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Once por ciento de chilenos marchan contra el sistema de pensiones a favor del lucro

El 26 de marzo, aproximadamente dos millones de chilenos –casi 11 por ciento de la población total del país– tomaron las calles por el país para participar en un día nacional de protesta contra el sistema privatizado de fondos de pensiones, conocido como Administradoras de Fondos de Pensiones (AFPs). Las AFPs, similares a los sistemas de inversión 401k de EE.UU., son una piedra angular de las medidas de libre mercado impuestas por la dictadura fascista del General Augusto Pinochet que fue apoyada por EE.UU. y duró de 1973 a 1990.

De acuerdo a los organizadores, 800,000 marcharon en la capital de Santiago –aunque la policía dio una aproximación mucho más baja– y más de un millón manifestó por todo el país. La amplia acogida es un reflejo de la oposición y enojo no sólo hacia el actual gobierno de Michelle Bachelet (cuya tasa de aprobación es de 22 por ciento), sino el sostenimiento de las políticas pinochetistas.

La marcha vino después de otras tres masivas manifestaciones a finales del año pasado que atrajo en su mayoría a jóvenes quiénes están claramente preocupados por las noticias de que aquellos que contribuyeron a las AFPs en su juventud están obteniendo una pensión equivalente solamente al 22 por ciento de los salarios en su última década de trabajo, según la ONG Fundación Sol.

Aunque la marcha de la semana pasada fue pacífica, la manifestación de noviembre de 2016 expresó el enojo hacia el rechazo del gobierno socialista de Bachelet de aceptar la demanda popular de descartar las AFPs de Pinochet e ir más allá de los cambios superficiales que implementó en el pasado para apaciguar la frustración de los beneficiarios de las AFP.

La manifestación de noviembre fue marcada por las confrontaciones violenta con la policía, la cual respondió usando gas lacrimógeno y cañones de agua. Los estudiantes ocuparon escuelas y dos buses fueron incendiados por los manifestantes quienes también establecieron bloqueos de calles en Santiago y otras ciudades chilenas. El metro de Santiago suspendió los servicios por varias horas lo que afectó el transporte de millones de personas.

Santiago y Valparaíso fueron los centros de los actos más violentos, los cuales han incrementado en tamaño durante los últimos años de confrontaciones entre estudiantes, trabajadores y chilenos económicamente afectados por las aún prevalecientes políticas de Pinochet.

A pesar de tener un ingreso per cápita anual relativamente alto de US$ 22,000, Chile continúa siendo uno de los países con mayor desigualdad económica de la región.

Luego de haber derrocado violentamente al régimen burgués de Salvador Allende con la ayuda de la CIA, el reino de terror de Pinochet sirvió como un campo de pruebas para las medidas de libre mercado del imperialismo, las cuales, en las siguientes décadas, serían implementadas por todos los países de la región.

Como con todas las medidas económicas promulgadas por Pinochet a favor de sus patrones imperialistas, ningún gobierno después de la “transición a la democracia” ha tenido alguna intención seria de reformar, ni qué decir eliminar, al sistema de las AFPs. Es una fuente importante de ingresos para la burguesía chilena y, como uno de los organizadores de la marcha afirmó, “bancos encubiertos para los ricos y las trasnacionales para que puedan expandir sus inversiones (…) y construir verdaderos monopolios en diversos sectores económicos”.

Luis Mesina, líder de la más grande organización detrás de las marchas, que es conocida como No+AFPs hizo declaraciones con respecto a una posible alternativa a las existentes privatizadas AFPs. Mesina declaró que No+AFPs –la cual orbita alrededor de la coalición Nueva Mayoría de Bachelet- no apoyaría a ningún candidato en las próximas elecciones de noviembre que no plantee solucionar el problema de las AFPs. Otros miembros de No+AFPs han expresado su apoyo al retorno de pensiones estatales pre-Pinochet que duraron hasta 1981.

