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Perspectiva

Trump, Corea del Norte y el peligro de una guerra mundial

La prueba nuclear norcoreana del domingo, su sexta y más poderosa hasta la fecha, ha vuelto a poner de manifiesto el estado de extrema volatilidad y precariedad de la geopolítica mundial y el gran peligro de una guerra mundial nuclear.

El inestable régimen en Pyongyang ha concluido que su única esperanza ante las instigadoras amenazas del también inestable Gobierno de Trump es poner a prueba y expandir su arsenal nuclear lo más rápido posible. El líder norcoreano, Kim Jong-un conoce bien el brutal destino de Sadam Huseín en Irak y Muamar Gadafi en Libia después de que abandonaran sus llamadas armas de destrucción masiva.

Ciertamente, la prueba nuclear norcoreana agrava el riesgo de un conflicto, pero la responsabilidad principal de haber empujado el mundo al borde de una guerra nuclear reside en el imperialismo estadounidense. Como lo demuestran las declaraciones militaristas e imprudentes de Trump y otros funcionarios, el limitado poderío nuclear de Corea del Norte y sus espantajos nacionalistas y reaccionarios no prevendrán que EUA emplee su fuerza militar, incluyendo su enorme arsenal nuclear, contra el pueblo norcoreano.

Después de una reunión entre Trump y sus principales asesores militares y de seguridad nacional, el secretario de Defensa, James “Perro Rabioso” Mattis le advirtió a Corea del Norte que vendría una “masiva respuesta militar” ante cualquier amenaza a EUA o sus aliados. “No estamos buscando la aniquilación total de países, especialmente Corea del Norte”, continuó Mattis, “pero, como he dicho, tenemos muchas opciones para hacerlo”. El presidente Trump “pidió ser informado sobre cada una de ellas”, añadió.

El mismo Trump advirtió sobre la posibilidad de un ataque nuclear estadounidense contra Corea del Norte cuando declaró el mes pasado que responderían “con fuego y furia en una magnitud que el mundo nunca ha presenciado”. Una transcripción de su llamada el domingo con el primero ministro japonés, Shinzo Abe, dejó en claro que EUA está listo para utilizar “el amplio rango de capacidades diplomáticas, convencionales y nucleares a nuestra disposición”.

“¿Atacará a Corea del Norte?”, le preguntaron el mismo día a Trump, quien no descartó la opción de un bombardeo preventivo y simplemente respondió, “Veremos”.

El mandatario ha insistido una y otra vez, de forma que ahonda la incertidumbre y el temor de Pyongyang, que no avisará de antemano si decide atacar. Conforme se intensifica la crisis en la península coreana, las divisiones dentro de la Administración Trump han irritado aún más la explosiva situación al avanzar una política inconsistente que va de amenazas de una guerra total a aperturas para negociaciones.

Después de la más reciente prueba nuclear norcoreana, la Casa Blanca y la prensa estadounidense decidieron arremeter contra China y Rusia, subrayando el hecho de que la confrontación estadounidense con Corea del Norte es parte de objetivos estratégicos más amplios. Los estrategas estadounidenses consideran que el dominio de la gran masa continental eurasiática es la llave para la hegemonía global estadounidense y que China representa el principal obstáculo para ello.

Los presentadores del canal NBC, Andrea Mitchell y Chuck Todd, recalcaron el domingo en “Meet the Press” las acusaciones contra China y Rusia de estar “ayudando económicamente” a Corea del Norte. El senador republicano, Roy Blunt, incidió: “Pareciera de algún modo que han dado más asistencia de la debida y más soporte a la economía del debido”.

El mes pasado, tanto China como Rusia votaron a favor y comenzaron a implementar sanciones drásticas de la ONU contra Corea del Norte que recortarán sus exportaciones en un tercio. Ahora, Washington está discutiendo un embargo económico total —en sí un acto de guerra— y un cese comercial con cualquiera que comercie con Corea del Norte —teniendo concretamente a China y Rusia como blancos—.

Trump, quien ya estaba alistando medidas de guerra económica contra China por presuntamente “robar” propiedad intelectual, tuiteó antier: “Estados Unidos está considerando, además de otras opciones, detener todo comercio con cualquier país que haga negocios con Corea del Norte”. El secretario del Tesoro, Steve Mnuchin, confirmó luego en Fox News que él estaba preparando “un conjunto de sanciones para el presidente, para que las contemple seriamente”.

Las implicaciones para la economía global serían inmensas, nada menos que un colapso comercial que sumiría al mundo en una depresión económica como la de los años treinta. El hecho de que siquiera se considere tal posibilidad refleja el nivel de tensiones económicas y geopolíticas en el mundo. Más allá, la amenaza de una guerra comercial de escala completa entre las dos mayores economías va de la mano con preparaciones para un conflicto militar.

El Gobierno de Trump ha acelerado los desafíos diplomáticos, económicos y militares contra China que comenzó el presidente Obama bajo su “pivote hacia Asia”. La enorme acumulación militar estadounidense en el noreste asiático, incluyendo la instalación de sistemas antimisiles balísticos y la realización de ensayos militares con Corea del Sur sumamente amenazantes, tiene mucho más que ver con una guerra nuclear contra China que con un conflicto con la pequeña y atrasada Corea del Norte.

Junto con recrudecer la confrontación en la península coreana, el Gobierno de Trump ha dado luz verde para más operaciones de “libre navegación” en el mar de China Meridional, otro de los volátiles focos de conflicto en la región. El Wall Street Journal reportó el viernes que el Comando del Pacífico de EUA está preparando desplegar buques de guerra y aeronaves de combate directamente en aguas y espacio aéreo reclamados por China alrededor de sus islotes, entre dos y tres veces durante los próximos meses como parte de un nuevo horario regular.

En Europa, Estados Unidos está escalando su confrontación con Rusia tomando los primeros pasos para la anulación del Tratado sobre las Fuerzas Nucleares Intermedias (INF, por sus siglas en inglés) que había firmado con la Unión Soviética en 1987. Como lo advierte el diario alemán Süddeutsche Zeitung, el peligro es “que EUA construya nuevos misiles y los coloque en Europa”, aumentando así el tenebroso espectro de una guerra nuclear en Europa entre los dos países —EUA y Rusia— que aún disponen de miles de ojivas nucleares.

El factor más riesgoso de esta altamente volátil situación es la crisis económica, social y política que vive el imperialismo estadounidense, siendo Trump su expresión más concentrada. Su Administración está lidiando con divisiones internas profundas y una enorme y cada vez más severa crisis social debido a su incompetencia e indiferencia hacia el sufrimiento humano que han ocasionado las inundaciones en Houston, lo que a su vez está generando una amplia oposición de masas en el país.

El peligro es que Trump recurra a una guerra contra Corea del Norte, con sus incalculables consecuencias, para desviar las agudas tensiones de clases en EUA hacia un enemigo en el exterior.

Al mismo tiempo, estas tensiones sociales, tanto en EUA como en el resto del mundo, están alimentando la llegada de nuevos levantamientos revolucionarios de la clase obrera. La cuestión crucial es la construcción de una dirección revolucionaria que aúne a los trabajadores en un movimiento internacional guiado por un programa socialista científico y la perspectiva de poner fin al sistema capitalista y su obsoleta división del mundo en Estados nación rivales. Esa es la perspectiva bajo la cual luchan el Comité Internacional de la Cuarta Internacional y todas sus secciones.

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