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El silencio de la pseudo-izquierda sobre el peligro de guerra

Una amplia gama de grupos y publicaciones políticas nominalmente izquierdistas se han doblegado a una serie de peligrosas acciones militares por parte del gobierno de Trump que han llevado al mundo al borde de la guerra.

El 13 de abril en las montañas del este de Afganistán, los Estados Unidos lanzó la bomba no-nuclear más grande jamás utilizada en la historia. La Massive Ordnance Air Blast (MOAB) pesa más de 10 toneladas y es tan destructiva que supuestamente aniquiló las casas de campesinos que viven varios kilómetros de la zona de lanzamiento.

Cuatro días más tarde, el vicepresidente Michael Pence viajó a la zona desmilitarizada de la península coreana, donde Estados Unidos ha amenazado con usar fuerza militar preventiva contra Corea del Norte, un país con armas nucleares. Pence reconoció que la bomba MOAB tenía como objetivo demostrar que Estados Unidos está preparado para ir a la guerra.

"Justo en las últimas dos semanas", declaró, "el mundo ha presenciado la fuerza de nuestro nuevo presidente con las acciones tomadas en Siria y Afganistán. Corea del Norte haría bien en no probar su determinación ni la fuerza de las fuerzas armadas de los Estados Unidos en esta región".

El creciente peligro de un conflicto nuclear es ampliamente sentido. Una encuesta de Marist Poll este mes mostró que el 72 por ciento de los estadounidenses están preocupados por las crecientes tensiones internacionales. Figuras importantes en Rusia, China, Corea del Norte y Estados Unidos han advertido que la guerra es una posibilidad real.

"La guerra nuclear es pensable otra vez", según un titular en el Guardian el 17 de abril. El editorial del New York Times el mismo día advierte sobre "Las habladurías del presidente Trump sobre Corea del Norte", mientras que la sección de noticias del Times compara las tensiones en Asia oriental con la crisis de los misiles en Cuba. El columnista del Financial Times, Gideon Rachman, escribió un artículo titulado "Donald Trump, Kim Jong Un y el riesgo de un cálculo erróneo nuclear".

La obligación más básica de los socialistas es condenar y oponerse a las amenazas de guerra de los Estados Unidos y alertar a la clase obrera de los peligros y las causas de la guerra imperialista.

Por esto, es todavía más significativo el papel que desempeñan varios grupos políticos que se identifican como izquierdistas, pero han mantenido un silencio calculado con respecto a la caída del MOAB y la amenaza de guerra en Corea. Estos grupos le ocultan la amenaza de guerra a sus lectores y le otorgan una protección política al imperialismo estadounidense.

Ni un solo artículo relacionado con estos eventos aparece en la portada del sitio web de la Revista Jacobin. Su página oficial de Facebook tampoco hace ninguna referencia al ataque MOAB o las recientes amenazas estadounidenses contra Corea. No hay referencias al MOAB o a las crecientes tensiones en Corea del Norte en la portada del sitio web pablista, International Viewpoint.

Del mismo modo, el sitio web de Alternativa Socialista (Socialist Alernative) no tiene artículos que describan en detalle los bombardeos o las maniobras de EE.UU. contra Corea del Norte. Un artículo el 15 de abril titulado "El gobierno de Trump dañado e impredecible" se refiere al MOAB en una oración en el decimotercer párrafo, mientras que Corea del Norte es mencionado brevemente más adelante en el artículo.

La primera página de Obrero Socialista (Socialist Worker), la publicación de la Organización Internacional Socialista (ISO, por sus siglas en inglés), no se refiere al uso del MOAB, y sólo el 18 de abril publicaron su primer artículo del año sobre Corea del Norte.

En ningún momento en el artículo ("¿Iniciará Trump una nueva Guerra en Corea?") afirma el escritor, David Whitehouse, que el ISO se opone a las provocativas amenazas de guerra del gobierno estadounidense. En cambio, informa sobre el potencial estallido de la guerra nuclear como un observador desinteresado, incorporando 20 hipervínculos de varios informes de la prensa burguesa, incluyendo cinco del New York Times.

