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“Al personal del WSWS y sus lectores”

Una respuesta de un científico a “Ciencia y socialismo”

Al personal del WSWS y sus lectores,

Como científico y partidario del Comité Internacional de la Cuarta Internacional (CICI), aplaudo al WSWS por su perspectiva, "La ciencia y socialismo", publicada en anticipación a la Marcha Internacional por la Ciencia en ciudades de todo el mundo. Es una importante declaración de la perspectiva del movimiento trotskista hacia el futuro y las tareas de los científicos y de la clase obrera en la defensa de la ciencia durante este período de crisis capitalista.

Es de vital importancia que se difunda extensamente "La ciencia y el socialismo", sobre todo porque el CICI es el único movimiento político que ha sacado a la luz las conexiones críticas entre los ataques contra la ciencia y sus raíces en la crisis del sistema. También es crucial que amplias capas de estudiantes, científicos y trabajadores reconozcan que sólo la clase obrera revolucionaria bajo la bandera del socialismo internacional puede liberar a la ciencia y a la sociedad en general de la camisa de fuerza que representa el capitalismo y el sistema del Estado-nación.

Un punto que creo que debe enfatizarse específicamente es el carácter fundamentalmente global de la ciencia, hoy y a través de la historia. El intercambio y desarrollo de ideas científicas siempre ha ocurrido a escala internacional, con las teorías y técnicas propuestas por una persona (o un grupo hoy) siendo absorbidas, puestas a prueba, debatidas, refinadas y utilizadas como base por científicos aficionados y profesionales de todo el mundo.

Incluso antes de que la ciencia existiera formalmente como un campo distinto, las matemáticas ya recorrían un curso internacional, a través de la antigua China y Grecia, la India y el mundo árabe, y más tarde desarrollándose mediante intercambios a lo largo y ancho de Europa durante el Renacimiento y la Ilustración (para dar sólo una sinopsis abreviada). El desarrollo de la física, la química y la biología tomó cursos similares, y hoy día todos los campos de la ciencia implican la colaboración mundial y la síntesis de ideas y técnicas desarrolladas en cada rincón del globo.

Comprender esta historia es importante para aquellos que marchan en defensa de la ciencia, particularmente porque las ideas y tendencias políticas que participan en tales marchas no serán homogéneas. Una tendencia particularmente perniciosa fue caracterizada por un video reciente producido por Redglass Pictures (financiado por, entre otros cuestionables patrocinadores, el Departamento de Estado de EE.UU. y el New York Times ) titulado "Science in America" (La ciencia en EE.UU.), con la narración del astrofísico estadounidense y personaje público de la ciencia, Neil deGrasse Tyson.

En el video, Tyson comienza retratando el desarrollo de EE.UU. (con imágenes de banderas estadounidenses y el primer vuelo de los hermanos Wright, culminando con escenas de Neil Armstrong en la luna) como si fuese un producto de los genios estadounidenses que “fueron pioneros en las industria", y así haciendo a la ciencia "una parte fundamental del país que somos".

Frente a este flagrante llamamiento de chauvinismo estadounidense, uno se ve obligado a señalar que la ciencia es una parte fundamental de la sociedad humana en su conjunto, si la historia sirve de evidencia. También, debe decirse que la sociedad estadounidense, como una parte progresivamente integrada del capitalismo mundial, se construyó en realidad a través del trabajo colectivo de millones de personas de todo el mundo (y mediante el uso y desarrollo de ideas y tecnologías en la interrelación de una miríada de fuentes mundiales).

El video continúa con la expresión de frustración de Tyson por el hecho de que los estadounidenses parecen no creer en la ciencia como solían hacerlo. En cuanto la veracidad de esta afirmación, los estudios muestran invariablemente una mayor confianza del público en la ciencia que en otras instituciones estadounidenses, como los medios de comunicación, y esta confianza ha sido bastante estable desde los años setenta, excepto entre los que se identifican como conservadores a partir de finales de los ochenta. El posible origen de una aparente disminución de la confianza en la ciencia es algo que Tyson no puede identificar, quien describe la ciencia como "una verdad emergente", aparentemente con la intención de iluminar a aquellos con poco conocimiento científico a quienes culpa de los ataques contra la ciencia.

Tyson no indica (tal vez no reconoce) que los estadounidenses están sujetos a una desinformación diaria de los medios de comunicación, en particular con respecto a la ciencia en la prensa de la extrema derecha. La posibilidad que estas fuentes de información pudieran tener lazos con figuras con un interés material en engañar al público ni siquiera se le ocurre a Tyson (al igual que a los círculos liberales que tienen la noción de que son inteligentes y los que no están de acuerdo con ellos simplemente deben ser tontos). Además, no se menciona el impacto real en el conocimiento científico que produjo el colapso de la educación pública bajo el peso de la pobreza y el declive económico. Para Tyson y los liberales presumidos como él, uno culpa a la víctima y pone toda responsabilidad allí, en vez del verdadero origen.

Así se puede ver que el pregonar de Tyson sobre el nacionalismo científico no es un accidente. Él y aquellos como él pueden creer realmente que el apoyo público a la ciencia sólo puede ser desarrollado apelando al patriotismo (o al menos, estando indispuestos a culpar a los ricos por la crisis actual, con temor a incitar un movimiento que podría irse demasiado a la izquierda, sólo pueden defender sus propios intereses por medios reaccionarios).

A fin de oponerse a este falso planteamiento, se debe explicar la lógica de defender la ciencia y su financiación de tal forma. Si se pudiera, digamos, disminuir (temporalmente) los recortes a la financiación de la ciencia apelando al nacionalismo, se les habría dado municiones a y aumentado la influencia de las fuerzas nacionalistas de derecha (incluyendo a los demócratas, quienes promueven el nacionalismo económico y el chauvinismo antirruso).

Se podría suponer que dichas fuerzas apoyan una ciencia de "EE.UU. ante todo", negándoles visas de viaje o trabajo a los científicos extranjeros y un mayor control del Congreso sobre la ciencia para asegurar que sirva los "intereses nacionales" (es decir, las necesidades de investigación y desarrollo de las corporaciones y el ejército y que no ayude a los "regímenes extranjeros"). El aislamiento de los científicos estadounidenses perjudicaría en gran medida el progreso científico en todo el mundo.

En última instancia, el fortalecimiento y la legitimación del nacionalismo debilitarán los sentimientos internacionalistas y antibélicos de la población y aumentarán el peligro de una guerra mundial.

La ciencia como una cuestión en particular da la oportunidad de fortalecer la conciencia sobre el poder y los beneficios de la colaboración internacional. La importancia del internacionalismo para la ciencia no puede ser exagerada, particularmente cuando se trata de luchar contra las fuerzas que buscan desviar la acción de las masas en su defensa tras canales ultraderechistas y chauvinistas.

Espero que los miembros del PSI, los lectores del WSWS y los partidarios del CICI alrededor del mundo luchen por llevar esta conciencia a las protestas, así como a la ciencia y a las luchas por defenderla más ampliamente. Frente a “La ciencia en EE.UU." de los representantes liberales de la clase dominante, la clase obrera debe oponerse con la perspectiva de "La ciencia y socialismo".

Fraternalmente,

Nicholas, Milwaukee Wisconsin

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