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La campaña electoral federal de Alemania y el peligro de una guerra nuclear mundial

Los medios de comunicación y los partidos políticos en Alemania han procurado por mucho tiempo evadir los temas de guerra y militarismo durante las campañas electorales federales. Pero la realidad acabó poniéndose al día con ellos. La agresividad del imperialismo estadounidense hacia Corea del Norte, Rusia y China, y la prueba nuclear del régimen de Pyongyang, han llevado al mundo al borde de una guerra nuclear que pondría en tela de juicio la supervivencia misma de la humanidad. El peligro que el Sozialistische Gleichheitspartei (SGP) y el Comité Internacional de la Cuarta Internacional han estado advirtiendo desde hace bastante tiempo ahora se está discutiendo abiertamente.

El miércoles, el secretario general de la ONU, Antonio Guterres, trazó un paralelo con la situación en 1914 y declaró: “Si se contempla la historia de la Primera Guerra Mundial, sobrevino un paso a la vez, con un lado haciendo una cosa y el otro haciendo algo más, y entonces ocurrió una escalada”.

En un artículo titulado “Los alborotadores”, el Süddeutsche Zeitung planteó la inquietante pregunta: “Quién sabe si, en tal situación, terminen sucediendo cosas que nadie quería al principio. No es una coincidencia que los sonámbulos, que llevaron a Europa a la Primera Guerra Mundial en el verano de 1914, sean objeto de discusión otra vez”.

La última sesión del Parlamento alemán (Bundestag) antes de la elección ser vio opacada por el peligro de una guerra nuclear. Incluso antes de que la canciller Angela Merkel (Demócrata Cristiana, CDU) abriera la sesión con un discurso, Rolf Mützenich, líder suplente del grupo parlamentario socialdemócrata (SPD) sobre política exterior y defensa, declaró: “Una sombra nuclear se asienta nuevamente sobre el mundo –por Corea del Norte, pero también debido a un presidente descuidado y fanfarrón de EUA, que está ampliando dicha sombra nuclear. Sra. canciller, creo que se merecería todos los honores si contradice fuertemente al presidente estadounidense en el período que le queda en el cargo”.

El ministro de Relaciones Exteriores, Sigmar Gabriel (SPD), advirtió en su discurso acerca de “una fase en la que hablamos no sólo de un rearme convencional, sino del regreso a las horas más oscuras de la Guerra Fría”. Globalmente, “India, América Latina, Estados Unidos, Rusia, Europa, África, en todas partes estamos hablando de rearmes, no se discute acerca de nada más en ninguna parte”.

“El símbolo político, la acción política que debe venir de Alemania no puede ser que nos vamos a unir a esta carrera armamentística”, proclamó el canciller. “La señal de Alemania, independientemente de quién haya gobernado este país, siempre ha sido que Alemania quiere ser una voz para la paz y una potencia para la paz en el mundo y no participará en el rearme”. Gabriel luego describió la decisión de la OTAN de gastar 2 por ciento del producto interno bruto en defensa como un “error” –“A pesar de que los socialdemócratas apoyaran este compromiso en su momento”—.

En noviembre de 1933, León Trotsky escribió el artículo “El pacifista Hitler”, donde describe cómo incluso Hitler se comprometió a la “paz” y “el entendimiento internacional” al comienzo del Gobierno nazi. Trotsky señaló que, a finales de 1933, el Tercer Reich todavía era demasiado débil “para poder hablar, en el siguiente período, otro lenguaje que no fuese el del pacifismo”. Sin embargo, en el transcurso de unos años, después de haberse rearmado, pasaría de “‘mi paz’ a ‘mi lucha’ e incluso a ‘mi guerra’”.

A Gabriel le tomó menos de cinco minutos en el Bundestag pasar de la paz y el desarme a exigir una acumulación militar alemana. “Por supuesto, debemos mejorar los armamentos de las fuerzas armadas, porque, por cierto, se han hecho recortes a las fuerzas armadas durante 12 años”, dijo el socialdemócrata. Gabriel identificó al político derechista Karl Theodor zu Guttenberg de la Unión Social Cristiana (CSU), quien fue ministro de Defensa del 2009 al 2011 y actualmente está intentando regresar a la política, como el principal responsable de esto.

La dirección que busca definir Gabriel a través de sus críticas sobre el gasto del 2 por ciento del PIB para la OTAN es clara. Alemania se está rearmando y preparando, junto con las otras grandes potencias, para la guerra, pero procura hacerlo bajo sus propios términos.

El “tema principal en juego no debe ser cuánto gastamos, sino más en qué lo gastamos”, declaró Gabriel ante los diputados. Lo que está en juego es “la estrategia correcta”. Y esto ha sido dicho por “cada soldado que regresa de un despliegue del extranjero”: “Sí, necesitamos al ejército. Pero, estimado Sr. Gabriel, no crea que simplemente a través de más gastos militares y en defensa va a poder asegurar la paz y la estabilidad, y combatir el movimiento de refugiados. Tiene que luchar contra el hambre, la pobreza, la desesperanza y la falta de un futuro. Tiene que hacer eso”.

