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Sobre el terreno de New Delhi

Abogada de trabajadores de Maruti Suzuki denuncia montaje

Hace un mes, un equipo de reporteros del World Socialist Web Site estuvo en Nueva Delhi, la capital de India, y en el vecino cordón industrial Gurgaon Manesar. Entrevistó a obreros y otros que actualmente batallan en contra del montaje judicial y de las salvajes condenas contra trabajadores militantes de la ensambladora de automóviles Maruti Suzuki en Manesar.

El 18 de marzo, un juez del Tribunal de Distrito de Gurgaon condenó a cadena perpetua a trece obreros automotrices, falsamente acusados de cometer asesinato. El crimen supuestamente ocurrió el 18 de julio 2012 durante una riña e incendio en la fábrica, provocados por la empresa, que resultó en la muerte de un gerente, por sofocación. Otros dieciocho obreros fueron condenados a entre tres y cinco años de prisión por crímenes menos graves.

Rebecca John

Nuestro equipo de reporteros entrevistó a Rebecca John, una abogada senior y uno de los abogados principales de los trabajadores de Maruti Suzuki. Al entrar los entrevistadores en su oficina, John estaba ocupada en hacer las correcciones finales en una apelación a las penas impuestas sobre los trabajadores. Esta apelación ya ha sido entregada en el tribunal superior de los estados de Punjab y Haryana en Chandigarh.

John cree que la apelación tendrá éxito; señala qué durante el proceso, los abogados defensores demostraron que la policía había conspirado con la patronal y fabricado evidencias y aparte de eso que el alegato de la fiscalía está repleto de inconsistencias y agujeros en las pruebas.

Dijo John, “ciento diecisiete de los ciento cuarenta y ocho obreros arrestados fueron dejados en libertad. Es una gran victoria en sí misma. Porque demuestra un montaje. La policía nunca intentó investigar a individuos; su interés era detener al mayor número posible de trabajadores”.

“Cuando en un proceso, ciento cuarenta y ocho trabajadores son puestos en el banquillo y ciento diecisiete son exculpados, yo diría que la fundación del caso se ha derrumbado.”

John se refiere al hecho de que doce de los trece obreros sirviendo cadena perpetua eran líderes del sindicato de los trabajadores de Maruti Suzuki (Maruti Suzuki Workers Union, MSWU), establecido por los trabajadores de la planta de ensamblaje de Manesar entre 2011 y 2012, como culminación de una rebelión contra el sindicato esquirol que apoyaba el gobierno: “A la policía y a los patrones se les hace fácil identificarlos y nombrarlos y acusarlos falsamente de responsabilidad. Los que están en las primeras filas de la batalla siempre son bien conocidos. Es obvio que para el gobierno la única razón para identificarlos es que eran oficiales en el sindicato. Todos sus rostros eran identificables. Fue algo fácil”.

Comparó la suerte de los trece con la de los ciento diecisiete que el tribunal tuvo que exculpar: “Ninguno de los administradores los pudo identificar. Simplemente fueron arrestados por la policía porque apareció armada con listas suministradas por los patrones de Maruti Suzuki”.

“Analicemos este proceso en su totalidad”, dice John; “Claro, una persona ha muerto; hay daños a la propiedad. La cuestión es que para que haya un proceso criminal, cada acusado debe haber jugado algún papel específico. Es necesario demostrar que en verdad es culpable de lo que se le acusa”.

Describió algunos de elementos legales claves que evidencian que el gobierno nunca presentó suficientes pruebas y que los obreros fueron víctimas de un montaje judicial.

“Muy importante para el gobierno es que al muerto [el gerente Awamish Dev], le habían herido las piernas para que no escapara. De inmediato ocurre el incendio en el cuarto M-1. Yo argumenté en el tribunal que el gobierno nunca pudo probar quien inició el incendio —lancé un reto a que alguien demostrara que yo estaba equivocada”.

“Hasta que alguien demuestre que algún fulano encendió el fuego, que el incendio se esparció al cuarto M-1, y que eso causa la muerte de Awanish Dev, no existe ningún caso, solo acusaciones sin ningún fundamento”.

“No existe ninguna evidencia creíble que pone el dedo en el culpable del incendio. Por lo tanto, la acusación de asesinato no tiene fundamento alguno”.

