Español

Sesenta mil fascistas marchan en Varsovia

El sábado 11 de noviembre al menos 60.000 manifestantes fascistas de Polonia, Hungría y Eslovaquia se reunieron en Varsovia, la capital de Polonia, para el “Día de la Independencia” de Polonia para organizar lo que se ha descrito como la mayor manifestación de la extrema derecha desde la caída del nazismo. Algunas estimaciones apuntan a una participación de 100.000 personas.

La convocatoria fue organizada por una variedad de grupos de la extrema derecha, incluyendo al Campo Nacional-Radical polaco, el Movimiento Nacional y la Juventud de Toda Polonia, todos los cuales son antisemitas y supremacistas blancos. Los precedentes históricos de estas fuerzas fueron los responsables de violentos pogromos antisemitas en los años 1930, y ayudaron a los nazis a apresar judíos durante la ocupación alemana, al tiempo que los nazis los perseguían a ellos mismos.

Las consignas de la concentración efectivamente exigían una limpieza étnica en Europa. Las pancartas ponían: “Europa Blanca de Pueblos Hermanos”, “Europa será blanca o será despoblada”, “¡Polonia pura, Polonia blanca!”, “Muerte a los enemigos de la patria”, “Rezad por un holocausto musulmán” y “Refugiados, ¡marchaos!”. Los manifestantes ondeaban banderas polacas y llevaban antorchas en llamas. Algunos mostraban la falanga, el principal símbolo del fascismo polaco.

Miles de fascistas y ultranacionalistas viajaron desde otros países para asistir a la marcha, incluyendo desde Suecia, Hungría y Eslovaquia. El conocido supremacista blanco estadounidense Richard Spencer fue invitado a hablar en la manifestación pero aparentemente el gobierno polaco no le permitió viajar al país.

Nada de esta manifestación fue espontáneo ni accidental. Fueron una provocación y una demostración de fuerza cuidadosamente planificadas por parte de la extrema derecha de Europa del Este con el objeto de intimidar a todos los que se opongan al giro derechista en la política europea e internacional y las preparaciones bélicas cada vez más febriles. Fue cuidadosamente montada en una ciudad que fue casi destruida en 1944 por parte del Wehrmacht alemán, y cuya población judía fue borrada en Auschwitz y Treblinka. Bajo la ocupación nazi murieron aproximadamente cinco millones de polacos, tres millones de ellos judíos, y fue el sitio principal del exterminio industrial del judaísmo europeo.

Las fuerzas fascistas que ahora se han mostrado de manera provocativa y descarada en Varsovia han sido fortalecidas, e incluso armadas, tanto por los gobiernos derechistas en Europa como por el imperialismo estadounidense.

La consigna de la manifestación era “Queremos a Dios”, que es parte de la letra de una vieja canción religiosa polaca que el presidente estadounidense Donald Trump citó durante su visita a Varsovia en julio. Como observó el WSWS en su momento, Trump estaba incitando deliberadamente sentimientos fascistas y el fanatismo religioso en un discurso que implicaba su respaldo al antisemitismo, el nacionalismo, el catolicismo y la supremacía blanca.

Es más, durante su visita, Trump señaló el apoyo total de la Casa Blanca a los planes del gobierno de Ley y Justicia Polacos (PiS) de construir una llamada alianza Intermarium (entre mares) de Estados en Europa del Este, dirigida tanto contra Rusia como contra Alemania. Históricamente, intentos de construir tal alianza siempre se centraron en Polonia, que de esta manera ha perseguido llegar a ser una potencia regional, mientras se basa en formaciones fascistas y ultranacionalistas de Europa del Este, incluyendo a Ucrania, Rumanía y Eslovaquia. A esas fuerzas apeló Trump en su discurso, y ellos lo entendieron muy bien.

Incluso antes de que asumiera Trump, el gobierno de los EUA venía trabajando para fortalecer a la extrema derecha por toda Europa del Este, especialmente en Ucrania. El golpe orquestado por los EUA en Kiev en febrero de 2014 se apoyó de manera crítica en las fuerzas fascistas del país. Se les está dando rienda suelta casi total en la actual guerra civil que está causando estragos en el país desde entonces. Se empleó a formaciones como el Batallón Azov, que jugó un papel importante en el golpe, para luchar contra tropas separatistas en el este de Ucrania y aterrorizar a la población local. Como tantos grupos de extrema derecha en la región, el Batallón Azov defiende abiertamente una resurrección de la alianza Intermarium.

El gobierno de Ley y Justicia en Varsovia viene haciendo lo que le toca hacer para fortalecer a la extrema derecha desde que obtuvo la mayoría parlamentaria en el otoño de 2015. Está constantemente promocionando la xenofobia, el antisemitismo, el nacionalismo y el militarismo. Más aún, hay una cantidad estimada de 400.000 personas involucradas en organizaciones paramilitares dominadas por ideologías de extrema derecha en Polonia, un país con una población de menos de 40 millones de habitantes. El Ministro de Defensa se ha comprometido a armar esas fuerzas y a integrarlas en una milicia paramilitar que se está estableciendo de manera paralela y, hasta cierto punto, en oposición a las fuerzas armadas regulares del país.

Así, no es casual que el ministro del Interior polaco Mariusz Błaszczak elogiara la manifestación: “Fue un espectáculo hermoso. Estamos orgullosos de que tantos polacos hayan decidido formar parte de una celebración conectada con el festivo del Día de la Independencia”. Otros sectores del gobierno polaco, incluyendo al Ministro de Exteriores, pronunciaron declaraciones similares.

El presidente polaco Andrzej Duda condenó la manifestación, argumentando que no había lugar para la xenofobia y el nacionalismo en Polonia. Bajo condiciones de una oposición social y política crecientes al gobierno del PiS, Duda está intentando distanciarse de las políticas del gobierno del año pasado. Pero él también es responsable. Él no solo jugó un papel clave en apoyar al gobierno del PiS haciendo de tapón mediador entre el gobierno y la oposición. Él fue también uno de los primeros en proclamar la construcción de una alianza del estilo de Intermarium como política gubernamental oficial cuando fue elegido presidente en el verano de 2015.

La reaparición de la extrema derecha en Europa del Este, que fue escenario de algunos de los mayores crímenes en la historia de la humanidad, perpetrados por los Nacional Socialistas alemanes y sus aliados fascistas locales, es una dura advertencia a la clase trabajadora internacional. Como en la década del '30, la burguesía se está preparando para la guerra y la supresión de la revolución social mediante el fortalecimiento de la extrema derecha.

Loading