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España se moviliza para establecer un control militar de Cataluña

En un discurso amenazante frente al Congreso español el miércoles, el presidente español del Partido Popular, Mariano Rajoy, indicó que, en respuesta al primer ministro regional catalán, Carles Puigdemont, afirmó que, en respuesta al referéndum de independencia del 1 de octubre, se estaba preparando para invocar el Artículo 155 de la Constitución. Esta provisión le permite a Madrid suspender la autoridad que ejerce la Generalitat de Cataluña y tomar control de las finanzas y administración de la región.

Con la prensa española discutiendo la aplicación del Artículo 116 para imponer un estado de emergencia o de sitio, queda claro que Rajoy está avanzando rápidamente para establecer un control militar no sólo de Cataluña, sino de toda España.

Según fuentes militares citadas por El País el miércoles por la mañana, están preparándose para movilizarse a Cataluña y aplastar cualquier oposición que surja desde la fuerza policial catalana de 17 000 oficiales, los Mossos d’Esquadra, o desde la población civil fiel a los partidos nacionalistas catalanes. De acuerdo con los planes de ataque, denominados “Cota de Malla” (Cadena de correo), el ejército les brindará refuerzos a las operaciones de la policía y la Guardia Civil en Cataluña. Marchará un gran número de efectivos en la región para apoyar dos unidades que ya se encuentran acuartelados ahí —un batallón de infantería motorizada en Barcelona y un batallón de infantería acorazada en Sant Climent Sescebes—.

Este plan ha estado en el tablero de diseño por un tiempo considerable, según El País. Rajoy estuvo cerca de ponerlo en marcha después del atentado terrorista en Barcelona del 17 de agosto.

El mandatario está actuando con el respaldo pleno del Partido Socialista (PSOE) y frente a señales claras de que Podemos no se opondrá a los pasos que tome hacia una dictadura militar.

En su propio discurso el martes, Puigdemont suspendió su declaración de independencia como un intento desesperado para reabrir las negociaciones con Rajoy. No obstante, los grupos de poder en Madrid se están alineando rápidamente detrás de la mano dura del Gobierno, el cual ha rechazado dar una apertura para negociar, y sus planes de represión masiva.

Más temprano el miércoles, Rajoy dio un breve comunicado demandando que Puigdemont clarifique si declaró o no la independencia de Cataluña. En una carta dirigida a Barcelona, el presidente español da indicaciones de esclarecimiento a fin de preparar la activación del Artículo 155. Le dio a Puigdemont hasta el 19 de octubre para responder.

El secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, un autoproclamado “izquierdista” dentro del partido, avaló la declaración inicial de Rajoy. “Acompañamos al presidente del Gobierno en su requerimiento para clarificar y sacar del pantano en el que ha metido Puigdemont a la política catalana”, manifestó Sánchez. Respondiendo a si Madrid activaría el Artículo 155, sentenció: “Es evidente que se está aplicando el 155”.

En medio de rumores acerca de planes para un Gobierno de unidad nacional del PP y el PSOE, Sánchez comentó que el PSOE colaboraría con el PP en la elaboración de planes para reescribir la Constitución de España.

Pronunciándose ante el Congreso a las cuatro de la tarde el mismo día, Rajoy arremetió violentamente contra Puigdemont y defendió a pleno pulmón la brutal represión de la policía española contra los catalanes que buscaban votar pacíficamente durante la jornada del 1 de octubre. Aseverando que la respuesta que dé Puigdemont el 19 de octubre determinará qué le seguirá, Rajoy dejó en claro que no aceptaría nada menos que una capitulación total de Puigdemont como prerrequisito para entablar conversaciones.

“Ningún supuesto resultado de ese referéndum ilegal y fraudulento puede ser esgrimido como argumento para legitimar ninguna decisión política y, mucho menos, la independencia de Cataluña”, declaró.

Rajoy se vio obligar a refutar acusaciones de que estaba rechazando el diálogo, insistiendo en que, desde que comenzaron las disputas por los rescates bancarios y las medidas de austeridad de la Unión Europea, él se había mantenido en negociaciones continuas con Barcelona. Acusó, en cambio, al Gobierno de la Generalitat, de lanzarse a los brazos del “partido más antisistémico y de extrema izquierda”, refiriéndose al nacionalista y pequeñoburgués Candidatura d’Unitat Popular (CUP).

Denunciando el plebiscito del 1 de octubre como un “golpe a nuestro modelo de convivencia”, insistió en que la respuesta del PP —un asalto policial sangriento de los centros electorales y contra miles de votantes por toda Cataluña que horrorizó a personas alrededor del mundo— fue “proporcional”. En un momento que capturó el contenido de clase de toda la sesión legislativa el miércoles, Rajoy celebró la represión llevada a cabo por la Guardia Civil, lo que evocó un estruendoso y sostenido aplauso de parte de los diputados.

Llamando la postura de Puigdemont una forma “desleal” de declarar la independencia, Rajoy indicó que, si toma lugar alguna mediación, será para reescribir la Constitución. Luego, refiriéndose a la necesidad de tener paz social, diversidad y del sentimiento catalán como una identidad “mestiza”, Rajoy concluyó su discurso aplaudiendo las protestas nacionalistas por la unidad española que han tenido lugar en diferentes ciudades del país. En varias de estas manifestaciones, participaron organizaciones fascistas, incluyendo la Falange del dictador fascista Francisco Franco.

