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Perspectiva

El Gobierno español se compromete a imponer nuevo régimen en Cataluña respaldado por el ejército

La declaración del Gobierno español el jueves de que planea invocar el artículo 155 de la Constitución española, suspendiendo la autonomía regional catalana, constituye tanto un vuelco político como una advertencia urgente para los trabajadores no sólo de España, sino de toda Europa e internacionalmente.

En dicho país grande de Europa Occidental y con el apoyo de la Unión Europea y Washington, la burguesía está anunciando planes para adoptar el rumbo hacia un Gobierno autoritario. Al invocar el artículo 155, Madrid estaría suspendiendo al Gobierno catalán por primera vez desde 1978, el año que se terminó el régimen fascista español creado por Francisco Franco durante la Guerra Civil española de 1936-1939. Más adelante, impondría otra Administración regional respaldada por los destacamentos de la policía nacional y la Infantería Encorazada.

El presidente Mariano Rajoy le había dado una fecha tope para el jueves pasado a las diez de la mañana para que el presidente catalán, Carles Puigdemont, esclareciera si Cataluña iba a declarar la independencia después del resultado a favor en el plebiscito del primero de octubre.

Sin responder explícitamente que “no” lo iba a hacer, algo que podría resultar en el colapso de su Gobierno, Puigdemont dejó en claro de que no había declarado la independencia en su discurso del 10 de octubre frente al Parlament de Cataluña. Solicitó que se entablaran negociaciones: “Proponemos que el Parlamento suspenda los efectos de la declaración de independencia para que en las próximas semanas emprendamos un diálogo”. Sin embargo, también advirtió al final de su comunicado: “Si el Gobierno del Estado persiste en impedir el diálogo y continuar la represión, el Parlament de Cataluña podrá proceder, si lo estima oportuno, a votar la declaración formal de la independencia que no votó el día 10 de octubre”.

Rajoy desechó esta respuesta, emitiendo un breve comunicado donde declara que Puigdemont no le dio una respuesta clara. “En consecuencia, el Gobierno de España continuará con los trámites previstos en el artículo 155 de la Constitución para restaurar la legalidad en el autogobierno de Cataluña”, establece.

Dijo que se realizará una sesión extraordinaria del consejo de ministros el sábado para alistar medidas que serán votadas por el Senado, al cual se le encomendará autorizar la invocación del artículo 155.

Este giro hacia un Gobierno militar-policial en España es un desarrollo condenatorio no sólo para la élite gobernante española, sino para toda la Unión Europea. El jueves por la noche, llegando a Bruselas para la cumbre de dos días de la UE, la canciller alemana, Angela Merkel, y el presidente francés, Emmanuel Macron, respaldaron abiertamente los ataques de Madrid contra los derechos democráticos. “Apoyamos la posición del Gobierno español”, declaró Merkel, mientras Macron prometió que la cumbre de la UE daría “un mensaje de unidad alrededor de España”.

Después de una ofensiva policial brutal contra votantes pacíficos el primero de octubre envió a más de ochocientas personas al hospital, Madrid clausuró los sitios web catalanes nacionalistas y discutió prohibir a los partidos catalanes nacionalistas y arrestó a dos políticos catalanes nacionalistas, Jordi Sánchez y Jordi Cuixart, provocando protestas de cientos de miles en Barcelona.

Madrid también ha considerado la implementación del artículo 116 de la Constitución, lo que implementaría un estado de emergencia en toda España, suspendiendo los derechos constitucionales a un juicio, a poder hacer huelga, a la privacidad y a la libertad de movimiento, de pensamiento y de expresión.

Contando con el respaldo de Berlín y Paris, el oficialista Partido Popular (PP) está colaborando con el Partido Socialista (PSOE) y Ciudadanos para llevar a cabo este giro a una dictadura, mientras presume sus raíces en el régimen de Franco. Tras haber convocado protestas por la unidad nacional de España, donde participó la Falange franquista, un portavoz del Gobierno de Rajoy amenazó a muerte a Puigdemont, jactándose de que podría “terminar” como el líder catalán Lluís Companys, quien fue disparado por el régimen franquista.

Madrid y la UE están explotando la crisis catalana para implementar medidas de Estado policial preparadas contra toda la población. Tanto en Europa como América, Gobiernos de toda índole están demando la censura del Internet mientras llevan a cabo espionaje electrónico y despliegan sus ejércitos y policías militares para operaciones represivas nacionales.

