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Alemania toma un giro hacia Asia

El domingo 28 de mayo, en una cervecería bávara, la canciller alemana, Angela Merkel, abordó sin rodeos la crisis histórica de las relaciones transatlánticas expuesta en las cumbres de la OTAN y el G7 de la semana anterior, declarando que Estados Unidos ya no era un aliado confiable y que Europa tiene que tomar las riendas. Un aspecto de esa orientación se observa en la expansión sistemática de Berlín a los lazos políticos y económicos con Asia.

El primer ministro chino, Li Keqiang, llegó a Berlín el miércoles pasado en la noche y fue recibido fuera de la oficina de la canciller con honores militares. La ceremonia fue seguida por discusiones iniciales con Merkel y varios ministros “sobre cuestiones de política económica y extranjera”. Entre los que estuvieron presentes, se encontraba el ministro de Relaciones Exteriores, Sigmar Gabriel, el ministro de Finanzas, Wolfgang Schäuble, y la ministra de Economía, Brigitte Zypries.

Merkel se reuniría el jueves con Li para “discusiones privadas”, según el sitio web del gobierno alemán. Se firmarán varios acuerdos bilaterales y se ha programado una conferencia de prensa conjunta. Tomaría precedente encontrar una posición común ante la cumbre del G20 en Hamburgo a principios de junio, a la que asistirá el presidente chino, Xi Jinping.

Las relaciones económicas de Alemania con China son más extensas que con cualquier otro país fuera de la Unión Europea. Desde el año 2011 se han celebrado consultas gubernamentales regulares entre ambos países. China fue el socio comercial más importante de Alemania el año pasado, por delante de Francia y EE.UU., con un comercio total cercano a los 170 000 millones de euros.

La cooperación será profundizada. Deutsche Bank anunció antes de la llegada de Li Keqiang a Berlín que tiene la intención de financiar proyectos de infraestructura como parte de la iniciativa “La nueva ruta de la seda”, con un préstamo de 3000 millones de euros por los próximos cinco años acordado conjuntamente con el Banco de Desarrollo de China. La estrategia del gobierno chino llamada “Un cinturón, una ruta” se basa históricamente en la Ruta de la seda de la Edad Media. Incluye planes para la construcción de una serie de puertos, ferrocarriles y carreteras para conectar los principales centros económicos de China con Europa.

A inicios de la semana pasada, el gobierno alemán acordó proyectos de desarrollo de varios miles de millones de euros para el segundo gigante asiático, India. El primer ministro indio, Narendra Modi, convino con Merkel un presupuesto para el desarrollo en el contexto de la cuarta consulta entre ambos gobiernos con un valor de “mil millones de euros cada año” para la India.

Modi recalcó la gran demanda de India para la modernización de su infraestructura. Entre otras cosas, se refirió a “carreteras, ferrocarriles, tráfico aéreo civil y tecnología moderna de comunicaciones”. La India quería beneficiarse de la experiencia de la economía alemana en todas estas áreas, agregó. “Es como si estuviéramos hechos el uno para el otro”, dijo el primer ministro indio.

Alemania ya es el socio comercial más importante de India en la UE, con un comercio total de alrededor de 17 000 millones de euros. Pero la economía alemana, la cual depende de las exportaciones, espera mucho más en los próximos años. “La campaña ‘Hecho en India’ y las numerosas reformas económicas del gobierno indio han creado nuevos impulsos para la inversión”, dijo entusiasmado el presidente de la Asociación Federal de Empresas Medianas, Mario Ohoven.

En las discusiones entre Modi y Merkel, también participaron los ministros de las áreas relevantes. Por el lado alemán, estuvieron representados los ministerios de economía, educación, medio ambiente y desarrollo. Junto con las cuestiones bilaterales, se le dio especial atención a la “formulación del orden mundial”, según el gobierno alemán.

Las reuniones con Modi y Li habían sido planificadas por algún tiempo. Son parte de una reorientación integral por parte del imperialismo alemán que está vinculado a la creciente ruptura de las relaciones transatlánticas. Poco después de la inauguración de Donald Trump, Gabriel anunció el desarrollo de una estrategia alemana y europea para Asia con el fin de “explotar los espacios desocupados por EE.UU.”.

El 24 de marzo Gabriel anunció oficialmente la decisión de adoptar “una nueva orientación” en la “política para Asia” de Alemania, y “el establecimiento de un nuevo departamento de la región Asia Pacífico” en el Ministerio de Relaciones Exteriores. Declaró en un comunicado de prensa de dicha institución, “En muchas áreas de la política internacional, estamos experimentando crisis, turbulencia y nuevas dinámicas. Uno tiene la impresión de que el mundo está siendo medido de nuevo —y todo el mundo está usando su propia cinta métrica. Una cosa es clara: los Estados emergentes de Asia asumirán una posición clave en esta nueva medición mundial”.