Rajoy también disfruta del apoyo completo de las principales potencias de la UE. Después de otras declaraciones más temprano esta semana de parte del presidente francés, Emmanuel Macron, y la canciller alemana, Angela Merkel, el ministro de Relaciones Exteriores, Sigmar Gabriel, de nuevo respaldó a Rajoy el jueves. Calificando de “irresponsable” la declaración de independencia de Puigdemont, dijo: “Una solución sólo puede ser encontrada con base en el estado de derecho y en el contexto de la Constitución española”.

Las declaraciones del ejército español, el PSOE y la UE tienen que ser tomados por la clase obrera como advertencias apremiantes. Los planes para un regreso a formas autoritarias de gobierno están bien avanzados, no sólo en España, sino en toda Europa, donde los políticos apoyan a Rajoy porque están preparando medidas similares para sus países respectivos.

Los trabajadores tienen que oponerse a los planes se imponer un control militar y exigir la movilización de las tropas y policías fuera de Cataluña; sin embargo, esto sólo es posible en forma de una oposición revolucionaria a la élite política en su conjunto, incluyendo a sus componentes nominalmente de “izquierdas”.

Mientras que el blanco inmediato de la represión de Rajoy es Cataluña, de forma más amplia es la clase obrera de toda España y Europa. Después de un cuarto de siglo de medidas de austeridad cada vez más profundas y guerras imperialistas, desde la disolución estalinista de la Unión Soviética en 1991, el capitalismo europeo se encuentra en un estado avanzado de colapso. La década de brutal austeridad después del desplome de Wall Street en el 2008 ha dejado a sectores enteros de la economía del continente en ruinas, decenas de millones de obreros desempleados y niveles de desigualdad social explosivos e insostenibles.

Las tensiones de clase han llegado a alturas extremas, incompatibles con las formas democráticas de gobierno. Francia permanece en un estado de emergencia de dos años, mientras que Alemania asistió recientemente a la elección de sus primeros parlamentarios de tendencia fascista desde el final del régimen nazi. Ahora, los grupos de poder en Madrid se están agrupando rápido y violentamente detrás del Gobierno débil y minoritario de Rajoy, confirmando así que, a pesar de un Franco sepultado, las fuerzas de clase detrás de su régimen sobrevivieron la Transición española de 1978 una democracia parlamentaria. Nuevamente, impulsan la instauración de un dominio autoritario.

La tarea crítica hoy es la unificación política y la movilización de toda la clase obrera de España y Europa en lucha contra la rehabilitación del fascismo y de una dictadura militar, y a favor del socialismo. La situación actual subraya la bancarrota de los partidos nacionalistas catalanes. Apoyan a la UE, presidiendo por mucho tiempo Gobiernos proausteridad en Barcelona, y avanzan un programa procapitalista de secesión nacional que divide a la clase obrera.

El Partit Demòcrata Europeu Català it (PDeCAT) respondió el jueves en la tarde descartando las invectivas de Rajoy y repitiendo que la región se ha ganado el derecho a declarar su independencia. Llamando la aplicación de Madrid del Artículo 155 un “grave mayúsculo”, dijo: “Aproveche esta oportunidad, porque quizás sea la última oportunidad que tengamos todos para alcanzar una solución buena para todos”.

La respuesta de los líderes parlamentarios del PSOE y Podemos al discurso de Rajoy muestran que su represión no tiene enfrente ninguna oposición desde dentro de la élite política. Ante el peligro cada vez más presente de un aplastamiento militar y estado de sitio en España, sus comentarios marcan históricamente una nueva profundidad del grado de quiebra de lo que por décadas se ha hecho pasar como la “izquierda” española.

La portavoz del PSOE, Margarita Robles, comenzó su intervención reafirmando su pleno acuerdo con el discurso de Rajoy y aclamando la Constitución de 1978 que ahora Rajoy utiliza para encaminar a España hacia un Gobierno militar. “El PSOE ha sido siempre un partido de Estado, un partido de Gobierno, un partido que ha traído a este país la modernidad”, dijo, añadiendo: “Así nos vamos a seguir comportando, como partido de Estado en defensa de la legalidad y la Constitución”.

Por su parte, el secretario general de Podemos, Pablo Iglesias, mostró que, pese a que Podemos pudo haber recibido cinco millones de votos en las últimas elecciones, es incapaz de movilizar cualquier oposición a la burguesía y a su agenda dictatorial. En un despliegue repugnante de cobardía y cinismo, Iglesias comenzó un intercambio amigable con Rajoy. Incluso mientras el presidente derechista estaba preparándose para enviar tropas y llevara a cabo una supresión sangrienta en Cataluña, Iglesias lo trató como si fuese un demócrata, apelando a que respetase la diversidad lingüística de España.

Dirigiéndose directamente a Rajoy en dicha sesión legislativa, dijo: “Creo que hoy no es el día en que debamos polemizar. Hoy quería reflexionar con usted. Usted, su grupo y las coaliciones por las que se presentaron representan a 7,9 millones de ciudadanos españoles… Logró el apoyo de Ciudadanos y logró el apoyo del Partido Socialista y, en las últimas jornadas, ha vuelto usted a lograr el apoyo de estas dos formaciones políticas y le felicito por ello”.

Mientras que criticó a Rajoy por utilizar la crisis catalana “para envolverse en la bandera y defender sus intereses de partido”, Iglesias agregó que tendrá que saber “lidiar con la plurinacionalidad del Estado”.

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