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Perspectiva

En la batalla por la dirección de Partido Laborista, Corbyn se postra a la derecha

El 24 de setiembre, Jeremy Corbyn fue reelecto líder del Partido Laborista de Reino Unido. Para la fracción derechista del partido, que había asediado ferozmente a Corbyn, fue una derrota enorme; aún habiéndole proscrito el voto a más de 180.000 miembros registrados del partido. La victoria de Corbyn se debió a la movilización política de cientos de miles de trabajadores y jóvenes que repudian a los herederos políticos de Tony Blair y Gordon Brown y apoyan el objetivo que Corbyn dice representar de rechazo a la austeridad, al militarismo y a la guerra.

Cuatro días más tarde, sin embargo, fue como si Corbyn no hubiese ganado. En su discurso de cierre de la conferencia del Partido Laborista del 28 de setiembre, les concedió a sus enemigos todas las cuestiones de importancia.

Lo más revelador fue cuando el secretario de defensa de Corbyn, Clive Lewis, respaldó públicamente la renovación del sistema de armas nucleares Trident; y prometió que un gobierno laborista “cumpliría con nuestros compromisos internacionales, incluyendo artículo 5 de la constitución de la OTAN, que compromete al Reino Unido responder a ataques contra cualquier otro miembro de la OTAN. Teniendo en cuenta que día a día aumentan la OTAN provoca más a Rusia desde Ucrania, Polonia y los países bálticos, con el espaldarazo de Estados Unidos, ese compromiso es una promesa de participar en una guerra nuclear.

Tom Watson, el líder adjunto de Partido Laborista, indicó que éste está “reafirmando nuestro compromiso con la OTAN —una organización socialista, como nos lo recordó ayer nuestro portavoz de defensa, Clive Lewis— y tratando de persuadir a nuestros colegas en la Unión Europea a hacer lo mismo”.

El canciller de oposición, John McDonnell, por su parte esbozó una política económica basada en medidas proteccionistas para que la industria británica sea competitiva a nivel mundial. Watson lo elogió por haber explicado tan “hábilmente” que el Partido Laborista “es un partido socialista de libre empresa”.

Agregó, “No sé por qué insistimos tanto en lo malo de los gobiernos de Blair y Brown durante los últimos seis años... El capitalismo, camaradas, no es el enemigo”.

Las horas previas a la aparición final de Corbyn fueron monopolizadas por Andy Burnham ex candidato a la dirección del Partido Laborista. Éste exigió al partido oponerse a la libre circulación de trabajadores en Europa y reconocer que los trabajadores “tienen un problema” con la “migración ilimitada, sin fondos y no calificada que perjudica sus niveles de vida”.

En los talones de declaraciones como esas de tales comentarios, toda protesta o rechazo de Corbyn contra alguna de estas medidas, no es más que retórica izquierdista para encubrir a un partido derechista de militarismo y guerra.

Corbyn dejó en claro qué con toda conciencia hará uso de esta táctica para ocultar el verdadero carácter del Partido Laborista y evitar que la clase obrera se le aparte. Su discurso estuvo lleno de nuevas llamadas a la unidad con la fracción derechista para reconstruir la “familia laborista”.

Sus preocupaciones políticas fueron aún más reveladoras. Corbyn explicó, que el apoyo a figuras como él no se limita a Gran Bretaña. Subrayó que “en toda Europa, Norteamérica, y otros lugares, las personas están hartas del sistema de libre empresas que ha producido enormes desigualdades, que para muchísimos representa un estancamiento en sus estándares de vida, guerras calamitosas y sin fin en el extranjero, y un amaño político que deja a la mayoría de las personas excluidas del poder”.

Continuó: “A partir de la crisis del 2008, la exigencia de alternativas políticas y del fin a la contraproducente austeridad hacen surgir nuevos movimientos y partidos en un país tras otro”.

La gran hazaña suya [de Corbyn], sin embargo, es que “en Gran Bretaña, ese movimiento haya ocurrido dentro de la política tradicional, en el Partido Laborista, algo de lo que deberíamos estar muy orgullosos”.

