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Perspectiva

Nuevos estudios documentan un deterioro en la esperanza de vida y la salud de los trabajadores en Estados Unidos

Tres informes recientes presentan nuevos datos sobre el recrudecimiento de la crisis social en Estados Unidos.

Según la actualización anual de la escala de mortalidad y mejoramiento sanitario de la Sociedad de Actuarios (SOA; siglas en inglés) publicada el viernes pasado, entre el 2014 y el 2015, los años más recientes disponibles, la esperanza de vida de los hombres y mujeres de 65 años de edad ha caído respectivamente de 85,8 y 87,8 años a 85,6 y 87,6 años. El salto de 1,2 por ciento en la tasa de mortalidad es el primer aumento desde el 2005 y el primero de más de un punto porcentual desde 1980.

Otros reportes previos han notado que la esperanza de vida al nacer se disminuyó entre los mismos dos años en EUA, la primera caída desde 1993, en el punto más alto de la epidemia del SIDA. Alguien que nació en el 2015 tiene una expectativa de vida de 78,8 años, comparado con 78,9 años en el 2014.

Según el Centros de Control y Prevención de Enfermedades (CDC, siglas en inglés), este fenómeno se debe a un aumento en ocho de las primeras diez causas de muerte en el país, incluyendo enfermedades cardiacas (1), enfermedades crónicas de las vías respiratorias inferiores (2), lesiones no intencionales (4), derrames cerebrales (5), Alzheimer (6), diabetes (7), enfermedades renales (9) y suicidios (10). Los números corresponden al gráfico inferior.

Diez principales causas de muerte frente al porcentaje total en el 2015. Fuente: Centro Nacional de Estadísticas Sanitarias, Sistema Nacional de Estadísticas Vitales (NVSS).

Otro estudio realizado por un equipo de investigadores de la Universidad de Michigan encontró que los trabajadores de mediana edad que están a diez años de poder obtener sus beneficios jubilatorios del seguro social tienen un estado de salud peor que el de generaciones previas cuando estas se encontraban en una edad similar. Esto incluye mayores tasas de cognición deteriorada, como memoria y facultades para pensar, además de al menos una limitación en su habilidad para realizar tareas cotidianas esenciales como hacer las compras, bañarse y vestirse, tomar sus medicamentos o salirse de la cama. El porcentaje con dichas limitaciones salto de 8,8 por ciento de las personas que se retiraron a los 65 años a 12,5 por ciento para estadounidenses que actualmente tienen entre 56 y 57 años de edad y se retirarán en una década.

Los estadounidenses nacidos en 1960 no podrán recolectar sus beneficios del seguro social completos hasta que tengan 67 años, en vez de 65, debido al aumento en la edad de retiro promulgada por el Gobierno de Reagan y el Congreso controlado por los demócratas en 1983. En ese entonces, indicaban que era un cambio necesario porque los estadounidenses estaban viviendo más largo y verían mejoras en su salud al llegar a una mayor edad.

Está sucediendo todo lo contrario. “Hemos encontrado que los grupos etarios más jóvenes están enfrentándose a más problemas de salud, incluso cuando tienen que esperar a una mayor edad para retirarse, algo que tendrán que hacer con una peor condición médica”, dijo Robert Schoeni, economista y demógrafo, y coautor del estudio de la Universidad de Michigan.

La desigualdad entre los adultos mayores en EUA es una de las más impactantes de todos los países desarrollados. De acuerdo con un estudio publicado la semana pasada por la Organización de Cooperación y Desarrollo Económicos (OCDE), la brecha entre los adultos mayores pudientes y los de ingresos bajos es mayor en EUA que en todos los 35 países miembros de la OCDE menos México y Chile. Mientras que los ricos en EUA están viviendo cada vez más y con mayores comodidades, los pobres están trabajando hasta más tarde, muriéndose antes y viviendo con cada vez más dolencias.

