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El Proyecto de Ley de Salud de Sanders: Un encubrimiento para los acuerdos del Partido Demócrata con Trump

El senador Bernie Sanders tomó su campaña para blanquear el carácter derechista del Partido Demócrata a un nuevo nivel el miércoles, introduciendo la legislación Pagador Individual, “Medicare para todos” —copatrocinado por 15 senadores demócratas— el mismo día que la Cámara y los líderes demócratas del Senado iban a visitar la Casa Blanca para conversaciones amistosas con el Presidente Trump sobre los recortes de impuestos a las corporaciones.

El proyecto de ley fue promovido a gran escala, incluyendo una columna editorial de Sanders en el New York Times, largos artículos en todos los diarios importantes e informes sobre los programas de televisión por cable y de red. Esto para un proyecto de ley que no tiene la menor posibilidad de ser aprobado por el Congreso controlado por los republicanos, que no tendrá nunca una audiencia con el comité, y que mucho menos será sometido a votación.

Esto hace que el copatrocinio sea una oportunidad para lograr una postura de izquierda sin incurrir en la ira de las compañías de seguros y otras corporaciones gigantes que controlan la provisión de atención de salud en los Estados Unidos. En consecuencia, una media docena de senadores demócratas que están empezando a promocionarse como potenciales candidatos presidenciales de 2020 firmaron como copatrocinadores —de cero copatrocinadores la última vez que Sanders introdujo tal proyecto de ley.

La lista de copatrocinadores demuestra el carácter cínico y fraudulento de la Ley de Medicare para Todos de 2017, el título oficial del proyecto de ley. Incluye a Corey Booker de Nueva Jersey, una de las favoritas de la industria de seguros, y Kirsten Gillibrand de Nueva York, la senadora junior de Wall Street que recibió $2,7 millones de la industria financiera y $500.000 de compañías de seguros en su reelección el año pasado.

Casi el 60 por ciento de los demócratas de la Cámara ha respaldado un proyecto de ley similar “Medicare para todos” presentado por el representante John Conyers de Michigan, pero este apoyo carece de sentido, ya que la mayoría republicana controla todas las acciones en la Cámara.

Significativamente, ni la líder demócrata de la Cámara Nancy Pelosi ni el líder demócrata del Senado Charles Schumer han firmado el proyecto de ley. Ni tampoco la principal demócrata de la Comisión de Salud, Educación, Trabajo y Pensiones del Senado, Patty Murray de Washington, ni demócratas clave en el Medio Oeste como Sherrod Brown de Ohio y Debbie Stabenow de Michigan.

El proyecto de ley de Sanders no puede ser juzgado simplemente por su texto, sino más bien por los propósitos políticos para los cuales ha sido presentado. El objetivo del ejercicio es proporcionar una cortina de humo política para las negociaciones del Partido Demócrata con el gobierno de Trump, sobre el cuidado de la salud y especialmente en los recortes de impuestos.

El representante Kevin Brady, presidente republicano del Comité de Formas y Medios de la Cámara de Representantes, que redactaría la legislación sobre reducción de impuestos, dijo que algunos detalles serían publicados el 25 de septiembre, aunque el proyecto de ley no será redactado hasta que el Congreso apruebe una resolución presupuestaria.

Esta secuencia es necesaria para invocar la llamada “reconciliación”, un proceso que permite a la legislación aprobar el Senado por mayoría simple, en vez de requerir 60 votos para superar un obstruccionismo. Eso requeriría el apoyo de al menos ocho demócratas del Senado y un caucus republicano unánime, considerado improbable. Pero incluso llegar a 50 votos en el Senado posiblemente requerirá algún apoyo demócrata para contrarrestar las defecciones republicanas. Los demócratas serán igualmente críticos en asegurar el paso a través de la Cámara también, debido a la oposición probable del ultraderechista Cónclave de la Libertad de los republicanos, que quieren recortes de impuestos combinados con recortes masivos del gasto.

El cinismo de la ley de salud de Sanders es que el mismo día en que presentó una legislación que supuestamente pondría a la industria privada de seguros de salud fuera de negocio, los líderes demócratas estaban comiendo con Trump en la Casa Blanca, discutiendo su plan para dar a los gigantes de seguros de salud —y el resto de las corporaciones de los Estados Unidos— recortes de impuestos por cientos de miles de millones e incluso billones de dólares.

