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Perspectiva

El discurso del “excepcionalismo estadounidense” de Clinton: una política bipartidista para el militarismo y la guerra

En su discurso a la American Legion el miércoles, Hillary Clinton declaró sin ambigüedad que Estados Unidos tiene el derecho y la responsabilidad de controlar al mundo por la fuerza. Clinton se comprometió a mantener el estatus de los EE.UU. de poder militar global dominante, mantener las alianzas militares por las cuales el imperialismo estadounidense controla a Europa y Asia, y hacer la guerra unilateralmente, si lo considera necesario, independientemente de la opinión mundial.

Clinton señaló varias veces a Rusia y China como posibles blancos para la acción militar estadounidense, aunque un conflicto de este tipo plantease el peligro de una guerra nuclear. Después de enumerar las diversas acusaciones sin fundamento de piratería y ataques cibernéticos rusos, entre ellos contra el Comité Nacional Demócrata, Clinton declaró: "Como presidente, dejaré en claro que Estados Unidos lidiará con los ataques cibernéticos como con cualquier otro ataque. Estaremos preparados con serias respuestas políticas, económicas y militares.”

Ominosamente, dijo que una de sus primeras acciones al asumir el poder será realizar una revisión completa de las fuerzas nucleares de Estados Unidos "para asegurar que el arsenal estadounidense esté preparado para responder a amenazas futuras,” es decir, para hacer la guerra nuclear.

A lo largo de su discurso, Clinton atacó a su oponente del Partido Republicano, Donald Trump, siempre por la derecha, acusándolo de haber abandonado el compromiso de hace mucho tiempo de ambos partidos, tanto el Demócratas como Republicano, de defender el estatus de Estados Unidos como primera potencia mundial, y de estar dispuesta a emprender acciones militar para defender los intereses estadounidenses.

Desde el principio de su discurso, Clinton adoptó un tono de mesianismo estadounidense. Dijo que, durante su carrera política, "Si es me he dejado guiar e inspirar en cada etapa de mi camino por alguna idea fundamental, es la del excepcionalismo estadounidense. Creo que seguimos siendo la mejor y última esperanza de Lincoln para el mundo. Todavía somos la ciudad brillante en una colina de Reagan. Aún somos el gran país compasivo y generoso de Robert Kennedy.”

Citar a Lincoln y Robert Kennedy es sólo una fachada. El verdadero mensaje fue transmitido al invocar la "excepcionalidad estadounidense,” a Ronald Reagan, y sus repetidas declaraciones de que "Estados Unidos debe mandar.” Ella le enviaba así un mensaje al Partido Republicano, incluyendo a los neoconservadores que promovieron la guerra estadounidense contra Irak, que ella tiene más en común con ellos en la política exterior que Trump. Se refirió a Trump como errático, inexperto y ligado políticamente al presidente ruso, Vladimir Putin.

El discurso de Clinton no dio detalles sobre su política exterior. No hubo mención de Siria, Libia, Ucrania, los Estados del Báltico o el Mar de China Meridional —todas regiones en las que el gobierno de Obama ha entrado en conflicto con Rusia o China, y donde un gobierno de Clinton tendría una política aún más agresiva. Se refirió a Irak y Afganistán solo para decir que el papel de Estados Unidos allí llegaba a su fin, una mentira descarada.

El propósito del discurso fue presentar la política militar de Clinton con gran agresividad. Hizo un llamado para modernizar los sistemas de armas y hacer preparativos avanzados para todo tipo de conflicto. "No podemos perder nuestra ventaja militar, y eso significa darle al Pentágono la financiación estable y predecible que necesite para hacer inversiones inteligentes,” dijo, denunciando los límites impuestos sobre gastos militares como parte de un acuerdo de recorte presupuestario bipartidista. El ejército estadounidense debe ser capaz de "operar con poca anticipación en todas las arenas —no sólo en tierra, mar, aire y espacio, pero también en el ciberespacio."

Refiriéndose a la reducción de Obama de tropas en Irak y Afganistán, Clinton dijo "Hemos reposicionado a más de 100.000 tropas de Irak y Afganistán para que regresen a casa, descansen y entrenen para eventualidades futuras.” Estas “eventualidades” se enumeran más adelante: "tenemos que responder al desarrollo de amenazas de Estados como Rusia, China, Irán y Corea del Norte ... " En otras palabras, lejos de marcar el fin de 25 años de guerras estadounidenses, el gobierno de Obama ha preparado el terreno para guerras que tendrán consecuencias aún más graves, incluyendo enfrentamientos con China y Rusia, ambas potencias con armas nucleares.

