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Perspectiva

Medios estadounidenses promueven versión de la CIA sobre ataque químico e instan una guerra

Muertes por bombardeos estadounidenses en Siria e Irak se triplican

Un nuevo informe elaborado por el grupo británico de monitoreo, Airwars, asegura que el número de víctimas de bombardeos estadounidenses en Irak y Siria estuvo cerca de cuadruplicarse en el mes de marzo en comparación con el último mes completo antes de que Donald Trump ejerciera su cargo. Las muertes de civiles aumentaron de 465 en diciembre del 2016 a 1.754 en marzo del 2017, un aumento del 277 por ciento.

Los hallazgos fueron publicados en medio de la histeria mediática contra el régimen sirio de Bashar al Asad en relación con acusaciones inventadas de un ataque con gas nervioso, las cuales sirvieron de pretexto para el bombardeo ordenado por el presidente Trump la semana pasada. Estos números muestran que los ataques estadounidenses han matado a más víctimas inocentes en Irak, incluyendo a niños y niñas, que los que presuntamente murieron en el supuesto ataque químico en Siria. Es precisamente por esto que el informe ha sido virtualmente ignorado por los medios estadounidenses.

La organización Airwars, que tabula muertes por ataques aéreos en la zona en guerra de Irak y Siria y evalúa la evidencia detrás de cada informe, encontró que fueron reportadas más muertes civiles durante los primeros tres meses del 2017, un total de 2.826, que en todo el 2016. La alza comenzó durante el otoño del año pasado, cuando el ejército iraquí y sus “asesores militares” estadounidenses comenzaron su ofensiva en la ciudad de Mosul, que ha sido controlada por el grupo fundamentalista sunita, Estado Islámico, por dos años y medio.

Amnistía Internacional ha investigado una serie de asesinatos en masa que resultaron de los ataques aéreos en el este de Mosul, la cual fue reconquistada durante la primera fase de la ofensiva, de octubre a diciembre. En un informe publicado la semana pasada, concluyen que se ha venido dando “un alarmante patrón en los ataques aéreos de la coalición encabezada por EE.UU. destruyendo casas completas con familias enteras dentro”.

La investigadora principal de esta organización en Mosul, Donatella Rovera, declaró que, “El alto número de bajas civiles sugiere que las fuerzas de la coalición que dirigen la ofensiva en Mosul han fracasado en tomar las precauciones adecuadas para evitar muertes de civiles, en flagrante violación del derecho internacional humanitario”. Su informe se enfocó en los avisos de las autoridades iraquíes que piden a los civiles permanecer en sus casas y no huir, pero que son seguidos por bombardeos a casas que saben que están llenas de personas.

La situación es peor en el lado oeste de Mosul, donde se inició la segunda fase de la ofensiva estadounidense-iraquí a principios de este año. Ahí están las zonas más viejas y densamente pobladas de la ciudad de dos millones de habitantes, la cual ha sufrido ataques aéreos rutinarios para destruir edificios de apartamentos con francotiradores en los techos, en los que ha muerto la mayoría de los ocupantes de los pisos debajo. Uno de estos bombardeos estadounidenses mató a trecientas personas el 17 de marzo.

En ese ataque, murieron tres veces el número de víctimas que en el enormemente difundido y presunto ataque químico en la ciudad siria de Khan Sheikhoun, el cual fue utilizado como pretexto para el ataque ordenado por el presidente Trump contra una base aérea del gobierno sirio. El total de muertes civiles por bombardeos estadounidenses en marzo fue veinte veces mayor.

No obstante, las atrocidades cometidas por los ataques estadounidenses han sido prácticamente ignorados por los medios estadounidenses, especialmente en comparación con la incesante avalancha de propaganda para respaldar políticamente el bombardeo estadounidense de misiles crucero contra Siria.

Ninguno de los políticos demócratas que celebraron la primera acción importante de Trump como “comandante en jefe”, como Charles Schumer, Nancy Pelosi y Elizabeth Warren, han hecho críticas sobre la continua masacre de civiles en Mosul.