Este es el más reciente de toda una serie de estudios que documentan mayores tasas de mortalidad general, infantil y maternal, además de una disminución en la esperanza de vida de amplias secciones de la población trabajadora. Al mismo tiempo, Donald Trump celebra una y otra vez el auge a niveles récord del mercado bursátil como evidencia del “éxito” de su Administración.

La esperanza de vida al nacer para mujeres blancas, mujeres negras, hombres blancos y hombres negros, respectivamente entre 1975 y el 2015 (gráfico izquierdo) y por origen hispánico, blanco y negro, respectivamente para hombres y mujeres, en el 2015 (gráfico derecho). Fuente: Centro Nacional de Estadísticas, NVSS.

Existe una conexión íntima entre el auge espectacular del índice bursátil Dow, el enriquecimiento sinfín del 5 y 1 por cientos más ricos del país y la destrucción de empleos con salarios decentes y el desmantelamiento de programas sociales. La oligarquía corporativa y financiera se está beneficiando del empobrecimiento de amplias capas de la población.

Como lo reporta CNN Money, “El deterioro de la salud y la esperanza de vida son buenas noticias para un ámbito: los planes de pensiones, los cuales tienen que enviarles un cheque mensual a sus jubilados por el tiempo en que estén vivos”. De hecho, las políticas sanitarias que han perseguido ambos partidos están diseñadas para reducir la esperanza de vida de la clase obrera y, de esta manera, reducir el dinero “desperdiciado”, desde el punto de vista de la burguesía, en los beneficios y cuidado de salud de los trabajadores retirados, que han dejado de ser fuentes de ganancias.

El World Socialist Web Site escribió en noviembre del 2013 sobre estudios realizados por varios centros de pensamiento sobre la supuesta “crisis” generada por el envejecimiento de la población estadounidense. Detrás de la contrarrevolución en el acceso a la salud puesta en marcha por Obamacare, “hay una preocupación fundamental de la clase gobernante de Estados Unidos que no se dice en voz alta: que la gente simplemente vive demasiado tiempo. Los avances de la medicina moderna prolongan la vida, a menudo mucho más allá de la edad de jubilación”.

“Los estrategas políticos de la élite empresarial y financiera, consideran que los años de jubilación y atención médica no son una ventaja, sino costos a reducir, para que ellos puedan quedarse con ese dinero que tanto codician. La doble estrategia de ACA [Ley de Cuidado de Salud Asequible u Obamacare] es una combinación de aumentar la edad de retiro y reducir las expectativas de vida”.

El fin de semana pasado, las imágenes de cientos de trabajadores y pensionados de bajos ingresos haciendo fila en Charleston, West Virginia, para recibir atención dental y cuidados visuales —en muchos casos su primer tratamiento en años— destacaban la magnitud de esta crisis social. En el condado de McDowell, parte de la decaída región minera de carbón al sur del estado de West Virginia, la esperanza de vida para los hombres es de 63,9 años, sólo un poco delante de Haití, Ghana y Papúa Nueva Guinea, debido a la pobreza crónica, problemas de salud, suicidio y abuso de las drogas y el alcohol.

Dichos estudios sobre la esperanza de vida y condiciones sanitarias de la población permiten tener una medida de las drásticas regresiones sociales que están ocurriendo debido a la crisis del sistema capitalista —un sistema incompatible con la satisfacción de las necesidades sociales más básicas—.

La clase obrera tiene que tomar cartas en el asunto. Lo que precisa es una ofensiva frontal contra la riqueza acumulada y el poder monopolístico que ejerce la oligarquía empresarial y financiera por medio de sus dos partidos políticos derechistas. La riqueza de los parásitos financieros tiene que ser expropiada y las principales corporaciones y bancos tienen que ser convertidos en utilidades públicas administradas democráticamente para que la riqueza producida por la clase obrera pueda ser utilizada para generar trabajos, educación, vivienda y un cuidado de salud gratis, universal y de buena calidad.

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