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Perspectiva

El camino a seguir después del referéndum “Brexit”

Declaración del Partido Socialista por la Igualdad (sección del Reino Unido)

El resultado del referéndum sobre la permanencia del Reino Unido en la Unión Europea (UE) es un acontecimiento catastrófico para la política británica, europea y mundial, que anuncia el inicio de un periodo de gran inestabilidad y agitación política.

En verdad ni la propuesta del referéndum por el primer ministro David Cameron, ni los que promovieron un voto de Salir (en inglés “exit”, de allí la palabra “Brexit”), se habían puesto a pensar seriamente cuales serían las consecuencias de un voto para dejar la UE. Ahora, a raíz de la votación, la burguesía británica esta abismada mientras trata de recoger los pedazos rotos de una situación que se sale de control.

La magnitud de la crisis es señalada en las observaciones del principal comentarista económico del Financial Times, Martin Wolf, quién escribió: "Este es probablemente el acontecimiento más desastroso de la historia británica desde la segunda guerra mundial." Su colega, Gideon Rachman, advirtió que "la desintegración total de la UE es ahora una posibilidad real".

No sólo la UE, sino el propio Reino Unido está en peligro de desintegrarse. Con la mayoría del voto en Escocia a favor de permanecer en la UE, el Partido Nacional Escocés está presionando por un segundo referéndum sobre la independencia escosesa y busca conversar con los estados miembros de la UE y con Bruselas. En Irlanda del Norte, donde el relutado del referéndum se polariza a lo largo de las líneas republicanas y unionistas, se asoma la crisis más grave desde el fin oficial de la guerra civil en 1998.

El voto “Brexit” no sólo ha precipitado una competencia por la dirección del Partido Conservador, pero también una rebelión derechista de los blairistas (partidarios de Tony Blair) en el Partido Laborista, que han pedido un voto de "no confianza", respaldados por 11 renuncias en el gabinete de la oposición, con el objetivo de sacar a Jeremy Corbyn del liderazgo. Ambos partidos ahora podrían dividirse en medio de especulaciones de repentinas elecciones generales.

En Europa, el temor es que haya contagio. Importantes individuos como Martin Schulz, presidente del Parlamento Europeo, insisten en que no puede haber ninguna demora a que Gran Bretaña invoque el artículo 50 del Tratado de Lisboa para iniciar formalmente el procedimiento de salida, a fin de limitar el daño financiero e imponer una resolución muy dura a Gran Bretaña que servirá como ejemplo para los demás. Fuerzas de extrema derecha, incluyendo el Frente Nacional en Francia y partidos similares en Eslovaquia, Polonia, Italia, Holanda, Dinamarca y en otras partes, están exigiendo referendos en sus propios países,.

Las relaciones geopolíticas se han desestabilizado. Sin Gran Bretaña anclada en Europa, las relaciones entre Francia y una Alemania mucho más poderosa se deteriorarán. Igualmente, las relaciones entre la UE y los Estados Unidos quedarán inciertas, porque Gran Bretaña siempre sirvió de puente entre ambos.

En el Reino Unido, existe una ira y un shock generalizados por el resultado “Brexit” incluso entre algunos de los que votaron por salir de la UE. En medio de duras advertencias de catástrofe económica y el impulso que el referendo dio a los nacionalistas de derecha antiinmigrante, millones temen por el futuro. Una petición está circulando que hasta ahora cuenta con tres millones de firmas pidiendo que se realice un nuevo referéndum.

En cuestión de horas se hizo evidente que los británicos a favor del “Brexit” habían sido víctimas de un engaño; los líderes Nigel Farage del Partido de la Independencia del Reino Unido (UKIP, siglas en inglés) y el líder de los partidarios por Brexit en la derecha tory, Duncan Smith admitieron que su promesa de canalizar fondos antes destinados a la UE hacia el Servicio Nacional de Salud de Gran Bretaña era una mentira.

Lo único cierto en esta situación es que se intensificará el asalto a la clase trabajadora, a medida que la élite gobernante demande mayores sacrificios en nombre del "interés nacional".

La inquina hacia el resultado es más pronunciada entre la generación más joven, que votó abrumadoramente por quedarse en la UE. Al igual que muchos trabajadores y profesionales de clase media con pensamiento crítico, ellos no votaron Remain por pertenecer a una "élite desconectada de la realidad", sino porque rechazan la xenofobia de los líderes que apoyaban el Leave y el estímulo que éstos le daban a la extrema derecha, cosa que fue ejemplificada por el asesinato político de la parlamentaria laborista Jo Cox tan sólo una semana antes de la votación.

Su creencia completamente sana en que una comunidad europea más amplia, que garantiza la libertad de movimiento, es más progresista que el chovinismo de "la pequeña Inglaterra" está ahora siendo explotada por líderes laboristas y conservadores con llamados para que el resultado sea revocado por diversos mecanismos.

