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Argentina aprueba “reforma” de prestaciones sociales luego de violenta represión

El gobierno de derecha del presidente Mauricio Macri logró el martes que el congreso aprobara una supuesta reforma a las jubilaciones y beneficios sociales que aumenta la edad de jubilación de 65 a 70 para los hombres y de 60 a 63 para las mujeres. Además, esta ley socava beneficios para más del cuarenta por ciento de los habitantes, incluyendo a los viejos, los incapacitados y a los niños que viven en la pobreza.

El voto, 218 a favor y 116 en contra, tuvo lugar luego de varios días de manifestaciones de repudio. El lunes 18 hubo choques violentos en las calles de Buenos Aires. Cien manifestantes resultaron heridos. Hubo docenas de detenciones.

El terror en esta ciudad capital en diciembre 14 y 18 trajo a la memoria el de los años ochenta, durante la última etapa de la dictadura (1976-1983).

El jueves 14 de diciembre, cientos de gendarmes portando gases lacrimógenos, balas de hule y de pintura, cachiporras y aerosol irritante y equipados con motocicletas y vehículos de agua a presión, establecieron un cerco al derredor del edificio del congreso argentino. El enorme despliegue de las tropas de represión era en anticipación de grandes manifestaciones contra el voto que tendría lugar en la cámara de diputados.

A eso de las dos de la tarde, la policía atacó con agua a alta presión a los miles de manifestantes que rodeaban el cerco, iniciando una batalla de cinco horas.

Periódicamente, la policía antimotines abría el cerco para que policías en motocicletas salieran, disparando gas lacrimógeno; enjambres de policías a pie agarraban gente, las ahorcaban y golpeaban. No hacían excepciones, ni siquiera a miembros de la legislatura o de la prensa.

La represión alumbra el temor que tiene el gobierno a una explosión social. Aunque la coalición Cambiemos de Macri haya obtenido el 42 por ciento de los votos en la elección de legisladores en octubre, se está comprobando que ese voto, en vez de haber sido un espaldarazo a las medidas derechistas de austeridad, significaba de su victoria era más que nada un repudio a los partidos peronistas (Frente para la Victoria, y Partido Justicialista).

Ahora, evolucionan las condiciones de la intensificación de la lucha de clases con la intensificación de medidas de austeridad contra las conquistas de la clase obrera, destripando las pensiones de seguridad social, que muy pronto será acompañado con ataques a las condiciones laborales para beneficiar a las oligarquías agrícolas e industriales argentinas, las grandes empresas mundiales, a los fondos buitres de Wall Street.

Dentro del congreso, a medida que se juntaban los miembros de la cámara de diputados, decenas de miles se congregaban en la Plaza del Congreso y encaraban a la policía, para demostrar un repudio enorme contra los ataques a jubilaciones y medidas de previsión social, que el senado ya había aprobado.

En parte, como consecuencia del rechazo nacional a la medida, la coalición entre Cambiemos y el Partido Justicialista al principio no pudo siquiera obtener un quórum en la cámara de diputados.

Las medidas son un ataque frontal a pensiones y subsidios de beneficencia social. Cambia la fórmula de aumento para proteger el poder de compra de los efectos de la inflación argentina que se estima será el veintisiete por ciento o más en 2018. La fórmula actual se basa en el número de obreros en el sector formal de la economía y el recaudo de la Administración de Seguro Social (ANSES) con aumentos semestrales. Esa misma fórmula se aplica a subsidios a niños de familias pobres (el programa AUH) y a los deshabilitados.

La nueva fórmula combina la tasa de inflación (setenta por ciento) y un índice de salarios (30 por ciento). Se estima que el gobierno ahorraría entre sesenta y cien mil millones de pesos (entre US $3,5 y US $4,7 mil millones) en 2018.

Según la primera fórmula, una pensión mínima de 7.244 pesos (US $400) aumentaría a 9.602 para diciembre 2018 en dos pasos. La nueva fórmula recorta el pago de diciembre 2018 a 8.640 pesos en cuatro pasos. En la actualidad el jubilado medio recibe diez mil pesos (US $570), mucho menos que la canasta básica de diecisiete mil pesos mensuales (US $970). Muchos obreros pensionados declaran que no tienen suficiente para comprar medicinas o pagar cuidado médico y que habitan casas en muy mal estado.

