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Agencia de espionaje australiana promueve la caza de brujas contra China

La Organización de Inteligencia de Seguridad de Australia (ASIO, siglas en inglés), la principal agencia nacional de espionaje del país, usó su informe anual, publicado el pasado miércoles, para alimentar aún más una histérica campaña por parte de los medios de comunicación que alegaba una "interferencia" generalizada de China en la política australiana.

Los informes públicos de ASIO son siempre documentos altamente políticos. Su propósito no es revelar las actividades de la agencia, sino promover la agenda antidemocrática de los sucesivos gobiernos, incluido el aumento de los poderes de ASIO y de todo el aparato de inteligencia militar.

Durante los últimos 16 años, los informes de ASIO se han centrado en las declaraciones de que Australia está amenazada por el "terrorismo islamista". Tales afirmaciones se han utilizado para justificar el papel de Australia en las guerras predatorias dirigidas por los Estados Unidos en Oriente Medio y para incursionar en los derechos civiles y políticos.

El informe de este año, mantiene la retórica de la "guerra contra el terrorismo", pero también incluye afirmaciones vagas y sin fundamento tales como que "potencias extranjeras" están llevando a cabo una amplia campaña de "espionaje" y "operaciones de influencia encubierta". Declara que "la escala de la amenaza hacia Australia y sus intereses no tiene precedentes".

ASIO no nombró ningún "poder extranjero". Sin embargo, los medios de comunicación que funcionan como algo más que un anexo de las agencias de inteligencia y la clase política, rellenaron el vacío.

La corporación estatal Australian Broadcasting Corporation (ABC) declaró que los "funcionarios del gobierno anónimos ... creen que China se está volviendo más agresiva en sus actividades contra Australia".

Como en previas "exposiciones" de supuesto "espionaje" e "interferencia política" por parte de China, los artículos no proporcionaron ninguna evidencia o detalle de tales y tan tajantes afirmaciones. Eso se debe a que son parte de lo que se puede describir como un ejercicio prolongado de propaganda estatal.

El propósito de las repetidas campañas contra China por parte de ABC, Fairfax y las publicaciones propiedad de Murdoch, ha sido legitimar el papel central de Australia en los planes de guerra de Estados Unidos en la región de Asia-Pacífico incluyendo a Corea del Norte y sobre todo China.

Esto coincide con la integración de Australia en el "eje principal hacia Asia" de Washington, una gran acumulación de fuerza militar en la región, anunciada por el presidente estadounidense Barack Obama en 2011 desde el parlamento australiano. Desde entonces, los gobiernos laboristas y liberales-nacionales han ampliado los acuerdos de base de los Estados Unidos y han profundizado la colaboración entre los ejércitos australianos y estadounidenses.

El informe de ASIO coincidió con la participación australiana en las provocaciones de Estados Unidos contra Corea del Norte, incluido el despliegue de dos fragatas australianas en aguas cercanas a la península de Corea, listas para participar en cualquier ataque lanzado por los Estados Unidos

Debido a que estas políticas son profundamente impopulares, no se pueden tratar abiertamente. Para llenar la brecha e intentar crear una atmósfera nacionalista y a favor de la guerra, las mentiras y falsedades se inventan fuera de toda trama, presentando a China como un poder agresivo y un peligro inminente para Australia.

En su informe, ASIO declara sin pruebas que "los servicios de inteligencia extranjeros buscaron acceso a información privilegiada y/o clasificada sobre las alianzas y asociaciones de Australia". Advierte sobre "poderes extranjeros que buscan clandestinamente dar forma a las opiniones de los miembros de la ciudadanía australiana, los medios de comunicación y los funcionarios del gobierno"

ASIO afirma que "al tratar de influenciar indebidamente la percepción ciudadana sobre los problemas", estas actividades "representan una amenaza para nuestra soberanía, la integridad de nuestras instituciones nacionales y el ejercicio de los derechos de nuestros ciudadanos".

Esto está relacionado con varias "investigaciones" conjuntas, realizadas a principios de este año por ABC y Fairfax, en estrecha colaboración con ASIO. Las investigaciones "expusieron" que un grupo de empresarios chinos hicieron donaciones a los partidos Laborista, Liberal y Nacional.

Supuestamente, estos eran parte de una campaña coordinada por el Partido Comunista Chino para "interferir" en la política australiana, a pesar de que los hombres de negocios nombrados incluían a personas que son ciudadanos australianos desde hace tiempo y opositores confesos del gobierno chino.

