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Perspectiva

La burguesía y el espectro de León Trotsky

Hace 76 años, el asesino Ramón Mercader le clavó un piolet en la cabeza a León Trotsky en su casa en Coyoacán, Ciudad de México. Gravemente herido, Trotsky se defendió valientemente de su asesino. Murió de sus heridas al día siguiente.

El objetivo del financiador del asesino, el líder soviético Joseph Stalin, fue acallar a su principal enemigo y así privar a la clase obrera rusa e internacional de su mayor líder revolucionario.

Stalin no lo logró. En cambio, hoy en día, su nombre y el de sus seguidores es repudiado. Él fue, como Trotsky advirtió, “el sepulturero de la revolución”, mientras que Trotsky será asociado siempre con la incorruptible lucha contra el estalinismo y por el socialismo internacional.

Trotsky sigue siendo una figura histórica imponente y de relevancia política contemporánea de primer orden para los trabajadores en todo el mundo. Esto se confirma por la forma en que su nombre ha sido invocado repetidamente durante el agravamiento de la crisis del Partido Laborista británico.

A partir de un artículo del 9 de agosto en The Guardian, escrito por el líder adjunto laborista, Tom Watson, el ala derecha del Partido Laborista denuncia a los “entristas trotskistas”, pintando a todos los partidarios del actual líder laborista, Jeremy Corbyn, con la misma brocha: ser ilusos engañados por fuerzas oscuras.

En el campamento de Corbyn, la respuesta ha sido de indignación e incredulidad ante tal acusación, con Corbyn reasegurándole al Observer, “En ninguna parte de la imaginación de nadie existen 300.000 extremistas sectarios por todo el país que han invadido de repente al Partido Laborista [énfasis agregado]”.

Las palabras de Corbyn para nada impiden que los periódicos más importantes de Gran Bretaña sigan creando una inundació de artículos sobre Trotsky, que buscan denigrarlo e impedir toda asociación con sus ideas. Alegan que “espíritu de Trotsky” está hechizando al Partido Laborista y retratando la lucha política dentro éste como una entre reforma y revolución.

Sean cuales fueren las intenciones de la fracción de derecha dentro del partido laborista, que aparezca del nombre de Trotsky en el centro del escenario político tiene una enorme importancia objetiva. Cada vez que el capitalismo se encuentra atorado en crisis y que surgen conflictos sociales y políticos involucrando a la clase obrera, siempre se habla de la presencia de Trotsky.

¿Por qué?

Aunque declaren una supuesta “irrelevancia” de las ideas de Trotsky, la élite gobernante y sus medios de comunicación están muy bien conscientes de la amenaza que representan Trotsky y el trotskismo bajo circunstancias de profundas divisiones sociales, agitación política alrededor del referéndum de salida de la Unión Europea (Brexit) y, sobre todo, la posible desintegración del Partido Laborista, el cual ha vigilado y controlado las luchas de la clase obrera por más de un siglo.

En este momento, millones de trabajadores y jóvenes buscan un medio para luchar contra las medidas de austeridad y el militarismo. Las pretensiones de Corbyn de representar dicha alternativa, dentro del Partido Laborista, no pueden perdurar. La cuestión de construir un partido nuevo y auténticamente socialista es inevitable.

La situación en Gran Bretaña es sólo una expresión de lo que sucede en todo el mundo. La clase obrera se está moviendo hacia la izquierda, pero aún le hace falta el liderazgo socialista que requiere.

El año siguiente es el centenario de la revolución de octubre de 1917 en Rusia. Junto a Lenin, el nombre de Trotsky es sinónimo de este evento trascendental que estableció el primer estado obrero del mundo. Nuevamente, el capitalismo mundial está en las garras de una agonizante crisis económica, política y social que ha reanimado la cuestión central de si la humanidad será arrastrada a una época de dictadura, barbarie y guerra, o si la clase obrera logrará instaurar el socialismo mundial y acabar con la explotación de clase y las divisiones nacionales.

