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Pentágono dice que hubo una confrontación con aviones de guerra rusos sobre Siria

Las tensiones entre Washington y Moscú aumentaron después de las declaraciones de funcionarios del Pentágono de que dos aviones de caza furtivos F-22 estadounidenses se enfrentaron el miércoles a dos aviones de apoyo Su-25 rusos sobre el valle del río Éufrates en Siria.

Según el informe del ejército estadounidense, los aviones de combate estadounidenses dispararon bengalas de advertencia hacia los aviones rusos y uno de los F-22 estadounidenses se aproximó tanto a un avión ruso que se vio obligado a “maniobrar agresivamente para evitar una colisión en el aire”.

El presunto incidente viene después de que el mando aéreo de EUA basado en Qatar reclamara que, en el mes de noviembre, los aviones rusos estaban violando entre seis y ocho veces por día una supuesta “línea de prevención de conflicto” correspondiente al río Éufrates que contiene las operaciones aéreas rusas al oeste del río y las operaciones de EUA al este.

En su declaración a los medios de comunicación la semana pasada, el Pentágono advirtió que los pilotos rusos podrían estar “deliberadamente ... presionándonos para que reaccionemos”, y que esto podría resultar en el “derribamiento” de un avión ruso, una acción que podría desencadenar una confrontación militar directa. entre las dos potencias nucleares más grandes del mundo.

El Ministerio de Defensa de Rusia negó la versión estadounidense del incidente, pese a que se parecía mucho a la versión que Moscú había dado sobre un encontronazo previo que tuvo lugar el 23 de noviembre, de un F-22 estadounidense disparándole bengalas a un Su-25 ruso.

El ministerio emitió una declaración que decía: “El 13 de diciembre, un par de aviones de ataque Su-25 escoltaron un convoy humanitario cerca de Mayadin [en la orilla occidental del río Éufrates] a una altitud de 3300 metros. Fueron abordados por un avión de combate estadounidense F-22 en el lado este del río. Al disparar bengalas de señuelo, el F-22 interfirió con el vuelo de un par de Su-25 rusos. Un avión de combate Su-35 ruso, que realizaba una misión de cobertura aérea a una altitud de 10 000 metros, se acercó rápidamente al F-22 desde la parte trasera, lo que obligó al avión estadounidense a abandonar el área”.

Mientras Moscú insiste que los aviones rusos volaban al oeste del Éufrates, el Ministerio de Defensa cuestionó la semana pasada la pretensión de Washington de controlar el espacio aéreo al este del río, calificándolo de “desconcertante”. Señaló que la intervención de Estados Unidos en Siria no ha sido autorizada por las Naciones Unidas y que el Gobierno sirio se opone. Un portavoz sugirió que el ejército estadounidense debería “concentrarse en la eliminación de terroristas en Irak, en lugar de provocar incidentes aéreos [en Siria]”.

Rusia ha acusado a Estados Unidos de intervenir deliberadamente para evitar que los aviones rusos ataquen objetivos vinculados a Estado Islámico de Irak y Siria (EI) en el valle del río Éufrates.

Tanto el Gobierno ruso como el sirio han acusado al ejército estadounidense y a sus fuerzas terrestres indirectas, las Fuerzas Democráticas Sirias (SDF, por sus siglas en inglés), que está compuesta en gran parte por la milicia YPG sirio-kurda, de intervenir para proteger y evacuar a EI de las sitiadas ciudades sirias. Estas acusaciones han sido corroboradas por una investigación de la BBC, que confirmó que unos 4000 combatientes de EI y sus familiares, junto con toneladas de armas y municiones, fueron sacados en autobuses des la ciudad de Raqqa en un convoy de seis kilómetros de largo a fines de octubre. El exportavoz en jefe de las SDF, Talal Silo, quien desertó a Turquía a fines de noviembre, también confirmó esta evacuación, y subrayó que, de los 4000 evacuados de Raqqa, solo 500 no eran combatientes de EI.

Este jueves, el Gobierno sirio dirigió dos cartas al secretario general de las Naciones Unidas, Antonio Guterres denunciando al ejército estadounidense por proteger y transportar a efectivos de EI y otras milicias islamistas de una parte de Siria a otra y condenando a Washington por llevar a cabo ataques aéreos que han cobrado una gran cantidad de vidas civiles.

Justo el día anterior, un ataque aéreo antes del amanecer en la aldea de al-Jurze Sharqi, sobre la orilla oriental del Éufrates, mató a 23 civiles. Según el Observatorio Sirio de Derechos Humanos, con sede en Reino Unido, los fallecidos incluían al menos ocho niños y seis mujeres.