Sin embargo, que políticos y expertos mediáticos que se acongojan por el voto “Brexit” no pueden explicar por qué la UE resultó tan sumamente impopular. Son incapaces de hacerlo porque la campaña de permanecer en la UE, a la que la representaron como fuerza para el bien, fue tan deshonesta como la de sus rivales a favor del “Brexit”.

El voto a favor de “Brexit” fue un grito de angustia social, en particular de las capas más pobres de los trabajadores, que saben que la Unión Europea ha sido tan implacable en sus ataques a la clase trabajadora como los conservadores torys en Gran Bretaña, sobre todo en la destrucción de Grecia. Los elogios a la UE por parte de la campaña a favor de permanecer en ella, basándose en la autoridad de los líderes y banqueros del mundo, nunca hubiera podiedo atraer el apoyo de los que han sufrido lo peor de años de austeridad y desempleo.

El resultado no es simple o principalmente consecuencia de un error de cálculo político por Cameron, o de la propaganda reaccionaria de Farage, Boris Johnson y compañía. Más fundamentalmente, tiene raíces en el fracaso del proyecto para unificar Europa emprendido después de la segunda guerra mundial.

La integración fue un intento de las clases de poder del continente, con el apoyo de los Estados Unidos, para prevenir una nueva detonación de los conflictos nacionales que habían hundido dos veces al mundo en una guerra total. Sin embargo, "unidad" e,n el marco del capitalismo solo podría significar la dominación del continente y sus pueblos por las naciones y corporaciones más poderosas.

La fractura de la UE a lo largo de líneas nacionales que ahora ocurre, inevitablemente conduce una vez hacia la guerra mundial. Pero la UE no se puede reconstituir de nuevo. El resultado “Brexit” ha puesto de manifiesto una crisis más grande, que es insoluble en el capitalismo, ya que tiene sus raíces en la contradicción fundamental entre el carácter integrado de la economía mundial y la división del mundo en estados nacionales antagónicos, basado en la propiedad privada de los medios de producción.

Europa debe estar unida. Sin embargo.la unificación progresiva y democrática de Europa de forma progresiva sólo se puede lograr desde abajo, mediante una lucha revolucionaria por el socialismo en todo el continente dirigida por la clase obrera, cosa que no puede hacerse a través de los esfuerzos para preservar las instituciones moribundas de la UE u otros mecanismos burocráticos.

Más que nada urge es la unificación de la clase trabajadora europea en la lucha por los Estados Unidos Socialistas de Europa.

El Partido Socialista por la Igualdad abogó por el boicot activo del referéndum, explicando que ni los que estaban a favor o en contra hablaban por la clase trabajadora. El Partido Laborista y el Congreso de Sindicatos se alinearon detrás de la UE, mientras que los defensores "izquierdistas” de un voto “Brexit” tomaron el lado de los ultranacionalistas de la derecha tory y el UKIP. Fue esta traición política integral que permitió a la derecha dominar la oposición a la UE.

El objetivo más importante para el PSI era oponerse a los promotores del nacionalismo de "izquierda". El Partido Socialista, Partido Socialista de los Trabajadores y otros grupos de pseudo-izquierda hicieron todo lo posible para adormecer a la clase trabajadora ante los peligros de la derecha. Defendían un voto “Brexit” con el falso argumento de que una escisión en el Partido Conservador sentaría las bases para el reemplazo de Cameron por Johnson y aceleraría la elección de un gobierno laborista dirigido por Corbyn. Ha tardado menos de 48 horas para que este escenario se desmorone; las interminables concesiones de Corbyn a la derecha han acabado en un intento de golpe de estado interno contra ese líder laborista.

Una advertencia particular merece el papel desempeñado por George Galloway, que se alió abiertamente con el UKIP y declaró su oposición a la libre circulación de trabajadores dentro de Europa. Su proclamación del 23 de junio como el "Día de la Independencia" de Gran Bretaña es un cruce del Rubicón al campo de la reacción nacionalista, no sólo para Galloway, pero para un sector de la seudoizquierda.

El significado completo de la posición adoptada por el PSI se esclarecerá cada vez más con el tiempo. Sobre la base de un análisis concreto de la relación de fuerzas, informado y guiado por los principios históricos marxistas, el PSI expresó la posición que debe tomar un movimiento trabajador que tenga conciencia política y que sea independiente.

De este modo, establecimos un objetivo para el futuro y ayudamos a abrir una nueva ruta política para la clase obrera. La campaña por un boicot activo ahora requiera de un programa político positivo que resulte de la lucha por una perspectiva socialista e internacionalista en Gran Bretaña y en toda Europa y la construcción de Partidos Socialistas por la Igualdad como secciones del Comité Internacional de la Cuarta Internacional.

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