También han atacado la investigación universitaria financiada por compañías chinas en esta caza de brujas.

El informe de ASIO admite indirectamente que las actividades son benignas y mundanas. Afirma cínicamente que "las actividades que hoy parecen relativamente inofensivas pueden tener consecuencias futuras importantes".

La retórica de ASIO refleja la campaña de McCarthy dirigida por las agencias de inteligencia de los Estados Unidos, en alianza con el Partido Demócrata y la prensa corporativa, contra la supuesta "interferencia rusa" en la política estadounidense.

Además de presionar para que la administración Trump intensifique la confrontación iniciada por el gobierno de Obama contra Rusia, busca presentar una creciente oposición al militarismo, la desigualdad social y la pobreza entre la gente común como resultado de un complot del Kremlin.

El informe de ASIO presagia una represión similar contra los derechos democráticos, en nombre de la lucha contra un "enemigo" externo. Declara que la agencia "ya no cumple con los indicadores clave de rendimiento" y exige más recursos para "evaluaciones de seguridad del personal" y otras medidas para contrarrestar la "influencia extranjera".

En junio, la agencia de espionaje exigió la extensión de plenos poderes, asociados con las draconianas leyes antiterroristas, a las investigaciones de "intromisión extranjera". Estos poderes incluyen detenciones secretas e interrogatorios durante siete días sin cargo.

El gobierno Nacional-Liberal emitió este mes un proyecto de ley que otorgaría a los ministros relevantes plenos poderes de último recurso" para imponer directrices vinculantes a los propietarios de "infraestructura crucial", incluyendo la prohibición de vender activos a compañías extranjeras. Las nuevas leyes se están promoviendo con el pretexto de combatir el "espionaje extranjero", el "sabotaje" y la "coacción".

Entre los identificados por Fairfax como posibles objetivos se encontraba un grupo de presión de chinos con nacionalidad australiana que participaban en las elecciones locales. Las asociaciones chinas han sido previamente denunciadas por oponerse a las agresivas actividades militares de Estados Unidos contra China en el Mar del Sur de China.

Los estudiantes internacionales chinos, cuyo número se estima en 140.000, han sido calificados según los medios de comunicación como una potencial "quinta columna" del gobierno chino.

Tras el informe de ASIO, siguió un discurso sin precedentes a principios de este mes por parte de Frances Adams, el jefe del Departamento de Asuntos Exteriores, cuyas observaciones fueron posteriormente reforzadas por la Ministra de Asuntos Exteriores, Julie Bishop.

En el Centro Confucio de la Universidad de Adelaida, un organismo financiado por el gobierno chino, Adams advirtió a los "estudiantes internacionales" que el "silenciamiento de cualquier persona en nuestra sociedad, desde alumnos hasta conferenciantes y políticos, es una afrenta a nuestros valores".

Al parecer, Adamson hacía referencia a informes incompletos que exageraban desacuerdos menores entre estudiantes y conferenciantes chinos, supuestamente sobre cómo se presentaba la política exterior china en las clases.

Adamson les dijo a los estudiantes que si no estaban de acuerdo con algo, no deberían "condenar ciegamente", sino "comprometerse respetuosamente". El mensaje apenas disimulado era que los estudiantes chinos son bienvenidos para venir a estudiar y pagar sus desorbitadas tarifas, pero deberían de pensarlo dos veces antes de estar en desacuerdo con el gobierno australiano o sus planes de guerra contra China.

Una semana después, el 15 de octubre, aparecieron unos informes en ABC y Fairfax que declaraban que Australia estaba en el centro de una campaña de espionaje de la red de espionaje "Five Eyes" encabezada por Estados Unidos para contrarrestar la "influencia penetrante y subversiva de China". especialmente en las universidades.

Los informes se basaron en declaraciones de una "figura diplomática extranjera de alto rango" sin nombre, que amenazó al ABC: "Es hora de que el gobierno federal insista en que los chinos cumplan con los valores e intereses de Australia".

La campaña es una advertencia para los estudiantes, los jóvenes y toda la clase trabajadora. Presagia formas más directas de represión política, a medida que la oposición se suma a los criminales e imprudentes preparativos estadounidenses y australianos en la guerra contra Corea del Norte y China.

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