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El FMI suena la alarma sobre el nivel record de deuda mundial

Han pasado ocho años desde el estallido de la crisis financiera mundial; otra vez se están creando condiciones para una crisis de proporciones aún mayores; cosa que ocurre en medio de crecientes tensiones geopolíticas y económicas entre las grandes potencias capitalistas.

Esa es la conclusión de tres informes del Fondo Monetario Internacional (FMI), publicados en preparación para su reunión anual, que comenzó el 7 de octubre en Washington. Uno de los informes, el World Economic Outlook, indica que la economía mundial registró una reducción del crecimiento en todas las economías avanzadas, evidencia de la ausencia de una verdadera recuperación de la economía mundial. Dos de los informes citados se refieren a la inestabilidad derivada de la inyección al sistema financiero mundial de billones de dólares por los bancos centrales.

Los informes hablan de las contradicciones económicas subyacentes que vienen alimentando toda una serie de crisis económicas. Estas incluyen la desaceleración del comercio mundial y el aumento de medidas proteccionistas, la disputa entre EE.UU. y la Unión Europea (UE) sobre el pago de impuestos por parte de Apple, la decisión del Departamento de Justicia de Estados Unidos de imponer una multa de US$ 14 mil millones a Deutsche Bank, la ruptura de las conversaciones patrocinadas por EE.UU. en torno a la Asociación Transatlántica de Comercio e Inversión (Transatlantic Trade and Investment Partnership), y las acusaciones de políticos en Berlín que EE.UU. está peleando una "guerra económica".

La aceleración de la inestabilidad del sistema financiero fue un punto importante de la revista bianual del FMI “Supervisión Fiscal” (Fiscal Monitor), publicado el miércoles 5 de octubre. Ese informe hace hincapié en la deuda del sector no financiero de la economía mundial, que se ha duplicado en términos nominales desde inicios siglo XXI. Llegó a US$ 152 billones el año pasado y sigue en aumento.

LA deuda actual suma el 225 por ciento del producto interno bruto (PIB) mundial, comparado con el 200 por ciento en el 2002. El FMI dijo que, si bien no existe consenso sobre qué cantidad de deuda es demasiada, los niveles actuales son unrécord. Dos tercios de la deuda le corresponde a empresa privadas.

Hay una necesidad de recortar la deuda, pero el entorno de bajo crecimiento hace que "el ajuste sea muy difícil, creando las condiciones de un vicioso circuito cerrado en el que por un lado el bajo crecimiento hace dificil reducir la deuda y, por el otro, la magnitud de deuda agrava la desaceleración".

El informe dice que el problema del sobreendeudamiento, caracterizado por la responsabilidad del servicio de la deuda del prestatario es superior a su futura capacidad de pago "reside mayormente en el sector privado de las economías avanzadas".

Si bien el FMI no hizo una referencia directa, su análisis rechaza el argumento de que la causa de los crecientes problemas financieros es el exceso del gasto público. De acuerdo con el informe de la revista Supervisión Fiscal, la flexibilización de las restricciones al crédito significa que la deuda del sector privado no financiero en las principales economías había registrado un aumento del 35 por ciento del PIB en los años previos a la crisis financiera global.

De manera significativa, creció rápidamente la deuda en bienes raíces en ese periodo. El informe no indica las razones, pero dos factores principales, sin duda, fueron el bajo nivel de los aumentos salariales, obligando a un mayor endeudamiento, y el aumento de los precios de la vivienda en varios países, en sí mismo un producto de la expansión del crédito. El FMI señala que en algunos países –Australia, Canadá y Singapur– la deuda del sector privado sigue acelerando.

Según el informe la deuda pública, que representa un tercio del total, ha aumentado del 70 por ciento al 85 por ciento del PIB mundial. Sin embargo, casi la mitad de ese incremento resultó de un bajo crecimiento nominal. En otras palabras, el aumento de deuda pública no es el resultado de "despilfarros" en programas de salud, pensiones y servicios sociales –el mantra de los que exigen austeridad. La expansión de deuda tiene sus raíces en el estancamiento económico que siguió a la crisis financiera del 2008.