Asimismo, los diligentes defensores del imperialismo de los “derechos humanos” en la prensa, como el trío de comentaristas-guerreros del New York Times — Nicholas Kristof, Roger Cohen y Thomas Friedman — les han dedicado menos de una pulgada de sus columnas de opinión a la masacre de Mosul y a los otros asesinatos en masa perpetrados por las fuerzas estadounidenses. La única preocupación que ostentan es la de demonizar a los gobiernos y milicias que la CIA y el Pentágono consideran como adversarios y así promocionar ante su audiencia de clase media alta las intervenciones imperialistas de EE.UU.

Uno de los principales obstáculos para la campaña mediática sobre el supuesto ataque químico sirio de Khan Sheikhoun ha sido la completa inverosimilitud en cuanto al motivo. Asad dirige un régimen despiadado y es responsable de muchos crímenes contra su propio pueblo. Pero, no tenía por qué realizar un ataque de ese tipo en un momento en el que sus fuerzas han retomado todas las principales ciudades del país y altos funcionarios del gobierno de Trump estaban concediéndole que iba a poder sobrevivir a través de la guerra civil y que EE.UU. quería destruir a Estado Islámico y no derrocar al líder sirio.

Al contrario, no es nada difícil determinar el motivo detrás del dramático incremento de bajas civiles por bombas y misiles estadounidenses en Irak y Siria. Este factor es una parte indispensable de la campaña del imperialismo norteamericano para proteger su posición dominante en Oriente Medio, la cual ha cobrado más de un millón de vidas y sumergido a Irak, Siria, Yemen, Libia, Somalia y otros países en un enorme baño de sangre.

Este aumento representa tanto una continuación de las políticas bajo el mandato de Obama y una intensificación de sus peores aspectos. Un cálculo hecho por Micah Zenko del centro de reflexión estadounidense Council on Foreign Relations indica que los ataques con drones se han triplicado en frecuencia desde que Trump llegó a la Casa Blanca, de un promedio de uno cada 5,4 días a uno cada 1,8 días.

Las reglas de enfrentamiento para los ataques estadounidenses en Yemen y Somalia han sido significativamente relajadas por acción ejecutiva del presidente Trump. Ha tenido lugar por lo menos una matanza de treinta personas en Yemen, la cual sucedió inmediatamente después del traspaso de poderes, mientras que han sido desplegados cientos de agentes de las Fuerzas Especiales estadounidenses a Somalia como parte de un cambio de política que el Pentágono inició bajo Obama y ha sido continuado.

Para el número mucho mayor de tropas en Irak y Siria, el gobierno de Trump está en la fase final de modificar las reglas de enfrentamiento con el propósito de hacerlas más permisivas o eliminarlas. La toma de decisiones ya fue reorientada hacia abajo en la cadena de comando para que los oficiales de campo, no la sede central, pueda solicitar ataques aéreos. La alza de víctimas de los últimos meses se dispararía aun más si el Pentágono acata la orden de Trump de intensificar su accionar y “quitarse los guantes”.

El Pentágono inició esta semana una investigación oficial sobre la masacre el 17 de marzo en Mosul y varias otras calamidades ocasionadas por los bombardeos estadounidenses. El coronel Joseph Scrocca, portavoz del Pentágono admitió que estos hechos “están teniendo un impacto negativo en nuestra imagen a lo largo de la región y el mundo”. Pero luego indicó que “ese es exactamente el objetivo de Estado Islámico”. En otras palabras, ¡aquellos que denuncien los crímenes del imperialismo estadounidense están ayudándoles a los terroristas!

Los informes de Airwars y Amnistía Internacional ponen de relieve el carácter criminal de la política exterior estadounidense en Oriente Medio. Además, exponen a todos aquellos que están alimentando la histeria anti-Assad y anti-Putin como propagandistas para el imperialismo.

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