Esta es una crítica si acaso disimulada de las guerras dirigidas por Estados Unidos en Oriente Medio, a las que Gabriel quiere contraponer una política intervencionista europea supuestamente más “humanitaria”, dominada por Berlín.

“Europa es responsable de la seguridad europea”, escribió Gabriel en su último libro con el revelador título Neuvermessungen (Nuevas mediciones). “En política exterior y de seguridad, tenemos que ser capaces de tener una conciencia estratégica y tomar acción, porque aún no somos lo suficientemente buenos. Esto incluye definir nuestros intereses europeos y articularlos independientemente de Estados Unidos. Esta obstinación en cierta medida requiere una emancipación de adoptar posiciones desarrolladas en Washington”.

El objetivo declarado de Gabriel es el establecimiento de un ejército europeo capaz de hacer valer sus intereses globales independientemente de la OTAN y Estados Unidos y, si es necesario, en oposición a este último. “No se trata simplemente de comprar nuevas armas. Se trata de integrar más fuertemente la industria armamentista europea y de reunir recursos. Se trata de la creación de una identidad de seguridad común europea, que a través de estructuras cada vez más integradas despeje el camino hacia un ejército europeo”.

Gabriel sabe muy bien que los planes de Estados Unidos para fortalecer su arsenal nuclear ponen en peligro esta política. Un “regreso a las horas más oscuras de la Guerra Fría” aumentaría la dependencia de Alemania y Europa de Estados Unidos, y socavaría los intereses económicos y geopolíticos de Berlín, que están en constante contradicción con los de Estados Unidos. Gabriel tiene la intención de utilizar el resto de la campaña electoral para transformar el miedo generalizado de una guerra nuclear incitada por Estados Unidos en apoyo para el militarismo alemán.

El partido La Izquierda (Die Linke) y los Verdes, los cuales se esfuerzan por formar un gobierno con Martin Schulz, el candidato a canciller del SPD, después de las elecciones estarán trabajando por el mismo objetivo. El martes, presentaron una moción en el Bundestag pidiéndole al gobierno alemán que “retire” su apoyo a la meta del 2 por ciento para la OTAN e “inicie inmediatamente negociaciones con EUA para que retire sus armas nucleares desplegadas en Büchel de la República Federal tan pronto como posible”.

Jan Korte, quien argumentó a favor de la moción de La Izquierda, la cual fue derrotada, no dejó ninguna duda de que los motivos no eran pacifistas, sino que buscaba fortalecer el imperialismo alemán contra Washington. La moción señalaba, “somos independientes y soberanos —incluyendo de Estados Unidos de América— y hacemos nuestras propias políticas aquí”.

El Sozialistische Gleichheitspartei es el único partido que se opone a los planes de guerra nuclear estadounidenses de igual manera que al rearme europeo y alemán, y lucha desde el punto de vista de la clase obrera internacional contra el creciente peligro de guerra. En nuestra declaración electoral: “¡Contra el militarismo y la guerra! ¡Por el socialismo!”, declaramos lo siguiente:

“El peligro de una tercera guerra mundial no puede ser evitado mediante llamamientos por la paz hacia la clase gobernante. La lucha contra la guerra está ligada inseparablemente de la lucha por el socialismo. El SGP pide la construcción de un movimiento internacional contra la guerra basado en los siguientes principios:

“La lucha contra la guerra debe basarse en la clase obrera, la gran fuerza revolucionaria de la sociedad, uniendo tras de sí a todos los elementos progresistas de la población.

“El nuevo movimiento contra la guerra debe ser anticapitalista y socialista, ya que no puede haber una lucha seria contra la guerra, excepto en la lucha por acabar con la dictadura del capital financiero y el sistema económico que constituye la causa fundamental del militarismo y la guerra.

“El nuevo movimiento contra la guerra debe, por necesidad, ser completa e inequívocamente independiente de todos los partidos políticos y organizaciones de la clase capitalista y hostil hacia ellos.

“El nuevo movimiento contra la guerra debe ser, ante todo, internacional, movilizando el vasto poder de la clase obrera en una lucha global unificada contra el imperialismo. La guerra permanente de la burguesía debe ser contestada con la perspectiva de la revolución permanente de la clase obrera, cuyo objetivo estratégico es la abolición del sistema del Estado-nación y el establecimiento de una federación socialista mundial. Esto hará posible el desarrollo racional y planificado de los recursos mundiales y, sobre esta base, la erradicación de la pobreza y la elevación de la cultura humana a nuevas alturas”.

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