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¡A construir comités de base! ¡Unamos las luchas de los trabajadores canadienses, estadounidenses y mexicanos contra los despidos!

GM amenaza a la fábrica de CAMI, exige que Unifor concluya mes de huelga

Conforme se acerca a un mes la huelga de casi 2800 trabajadores automotrices en la fábrica de ensamblaje CAMI de General Motors en Ingersoll, Ontario, la batalla se encuentra en un punto crítico.

El jueves, Jerry Dias, presidente del sindicato automotriz canadiense Unifor, informó que GM amenazó con aumentar la fabricación de su SUV Equinox en sus dos plantas mexicanas para compensar por el detenimiento de su producción en la planta en Ingersoll, al menos que Unifor ordene un fin al paro y un regreso al trabajo.

Queda claro que GM está determinada a derrotar la huelga y asestarles un golpe humillante a los trabajadores de CAMI por haberse atrevido a luchar por mejores salarios y condiciones laborales. Desde el parecer de los altos gerentes corporativos y sus asesores de Wall Street, precisa apagar una posible rebelión antes de que la chispa se propague a otras plantas en Canadá, Estados Unidos y México.

La empresa se encuentra envalentonada porque sabe que Unifor, junto con su predecesor, los Trabajadores Automotrices Canadienses, se han dedicado por más de tres décadas a suprimir cualquier resistencia de los trabajadores hacia los incesantes recortes de costos de la corporación. Lejos de movilizar la fuerza política e industrial de la clase obrera detrás de los trabajadores de CAMI, Unifor y los otros sindicatos han aislado a los trabajadores en paro, dejándolos sin beneficios de salud y con una ración de hambre de $250 a la semana como pago por huelga.

Es urgente que los trabajadores de CAMI y otros trabajadores automotrices respondan a esta lucha tomando cartas en el asunto y eligiendo comités de huelga de las bases. Tales comités deberían romper el aislamiento del paro y alcanzar a todos los veinte mil trabajadores de GM, Ford y Fiat Chrysler en Oakville, Oshawa, Windsor, Brampton, St. Catharines y otras plantas de autos para que se unan a la acción de huelga. Estos comités tienen que apelar especialmente a los trabajadores en Estados Unidos y México, incluyendo las fábricas de GM en San Luis Potosí y Ramos Arizpe, para que se rehúsen al trabajo extra y puedan librar una lucha en conjunto.

El presidente Dias de Unifor respondió a las amenazas de GM con su típica bravuconería. “Esto es General Motors desafiando a los trabajadores en Canadá y en Estados Unidos y diciéndoles, ‘vamos a enviar sus puestos de trabajo a México y no hay nada que puedan hacer al respecto’”, le dijo Dias a la emisora de radio canadiense CBC.

“Bueno, hay mucho que podemos hacer”, continuó. “General Motors le declaró la guerra a Canadá, entonces definitivamente no vamos a tomarlo sentados. Vamos a hacer todo lo necesario para recibir su atención… La huelga actual en CAMI va a continuar, y no sé cuándo terminarán las cosas”.

En otras palabras, el sindicato va a seguir dejando que los trabajadores de CAMI luchen solos. Lo último que quieren los ejecutivos de Unifor es una expansión de la lucha que llegue a afectar su “asociación” con la patronal automotriz. Apenas el año pasado, Dias y compañía impusieron un contrato entreguista que instituyó el odiado sistema de dos escalas de pago, amplió el uso de una tercera escala de trabajadores temporales, recortó las prestaciones, abolió ciertos beneficios de pensiones para los nuevos contratos y continuó el congelamiento efectivo de salarios reales que ha perdurado por más de una década.

De forma congruente con el veneno nacionalista propugnado usualmente por Unifor, Dias catalogó las amenazas de GM como una “guerra contra Canadá”, como si Canadá no fuese como el resto de países, dividido por una vasta trinchera entre la clase obrera y los multimillonarios que buscan extraer hasta la última gota de ganancias del sudor de los trabadores.

Su uso de lenguaje tampoco es accidental. Desde el comienzo de la huelga, el sindicato ha utilizado a los trabajadores de CAMI como peones para sus jaloneos con el Gobierno liberal de Justin Trudeau y el de Donald Trump en EUA, con respecto a la renegociación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN).

Unifor está buscando mantener sus ingresos de cuotas en Canadá alineándose con los liberales proempresariales, basándose en contratos entreguistas, subsidios y préstamos libres de intereses para las corporaciones, el apoyo a un dólar canadiense subvalorado que sólo sirve para escalonar los precios al consumidor y reducir los salarios reales de los trabajadores, y la imposición continua de recortes sociales y otras medidas para alimentar el insaciable afán de lucro de las grandes corporaciones a costas de la clase obrera.

