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Sánchez reelegido como líder del PSOE

Ocho meses después de su salida como secretario general del Partido Socialista (PSOE), Pedro Sánchez fue reelegido al mismo puesto con el 50,2 por ciento de los votos. Venció a la favorita de los grupos de poder, la primera ministra regional de Andalucía, Susana Díaz, quien ganó el 40 por ciento.

El PSOE había estado en manos de un comité supervisor desde la expulsión de Sánchez en octubre a través de un golpe interno orquestado por una camarilla de banqueros, los servicios de inteligencia y los medios de comunicación. Encabezados por el ex primer ministro del PSOE, Felipe González, y el redactor jefe de El País, Juan Luis Cebrián, derrocaron a Sánchez debido a su rechazo a permitir que el Partido Popular conservador (PP) de Mariano Rajoy formara un gobierno minoritario. En ese momento, España no había tenido un gobierno por diez meses.

La oposición de Sánchez reflejaba los intereses de facciones dentro de la burocracia del PSOE, respaldadas por publicaciones de “izquierda” como Público y Eldiario.org, que temían que el apoyo del PSOE a un gobierno del PP desacreditara por completo al partido, uno de los pilares del capitalismo español en el período posterior al franquismo.

Algunas secciones del aparato del partido y su membresía fueron ganadas a la propuesta de Sánchez de un indefinido “giro a la izquierda” y el desarrollo de relaciones más estrechas con el partido Podemos. Este es un intento desesperado de reaccionar y controlar el creciente descontento social.

La radicalización de amplias capas de la población se vio reflejada en una reciente encuesta de jóvenes de la Unión Europa de Radiodifusión. Se les preguntó: “¿Participarías activamente en un levantamiento a gran escala contra la generación que está en el poder si ocurriera en los próximos días o meses?” Más de la mitad, el 53 por ciento, respondió “Sí”. En Grecia, Francia y España la cifra alcanzó más del 60 por ciento.

Con la elección de Sánchez, el PSOE le está señalando a Podemos y a las organizaciones que lo orbitan que están preparados para formen un gobierno si la administración actual del PP colapsa. Tal gobierno buscaría suprimir los cada vez mayores sentimientos anticapitalistas y seguir cumpliendo los dictados de la oligarquía financiera.

Sánchez ha dejado claro que no pretende echar al gobierno del PP. Se opone al voto de no confianza contra el PP propuesto por Podemos en el Parlamento. Además, la semana pasada, el PSOE colaboró con el PP en el Parlamento para enterrar una comisión de investigación dedicada a investigar a la “policía política”, una unidad creada por el exministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, para subvertir a políticos conspiradores nacionalistas catalanes.

Sánchez también ha respondido a una de las principales preocupaciones de la burguesía española: la convocatoria de un referéndum de independencia en la opulenta región de Cataluña.

Sólo tres días después de tomar el control del PSOE, llamó a Rajoy para decirle que el PSOE se uniría a su gobierno en defensa de la “legalidad y la Constitución en Cataluña”, y que se opone al referéndum de independencia catalana planeado. Esta fue una respuesta directa a la convocatoria de una reunión entre ministros catalanes y todos los partidos políticos a favor del referéndum.

La nominación de Sánchez ha sido bien recibida por la pseudoizquierda, que pretende llegar a un acuerdo con el PSOE. En Twitter, el líder de Podemos Pablo Iglesias declaró: “Los miembros han hablado muy claramente. Felicitaciones a Pedro Sánchez”. Al día siguiente, Iglesias y Sánchez hablaron por teléfono; Ambos coincidieron en la “situación insostenible del PP en el gobierno, rodeada de corrupción”.

Iglesias anunció que estaba dispuesto a abandonar el voto de no confianza propuesto por Podemos si el PSOE anuncia su propio voto de no confianza. Bajo el sistema constitucional de España, un voto de no confianza es un debate de facto, por el cual el partido que propone la votación le puede pedir al Parlamento que forme una mayoría de gobierno. Es decir, al dejar ir su propuesta en favor de la del PSOE, Podemos está señalando su apoyo a un gobierno dirigido por el PSOE.