Schumer y Pelosi discutirán los impuestos, la atención médica y la inmigración en la cena de la Casa Blanca, según informes de prensa. Trump también se reunió el miércoles con un grupo bipartidista de miembros de la Cámara de Representantes para discutir su plan para un recorte masivo de los impuestos corporativos, desde el nivel actual (en gran parte nominal) de 35 por ciento a sólo 15 por ciento.

El día anterior, Trump recibió a seis senadores, tres republicanos y tres demócratas, para comer, buscando su apoyo para el recorte de impuestos a las empresas. Cada uno de los demócratas, Joe Manchin de Virginia Occidental, Heidi Heitkamp de Dakota del Norte y Joe Donnelly de Indiana, dijeron después que estaban abiertos a trabajar con la Casa Blanca.

Además de los recortes de impuestos, los demócratas clave están trabajando con el gobierno de Trump y con los republicanos del Congreso en varios aspectos de la atención de la salud, a raíz del fracaso de los republicanos para impulsar una derogación absoluta de Obamacare.

Dos senadores republicanos, Lindsey Graham, de Carolina del Sur, y Bill Cassidy, de Luisiana, hicieron legislación pública el miércoles que no aboliría a Obamacare, pero convertiría los fondos proporcionados por la Ley de Cuidado de la Salud a Bajo Precio en subvenciones en bloque para los estados, los cuales pueden utilizar el dinero como ellos elijan —los estados dirigidos por el partido Demócrata mantienen la estructura de los intercambios de Obamacare, y los estados gobernados por el partido Republicano proceden con los programas de vales basados en cuentas de ahorro para la salud. Bajo la compleja fórmula de financiamiento explicada en el proyecto de ley, el dinero se tomaría de los estados de alto costo, en gran parte gobernados por demócratas —como Nueva York y California y se trasladaría a los estados más pobres, en su mayoría gobernados por republicanos.

Este es el último intento de cualquier sección de los republicanos para hacer uso de la “reconciliación” para pasar un cambio importante en Obamacare. El poder para usar el proceso de reconciliación expirará el 30 de septiembre y Lindsey Graham apeló a la Casa Blanca para que presione la votación de su proyecto de ley antes de esa fecha. La medida aún no ha sido estimada por la Oficina de Presupuesto del Congreso, un requisito para que pueda ser presentada a una votación, y es ampliamente rechazada por los republicanos de la Cámara, que se oponen a permitir que Obamacare continúe incluso en los estados que optan por hacerlo.

Mientras tanto, el principal republicano y el principal demócrata en el Comité de Finanzas del Senado anunciaron el martes un acuerdo para realizar importantes recortes en el Programa de Seguro de Salud de los Niños, al tiempo que extienden su duración en cinco años. El programa caducaría de otro modo a fines de septiembre.

El republicano Orrin Hatch y el demócrata Ron Wyden dijeron que el Programa de Seguro de Salud para Niños (CHIP, por sus siglas en inglés) continuaría con el nivel actual de financiamiento, pero la participación federal del programa conjunto federal-estado se reducirá gradualmente al nivel prevaleciente antes de la promulgación de Obamacare, que impulsó al gobierno federal en 23 puntos porcentuales. En efecto, los estados estarán obligados a compensar la diferencia, añadiendo una nueva carga drástica sobre los ya comprometidos presupuestos.

Otro esfuerzo bipartidista, esta vez por el republicano Lamar Alexander y la demócrata Patty Murray, garantizaría subsidios federales a las compañías de seguros con clientes de bajos ingresos bajo los intercambios de Obamacare. La administración Trump ha continuado con los subsidios sólo mes a mes —socavando deliberadamente la estabilidad de los intercambios— pero una demanda presentada por los republicanos de la Cámara de Representantes cuestiona la base legal de los subsidios. La Casa Blanca se ha opuesto a cualquier refuerzo legal de los subsidios, llamando a esto un “rescate” de las compañías de seguros.

La ley de Sanders “Medicare para todos” es un intento de disimular todas estas maniobras reaccionarias, cada una de ellas destinada a subordinar la atención de millones de personas a los intereses de los grandes negocios, detrás de las exageradas promesas que ni Sanders ni ninguno de sus copatrocinadores se toman en serio.

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