Según Dias, los trabajadores deberían orientarse hacia Trudeau y colaborar con el presidente estadounidense, Donald Trump, y su compinche multimillonario y secretario de Comercio, Wilbur Ross, con quien se ha reunido el presidente de Unifor varias veces. ¿Cuál trabajador se creería razonablemente que Trump, quien procura reducir dramáticamente los impuestos corporativos, desregular Wall Street, hacer disparar el gasto militar, deportar inmigrantes, y amenazar con guerras comerciales y militares por todo el mundo, querría promulgar políticas que favorezcan a los trabajadores de donde sea?

Mientras que Dias esperaba que se llegase a un tratado comercial de EUA y Canadá en confabulación contra México, esta estrategia parece estarse disipando frente a roces comerciales entre los dos países más norteños. Nuevamente, la estrategia nacionalista de Unifor está llevando a los trabajadores por un callejón sin salida.

En su entrevista con CBC, Dias indicó que el Gobierno mexicano de Enrique Peña Nieto era simplemente un “brazo de las corporaciones” y no haría nada para levantar los salarios de los sobreexplotados trabajadores automotrices mexicanos. Esto es indudablemente cierto. Sin embargo, tanto los liberales en Ottawa, como los republicanos y demócratas en Washington conforman Gobiernos propatronales que no son menos serviles ante las corporaciones que el de Peña Nieto. Más allá, Unifor en Canadá y el sindicato automotriz UAW en Estados Unidos no son cómplices menos sumisos de las corporaciones y sus respectivos Gobiernos capitalistas que su contraparte mexicana, la Confederación de los Trabajadores de México (CTM).

La única preocupación de Dias y compañía es preservar sus ingresos de las cuotas de los trabajadores en Canadá, sin importar lo empobrecidos que estén. Unifor ya le ha concedido millones en ahorros a GM en su planta CAMI, utilizando una red de “líderes de equipo” que hacen cumplir el régimen de producción de seis días a la semana, normas abusivas por ausencias y el reemplazo de los mil trabajadores mejor pagados que se retirarán en los próximos tres o cuatro años por una nueva generación mal pagada y brutalmente explotada.

No obstante, para GM, esto no es suficiente. La corporación y sus financiadores en Wall Street y Bay Street están esperando otro contrato que establezca nuevos precedentes en CAMI y para toda la industria. GM está contando con Unifor para sobreponerse ante la resistencia de los obreros de CAMI, haciéndolos pasar hambre hasta que cedan.

Los trabajadores automotrices han visto este filme antes: el sindicato saldrá de las negociaciones con un contrato lleno de concesiones, diciendo que es lo mejor que pudo conseguir, luego convocará una asamblea improvisada de ratificación en la que los trabajadores sólo podrán ver ciertos “puntos destacados” seleccionados para vender mejor el contrato. Luego, los oficiales sindicales reiterarán las amenazas de la gerencia sobre despidos y clausuras de plantas para pasar el nuevo contrato a través de las bases.

No se puede permitir que vuelva a ocurrir lo mismo. Primeramente, los trabajadores tienen que romper la conspiración de silencio del sindicato y la gerencia. El argumento de que los trabajadores tienen que permanecer a oscuras para que el sindicato pueda negociar más efectivamente es un fraude. Todos están al tanto acerca de las conversaciones, excepto los trabajadores cuyas vidas están en juego.

Los obreros tienen el derecho para saber de qué hablan tras bastidores. Deberían estar presentes obreros que representen las bases en todas las negociaciones para que puedan reportar los detalles a sus colegas. Al mismo tiempo, los trabajadores de base tienen que formular sus propias demandas, como abolir el sistema de dos escalas de pago y la transformación de todos los trabajadores de medio tiempo en trabajadores de tiempo completo, un aumento salarial inmediato del 30 por ciento y la reanudación de los ajustes al costo de vida (COLA, por sus siglas en inglés) para recuperar los ingresos perdidos, además de la reincorporación de todos los trabajadores despedidos.

Antes de cualquier ratificación, los trabajadores tienen que exigir tener acceso al contrato completo y todos los apéndices y cartas secretas de acuerdo, y una semana completa para estudiar y debatir sus contenidos. Entre tanto, los trabajadores deben demandar que se triplique su subsidio por huelga. En vez de derrochar las contribuciones de los trabajadores en respaldar a los partidos Canadienses, el Partido Liberal y el Nuevo Partido Democrático (NDP; New Democratic Party), ambos proempresariales, este dinero debería ir dirigido a la capacidad para sostener la lucha.

Los oficiales de Unifor han llevado a cabo una campaña de intimidación contra el Boletín de los Trabajadores Automotrices del WSWS porque quieren silenciar la única voz que tienen las bases obreras para expresar su oposición y superar el aislamiento de su lucha. El boletín no desistirá. Urgimos a los trabajadores de CAMI a contactarnos para asistir en la formación de comités de base y en la movilización del mayor apoyo posible entre trabajadores y jóvenes para esta decisiva lucha.

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