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Perspectiva

La promoción de la política racial y las elecciones de EE.UU.

En la antesala a las convenciones de los dos principales partidos capitalistas, que comienza con los Republicanos el lunes 18 de julio, hay un implacable esfuerzo por el Partido Democrático y de la mayoría de los medios para presentar “la raza” como la cuestión social y política predominante en los EE.UU.

Esta campaña, que es una continuación de la promocionada por décadas de los demócratas de políticas basadas en varias formas de identidad (raza, género, orientación sexual), ha alcanzado un nivel frenético desde los asesinatos en manos de policías de dos hombres negros – Alton Sterling y Philando Castile, en Louisiana y Minnesota, respectivamente – y la muerte a balazos de cinco oficiales de la policía en Dallas.

Esto se intensificará después del fatal tiroteo el domingo pasado de tres oficiales en Baton Rouge.

El miércoles pasado, el presidente Barack Obama mantuvo una reunión en la Casa Blanca con oficiales de policía, líderes del de los grupos políticos de derechos civiles como Al Sharpton e importantes individuos en la organización Black Lives Matter (La vida de los negros importa), incluyendo a DeRay McKesson. En esa reunión Obama presentó la cuestión de la violencia policial como un asunto exclusivo que concierne a la policía y las "comunidades de color". La noche siguiente estuvo a la cabeza de un evento de ayuntamiento, televisado por ABC News.

El retrato que presenta es el de un país fuertemente polarizado entre líneas raciales, con una población blanca consumida de odio racial por los negros. Esta representación es una mentira.

¿Qué es lo que realmente ocurrió? Los asesinatos de la policía militarizada, que asaltan y matan prácticamente cuando quieren, han sido capturados una vez más en video, provocando el descontento masivo y la revulsión; que se ha expresado en manifestaciones nacionales de miles de personas de todas las razas y etnias. EE.UU. no confronta turbas de linchadores racistas, como en el sur de Jim Crow el siglo pasado, sino la violencia del estado capitalista y sus sicarios de primera línea dirigida hacia el crecimiento de oposición y resistencia por parte de la clase trabajadora.

Si bien las víctimas en las horribles matanzas en Louisiana y Minnesota eran negras, la semana previa emergió un video de la ejecución no menos salvaje por dos policías en Fresno, California el 25 de junio de un joven blanco desarmado; y el miércoles fue publicado otro video del asesinato de propiedad de la policía. Éste mostraba a dos policías deteniendo a Dylan Noble de 19 años en una parada de tráfico y procediendo a dispararle cuatro veces, incluyendo dos veces mientras él yacía en el piso retorciéndose de agonía. Este asesinato ha sido ignorado en gran parte por los medios y no fue mencionado por Obama porque no encaja en su narrativa racista.

Lo que prácticamente tienen en común todas las víctimas de asesinatos policiales – más de 1.500 en los últimos 18 meses – es su posición de clase. Pertenecen a la clase obrera o son pobres. La policía no está invadiendo vecindarios adinerados, de blancos o negros, y disparando a sus residentes.

Las luchas masivas de la clase trabajadora estadounidense han evidenciado una poderosa unidad para superar las divisiones raciales y nacionales y unir a todas las secciones de trabajadores contra el enemigo común. Por su parte, la clase capitalista estadounidense a lo largo de toda su historia ha reaccionado de manera agresiva y violenta a cualquier signo de unificar la lucha de la clase obrera. El racismo y las políticas raciales, que datan del siglo diecinueve, han sido usados como instrumentos de la guerra de clases para dividir a la clase trabajadora.

Tal fue el caso con la emergencia del moderno capitalismo industrial en los EE.UU. y la primera lucha de masas de la clase trabajadora: la gran huelga de los ferrocarriles de 1877. Un estudio de la huelga en la ciudad (Saint Louis) en dónde estalló por primera vez declara:

"Durante una reunión de la huelga una elocuente intervención de un líder negro preguntó si los blancos estaban dispuestos a apoyar demandas hechas por trabajadores negros y recibieron un rotundo 'Lo haremos'". (“Class, Skill and Community in the St. Louis General Strike of 1877,” David Roediger, Journal of Social History, Winter, 1985, página 225)

La respuesta de las autoridades fue la de despachar tropas negras para atacar a los huelguistas.

Henry Ford empleó las mismas tácticas en un intento fallido de romper la huelga de 1941 por reconocimiento del United Auto Workers (Trabajadores Automotrices Unidos, siglas en inglés UAW) ocurrido en el masivo complejo industrial de Rouge en Detroit. Ford importó trabajadores afroamericanos del sur del país para que sirvan como rompehuelgas. No obstante militantes socialistas dentro del sindicato habían abogado por los derechos de automotrices negros e insistieron en la necesidad de unirse a través de las divisiones raciales y étnicas. Este fue un factor principal en la victoria de la huelga.

En la década de 1950, los norteños macartistas anticomunistas unieron fuerzas con los sureños segregacionistas para acusar de "comunistas" a todos aquellos que luchaban para acabar con el apartheid racial y unir a los trabajadores blancos y negros en el Sur.

