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Perspectiva

Los demócratas buscan contener las crecientes protestas y oposición hacia Trump

Una semana después de las elecciones presidenciales, las protestas contra Trump continúan expandiéndose a lo largo de Estados Unidos. A su cabeza, una oleada de jóvenes y estudiantes de secundaria han organizado manifestaciones contra los planes del presidente electo de deportar a millones de inmigrantes y contra el nombramiento del agitador fascista, Stephen Bannon, como su principal asesor y estratega político.

El miércoles pasado, estudiantes de al menos seis escuelas y dos universidades en el condado de Miami-Dade, Florida, marcharon por las calles para exigir que sus comunidades sean declaradas “ciudades santuario”— lugares donde las autoridades se negarían a llevar a cabo órdenes de deportación contra inmigrantes. En la ciudad de San Diego, los estudiantes de dos colegios también salieron de clases. Ellos se suman a miles de estudiantes que protestaron la semana pasada en Washington, D.C., Nueva York, Seattle, Los Ángeles, Denver y otras ciudades.

Estas protestas muestran el desarrollo de un movimiento político importante en Estados Unidos. El ascenso al poder del gobierno más derechista en la historia estadounidense está radicalizando a una generación entera de jóvenes que comienzan su vida política.

A pesar de haber perdido el voto popular por más de 1 millón de votos, Trump logró ganar el colegio electoral. Desde entonces, ha afirmado que comenzará un asedio contra los inmigrantes, que nombrará a un fanático contra el aborto a la Corte Suprema y que llenará su gabinete presidencial con reaccionarios de la ley y el orden y con bélicos.

Encarando la creciente oposición social hacia Trump, los líderes del Partido Demócrata continúan predicando el compromiso y a la “unidad.” El nuevo líder de la mayoría del Senado, Charles Schumer, declaró el 16 de noviembre que los senadores demócratas están “listos para permanecer codo con codo con los republicanos, trabajando con el próximo presidente Trump en los temas en los que estemos de acuerdo.”

El vicepresidente Joe Biden también expresó su apoyo. Después de haberse reunido con el vicepresidente electo, Mike Pence, dijo que tenía “confianza en que, desde el primer día, todo estará en buenas manos.” También se ofreció a estar disponible “24-7” para asesorar a Pence.

En su primera aparición pública desde su discurso de concesión la semana pasada, Hillary Clinton habló por 20 minutos en una conferencia para el Fondo para la Defensa de los Niños (Children’s Defense Fund) sin mencionar a Trump o las protestas en su contra.

Al mismo tiempo, una sección del Partido Demócrata critica a Trump en un intento de restaurar la fracturada credibilidad del partido y contener la creciente la oposición social. De forma predecible, este esfuerzo está siendo encabezado por el senador de Vermont, Bernie Sanders, y la senadora de Massachusetts, Elizabeth Warren.

Sanders hizo un llamado para una reevaluación profunda del Partido Demócrata en lo que fue anunciado como un discurso importante sobre el gobierno entrante en la Universidad George Washington el 16 de noviembre. El discurso terminó siendo una simple elaboración de las declaraciones conciliadoras que hizo el fin de semana anterior.

Sanders recitó una lista de las promesas demagógicas que hizo Trump durante su campaña para captar los votos de los trabajadores afligidos económicamente, asegurando que todavía no se sabe si va a cumplir sus promesas.

“Lo primero que será resuelto,” declaró Sanders, “es si él fue un hipócrita o sincero, y eso lo descubriremos muy pronto.” ¡Como si aún quedara alguna duda de que el nuevo gobierno intensificará sus ataques contra la clase obrera!

“Lo que verán en el Capitolio,” continuó, “es que muchos demócratas estarán preparados para trabajar con el Sr. Trump si resulta que sí fue sincero en sus promesas.”

Warren, por su parte, le envió una carta a Trump el 15 de noviembre criticándolo por haber llenado su equipo de transición con banqueros y otras figuras de Wall Street. Escribió: “El pueblo estadounidense espera a ver si usted fue sincero en sus promesas de campaña de cuidar a las familias trabajadoras en lugar de los intereses de los ricos y poderosos. Es tiempo de cumplir esas promesas.”

Sin embargo, su indignación hacia Wall Street es selectiva. Tan sólo unos días antes, Warren estaba dando discursos de campaña para Clinton, una candidata multimillonaria que recibió la mayoría de sus fondos de campaña de Wall Street y quien recibió decenas de millones de dólares en ingresos por dar discursos a los grandes bancos.

Ni Warren ni Sanders mencionaron las protestas contra Trump que se han propagado por todo el país.

Cuando hay contenido en las propuestas de Sanders y Warren sobre trabajar con el gobierno de Trump—supuestamente para mejorar la vida de los trabajadores—la causa fundamental es su concordancia con el programa de Trump de nacionalismo económico y guerra comercial, el cual también apoya la burocracia sindical públicamente. Esta es una política reaccionaria que trata de poner a los trabajadores estadounidenses en contra de los trabajadores de otros países, y así alinearlos detrás de sus "propios" jefes.

Esta postura política sirve para desarmar políticamente a la clase obrera y a la juventud sobre los enormes peligros que representa un gobierno de Trump y, sobre todo, para canalizar de nuevo toda la oposición social dentro del Partido Demócrata.

¡Los trabajadores y jóvenes no deben ser engañados otra vez! En las elecciones preliminares demócratas, Sanders obtuvo millones de votos de trabajadores y jóvenes por sus llamados para una “revolución política” contra la “clase multimillonaria.” El WSWS advirtió que Sanders no hablaba por los intereses de la clase obrera, sino por una sección de la clase gobernante que buscaba desorientar el enojo social generado por la caída de los niveles de vida y el aumento de la desigualdad. Ante todo, estas fuerzas buscaban prevenir que esta oposición adquiriera una forma política independiente y anti capitalista.

Al respaldar a Hillary Clinton, la candidata favorita de Wall Street, Bernie Sanders aseguró que la derecha política pudo capturar esta vasta oposición. Ahora, conforme crece el descontento hacia Trump, Sanders ha sido convocado nuevamente para acorralarlo.

Significativamente, Sanders ascendió al liderazgo del Partido Demócrata en el Senado. Warren, quien ya está en el liderazgo, ha sido elevada a la posición de copresidenta. El Partido Demócrata busca darse un cambio de imagen, aun cuando continua moviéndose más y más hacia la derecha.

Todo esfuerzo de argumentar que este partido controlado por Wall Street y el aparato militar y de inteligencia puede ser “empujado hacia la izquierda” y que puede luchar por los intereses de los trabajadores es un fraude. La lección más básica y crítica de la elección de Trump es que la clase obrera y la juventud deben romper con el Partido Demócrata y tomar las riendas de una lucha política independiente contra el sistema capitalista que es defendido por los demócratas y los republicanos.

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