresa suiza Xstrata, de una mina de cobre en la provincia de Espinar, donde Humala había impuesto un estado de emergencia, la suspensión de los derechos constitucionales y el envió tropas de asalto de la policía. Dos manifestantes fueron muertos.

Poco después, Mendoza se une a un grupo parlamentario dominado por el derechista partido Acción Popular.

Mientras que en el balotaje del 2011, Ollanta Humala, un ex militar, había triunfado en todo el sur de Perú, con márgenes de 80 por ciento en algunos departamentos, y también en los barrios obreros y pobres de Lima, en estas elecciones Mendoza recibió apenas entre el 45 y el 53 por ciento del voto en la región sur. Además, perdió en Arequipa, la principal ciudad de la región y segunda más grande en el país, donde ganó el PPK.

En Lima, que representa un tercio de los votos de todo el país, Keiko Fujimori obtuvo el 40,59 por ciento, el PPK recibió el 29,76 por ciento, con Mendoza consiguiendo sólo 12,04 por ciento de los votos.

El Frente Amplio ganó en los distritos con proyectos mineros que involucran considerables inversiones extranjeras. Entre ellas se encuentran los proyectos Tía María y Las Bambas (Apurímac y Arequipa) valorados en miles de millones de dólares. También ganó en Moquegua y Tacna, donde opera la Southern Corporation del Grupo Mexicano.

Mendoza, cuyo Frente Amplio ganó 20 de los 130 escaños parlamentarios, declaró a El Comercio que "el pueblo peruano nos ha dado el mandato para establecernos en la oposición en el Parlamento."

Si bien el voto por el Frente Amplio refleja, sin lugar a dudas, la inquina que surge de las condiciones económicas de los sectores de la clase trabajadora y los pobres, el Frente Amplio es un partido político que refleja los intereses de las capas privilegiadas de la clase media y, al final, seguirá el mismo camino hacia la traición como el ex mentor político de Mendoza, Ollanta Humala.

La visita del embajador de Estados Unidos Brian A. Nichols a la sede del Frente Amplio subraya la sumisión del Frente Amplio y Mendoza al status quo. El Diario Uno, un periódico de la seudoizquierda peruana, informó que Mendoza le "explicó" a Nichols sus principales proyectos y expresó su "preocupación" por los efectos de la Acuerdo Transpacífico de Cooperación Económica liderado por Estados Unidos, argumentando que su ratificación debe ser pospuesta para el próximo Congreso y ser tema de un "debate nacional".

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