El asesinato de Malcom X en 1965 ocurrió justo en el momento en que él estaba desafiando el nacionalismo y separatismo racial de los musulmanes negros y Elijah Muhammad. Tres años después, Martin Luther King, Jr. fue asesinado después de su intervención para apoyar a trabajadores sanitarios en Memphis, su llamado para una Marcha de los Pobres y su discusión de formar un nuevo partido de trabajadores.

Lo que ha dominado las elecciones primarias de este año en ambos partidos, expresado en maneras distintas, ha sido el masivo enojo y disgusto con el todos loa grupos de poder político. En las primarias, la élite gobernante fue impactada y aterrorizada por el poderoso apoyo entre los trabajadores y particularmente los jóvenes al desafío a Hillary Clinton por Bernie Sanders, quién se llamaba a sí mismo un socialista y enfocaba su campaña en la desigualdad social y la dominación del sistema político a manos de los banqueros de Wall Street. Los 13 millones de votos que Sanders recibió demostraron que las cuestiones que realmente preocupan al pueblo trabajador y los jóvenes son las cuestiones de clase que van con el coexistente sistema económico, y no cuestiones de raza o género.

Esto coincidió con crecientes señales de un resurgimiento de la lucha de clases, como la huelga de 54 días de los trabajadores de Verizon, protestas de profesores y huelgas no autorizadas en Detroit y otras ciudades, y las protestas de trabajadores en Flint contra el envenenamiento de plomo en el suministro de agua potable.

El crecimiento de la conciencia de clase y el sentimiento anticapitalista expresado en el apoyo masivo por Sanders (a pesar de los propios intentos de Sanders para canalizar la oposición de vuelta hacia los Demócratas) ha sido confrontado con una campaña frenética por parte del Partido Democrático y la campaña de Clinton para "cambiar de tema" mediante la inundación de políticas de género, orientación sexual y, sobre todo, raza en la población.

Si uno reseña los principales temas sociales y políticos promovidos durante los últimos meses por la Casa Blanca y los medios, el carácter altamente deliberado de esta campaña se vuelve claro, así también como su coordinación cercana con la campaña de Clinton.

Tan sólo en los tres últimos meses, la administración Obama ha intervenido en controversias por el acceso de personas transgénero a baños públicos y el resultado de un juicio de abuso sexual en la Universidad de Stanford; promoviendo a estas como las cuestiones políticas decisivas del día.

Ahora que Sanders ha acabado su campaña oficialmente y dado su apoyo a Clinton, los demócratas parecen haberse enfocado en “la raza” como la principal cuestión de identidad para promocionar y así enterrar las cuestiones esenciales de clase, desigualdad económica y criminalidad de Wall Street. El género, por supuesto, sigue siendo un elemento básico: Clinton se promociona a sí misma como la primera candidata presidencial femenina de un partido principal.

Tales políticas están asociadas con los intereses de privilegiados estratos sociales de clase media, quienes no buscan la igualdad, sino una distribución más favorable de riqueza dentro del 10 por ciento superior.

Un ejemplo de esto son personas como el líder de Black Lives Matter DeRay McKesson, quién salió de una reunión en la Casa Blanca de Obama el miércoles por la noche para elogiar al presidente y hacer hincapié en la necesidad de cooperara con la policía. McKesson fue recientemente nombrado como el director de capital humano de las Escuelas de la Ciudad de Baltimore, un puesto que viene con ingresos de $165,000 al año.

Hoy en día, las condiciones objetivas existen como nunca antes, dentro de EE.UU. y a una escala mundial, para unir a la clase trabajadora en una lucha común en defensa de derechos democráticos y sociales. Todas las secciones de la clase trabajadora y trabajadores en cada país confrontan un declive brutal en sus estándares de vida y condiciones sociales.

¿Cuáles son las cuestiones centrales en las elecciones del 2016? Un nuevo informe publicado sólo la semana pasada muestra que en 25 de las economías más avanzadas, incluyendo a EE.UU., dos tercios de la población tiene ingresos iguales o menores a los de sus contrapartes hace una década.

Las condiciones para la amplia masa de trabajadores negros e hispanos son peores que hace cincuenta años. Mientras tanto, el devastador impacto del fracaso del capitalismo estadounidense, especialmente desde el colapso financiero del 2008, está teniendo su impacto más drástico en los trabajadores blancos. Una serie de informes muestran el auge de tasas de mortalidad de adultos e infantil, la caída de esperanza de vida y una epidemia de suicidios, sobredosis de drogas y muertes tempranas debido al alcoholismo, con los trabajadores blancos registrando la caída más severa en sus estándares de vida.

Mientras tanto, bajo Obama la concentración de riqueza e ingresos dentro del 1 por ciento y, aún más drásticamente, dentro del 0,01 por ciento se ha acelerado.

La lucha contra la brutalidad policial y la violencia del estado capitalista, así como la lucha para acabar con todas las formas de racismo y discriminación, está completamente unida a la lucha contra la explotación de clase, la desigualdad social y el sistema capitalista que es su fuente. Requiere la unificación de la clase trabajadora sobre la base de un programa revolucionario anticapitalista y socialista.

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