“La crónica demuestra que había setecientas personas en la fábrica ese día. Aparte de los obreros, eran administradores, vigilantes de la empresa, y policías de Gurgaon. ¿Cómo condenar a uno solo de esos trece —¡ni decir todos ellos!— por encender el fuego? Existe cero evidéncia de quien es responsable del incendio. Fácilmente podría haber sido cualquier otro de los que estaban presentes”.

Rebecca John señaló a la “fraudulenta” permutación de un elemento clave de la fábula del gobierno. Al comienzo las autoridades alegaron que los obreros habían atacado a los gerentes de la empresa con barras de hierro y palos. Luego, el gobierno declaró que los trabajadores habían utilizados vigas de metal de las puertas de los automóviles, y amortiguadores, contradiciendo abiertamente lo que está escrito en el primer informe oficial (FIR).

Dice John: “vigas de metal y amortiguadores se encuentran por doquier en una fábrica de automóviles; de otro modo le hubiera sido difícil al gobierno demostrar que tantas barras y palos habían aparecido en la fábrica de afuera. No lo pudo demostrar. Por lo tanto, a pesar de que el FIR claramente mencionó palos y barras de metal, el gobierno lo cambió muy convenientemente a vigas de puerta y amortiguadores”.

John explica que ante el tribunal ella propuso que ese cambio en las armas fue fraguado para “involucrar falsamente a los trabajadores; si la policía y el gobierno hubieran insistido en su primera versión, que las armas eran lathis [palos], etcétera, su argumento se hubiera desmoronado”.

“Por lo tanto introdujeron ‘armas’ que podrían encontrarse fácilmente dentro de la fábrica. Durante el proceso, yo las denominé ‘armas substitutas’ y dije que esa substitución era clara en la crónica del juicio. He aquí otra instancia que demuestra que todo el alegato oficial consistió de mentiras y falsedades”.

La lucha de los obreros de Maruti Suzuki endurece el rechazo a la sobreexplotación. Esta foto muestra obreros de transmisiones Suzuki durante una huelga en solidaridad con los trabajadores de Manesar (octubre 2011)

Combatiendo el argumento del gobierno de que los trabajadores habían robado las vigas de las puertas de otra parte de la fábrica, dijo John: “El gobierno no produjo ninguna evidencia que existía antes del acontecimiento una cierta cantidad de vigas de puerta y de amortiguadores, y que después del acontecimiento esa cantidad había disminuido. No hay nada que constate que hubo un robo de vigas de puerta y de amortiguadores, nada”.

También puso el dedo en las muchas discrepancias en la narrativa de la policía y la fiscalía de que se habían recuperado las vigas de puerta y amortiguadores en las moradas de los obreros.

“¡Qué estupidez! Si los trabajadores de veras hubieran participado en ese crimen con vigas de puertas y amortiguadores, los hubiesen desechado después. No se hubiesen quedado con éstos en sus hogares”.

John señala que para “recuperar” las supuestas armas, la policía desobedeció sus propias normas que requieren la presencia de testigos cuando se tomen medidas de ese tipo; la policía no produjo ningún testigo independiente, como dueños de casa o vecinos.

Ni siquiera protegió la policía la integridad de las supuestas armas. Dice John: “Por arte de magia, aparece de la nada un sastre portando trozos de tela; los usa para atar a las vigas de puerta y a los amortiguadores y los cose”.

“¿Quién es ese sastre? ¿Quiénes son esos sastres? ¿De donde aparecieron? No se los presenta ante el tribunal”.

También pone el dedo John en la clara discrepancia entre el argumento del gobierno que administradores fueron brutalmente golpeados y la evidencia médica que se presentó ante el tribunal. “Las declaraciones de los administradores no concuerdan con las evidencias médicas”. Todas las heridas ocurrieren en “partes no vitales de sus cuerpos”. En contraste a lo que alega el gobierno, “no hubo intención de matar o de herir gravemente” a los administradores.

Para ella eso representa un ejemplo más de la “deshonestidad” de la investigación y de “el estrecho nexo entre la policía, el gobierno y la gerencia de Maruti Suzuki”.

John resume nuestra discusión: “Dos importantes argumentos saltan a la vista; demuestran que al concluir del proceso los argumentos del gobierno habían sido destrozados. Estos son:

¿Quién encendió el fuego? Hay que contestar esa pregunta para poder encontrar culpable a alguien de asesinato. Ellos no tenían respuesta”.

“Segundo, ¿Qué pasó con las armas ofensivas iniciales? ¿Por qué razón sustituye el gobierno a las armas originales con vigas de puertas y amortiguadores?”

Continuará

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