Los eventos en España son la indicación más clara de que tales medidas pueden y serán utilizadas contra toda oposición política de masas, como las movilizaciones pacíficas de amplias capas de la población catalana para votar en el referéndum del primero de octubre.

Los eventos en España están enraizados en la crisis extrema del sistema capitalista internacionalmente y en Europa. Son el resultado de un cuarto de siglo de guerra de escaladas en las guerras imperialistas, crisis económica y austeridad capitalista. Conforme Trump amenaza con obliterar a Corea del Norte, un sinfín de guerras encabezadas por EUA se están intensificando y convirtiendo en enfrentamientos contra Rusia y China, amenazando con desencadenar una guerra mundial y llevando a las secciones dominantes de la burguesía europea a buscar la construcción de un bloque militar independiente con un ejército de la Unión Europea.

El principal blanco de la acumulación militar es la clase obrera. Desde el 2008, la crisis de Wall Street, la austeridad de la Unión Europea, el aumento de la desigualdad social y el desempleo masivo de decenas de millones en toda Europa han llevado a niveles explosivos de enojo social. La encuesta “Generation What” de la Unión Europea encontró este año que más de la mitad de la juventud participaría en un “levantamiento de gran escala” — más del sesenta por ciento en Grecia, España, Portugal, Italia, Francia, Reino Unido, Hungría, Bulgaria y Rumanía—.

En este contexto, los dirigentes políticos europeos están dejando en claro que ven el referéndum como una amenaza intolerable para la posición política y militar del imperialismo europeo. Después de que el presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, advirtiera que una secesión catalana podría crear un “efecto dominó” que lleve a una “Unión Europea en quince años compuesta por 98 Estados”, Joschka Fischer del Partido Verde alemán se refirió al tema en una columna titulada “Los atacantes contra Europa desde adentro”.

Fischer subrayó que pensaba que el secesionismo catalán le prevendría al imperialismo europeo encarar a sus rivales globales en EUA y Asia que cuentan con un tamaño similar o mayor que el de la UE. “Sería históricamente absurdo que los Estados miembros de la Unión Europea entren en una fase de secesión y desintegración en el siglo XXI. El tamaño en sí de las otras potencias globales—incluyendo a China, India y EUA— sólo ha vuelto las relaciones intercomunitarias y una integración europea más profunda algo aún más necesario”.

Los trabajadores tienen que ser advertidos: la Unión Europea no intervendrá para ayudar a persuadir al Gobierno del PP a respetar los derechos democráticos y el partido Podemos está sugiriendo intentar adormecer a la clase obrera. Con base en sus cálculos imperialistas, la Unión Europea está alineándose detrás de la marcha de Rajoy para relegitimizar el legado del franquismo y el giro a la dictadura.

El vuelco político va dirigido contra la clase obrera en Cataluña, el resto de España, Europa e internacionalmente, donde hay una oposición profunda, y arraigada históricamente al autoritarismo, la guerra y la austeridad. Sin embargo, esta oposición objetiva tiene que ser movilizada en una lucha política consciente y unida por el socialismo, la llegada al poder de la clase obrera en los países de toda Europa y la construcción de los Estados Unidos Socialistas de Europa.

La cuestión crítica es una movilización política independiente de la clase obrera. Los trabajadores tienen que ser advertidos de que la facción independentista de la clase capitalista catalana alrededor de Puigdemont procurar llegar a un acuerdo con la Unión Europea y es hostil hacia los trabajadores. El movimiento socialista tiene que ser construido independientemente de todas las secciones de la burguesía española y catalana.

La clase trabajadora tiene que oponerse categóricamente a la represión sangrienta contra Cataluña que Madrid está preparando. La unidad de la clase obrera europea movilizada con base en una perspectiva socialista e internacionalista sólo puede ser construida en lucha contra los intentos de Rajoy para defender la integridad territorial de España mediante la fuerza de las armas.

Las consignas para los trabajadores conscientes de clase en Europa serán: ¡No a la dictadura ni a un Gobierno militar en España! ¡Fuera a las tropas españolas de Cataluña! ¡Por los Estados Unidos Socialistas de Europa!

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