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Candidatos denuncian a refugiados y exigen fortalecimiento del Estado en debate electoral alemán

El tan esperado debate televisado entre la canciller Angela Merkel (demócrata cristiana, CDU) y su retador socialdemócrata, Martin Schulz (SPD), del domingo por la noche fue un espectáculo político repugnante. Merkel y Schulz estuvieron de acuerdo en prácticamente todas las cuestiones y apelaron, entre otras cosas, a una represión más severa contra los refugiados, una expansión de la policía y una política exterior alemana y europea más agresiva.

Las problemáticas que afectan a millones de personas –la desigualdad social y la guerra— sólo se mencionaron de pasada. La importante acumulación militar planeada para después de las elecciones, que ambos partidos apoyan plenamente, ni siquiera fue discutida.

Durante la primera hora del debate de una hora y media, los únicos temas tratados fueron la política de refugiados y las relaciones con Turquía. Animados por los moderadores, ambos candidatos hicieron declaraciones cada vez más agresivas contra los refugiados y el gobierno turco. Schulz atacó repetidamente a la canciller desde la derecha. En el 2015, Merkel abrió las fronteras para los refugiados sin consultar a otros Estados miembros de la Unión Europea (UE), alegó Schulz, añadiendo que sólo podía aconsejarle no "volver a hacerlo todo de nuevo".

Merkel explicó que había estado trabajando estrechamente y durante algún tiempo con el SPD para sellar las fronteras de Europa y cerrar las rutas de refugiados. Elogió el acuerdo migratorio reciente con el régimen egipcio de al Sisi, una de las dictaduras militares más brutales y sangrientas del mundo. Pero, el llamado de la canciller para más deportaciones no fue lo suficientemente lejos para Schulz. "Podríamos ser mucho más rápidos en eso", dijo.

En materia de política exterior, Schulz arremetió contra Turquía, de mayoría musulmana, con una serie espesa y veloz de amenazas, sin dejar ninguna duda de que el SPD también está a la derecha de Merkel en asuntos de política exterior. "Enfáticamente tomo una opinión diferente sobre la cuestión de cómo tratar con el Sr. Erdogan", dijo con enfado. Las únicas palabras que el presidente turco entiende son "Se acabó". Como Canciller, adoptaría una "línea dura" hacia Turquía, detendría todos los pagos a su gobierno y "rompería las negociaciones para unirse a la UE".

El cinismo de las invocaciones de Schulz de la democracia y de los derechos humanos fue revelado cuando él, como Merkel, elogió el acuerdo anti-refugiado de la UE con Ankara. Este acuerdo sucio, que la UE negoció con Erdogan en el otoño del 2015, es un componente de la política "Fortaleza Europa" que ha impedido que los refugiados de las zonas de guerra en Siria, Irak y Afganistán lleguen a Europa.

A pesar de la última prueba nuclear de Corea del Norte, la discusión de la crisis en la península coreana fue breve. No obstante, arrojó luz sobre las nuevas ambiciones de gran potencia alemanas y sobre las cada vez más profundas tensiones entre EUA y Alemania. "Hace algún tiempo, sugerí que los europeos se comprometieran con más fuerza. Porque tenemos tener algo claro: sólo Estados Unidos, bajo este presidente, no podrá manejar el trabajo pesado. Incluso las fuerzas constructivistas en Washington no saben cuándo el presidente disparará su próximo tuit y destruir una u otra oportunidad diplomática en el proceso", dijo Schulz. Alemania, por lo tanto, tiene que reunirse con los oponentes de Trump en Washington, México, Canadá y los socios de la UE para enfrentarse a Trump.

Merkel también declaró que hay "profundas diferencias con el presidente estadounidense", pero insistió en que Alemania necesita a Estados Unidos como "un poder para la paz". Elogió la cooperación con EUA en las guerras en Siria e Irak y el reciente anuncio de que Washington está aumentando el número de tropas en Afganistán. Naturalmente, no explicó el cálculo detrás de esto. La clase gobernante sabe muy bien que dependerá de la máquina de guerra estadounidense mientras Berlín y las demás potencias europeas no sean capaces de saquear las regiones ricas en recursos y estratégicamente importantes de Oriente Medio y Asia Central sin el apoyo de Washington.

El amplio abismo entre la élite política y sus lacayos mediáticos y el resto de la población se demostró en la sección sobre "justicia social". Los moderadores del debate regocijaron sobre la buena situación económica en Alemania y le preguntaron a Schulz si "vivía en otro país" cuando criticó las condiciones actuales. En realidad, Alemania es uno de los países con la mayor desigualdad social del mundo, con 36 multimillonarios alemanes que poseen más riqueza que la mitad más pobre de la población. Alrededor de uno de cada seis residentes de Alemania vive en la pobreza y uno de cada cinco trabaja en un trabajo de bajo salario donde recibe menos de €10 por hora.

Schulz y Merkel trataron de desviar la atención de su propia responsabilidad por la catástrofe social prometiendo un modesto aumento del gasto en familias y prometiendo combatir el desempleo y el trabajo precario. Cuando el SPD ocupó por última vez el cargo de canciller con Gerhard Schröder, el partido introdujo la mayor ola de recortes sociales en la historia de la posguerra en Alemania con su Agenda 2010 y las leyes de Hartz. El SPD ha gobernado durante ocho de los últimos doce años junto al ministro de Finanzas, Schäuble y Merkel, y ha forzado la implementación de políticas de austeridad en toda Europa.

En la última sección del debate, ambos candidatos se manifestaron a favor de un mayor fortalecimiento del aparato estatal en nombre de la guerra contra el terrorismo. "Haré todo lo posible para asegurar que las autoridades estén a la altura del trabajo. Tenemos que adoptar todas las medidas preventivas para identificar amenazas y deportarlas", dijo Schulz. El socialdemócrata pidió la contratación de 15 000 nuevos oficiales de la policía y se jactó de que él mismo es "el hijo de un oficial de policía". Por lo tanto, sabe "lo que estas personas logran" y tiene la intención de "invertir mucho dinero" en ellas.

Merkel no tenía ninguna intención de ser superada en esta campaña para establecer un Estado policial. Dijo que considerará mejorar las normas de seguridad en cada estado e introducir una "ley de la policía modelo", para que todos los agentes de la policía alemana cuenten con el mismo equipo. A modo de ejemplos concretos, la canciller mencionó "la interceptación y las oportunidades pertinentes para la captura de datos en las redes sociales" y "controles de captura" y "videovigilancia." La capacidad para "leer teléfonos móviles" fue introducida por su gobierno, presumió.

El programa de derecha de Merkel y Schulz es apoyado en todos los aspectos esenciales por todos los partidos capitalistas. En un debate celebrado el miércoles por la noche, los líderes del partido La Izquierda, los Verdes, los Demócratas Liberales y Alternativa para Alemania abogaron por más policías y más fondos para financiar la seguridad nacional.

Tres semanas antes de las elecciones, las encuestas muestran que Schulz está lejos de Merkel, y no está ganando terreno. Pero independientemente del resultado de la votación del 24 de septiembre, la clase dirigente instalará un gobierno comprometido con una acumulación militar masiva, recortes sociales, rebajas salariales y el establecimiento de un Estado policial. El Sozialistische Gleichheitspartei (SGP; Partido Socialista por la Igualdad) es el único partido que combate de manera decisiva la deriva hacia la derecha de la política oficial y lucha por una solución socialista a la crisis capitalista global.

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