Un informe financiero adicional, sobre la Estabilidad Financiera Mundial (Global Financial Stability), habla de la incertidumbre del sistema financiero. Dice que, si bien los riesgos a corto plazo habían disminuido desde el informe anterior, de abril, "los riesgos a mediano plazo están aumentando". La continua desaceleración del crecimiento mundial hace que los mercados financieros tengan la espectativa de un largo periodo de baja inflación, bajas tasas de interés y "más demoras en la normalización de la política monetaria".

El informe cautela, sin embargo, que algunas de las medidas monetarias, como las tasas de interés negativas, están "llegando al límite de su eficacia y que empeoran los efectos secundarios a medio plazo de las bajas tasas, para los bancos y otras instituciones financieras."

Los fondos de pensiones y compañías de seguros, que dependen para su financiación de la inversión en bonos públicos a largo plazo, se ven afectados de manera adversa. La solvencia de sus fondos es "amenazada por un período prolongado de bajas tasas de interés."

Todas las instituciones financieras en las economías avanzadas encaran a una "serie de retos cíclicos y estructurales y la necesidad de adaptarse a la nueva era de bajo crecimiento y bajas tasas de interés." Si esos problemas no son resueltos, "podrían socavar la solidez financiera."

Estos problemas apuntan a los bancos, que son el corazón mismo del sistema financiero capitalista. El informe indicó que la poca rentabilidad podría "erosionar las reservas de los bancos, y mermar su capacidad para apoyar el crecimiento." Aun si ocurriera una recuperación cíclica de la economía, no se resolverían los problemas de baja rentabilidad. "Más del 25 por ciento de los bancos en las economías avanzadas (con alrededor de US$ 11,7 billones de dólares en activos) se mantendría débil y encararía significativos problemas estructurales"; son problemas que afectan más a la banca europeos y japonesa.

"En la zona del Euro", dice el informe, "los excesivos préstamos morosos y fricciones estructurales sobre la rentabilidad requieren una acción urgente y total". Se trata de reducir lo antes posible la cartera vencida y eliminar las deficiencias de capital.

La aceleración de problemas financieros no se limita a las economías avanzadas. El informe señala que en las economías de mercados emergentes, un 11 por ciento de la deuda corporativa, de más de US$ 400 mil millones de dólares, está en manos de empresas con "débil capacidad de pago."

Los altos niveles de deuda y el exceso de capacidad hacen que sea difícil para estas empresas "crecer sin problemas ", “se ven afectadas por acontecimientos externos e internos", y si las tasas de interés comienzan a subir y caen las ganancias, "se agotarían las reservas bancarias en algunos mercados emergentes”.

Otra área de preocupación es China, donde "el continuo y rápido crecimiento del crédito... y la expansión de instrumentos monetarios de la banca informal y sin controles (shadow banking) arriega cada vez más la estabilidad financiera". El rápido crecimiento del sistema financiero "está cada vez más endeudado e interconectado, y una variedad de innovadores instrumentos financieros están añadiendo a su complejidad". La deuda corporativa que está bajo riesgo sigue alta y "aumenta el peligro si se toma en cuenta la incertidumbre de los riesgos que conllevan instrumentos que no tienen que ver con el crédito".

Los tres informes apuntan a las profundas contradicciones del sistema capitalista global. El FMI ha insistido en que, en ausencia de aceleraciones cíclicas de la economía, la política monetaria por sí sola no puede lograr una recuperación; por lo tanto que los gobiernos gasten más en infraestructuras y en otros proyectos.

Pero esos gastos aumentarán la deuda y dependen en intereses bajos. Intereses demasiado bajos, sin embargo, socavan cada vez más la estabilidad de los bancos y otras instituciones financieras; y de esa manera crean las condiciones de nuevas crisis financieras, que agravarán aún más el ya elevado nivel del conflictos geopolíticos y económicos.

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