Trotsky condujo la lucha política contra la degeneración de la Unión Soviética bajo Stalin. Su lucha y la de la Oposición de Izquierda, que resultaron en la fundación de la Cuarta Internacional en 1938, refutan el argumento principal de los propagandistas anticomunistas que Stalin representó una continuación de Lenin y que el socialismo inevitablemente produce una tiranía burocrática.

Trotsky es el autor de la Teoría de Revolución Permanente y de frases poderosas que han descrito toda esta época, como “La agonía del capitalismo”. La figura de Trotsky representa la perspectiva de la revolución socialista mundial. Esto hace de Trotsky la persona más tóxica y peligrosa en la historia para los gobernantes de Reino Unido y sus contrapartes internacionales,

Aun después de tantas décadas, los escritos de Trotsky siguen teniendo una relevancia inmediata. No sólo le rindió especial atención a la lucha de clases en Inglaterra, además escribió la valoración más mordaz del Partido Laborista y de su papel como defensor del régimen capitalista. Su clásico, “¿Adónde va Inglaterra?” fue publicado en 1925, un año antes de que el Partido Laborista y el Congreso de Sindicatos (Trade Union Congress, TUC) traicionaran la Huelga General. Sus escritos sobre la izquierda fabiana y su impotencia, fariseísmo e hipocresía, fueron una advertencia saludable contra darle confianza alguna a Corbyn y sus partidarios en la burocracia sindical:

“…son la punta de lanza del imperialismo británico y de la burguesía europea, para no hablar de la burguesía mundial. Cualquiera que sea el precio, es necesario revelar a los trabajadores el verdadero rostro de estos pedantes autosatisfechos, de estos charlatanes eclécticos, de estos arribistas sentimentales, de estos lacayos advenedizos de la burguesía. Y su desenmascaramiento los llevará a un descrédito total”.

En el período que se nos avecina, las secciones más avanzadas de trabajadores y jóvenes del mundo deben resolver cuanto antes el asunto de Trotsky y su legado político. El Comité Internacional de la Cuarta Internacional (CICI), el movimiento trotskista mundial representado en Reino Unido por el Partido Socialista por la Igualdad, se ha dedicado a refutar a la que hemos denominado la “escuela pos estalinista de falsificación histórica”, sobre Trotsky, su vida y obra.

En la primera década de este siglo y en vísperas de la crisis financiera del 2008, los historiadores británicos, Ian Thatcher, Geoffrey Swain y Robert Service, publicaron distintas biografías de Trotsky. David North, líder del World Socialist Web Site, elaboró una respuesta sistemática para desenmascarar todas las mentiras y falsificaciones que contenían esas biografías. Publicado en el 2010, In Defense of Leon Trotsky categoriza de “biografías preventivas” a esas obras tendenciosas que buscan “desacreditar completamente a Trotsky como una figura histórica” en visperas de nuevas luchas revolucionarias.

En su introducción, North hace la siguiente observación sobre las motivos de aquellos que buscan denigrar a Trotsky:

León Trotsky fue, por encima de todo, el gran tribuno y el teórico principal de la revolución socialista mundial. Las pasiones que su nombre inspira son el ejemplo de la importancia de las ideas de Trotsky. Las discusiones sobre él nunca son simplemente sobre lo que sucedió en el pasado. Son sobre lo que está sucediendo en el mundo hoy y lo que es probable que ocurra en el futuro”.

Desde que fueron escritas esas palabras, se ha derrochado muchísimo papel y tinta intentando menospreciar y deshonrar a Trotsky. Sin embargo, nunca ha sido posible borrar su presencia, pese a estas calumnias y las que le seguirán. Eso es porque el trotskismo no es sólo un espectro, sino un movimiento político. La organización que él fundó, la Cuarta Internacional, es la expresión consciente de las tendencias objetivas que impulsan una vez más a la clase obrera en todo el mundo a la lucha revolucionaria contra el sistema capitalista.

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