Clinton terminó su discurso haciendo un llamado abierto para que la apoyen los del Partido Republicano, señalando que 50 expertos de seguridad nacional de ese partido declararon recientemente que no apoyarían a Trump. "Esta elección no debe ser sobre ideología,” argumentó. "No se trata sólo de diferencias políticas. Realmente se trata de quién tiene la experiencia y el temperamento para ser presidente y comandante en jefe."

Sin darse cuenta, Clinton admitió una verdad fundamental de la política estadounidense. El sistema bipartidista priva a los votantes, es decir, a la gran mayoría de gente trabajadora estadounidense, de cualquier decisión sobre la cuestión de la guerra y la paz, igual que sobre todas las cuestiones políticas fundamentales. Los de los partidos Demócrata y Republicano hablan con una sola voz cuando se trata de defender los intereses de lucro de los bancos y las corporaciones estadounidenses, y el dominio global del imperialismo yanqui.

El discurso del miércoles en Cincinnati fue una declaración cuidadosamente preparada, una de solo dos apariciones públicas de Clinton en la segunda quincena del mes de agosto, que ha sido en gran parte dedicado a reuniones privadas con proveedores de fondos adinerados.

Habló también ante un público selecto. La American Legion ha sido por mucho tiempo la organización de veteranos más reaccionaria. Organizó violencia anticomunista durante la persecuciones de McCarthy, dándole más receptividad a los ataques neomacartistas de Clinton sobre los presuntos vínculos de Trump a Rusia.

El discurso de Clinton fue acompañado por más apoyo del aparato militar y de inteligencia. Dos generales de cuatro estrellas retirados del ejército, Robert Sennewald y David Maddox, emitieron una declaración conjunta el jueves primero de septiembre apoyando Clinton. El miércoles 31, James Clad, el ex subsecretario adjunto de Defensa para Asia bajo el presidente George W. Bush, felicitó a Clinton por "ayudar a otros países asiáticos a acabar con la intimidación de China en el Pacífico occidental."

Los medios de difusión de pro grandes empresas reconocieron la importancia del discurso de Clinton. El Washington Post escribió: “Repitiendo las críticas frecuentes de Clinton según las cuales las ideas populistas de política exterior de Trump son peligrosas e imprácticas, el discurso fue más lejos al establecer su propia posición como una internacionalista que está políticamente a la derecha de éste derecha sobre el combate militar en el extranjero.”

El Post añadió que durante las elecciones preliminares contra el senador de Vermont Bernie Sanders, Clinton había minimizado su récord de política exterior, incluyendo su voto en el 2002 a favor de la guerra contra Irak, y sus posiciones beligerantes sobre las intervenciones estadounidense en Libia y Siria. Sin embargo, esto cambia para la elección general, y Clinton ahora utiliza el "los principios tradicionales de seguridad nacional ... [para] atraer el apoyo republicano".

Sanders desempeño un papel político criminal al excluir cuestiones de guerra y política exterior de la campaña del 2016. El autoproclamado "socialista democrático" atrajo el apoyo de millones de jóvenes y trabajadores con sus denuncias a la desigualdad económica y al control de la política estadounidense por "millonarios y megamillonarios." Pero nunca dijo nada crítico sobra la política exterior del gobierno de Obama, y de Clinton, cuando era la primer secretaria de Estado de Obama.

El discurso de Clinton destaca los inmensos peligros que enfrenta la clase trabajadora estadounidense y en todo el mundo. Independientemente de lo que suceda en noviembre, el imperialismo estadounidense agita una tremenda ola de violencia militar. Incontables millones, aun miles de millones de vidas están en juego.

En la campaña electoral de 2016, el Partido Socialista por la Igualdad y sus candidatos para presidente y vicepresidente, Jerry White y Niles Niemuth, están construyendo una dirección socialista para preparar las luchas venideras. Al centro de nuestra campaña está la lucha contra la guerra, que está inextricablemente ligada a la lucha de la clase obrera internacional contra el sistema capitalista. Todo depende de nuestra campaña.

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