Desde las elecciones generales de diciembre del 2015, Iglesias ha tratado de formar un gobierno con el PSOE. Tal gobierno, como ha insistido el WSWS, y como lo han demostrado las experiencias en Portugal y sobre todo la imposición de medidas de austeridad en Grecia por parte de Syriza, no sería otra alternativa. Actuaría en contra de la clase obrera rápidamente.

A nivel local, los ayuntamientos controlados por Podemos ya han demostrado ser defensores del orden burgués, aplicando medidas de austeridad, pagando miles de millones de euros a los bancos y movilizando a la policía para reprimir y hostigar a los migrantes.

La victoria de Sánchez fue aplaudida por los diversos grupos dentro de Podemos o que orbitan alrededor, tal como Izquierda Revolucionaria, Lucha de Clases y Clase contra Clase.

Izquierda Revolucionaria, la sección española del Comité por una Internacional de los Trabajadores, declaró que Sánchez, “Pasó de ser un ‘títere’ en manos del aparato a resistir la embestida de Felipe González. ... Ahora Pedro Sánchez goza de una autoridad entre la base socialista y los votantes [d]el PSOE mucho mayor que ningún otro dirigente del partido…”. Concluyeron instando a una alianza con Podemos para formar un gobierno.

Igualmente, Lucha de Clases llama a una alianza PSOE-Podemos. Afirmó que “la clase dominante ha perdido, en principio y a la espera del desarrollo del congreso del PSOE en Junio, el control directo de la dirección de este partido, que queda más expuesto a la influencia de la presión de la clase trabajadora y del marcaje por la izquierda que le haga Unidos Podemos”.

La Tendencia Revolucionaria de los Trabajadores morenista afirma que, “Pedro Sánchez pertenece a la nueva hornada de políticos inteligentes de la burguesía... [que] no tiene la más mínima intención de enfrentar el modelo capitalista, sólo hacerlo menos brutal. Quiere reformar, no revolucionar… Posiblemente aspirará también a que sea un pelín menos austera la vida de los trabajadores y las trabajadoras”.

Jaime Pastor, el líder inveterado de los pablistas españoles y titular del máximo órgano de Podemos en Madrid, el Consejo Ciudadano, anunció en Viento Sur que “El tiempo dirá” si la victoria de Sánchez “se limitará a un cambio en la elite dirigente de este partido o si, por el contrario, anuncia la entrada en una fase en la que el social-liberalismo llegue a ser cosa del pasado…”.

Estas fuerzas están desesperadas para evitar que los trabajadores obtengan conclusiones políticas de las experiencias que la clase obrera española e internacional ha tenido con los partidos socialdemócratas y sus sucesores de pseudoizquierda como Podemos y Syriza. Han impuesto los dictados de los capitalistas dondequiera que hayan gobernado. No obstante, estas fuerzas insisten en que, en lugar de construir un partido revolucionario trotskista en la clase obrera, es posible avanzar a través de una alianza con el PSOE.

La referencia de Pastor a una “cosa del pasado” es un eufemismo para las políticas militaristas y de libre mercado del PSOE durante las últimas cuatro décadas. Éste es el partido que llevó a España a la Unión Europea, la OTAN y la zona del euro, e implementó los primeros ataques contra la clase obrera a través de reformas laborales y de pensiones, políticas de desindustrialización, privatización y desmantelamiento de los derechos democráticos.

Este partido envió al ejército español a sus primeras misiones en las guerras lideradas por Estados Unidos en la antigua Yugoslavia y Oriente Medio, las primeras intervenciones extranjeras desde la Segunda Guerra Mundial y lo envió contra los controladores aéreos en diciembre del 2010.

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