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Perspectiva

El asalto estadounidense contra Mosul y la hipocresía imperialista

La ofensiva dirigida por Estados Unidos programada para recapturar la ciudad iraquí de Mosul del Estado Islámico de Irak y Siria (EI) ha comenzado. La mañana del lunes, 17 de octubre, el primer ministro iraquí, Haider al-Abadi, declaró por televisión nacional: "Hoy, declaro el inicio de estas operaciones victoriosas."

El asalto contra Mosul devela la inagotable hipocresía de los Estados Unidos, de las resoluciones europeas en las Naciones Unidas (ONU) y de la incesante propaganda de los medios de difusión, que acusan a las fuerzas sirias apoyadas por Rusia de "crímenes de guerra" contra la población civil en su campaña por retomar los sectores orientales de la ciudad de Alepo. En Irak, EE.UU., sus aliados y su gobierno títere en Bagdad han comenzado un ataque salvaje contra una ciudad mucho más grande en la que están atrapados unos 1,5 millones de civiles, entre ellos 600.000 niños.

Lise Grande, coordinadora humanitaria de Irak para la ONU, le dijo al New York Times el fin de semana: “A las Naciones Unidas le preocupa profundamente que en el peor de los casos, la operación en Mosul podría ser la más compleja y más grande del mundo en el 2016, y tememos que hasta un millón de civiles puedan verse forzados a huir de sus casas.”

El New York Times, sin embargo, le dio la bienvenida a “La próxima batalla en Mosul” en una editorial el 14 de octubre. Declaró que la ciudad debe ser "liberada” del “gobierno de los terroristas” —sin que importe el costo humano. Apenas hace dos semanas la página editorial de ese diario declaró a Rusia “Estado fuera de la ley" por apoyar un asalto en Alepo que "pone en peligro la vida de 250.000 personas”.

La diferencia entre las dos batallas, según los imperialistas hipócritas, es que los grupos extremistas islámicos bajo ataque en Alepo están siendo apoyados y utilizados por Washington y las potencias europeas para tratar de derrocar al gobierno sirio respaldado por Rusia. Por lo tanto, las muertes civiles son "crímenes de guerra.”

En cambio, para Washington EI es un obstáculo; ya que en el 2014 el grupo utilizó las armas que obtuvo y las tropas que reclutó como resultado de las intrigas estadounidenses en Siria para apoderarse de grandes partes de Irak occidental y septentrional. Ahora pone en jaque a los gobiernos títere pro estadounidenses en Bagdad y la región kurda. Por lo tanto, cualquier civil muerto en el proceso de recuperar a Mosul es descartado como "daño colateral.”

Tanto en Siria como en Irak, los objetivos de Estados Unidos son los mismos: afirmar su dominio sobre la región productora de petróleo más importante del mundo.

Mosul está siendo atacada por unos 20.000 soldados iraquíes y 10.000 tropas peshmerga kurdas, reforzados por unos 6.000 policías iraquíes, miles de milicianos cristianos, turcomanos y sunníes y miles de miembros de milicias leales a los partidos políticos chiítas que controlan el gobierno en Bagdad.

Entre telones, el ejército estadounidense supervisa y efectivamente dirige la ofensiva. Aviones de caza y helicópteros estadounidenses, británicos, franceses, australianos y jordanos están proporcionando apoyo aéreo a las diversas fuerzas gubernamentales. Unidades del ejército francés y marinos estadounidenses bombardean con su artillería. Cientos de tropas especiales estadounidenses, británicas, australianas, alemanas e italianas y "entrenadores" están involucrados en la batalla misma; asesoran a las unidades iraquíes y kurdas y dirigen ataques aéreos y de artillería.

Las fuerzas respaldadas por Estados Unidos igualarán y probablemente excederán en Irak todas las atrocidades que cometan el régimen ruso y aliado menor, Siria, en Alepo. Las experiencias pasadas —incluyendo el asalto a la ciudad iraquí Faluya a principios de este año— dejan pocas dudas sobre las consecuencias del ataque a Mosul. Los ataques aéreos y de artillería convertirán en escombros a los suburbios los suburbios de Mosul, independientemente de cuántos civiles desesperados estén escondidos en sus casas. Serán destruidas las infraestructuras de electricidad, agua y alcantarillado de la ciudad. Quedarán en un estado disfuncional los servicios médicos y la red de transporte.

Por adelantado está siendo racionalizada como inevitable la destrucción de Mosul y el costo enorme de bajas civiles. El pretexto es la resistencia fanática de EI. Se estima entre unos miles y más de diez mil las tropas de EI que siguen en la ciudad. Se habla de los amplios preparativos de EI para una prolongada lucha en las calles. Funcionarios estadounidenses e iraquíes le dijeron a los medios de difusión, citando a los residentes de Mosul, que hay explosivos en los coches y edificios, minas colocadas y barricadas erigidas en vías públicas principales. Supuestamente se ha construido una red de túneles que vinculan a diferentes zonas de la ciudad.

Pensando en Mosul, viene a la menta una bien conocida frase del ejército estadounidense en 1968 refiriéndose a la ciudad vietnamita de Ben Tre: “Para salvar esta ciudad hay que destruirla”.

La indiferencia hacia la vida y el bienestar de la población de la ciudad es develada en las decenas de miles de volantes lanzados la ciudad la noche del sábado, 15 de octubre. Según un informe de Reuters, un volante aconsejaba: "Mantenga la calma y dígale a sus hijos que [el bombardeo] es sólo un juego, o trueno antes de la lluvia ... Para proteger el ánimo de los niños “mujeres no deberán gritar o declamar”. Otro volante dice: "permanezca por lo menos a 25 metros de distancia de unidades del ejército; y evite movimientos bruscos".

Los iraquíes que sobrevivan su "liberación de las garras de EI” por las fuerzas armadas estadounidenses se verán obligados a huir de las ruinas de una ciudad hecha inhabitable hacia campos de refugiados superpoblados e inadecuados. No hay preparativos serios, como villas de viviendas preconstruidas con hospitales, comida y agua, para lidiar con tal situación. Las agencias de ayuda temen que decenas de miles morirán a causa de sus heridas, el frío, las enfermedades, la deshidratación o el hambre.

El asalto a Mosul se unirá a la larga lista de horrores y crímenes que han sido infligidos al pueblo iraquí por el imperialismo estadounidense y su maquinaria militar durante un período de más de 25 años, en la campaña imperial de Washington sobre uno de las regiones más ricas en recursos y situada en una importante zona estratégica mundial.

Las miles de personas que morirán en Mosul se añadirán a todos los que fallecieron en Guerra del Golfo en 1991, en las sanciones posteriores impuestas sobre Irak, en el legado de contaminación de armas de uranio empobrecido, en la invasión del 2003, en la feroz guerra sectaria entre sunníes y chiítas provocada deliberadamente por las fuerzas de ocupación estadounidenses, y en la depredación del gobierno iraquí, respaldado por EE.UU., después de que se retiraron la mayoría de las tropas estadounidenses entre el 2010 y el 2011.

Según estadísticas confiables el número de muertos estos 25 años oscila entre 1,5 y 2 millones. Tan solo desde el 2003, al menos cuatro millones de iraquíes han sido desplazados internamente u obligados a huir del país como refugiados.

La defensa de las masas de Irak y el Medio Oriente contra la opresión imperialista debe de estar en la vanguardia de la lucha de la clase obrera para un movimiento internacional contra la guerra, basado en una perspectiva revolucionaria y socialista.

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