Mientras que los Gobiernos de Irak, Siria y Rusia han declarado la victoria sobre Estado Islámico, el Pentágono emitió una declaración el miércoles insistiendo en que es “todavía una amenaza” y que “los terroristas están al acecho” en el valle del río Éufrates.

La realidad es que Washington ya está cambiando sus planes a una intervención post-EI en Siria. Como dejó en claro recientemente el secretario de Defensa, James “Perro Rabioso” Mattis, EUA no tiene ninguna intención de retirar a los más de 2000 soldados que tienen actualmente en el país.

En primera instancia, esta estrategia parece destinada a contrarrestar la influencia de Irán, que Washington considera como su obstáculo principal para afianzar la hegemonía estadounidense en la región rica en petróleo de Oriente Próximo.

Como informó el Wall Street Journal el jueves citando a altos funcionarios del Gobierno, “los funcionarios estadounidenses están lidiando con dónde y cómo repeler lo que describen como una importante expansión militar iraní en la región, un hecho que despierta cada vez más preocupación en Washington, Tel Aviv y Riad”.

El teniente general H. R. McMaster, asesor de seguridad nacional del presidente Donald Trump, está considerando pronunciar un discurso a principios del próximo año anunciando la nueva estrategia, según el informe del Journal, el cual añadió que la cuestión clave era “si convertir o no un enfrentamiento con Irán en un nuevo objetivo explícito para las más de 2000 tropas estadounidenses actualmente en Siria”.

McMaster dejó en claro el carácter virulentamente antiiraní de la política exterior de Estados Unidos durante una presentación junto con su homólogo británico Mark Sedwill en una conferencia ofrecida el martes por el centro de pensamiento británico Policy Exchange. Delineando los objetivos de guerra del imperialismo estadounidense, el general activo del ejército etiquetó a Rusia y China de “poderes revisionistas” que buscan subvertir el orden internacional dominado por Washington, y agrupó a Irán junto con Corea del Norte como “regímenes canallas” que “apoyan el terrorismo y buscan armas de destrucción masiva”.

Significativamente, también condenó a Turquía y a Qatar —el primero, un aliado de la OTAN, y el segundo, la sede del Comando Central de Estados Unidos— como principales promotores del extremismo islamista, lo que “obviamente es una grave amenaza para todas las personas civilizadas”. Reconoció, además, que Arabia Saudita era culpable de la misma ofensa, pero que ahora la Casa de Saud merece un visto bueno.

El cinismo es impresionante. Turquía y Qatar están siendo atacados porque no se han alineado con el eje antiiraní forjado por el imperialismo estadounidense, la monarquía saudí e Israel. La verdad es que Arabia Saudita, Turquía, Qatar y la propia CIA fueron todos patrocinadores de los grupos extremistas islamistas que fueron utilizados como fuerzas indirectas en las guerras de cambio de régimen tanto en Libia como en Siria. Y no cabe duda de que Washington hará uso nuevamente de las fuerzas de EI que rescató y evacuó en Siria para dirigirlas contra el Gobierno sirio e Irán.

En un recrudecimiento de las provocaciones de Estados Unidos contra Irán, la embajadora de Washington ante las Naciones Unidas, Nikki Haley, organizó una conferencia de prensa el jueves en una base militar frente a escombros quemados que, según ella, constituían pruebas de que Irán les había dado un misil a los rebeldes hutíes en Yemen para lanzarlo a Arabia Saudita. “Es difícil encontrar un conflicto o un grupo terrorista en Oriente Próximo que no tenga las huellas de Irán por todas partes”, declaró Haley.

Irán denunció el ardid de Haley como “irresponsable, provocativo y destructivo”, y comparó la “evidencia” con afirmaciones similares sobre las armas de destrucción masiva iraquíes en el período previo a la invasión estadounidense del 2003.

“Estas acusaciones también buscan encubrir los crímenes de guerra sauditas en Yemen, con la complicidad de Estados Unidos, y desviar la atención internacional y regional de la guerra de agresión estancada contra los yemeníes que hasta ahora ha matado a más de 10 000 civiles, ha desplazado a tres millones de personas, socavado la infraestructura y el sistema de salud de Yemen, y llevado al país al borde de la mayor hambruna que el mundo ha visto en décadas”, dijo en un comunicado la misión iraní ante la ONU.

Las declaraciones infundadas de Haley sobre los lazos terroristas iraníes también fueron contradichos por un estudio de Conflict Armament Research, financiado por la Unión Europea y Alemania, demostrando que el armamento canalizado por la CIA a Siria, supuestamente para armar a “rebeldes” antigubernamentales, “aumentó la cantidad y calidad de las armas disponibles para las fuerzas de [Estado Islámico]”.

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