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Perspectiva

El plan de Trump de recorte de impuestos: una lista de deseos de la oligarquía estadounidense

El miércoles, el Gobierno estadounidense de Donald Trump detalló su propuesta para una “reforma” fiscal, la cual constituiría una de las más grandes redistribuciones de riqueza hacia los ricos en la historia humana. El plan esencialmente pondría en ley lo que ya es un hecho aparente: Estados Unidos es una oligarquía.

La propuesta reduciría el impuesto sobre la categoría de ingresos más alta de 39,6 por ciento a 35 por ciento, recortaría la carga impositiva a las grandes corporaciones de 35 por ciento a 15 por ciento, eliminaría los impuestos sobre las herencias y donaciones, y le permitiría a individuos pudientes tener “entidades de paso”, a través de las cuales sus ingresos personales, incluyendo salarios, podrán pagar una tasa de 25 por ciento.

El anuncio del plan fiscal viene en un momento de desesperada necesidad para cientos de millones en EUA. El territorio estadounidense de Puerto Rico permanece inundado, sin electricidad, comida, agua, combustible ni medicinas. Houston y Florida están devastados tras el paso de los huracanes Harvey e Irma. La región central industrial atraviesa una epidemia de opioides que está cobrando decenas de miles de vidas cada año. En todo el país, millones carecen de una cobertura médica, educación ni infraestructura adecuadas.

Mientras que la burguesía dispone de billones para guerras, rescates bancarios, expansión cuantitativa y recortes fiscales para los ricos, ignora las necesidades básicas con una indiferencia criminal. Tan sólo ayer, ambas cámaras del Congreso no cumplieron con la fecha límite para financiar el programa de seguro médico infantil. Esto significa que nueve millones de niños pobres que dependen de este estarán sin seguro en las próximas semanas y meses.

Toda una serie de acontecimientos han rodeado el anuncio del plan fiscal de Trump. Según el Centro de Políticas Fiscales, una entidad no partidista, los ingresos federales perderían $2,4 billones durante la próxima década y $3,2 billones en la siguiente. Los recortes fiscales para las corporaciones aumentarían los ingresos corporativos en $6,7 billones de su implementación al 2037.

El domingo, el secretario del Tesoro de Trump, Steven Mnuchin, ex vice presidente del gigante banco de inversiones de Wall Street Goldman Sachs, se presentó en los distintos programas matutinos de televisión declarando, con una expresión seria, que “el objetivo del presidente es que los ricos no reciban recortes impositivos”.

Mnuchin, la Administración y Wall Street toman a la población entera como idiotas.

La abolición del impuesto sobre la herencia, por sí solo, les generará $240 000 millones netos hasta el 2027 para aquellos con riquezas de más de $5 millones, un 0,02 por ciento de la población. Más allá de esta enorme suma, la eliminación de toda tributación de las herencias entre generaciones de aristócratas sienta legalmente el principio oligarquía de una dinastía. Cuanto antes, la nueva nobleza tomará el siguiente paso lógico de acabar con otra reforma de la era progresista, la Decimosexta Enmienda, que le permite al Congreso cobrar impuestos sobre los ingresos.

En el siglo IV AEC, Aristóteles definió el término “oligarquía” como una forma de gobierno en el que la población que no es rica se encuentra “absolutamente excluida” de la toma de decisiones sociales. Bajo el capitalismo, la clase gobernante ha llevado esta definición a un nuevo nivel. Hoy día, en Estados Unidos, el Gobierno existe exclusivamente como un vehículo para enriquecer a los ricos y llevar a cabo sus objetivos políticos a nivel nacional y en el extranjero.

Los jerarcas gubernamentales son también multimillonarios y millonarios. La prensa, las universidades, las compañías tecnológicas y los sindicatos funcionan como instituciones sumisas y semioficiales del Estado, cuyo propósito es suprimir la oposición social y ahogar la libre expresión. Los demócratas y republicanos operan como facciones de un mismo partido que concuerdan en hacer valer los intereses de la oligarquía.