Hubo un momento, ese jueves, cuando el presidente de la cámara, Mario Monzo, declaró un quórum y alistó a los presentes a votar. El quórum no duró, algunos de los compañeros de coalición de Macri, conscientes de la batalla callejera de afuera, se levantaban y lo interrumpían.

A la misma vez, miembros del Frente Para La Victoria (peronista)y de los partidos de izquierda, opuestos a la medida de Macri, condenaban, muy enojados, lo que ocurría afuera, a empujones y a voz alta impedían que es estableciera el orden. En un momento hubo un intento de quitarle a Monzo el micrófono.

Como a las tres de la tarde, algunos partidarios de Macri insistieron que Monzo suspendiera la sesión, acabando con la expectativa de que la propuesta sería aprobada con rapidez. El senado argentino la había aprobado unos días antes.

Para componer el fiasco parlamentario del día anterior, se reunieron el viernes representantes de la coalición derechista Cambiemos, de Macri, junto con los del Bloque Justicialista y de varios gobiernos provinciales para endulzar la propuesta. Se acordó que, una vez aprobada la medida, Macri decretaría un bono miserable para los que reciben pagos de jubilación de menos de diez mil pesos y para los de la AUH de entre 400 y 750 pesos. Todos esos bonos sumarían cuatro mil millones de pesos, menos del siete por ciento de los anticipados ahorros.

El lunes 18 de diciembre, poco después de la una de la tarde —cuando la cámara de diputados nuevamente se alistaba a votar sobre estos recortes de pensiones y subsidios— una manifestación de unas doscientas mil personas, de diferentes partes de esta amplia ciudad, se apoderó de las calles de alrededor del palacio del Congreso. Muchos de los manifestantes vinieron por su cuenta, o en grupos de vecinos. La marcha representó un enorme repudio contra los ataques del gobierno contra el derecho a la jubilación.

Al llegar a la plaza del Congreso, la policía pareció haber cambiado de la táctica del jueves anterior. Grupos de policías municipales se quedaron parados detrás de sus escudos, frente a las barricadas que rodeaban al Congreso mientras un grupo de varias docenas de “violentos” lazaban piedras, ladrillos, y luces de bengala, navales.

Dado el grado de coordinación del ataque —grupos en retirada, reemplazados con grupos nuevos, y la respuesta policial; primero detrás de sus escudos y luego lanzando gases lacrimógenos, balas de hule, y balines de pintura— toda la operación olía a una provocación de agent s provocateur s .

La “respuesta” de la policía al ataque de los violentos consistió en reprimir a la misma marcha, con gas lacrimógeno, balas de hule, balines de pintura, aerosol irritante, y agua a alta presión.

Al haber pasado cuatro horas de represión, con la mayoría de los manifestantes empujados hacia la Plaza de Mayo, sede de la Casa Rosada, la casa de gobierno de Argentina, dos acontecimientos alumbraron el salvajismo de los ataques policiales: A seis cuadras del Congreso, bajaron de sus oficinas grupos de empleados, ondeando banderas argentinas y coreando el himno nacional. La policía respondió con más brutalidad, apresando a espectadores y a los oficinistas, derribándolos con agua a presión y disparando balas de hule.

Policía a motocicleta persiguieron a los manifestantes, oficinistas y espectadores, agarrando sus cabellos y disparando balas de hule a quemarropa. Además, la policía disparó gases lacrimógenos en bares y cafeterías, obligando a los clientes a esconderse en los baños y bajo mesas y mostradores.

Esa noche desde los barrios obreros y de clase media de Buenos Aires gente invadió las calles golpeando cacerolas repudiando la represión policial y marchando contra el Congreso. El cacerolazo de cientos de personas continuó alrededor del Congreso hasta la madrugada del martes.

La represión de las manifestaciones demuestra la fragilidad de la coalición del gobierno y la subyacente crisis del mando burgués en la Argentina.

Esa nación se encuentra económicamente empantanada desde la recesión del 2012. Existe un gran desempleo, mucha inflación (la “stagflación”) y creciente desigualdad.

De una población de cuarenta millones, el 31,4 de los hogares, 13,5 millones de habitantes, vive bajo la línea de la pobreza; entre estos se encuentra el 48,4 por ciento de los menores de catorce años. El seis por ciento dice pasar hambre cada mes; en un país que se jacta de producir suficientes granos y carnes como para alimentar a 400 millones de personas a través del mundo.

(Artículo publicado en inglés el 20 de diciembre del 2017)

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