Al prevenir que la clase obrera se separara Partido Laborista en una crisis tan aguda para el capitalismo británico y mundial, Corbyn se dio permiso presumir que, “Nos reunimos este año siendo el partido político más grande de Europa Occidental, con más de medio millón de miembros”.

Luego, buscó tranquilizar a sus opositores. “Algunos podrían ver esto como una peligro; en cambio, yo lo veo como un gran recurso democrático”, declaró Corbyn.

No hay nada democrático en nada de eso. Corbyn encauza las aspiraciones de millones de trabajadores por una democracia auténtica y por el fin de la guerra y las medidas de austeridad detrás de un partido que, como admite él mismo, ve a sus propios miembros como una “peligro”, porque es un partido del Estado y de la oligarquía financiera.

Además, Corbyn pretende encarrilar el ansia de cambio con medidas totalmente orientadas a los intereses del capitalismo británico. Su mensaje ocurrió entorno a una campaña a favor de mayores inversión estatales para ponerle fin a que “Gran Bretaña está a la zaga de Francia, Alemania, EE.UU. y China” en investigación y invenciones, y productividad. “Un gobierno del Partido Laborista nunca aceptaría que Gran Bretaña se quedara en segundo lugar”, declaró. “También estaremos impulsando nuestro propio brexit ”; y agregó que eso incluye “la libertad de intervenir en nuestras propias industrias...”

La insistencia de Corbyn de proteger el control del Partido Laborista sobre el proletariado y su inacción en cuanto a luchar contra el ala derecha del partido justifica la perspectiva política del Partido Socialista por la Igualdad (PSI).

Desde el inicio de su primera candidatura el año pasado y a lo largo de la campaña para destituirlo, el PSI ha repudiado la táctica de organizaciones como el Partido Socialista y el Partido de los Trabajadores Socialistas para representar a Corbyn como un mecanismo de transformación para el Partido Laborista. De esto presentamos tres ejemplos:

“Sin embargo, aquellos que buscan en una victoria de Corbyn una alternativa a las medidas de austeridad van a ser cruelmente decepcionados. La medida real de su campaña debe ser juzgada no en intenciones declaradas, sino en el criterio esencial de los intereses de la clase del Partido Laborista y el programa que éste defiende. Se trata de un partido burgués de derecha que es cómplice de todos los crímenes del imperialismo británico y ha sido el principal opositor político del socialismo durante más de un siglo”. (15 de agosto de 2015)

“Nadie puede sostener seriamente que este partido, cuya política, organización y composición social es Tory en todo menos el nombre, puede transformarse en un instrumento de lucha para la clase trabajadora. El Partido Laborista británico no comenzó con Blair. Es un partido burgués de más de un siglo de funcionar como un instrumento de probada eficacia para el imperialismo británico y su máquina estatal. Sea quien sea su líder—Clement Attlee, James Callaghan o Jeremy Corbyn—su esencia permanece inalterada”. (14 de septiembre de 2015)

“Los trabajadores y jóvenes que han dado su respaldo a Corbyn con la esperanza de 'recapturar' quitarle la dirección del Partido Laborista a los partidarios de Blair han sido engañados. Es precisamente esta camarilla de clase media alta la que forma el PLP [Partido Laborista Parlamentario] —y que sólo responde al aparato militar y de inteligencia del Estado— la que determina el carácter de clase del partido, no sus miembros”. (24 de septiembre de 2016)

Nuestra evaluación no se basa en una estimación de las intenciones subjetivas de Corbyn, sino en el conocimiento histórico de la naturaleza del Partido Laborista y de la crisis contemporánea, que exige de las élites gobernantes intensificar la explotación de la clase obrera y preparar una ofensiva militar para asegurarse control de los recursos del mundo. Por lo tanto ya no puede regresar a su pasado reformista.

La misión clave para los trabajadores y jóvenes es imponer su independencia política de todos aquellos que buscan subordinarlos al sistema de lucro, que es la causa de la política de austeridad y guerra. Instamos a todos los lectores del World Socialist Web Site a estudiar el programa del PSI y tomar la decisión de unirse y acompañarnos en la construcción de un liderazgo nuevo y auténticamente socialista e internacionalista que hoy se necesita de manera urgente.

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