En respuesta al plan de impuestos de Trump, la diputada líder demócrata, Nancy Pelosi, le comentó al New York Times el sábado que, “El presidente quiere que trabajemos juntos. Tenemos una responsabilidad de encontrar un terreno común”. Por su parte, el líder del Senado, Charles Schumer, le dijo a Face the Nation el domingo que, “Queremos trabajar con ellos si cambian… Ya sabes, tendrán que consultarnos”. El mes pasado, el Times llamó a rebajar los impuestos corporativos a través de un editorial bajo el título “¿Quiere hacer un trato, Sr. Trump?”.

Como es la norma en la política estadounidense, los republicanos definen el marco reaccionario dentro del cual los demócratas proponen cambios pequeños antes de aprobar el proyecto de ley. Independientemente de sus proclamas de oposición al plan de Trump, los demócratas mantienen una posición dictada por las demandas de sus patrocinadores corporativos, que ya están salivando frente a la propuesta fiscal. Al mismo tiempo, una porción significativa de su base de apoyo se encuentra en el diez por ciento de estadounidenses más ricos, quienes también esperan ganancias substancias a partir del plan.

Las políticas de la oligarquía financiera de EUA ya crearon niveles de desigualdad social sin precedentes, como lo demuestra un reporte reciente de la Reserva Federal.

Del 2004 al 2016, el ingreso del 80 por ciento de menores ingresos cayó, con la excepción de un aumento de apenas $1000 para el quintil más pobre. Al mismo tiempo, el ingreso anual medio de una familia en el 10 por ciento más pudiente de la población aumentó $25 1000.

Ingreso medio familiar por percentiles y su cambio entre el 2004 y 2016

El incremento de la desigualdad de patrimonios es aún más impactante. Los datos de la Reserva Federal muestran que el 90 por ciento inferior vio su riqueza caer drásticamente entre el 2004 y el 2016. Lo que esto demuestra el mayor desplome de patrimonios familiares medios en comparación con la pérdida de ingresos medios es que la vasta mayoría de la población se encuentra completamente avasallada por el alto costo de vida y que las incluso pequeñas alzas en sus ingresos son superadas por mucho por los mayores gastos en salud, transporte, comida, vivienda, educación, etc.

Patrimonio medio familiar por percentiles y su cambio entre el 2004 y 2016

La propuesta fiscal de la Administración Trump ampliará la desigualdad social enormemente. Según el reporte del Centro de Políticas Fiscales, el uno por ciento en la cúspide verá un aumento del 8,5 por ciento en sus ingresos después de impuestos, en comparación con un aumento en sus ingresos tras impuestos para el 95 por ciento inferior de entre 0,5 y 1,2 por ciento.

Participación del primer percentil, los siguientes nueve percentiles y el noventa por ciento inferior en el ingreso nacional, sondeos de 1989 al 2016

Las rebajas impositivas aumentarán la deuda del país a más del 50 por ciento del producto interno bruto para el 2036, la cual será utilizada por los dos principales partidos para exigir recortes masivos a los programas de protección social, al igual que al seguro social y el seguro médico de Medicare, de esta manera contrarrestando cualquier miserable reducción de los impuestos para los cientos de millones de estadounidenses.

El crecimiento masivo de la desigualdad social es el producto de políticas que han promulgado ambos partidos a lo largo de los últimos cincuenta años. Todo indica que se está elaborando otro acuerdo bipartidista, con Trump celebrando mítines con tres senadores demócratas exigiendo reformas fiscales.

Participación del primer percentil, los siguientes nueve percentiles y el noventa por ciento inferior del patrimonio total nacional, sondeos de 1989 al 2016

La oligarquía estadounidense opera con un grado de control sobre el Gobierno y las instituciones oficiales que compite con el de la Casa de Borbón y de los Romanov. Sin embargo, la élite política se encuentra profundamente preocupada por el aumento de la oposición social en la clase obrera, una inquietud que está detrás de su campaña para censurar y controlar el Internet. A través de este plan fiscal, el Gobierno de Trump está espoleando esta crecida de ira social, la cual tomará la forma de luchas sociales explosivas en el periodo que sigue.

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