“La exigencia es volcarse a un Sistema de Reparto Solidario con aportes tripartitos”, es decir, con dineros provenientes desde el trabajador/a, empleador y el Estado, dejando atrás el modelo de capitalización individual impuesto por José Piñera y los ‘Chicago Boys’ [seguidores de Milton Friedman] durante la dictadura”, declaró Mesina.

El diario español El País citó los descubrimientos de la Fundación Sol sobre el presente estado del negocio de las AFP: “En en el último cuarto de siglo las AFP pagaron en pensiones apenas un tercio de su millonaria recaudación. En 2015, las ganancias de las administradoras aumentaron un 68%”.

¿Cómo funcionan las AFPs?

Los chilenos depositan el 10 por ciento de sus ingresos mensuales en una AFP de su elección, junto con pagar un costo administrativo. La cantidad que los trabajadores recibirán en el retiro dependerá en que tan bien las inversiones de la AFP rindieron en los mercados nacionales y financieros.

Bajo el sistema previo a Pinochet, los trabajadores hacían contribuciones descontadas de su pago mensual para financiar las pensiones de los retirados. Las pensiones mensuales eran constantes y garantizadas. Hoy, el pago de los retiros están a la merced de los mercados del mundo financiero, principalmente las acciones y los bonos.

En el 2015, los ahorros de los chilenos en el sistema de AFPs fueron más de US$160 billones, la mayoría de los cuales fueron reinvertidos en los mercados financieros. En esencia, la idea original era usar los ahorros de los trabajadores chilenos y los empleados para incentivar el denominado “milagro chilena”.

Hoy en día, el sistema tiene 10 millones de beneficiarios, un número bastante alto para un país con una población de 17.6 millones; lo cual quiere decir que un impresionante 60 por ciento de chilenos tiene su dinero de jubilación en las manos de los especuladores financieros del AFP. El ejército, que jugó un rol importante en escribir la ley bajo la dictadura de Pinochet, fue eximido junto con los funcionarios públicos de pertenecer al esquema de las AFPs en 1981 cuando la ley fue promulgada.

Mientras tanto, el modesto pago de retorno a los beneficiarios está en riesgo debido a la subordinada posición del país como exportador de mercancías en el mercado mundial. Con la reciente caída de los precios de mercancía, así también como las acciones de las multinacionales mineras con tendencia en bajada, los retornos de las AFPs en las inversiones están disminuyendo.

Los militares, mientras tanto, obtiene pensiones generosas en sus retiros que son bastante cercanas a sus ganancias mensuales cuando estaban en actividad. Un trabajador no capacitado, en cambio, recibe US$233 al mes, tan sólo la mitad del salario mínimo de US$400, mientras que las compañías en los portafolios de la AFP obtienen grandes ganancias. De acuerdo al investigador Gonzalo Duran de la Fundación Sol, las ganancias anuales de las AFPs crecieron un 71.4 en los primeros nueve meses del 2015.

El gobierno de Bachelet busca proteger el sistema de la era Pinochetista y el mercado de valores chileno. Con las pensiones bajas debido al declive económico, aumentar el pago de jubilación sobre el salario mínimo obligaría a las AFPs vender sus activos. Como la mayoría de los activos están invertidos en el mercado de valores chileno -que es pequeño de acuerdo los estándares internacionales, por lo tanto carente de la liquidez necesaria- estos activos serían vendidos a un alto descuento. El resultado es que los pagos de jubilación de las AFPs colapsarían, con resultados no muy diferentes al del colapso de la burbuja inmobiliaria de EE.UU. en el 2008.

Esto podría golpear duramente el valor de las acciones de las compañías chilenas, un resultado que iría en contra del propósito por las que las AFPs fueron creadas en primer lugar. El “milagro chileno” fue establecido para drenar los ahorros de jubilación de los trabajadores chilenos por medio de las AFPs para transferir miles de millones de dólares a los capitalistas chilenos.

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