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Tapadera de la CIA descubierta en Brasil, pero todavía segura en el New York Times

La identidad del jefe de la estación de la CIA en Brasil, anteriormente un secreto muy bien guardado del gobierno de EE.UU., fue estampada en cada diario brasileño e informada a través de los medios de comunicación del país a principios de esta semana.

Duyane Norman, que trabajó previamente bajo la identidad demasiado común de un “funcionario político” en la Embajada de EE.UU. en Brasilia, fue mencionado como el “jefe de la estación de la CIA” en una agenda pública comunicada a través del Gabinete de Seguridad Institucional de Brasil (conocido por su acrónimo como GSI) por su ministro jefe, General Sérgio Etchegoyen.

La Embajada de EE.UU. se negó a “confirmar o negar” si Norman encabezaba las operaciones de la agencia de inteligencia estadounidense en el país más grande de América Latina.

Folha de Sao Paulo citó al GSI —que supervisa la agencia de espionaje brasileña, ABIN— diciendo que la agenda diaria pública, que es regulada por el Acto de Información Libre de 2012, “es un instrumento activo de transparencia” y “los nombres y cargos de todos los asistentes serán registrados de acuerdo a los principios de transparencia, sin excepción”.

Que dicha reglamentación formal obligue a la reservada agencia de seguridad brasileña a destapar la identidad del principal hombre de la CIA en el país resulta difícil de creer. No se puede descartar la posibilidad de que el incidente implique el desarrollo de algún tipo de roce “espía contra espía” entre las dos agencias de inteligencia, como reflejo de conflictos más amplios entre el capital estadounidense y el brasileño.

También existe la posibilidad, empero, de que la divulgación del jefe de la CIA sea el producto de la incompetencia de un gobierno brasileño que enfrenta una crisis económica continua y una agitación social creciente, mientras es destruido por escándalos de corrupción en espiral que implican a todos, desde el presidente Michel Temer hacia abajo.

Esta hipótesis ganó credibilidad cuando la agenda pública del propio Temer anunció su visita estatal a Moscú esta semana como un viaje a la “República Socialista Federativa Soviética de Rusia”, una entidad política que dejó de existir en 1991.

Cualquiera que sea la razón de la exposición pública del hombre de la CIA en Brasil, hubo un lugar en el que su secreto permaneció a salvo.

El New York Times publicó un artículo sobre el incidente del martes bajo el encabezado burlón “Puñal, pero sin capa: alto espía de Brasil expone a oficial de la CIA”.

“Oficiales de inteligencia que piensan que les gustaría ser posicionados en Brasil, tomen nota: un simple encuentro con la jerarquía de espionaje del país puede destapar su identidad”, informó el diario.

A pesar de este tono jocoso, la seriedad con la que el consejo editorial del Times toma el asunto queda claro por lo que no está en el artículo. Mientras millones de brasileños ahora saben que Duyane Norman era el hombre principal de la CIA en el país gracias a los diarios que leen y los programas de noticias que escuchan o miran, el nombre no aparece en el Times .

Si bien el logotipo del diario es “todas las noticias aptas para ser publicadas”, esto claramente no se extiende a los secretos del aparato de inteligencia de EE.UU., incluso tras convertirse en un hecho de público conocimiento.

Los editores del Times sin dudas han censurado su propia cobertura en cumplimiento de una solicitud de la Agencia de Inteligencia Central. Si bien la identidad del señor Norman puede haber sido destapada en Brasil, la agencia probablemente espera que sus talentos sean usados en la búsqueda de intereses imperialistas estadounidenses contra la población de algún otro país.

Esto no es nada nuevo para el Times, que ha suprimido la cobertura de todo, desde crímenes de guerra de EE.UU. hasta espionaje doméstico al por mayor. En un caso análogo en 2011, el Times ocultó a sus lectores —a pedido de la agencia— el hecho de que Raymond Davis, ex soldado de las fuerzas especiales de EE.UU. que disparó y mató a dos jóvenes paquistaníes a sangre fría en Lahore, era un agente de la CIA, incluso luego de que el hecho fue informado ampliamente por la prensa paquistaní.

El “periódico de referencia” funciona como un instrumento del estado, un conducto para la propaganda de la CIA y el Pentágono, cuya primera responsabilidad recae en el ejército y el aparato de inteligencia de EE.UU., no en sus lectores.

Además de retener el nombre del jefe de estación de la CIA, el informe del Times no analizó en absoluto lo que Norman estaba discutiendo con el General Etchegoyen.

Etchegoyen está en el centro de la respuesta cada vez más represiva del estado brasileño a la masiva oposición social y las crecientes conspiraciones antidemocráticas de la élite gobernante y su aparato militar y de inteligencia en el país.

Fue la figura principal detrás de la supresión brutal de la protesta “Ocupar Brasilia” del 24 de mayo y de la emisión de un decreto de “Garantía de Ley y Orden” que envió 1.500 soldados armados a las calles de la capital de Brasil.

Hijo de un ex general implicado en torturas y asesinatos durante la dictadura apoyada por EE.UU., el poder y la influencia de Etchegoyen ha crecido constantemente a la vez que cada partido burgués y figura política importante, desde Temer y la derecha brasileña hasta Lula y el Partido de los Trabajadores, han sido desacreditados por la corrupción y los ataques reaccionarios a los derechos y condiciones sociales de la clase obrera.

La colaboración entre el Times y la CIA en Brasil tiene una larga historia. En 1964, el diario recibió con entusiasmo el golpe apoyado por EE.UU. que inició más de dos décadas de dictadura militar.

El corresponsal extranjero del diario, Tad Szulc, escribió en ese momento: “Si la situación brasileña ahora se estabiliza razonablemente, como se espera aquí, una medida de estabilidad relativa volverá a América del Sur, desde la costa caribeña de Venezuela hasta la punta del continente en Argentina. Y esta estabilidad, mejorada por el derrocamiento del régimen de Goulart”. Efectivamente, al golpe de 1964 le seguirían similares tomas del poder por los militares en Uruguay, Chile, Argentina, Bolivia y otros países de América Latina, desembocando en la muerte, el encarcelamiento y la tortura de cientos de miles.

Aunque son bien conscientes del hecho, Szulc y el Times no hicieron ninguna mención del extenso papel jugado por la CIA en la preparación del golpe de 1964. Se puede estar seguro de que si supiera de preparaciones similares hoy, ocultaría las noticias al público brasileño, estadounidense y mundial.

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