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Trump reitera su ultimátum a México tras llamada con Peña Nieto

Según comunicados de sus gobiernos, los presidentes Enrique Peña Nieto y Donald Trump conversaron una hora por teléfono el viernes pasado, un día después de que el presidente mexicano canceló su visita oficial a Washington que estaba prevista para el 31 de enero.

A pesar de que Trump dijera que la llamada fue “muy, muy amigable” y que el gobierno mexicano anunciara que fue “constructiva y productiva”, los informes dejaron claro que Trump no cedió ni una pulgada en sus planes para construir el muro y pasarle la cuenta a México.

El gobierno mexicano comunicó: “Los presidentes también convinieron por ahora ya no hablar públicamente de este controversial tema”. Esta medida para proteger la imagen de Peña Nieto no fue mencionada en el comunicado del gobierno estadounidense y lo más probable es que no sea honrada. Sin que el público se entere, el gobierno mexicano espera llegar a un acuerdo con el gobierno de Trump que beneficie a la burguesía mexicana a expensas de los trabajadores.

El comportamiento agresivo de Trump hacia México ha provocado la peor crisis en las relaciones entre ambos países desde hace décadas. La semana pasada, Trump también anunció que la Casa Blanca estará publicando una lista semanal de inmigrantes acusados de cometer crímenes, una táctica para fomentar chauvinismo antiinmigrante, la cual también fue utilizada por la prensa Nazi en la década de 1930.

En una conferencia de prensa con la primera ministra británica, Theresa May, Trump amenazó nuevamente a México con iniciar una guerra comercial y arremeter contra los inmigrantes: “México nos ha vencido en las negociaciones y molido a golpes. Nos ha hecho quedar en ridículo”. Luego agregó que, “La frontera es frágil y débil, las drogas están chorreando hacia adentro. El General Kelly va a hacer un trabajo fantástico en Defensa Nacional”. En su cuenta oficial de Twitter ha expresado sentimientos similares.

El Wall Street Journal publicó un editorial que describe las provocaciones de Trump como “amateur”. Algunas secciones de la burguesía estadounidense están preocupadas de que Trump le dé rueda al descontento social en ambos lados de la frontera. El diario también manifestó el temor de que México regrese “a sus andanzas antes de su periodo de reforma en los años 80. Por décadas, se le caracterizaba a nuestro vecino al sur por su gobierno unipartidista, su antiamericanismo, su hiperinflación y sus crisis políticas”.

El New York Times, por su parte llamó “absurda” la amenaza de Trump de imponerle un arancel del 20 por ciento a las importaciones mexicanas, indicando que es “la más reciente de una serie de mentiras, ideas y amenazas peligrosas de la Casa Blanca desde que el Sr. Trump fue juramentado”. El Times escribió que “dejar caer en picada a la economía mexicana” podría aumentar el flujo de inmigrantes a EE.UU. y aumentar el desempleo en ambos países.

La clase política mexicana ha respondido con bravuconadas nacionalistas. El expresidente Vicente Fox le dijo a NBC News que México “está listo para una guerra comercial”. De hecho, México depende de las exportaciones a EE.UU. y está negociando desde una posición extremadamente débil que Trump busca explotar.

Andrés Manuel López Obrador (conocido como AMLO), el líder del Movimiento Regeneración Nacional (Morena) y candidato a la presidencia del 2018, le pidió a Peña Nieto que “represente con dignidad a nuestro pueblo y nación” en las negociaciones con Trump y le exigió demandar al gobernante estadounidense ante las Naciones Unidas por violaciones de derechos humanos. Estos reclamos huecos van destinados a amarrar a la clase obrera y canalizar su descontento al Estado capitalista mexicano en nombre una supuesta “unidad nacional”.

La crisis en las relaciones entre ambos gobiernos le ha permitido a AMLO una mayor cobertura en los medios. El viernes pasado, el periódico español, El Pais, publicó un artículo intitulado “El huracán Trump sopla a favor de López Obrador en México”. Indica que, “con su discurso nacionalista en defensa de México”, AMLO ha incrementado sus chances para disputar la presidencia en el 2018. Recientemente, éste anunció que se irá de tour en febrero a EE.UU., con paradas programadas en Los Ángeles, Phoenix, Chicago, Nueva York, El Paso y Laredo.

Según una encuesta hecha en enero del presente año por SDPNoticias y México Elige, AMLO obtuvo entre el 40 y 45 por ciento de las preferencias, muy por encima de los candidatos del PAN (15-25 por ciento), PRI (7-10 por ciento) y PRD (2-5 por ciento). Esta impopularidad de los partidos que han gobernado, incluyendo las disidencias por derecha e izquierda del PRI (el PAN y el PRD respectivamente) refleja la profunda crisis de legitimidad que enfrenta el gobierno tras décadas de niveles insólitos de desigualdad social y violencia y ataques contra los niveles de vida.

La hostilidad popular hacia la indulgencia del régimen de Peña Nieto en tratar con Trump viene en la estela de protestas masivas contra el gobierno por la decisión de reducir el subsidio a los combustibles, lo cual ha conducido a importantes incrementos en el precio de los productos esenciales para los trabajadores y los sectores más pobres del país. Han muerto manifestantes y policías en las protestas, las cuales continúan hasta la fecha, pero con menor intensidad.

El programa político de AMLO tiene un carácter absolutamente procapitalista, pero incluso las reformas moderadas que propone son inaceptables para ciertas secciones de la élite mexicana. Por la impopularidad de los partidos principales, la prensa burguesa está avanzando la idea de que el multimillonario, Carlos Slim, se lance a la carrera presidencial.

La Opinión señaló a inicios del año: “El nombre del magnate Carlos Slim comenzó a circular en redes sociales en las últimas horas cuando centenares de usuarios propusieron al empresario como candidato a la Presidencia de México para el 2018, en un momento convulso para el país por las protestas por las subidas de precios de las gasolinas”.

El viernes pasado, Slim convocó a una rueda de prensa para comentar sobre las relaciones entre Estados Unidos y México, llenando los titulares del día siguiente en todo el país. Slim tuvo algunos roces con Trump en los últimos meses, pero llegó a reunirse con él en un restaurante de Florida a mediados de diciembre. A pesar de apoyar la decisión de Peña Nieto de cancelar su reunión con Trump, insistió que Trump es “una persona con sentido común e inteligente”. Slim comentó: “podemos hacerle ver a Estados Unidos la importancia de que no dejen de producir acá, sino que produzcan más, porque aquí somos muy buenos los trabajadores, producen más barato … son puras ventajas”.

El hecho de que la clase política mexicana este respondiendo ante las ominosas amenazas de Trump a través de la candidatura de un multimillonario incluso más rico muestra la magnitud de la crisis política en la que ambos gobiernos están sumidos.

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