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Perspectiva

¡Movilicemos a los trabajadores europeos para defender a los huelguistas franceses!

Mientras que los bloqueos y ocupaciones de refinerías de petróleo, huelgas portuarias y llamados a más acciones de huelgas en desafío a los ataques de la policía antidisturbios se extienden por toda Francia, la clase obrera está emergiendo como la fuerza dirigente en la lucha contra la reaccionaria ley laboral del gobierno del Partido Socialista (PS). Este movimiento comienza a expandirse internacionalmente. Ha habido llamados a huelga en Bélgica, donde el martes 60,000 personas marcharon en Bruselas para protestar los recortes sociales del gobierno derechista.

Estos eventos han rápidamente expuesto la profunda crisis política en Europa, mientras que las masas de todo el continente rechazan las políticas de austeridad de la Unión Europea (UE).

El PS esperaba sofocar la creciente radicalización de la clase obrera al imponer la ley laboral a través de la Asamblea Nacional a pesar de oposición de masas y aplastar cualquier protesta que continuara posteriormente. Ahora se encuentra aturdido por la profundidad de la oposición que está entrando en erupción contra su ley ilegítima. Setenta por ciento del pueblo francés quiere que el PS retire la ley laboral y han fallado los intentos iniciales del gobierno de poner fin al movimiento utilizando la fuerza bruta.

El martes, la policía uso cañones de agua contra los manifestantes, el PS mandó a cientos de policías antidisturbios para disparar balas de goma, gases lacrimógenos y cañones de agua contra los trabajadores que ocupan las instalaciones petroleras en Fos-sur-Mer. Ayer, la policía despejó una ocupación de un depósito de combustible en Douchy-les-Mines. Sin embargo, la movilización de la clase obrera contra la austeridad sigue extendiéndose.

Veinticinco años después de que la disolución estalinista de la USSR avivó el giro a la derecha de todos los supuestos partidos de la izquierda, un prolongado periodo de desorientación política está por terminar. Un movimiento de la clase obrera nuevamente levanta su cabeza. La total repudiación de la clase obrera, del marxismo y del socialismo que impera en los círculos intelectuales de la clase media desde que el estalinista Partido Comunista Francés traicionó la huelga general francesa de 1968 está siendo refutada por el desarrollo objetivo de la crisis política del capitalismo europeo y el resurgimiento de la lucha de clases.

Esta lucha está enraizada en la crisis global y la descomposición del sistema capitalista, anunciados por la crisis financiera de 2008. Desde entonces, particularmente en Europa, la clase obrera ha tenido un sinfín de experiencias amargas con gobiernos capitalistas de todos colores, desde los conservadores a los socialdemócratas y al supuesto gobierno radical e izquierdista de Syriza en Grecia. Cada uno acató las ordenes de los bancos y profundizó la política de austeridad de sus predecesores.

El asalto internacional contra la clase obrera provoca una poderosa y creciente reacción: las huelgas de los trabajadores de telecomunicaciones estadounidenses, los paros de maestros, las huelgas de los médicos residentes contra los recortes de salud, la huelga general de los trabajadores griegos contra medidas de austeridad de Syriza, y huelgas de trabajadores de gobierno e industriales en India y China.

La ley laboral es la puesta en práctica en Francia del programa de "reforma estructural" exigida por el Fondo Monetario Internacional y el Banco Central Europeo —los representantes institucionales del capital financiero. Se trabajó en estrecha coordinación con Berlín, particularmente con Peter Hartz, el operativo socialdemócrata y sindical y autor de las leyes Hartz impuestas en Alemania hace una década para reducir drásticamente los salarios y condiciones sociales de los trabajadores. Cuando comenzaron las protestas contra la ley laboral en marzo, oficiales socialdemócratas de Alemania, Italia y Portugal se reunieron en París para discutir cómo manejar la crisis.

La represión que aplasta a los trabajadores en Francia es un aviso para la clase obrera internacional. La respuesta básica de la élite gobernante en Francia e internacionalmente al crecimiento de las tensiones sociales y la resistencia de la clase obrera es moverse rápidamente hacia la dictadura.

Es claro que el estado de emergencia introducido en Francia y Bélgica justo después de los ataques terroristas en París el año pasado estaba dirigido no a combatir las redes terroristas islámicas, que en todo caso sirven como instrumentos de la política exterior de la OTAN en Siria, pero a la oposición doméstica centrada en la clase obrera. El PS esta usando los poderes de emergencia para aplastar las ocupaciones y agredir a manifestantes pacíficos, intimidándolos con largas condenas de prisión.

Los eventos en Francia demuestran como a la clase obrera no le queda opción más que tomar el camino revolucionario, luchando para derrumbar a los gobiernos a favor de la austeridad en Francia y a lo largo de Europa. A medida que se generaliza esta lucha, Francia y toda Europa entran a una situación prerrevolucionaria.

El aliado indispensable de los trabajadores franceses, belgas y griegos en esta lucha es la clase obrera europea e internacional. Para los obreros de todo el mundo es una tarea política fundamental apoyar y defender a sus hermanos y hermanas de clase en Francia contra la persecución del gobierno del PS.

Los trabajadores franceses están en condiciones de hacer un poderoso llamado a los trabajadores de toda Europa, quienes siguen cuidadosamente las luchas en Francia, Bélgica y Grecia.

Los trabajadores deben rechazar todo intento de dividir sus luchas con el nacionalismo. Los sectores más rabiosamente nacionalistas de la clase gobernante, representados en Francia por sectores de los Republicanos derechistas y el ultraderechista Frente Nacional (FN), atacan a la UE, buscando explotar la crisis de la ley laboral y la desintegración de la socialdemocracia europea para llegar al poder. Ayer, el líder del FN, Marine Le Pen, emitió un comunicado exigiendo que el gobierno retire la ley laboral y llame a nuevas elecciones.

La Unión Europea de las corporaciones y los bancos es una prisión para la clase obrera y un caldo de cultivo para el chovinismo nacional, el militarismo y la guerra. Debe ser derrocada. Sin embargo, encerrarse tras la fronteras nacionales sobre una base al los chovinismos francés, alemán, inglesa, griego o cualquier otro país no es menos reaccionario y destructivo para los intereses de los trabajadores. La única alternativa progresiva a la Unión Europea es la unificación de Europa en bases revolucionarias y de igualdad por medio de la lucha coordinada de los trabajadores en Europa por el poder obrero y el socialismo.

Los trabajadores no pueden limitar su movimiento a retirar una u otra ley particularmente reaccionaria, o al remplazo de un gobierno a favor de la austeridad por otro. La unificación de las luchas de la clase obrera europea procede sólo en base de una lucha común por el socialismo en cada país europeo.

Esto requiere una completa reorientación política y estratégica de la clase obrera, incluyendo la construcción de órganos de lucha que sean independientes de los sindicatos y partidos políticos representativos de la élite gobernante.

Sobre todo, requiere la construcción de un nuevo liderazgo marxista de la clase obrera, secciones del Comité Internacional de la Cuarta Internacional, en los países de toda Europa para luchar con la perspectiva de los Estados Unidos Socialistas de Europa.

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