Según Whitehouse, el despliegue de Washington del Sistema de Defensa Terminal de Área a Gran Altitud (THAAD, por sus siglas en inglés) en Corea del Sur es un "asunto difícil". Escribe sobre los juegos de guerra conjuntos entre EE.UU. y Corea del Sur, así como propuestas para asesinar a los líderes norcoreanos y lanzar ataques preventivos, pero habla sobre ellos sin hacer ningún comentario crítico.

El artículo minimiza el peligro de la guerra. "Ahora que la última prueba de misiles de Corea del Norte falló el 16 de abril, el riesgo inmediato de un ataque militar estadounidense podría desaparecer". Además, comentó que "’la nueva’ belicosidad de Trump hacia Corea del Norte es realmente la última oscilación entre las dos opciones de "contención" o "reversión" que han quedado en la caja de herramientas de la política estadounidense desde la Guerra Fría".

Whitehouse afirma con satisfacción que la probabilidad de una intervención militar estadounidense es más baja de lo que algunos afirman: "Trump puede hablar sobre una posición más firme, pero las opciones militares estadounidenses han comenzado a verse más débiles, no más fuertes, desde la carrera armamentista de Corea del Norte durante las últimas tres décadas".

Quince años después de las protestas masivas antes de la invasión estadounidense de Irak en 2003, el apoyo de la pseudo-izquierda hacia la guerra muestra que la ausencia actual de un movimiento organizado contra la guerra no es producto de la apatía popular. Más bien, se debe al movimiento hacia la derecha de secciones de la clase media previamente radicalizadas cuya oposición a la guerra ha desaparecido en las décadas posteriores a la guerra de Vietnam.

Este sector de la población se ha enriquecido considerablemente desde el fin de los años 60 y el principio de los años 70, en parte por los botines de las guerras del último cuarto de siglo que han inflado el mercado de valores y enriquecido a los bancos y corporaciones estadounidenses. Su orientación política es hacia el Partido Demócrata y el Estado.

Este fin de semana, muchos representantes de este medio se reunirán en la Universidad de Nueva York (NYU, por sus siglas en inglés) para el Foro de Materialismo Histórico. Los patrocinadores y los participantes incluyen el editor de Jacobin Bhaskar Sunkara, así como los historiadores Lars Lih y Eric Blanc. El International Socialist Review del ISO es un patrocinador del evento y los miembros del ISO, Paul Le Blanc, Tithi Bhattacharya, Todd Chretien y Paul Heideman aparecerán como oradores.

De los 60 paneles programados, ninguno de ellos se refiere al tema de la guerra. Las palabras "imperialismo", "guerra", "Irak", "Corea del Norte", "Afganistán", "Libia" y "Somalia" no aparecen en ningún título de panel.

En cambio, el panel de la NYU presenta temas de discusión como "Hacer al marxismo homosexual", "Las huelgas de las mujeres en la era de la feminización", "La huelga internacional de mujeres y el movimiento feminista anticapitalista", "Silenciando el subalterno: Resistencia y género en la teoría poscolonial", "Sobre la violencia: Subjeciones, Resistencia, Subversiones", "Adorno: Subjetividad y Crítica", "Nuevas Direcciones en la Teoría Marxista / Feminista", "Raza, Repetición, Rebelión: Economía Política del Plusvalor" y “Finales de Althusser: Política y Práctica Teórica".

Todas las conexiones que la clase media radicalizada tuvo una vez con el antiimperialismo o el socialismo desaparecieron hace tiempo. Las categorías de análisis que emplean no tienen nada que ver con el materialismo de clase o histórico. La guerra, la desigualdad social y la pobreza permanecen en segundo plano a lo que realmente les interesa: la raza, género y su propia vida sexual.

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