Alemania tendrá que “intensificar sus relaciones con Asia y organizarlas más estratégicamente para hacer justicia a esta región de 4 mil millones de personas y mercados en rápido crecimiento”, según Gabriel. Por lo tanto, decidió “construir por primera vez un departamento asiático en el Ministerio de Relaciones Exteriores con el fin de unir mejor y desarrollar aún más nuestras competencias regionales”. Señaló que, “ha llegado el momento para hacer justicia al creciente peso de Asia cambiando la composición de nuestro equipo en el Ministerio de Relaciones Exteriores”.

Más tarde ese día en Hamburgo, Gabriel declaró en un discurso programático pronunciado en la 97ª reunión anual de la Asociación Empresarial Alemana de Asia Pacífico: “Asia es una región clave para nuestro futuro aquí en casa, porque las rutas para resolver nuestros desafíos globales no pueden ser desarrollados por las estructuras antiguas del periodo posterior a la Segunda Guerra Mundial. Más bien, las rutas para resolver nuestros desafíos globales corren por Asia”.

No es sólo la elección de las palabras de Gabriel que invocan el antiguo mantra del imperialismo alemán de “un lugar bajo el sol”. La primera cena anual de dicha asociación tuvo lugar en 1901 con el objetivo declarado de “discutir los intereses alemanes en reuniones lo más regulares posibles”. El invitado del primer evento fue el príncipe Enrique de Prusia, hermano del último káiser alemán, Guillermo II.

Hoy día, el imperialismo alemán persigue sus ambiciones geopolíticas en Asia de manera aún más sistemática y agresiva que a principios del siglo XX. El 5 y 6 de abril, el Ministerio de Relaciones Exteriores reunió a cuarenta embajadores alemanes en la región del Océano Índico para una conferencia regional extraordinaria en la capital de Sri Lanka, Colombo, para informarles sobre la nueva orientación global de la política alemana.

El secretario de Estado, Markus Ederer, declaró en su discurso de apertura, al estilo alemán de la política de grandes potencias: “¡Qué maravilloso entorno justo en las costas del océano Índico! No podría pensar en un trasfondo más apropiado para el estreno de hoy... Por primera vez, embajadores alemanes de cinco continentes se reúnen para discutir una región que tradicionalmente no ha estado en el radar de la política exterior alemana: el océano Índico”.

Además de cuestiones económicas y comerciales, Alemania y la UE también están persiguiendo sus intereses militares y una política de seguridad en una de las regiones más disputadas del mundo. Bajo el predecesor de Trump, Barack Obama, EE.UU. anunció su “pivote hacia Asia”, cuyo objetivo es aislar económicamente y cercar militarmente a China. El gobierno estadounidense se está preparando de forma cada vez más explícita para un conflicto militar directo contra Irán, Corea del Norte y China.

El objetivo de Alemania es intervenir en esta explosiva región para avanzar sus intereses geoestratégicos y económicos, incluso por medios militares.

Ederer afirmó en Colombo que, “Europa ya no es un ‘enano’ en la seguridad: Fuimos indispensables en el acuerdo nuclear con Irán; ayudamos a estabilizar Somalia (la UE es la principal contribuyente a la AMISOM); ofrecemos asistencia humanitaria y de desarrollo sustantiva en Yemen”. Continuó:” En materia de seguridad marítima, la UE está desincentivando la piratería con éxito frente a las costas de Somalia como parte de la operación 'Atlanta' ... Sin embargo, creo que hay espacio para más. Debemos mejorar aún más nuestra cooperación en materia de seguridad con los asociados de la región. ¿Podíamos, por ejemplo, invertir más en ejercicios conjuntos?

A pesar de lo absurdo de tales declaraciones —la Marina alemana no está ni siquiera cerca de estar en condiciones para controlar el océano Índico o encarar a un EE.UU. fuertemente armado— estas no son solo palabras vacías. El ministro de Relaciones Exteriores, Gabriel, también se reunió el miércoles con el ministro indonesio para la coordinación de asuntos marítimos, Luhut Binsar Pandjaitan, para una discusión en el Ministerio de Relaciones Exteriores sobre firmar una declaración de intenciones en cuanto a una agenda marítima.

El pivote de Alemania hacia Asia no es bienvenido por todos los sectores de la élite gobernante. Un comentario en el diario Westdeutsche Allgemeine Zeitung señaló que la creencia de que “Europa puede enfrentar el rechazo a Washington con un acogimiento de Asia” era un “ensalzamiento propio”. Europa se ve, “desde una perspectiva asiática, en el mejor de los casos como una imagen de crisis”. Además, “de Nueva Delhi a Pekín y Yakarta, los posibles socios en Asia no son fáciles de tratar”. China cree, por ejemplo, que puede “castigar a cualquiera que se resista a sus ideas por ser un poder económico”.

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